DGM no me pertenece.
Cosquillas
Allen y Road se encontraban recostados en un campo lleno de verde pasto. El clima era perfecto y la naturaleza que los rodeaba les daba mucha tranquilidad. Se encontraban descalzos y con las plantas de los pies juntas.
Road pasaba su dedo en la planta del pie de Allen provocándole risitas. Road comenzó a hacerlo con los dos pies.
—Road me haces cosquillas—decía riendo el chico.
—Tienes muchas cosquillas Allen.
—Sí, pero déjame.
—Nop.
Road se levantó para poder sentarse en el abdomen de Allen.
— ¡Oye! ¿Qué estás haciendo?—se quejó, dejándose de reír.
—Solo voy a hacer que te rías más.
Con esta clara amenaza, Road comenzó un ataque de cosquillas por todo el cuerpo de Allen.
— ¡No! ¡Espera! ¡En serio, basta!—el pobre chico se retorcía entre risas y quejas, incluso ya estaba a punto de llorar. Aunque para su alivio, Road se detuvo y lo miró divertida.
— ¡Ahora me toca a mí!—Allen contraatacó y se lanzó sobre ella para torturarla de la misma manera.
A pesar de los esfuerzos de Road por aparentar tranquilidad, no lo logró, se estaba desternillando de risa y Allen lo disfrutaba plenamente.
— ¡Para! ¡No puedo respirar!—decía riendo a carcajadas.
Allen decidió que fue tortura suficiente y la dejó en paz.
—Tú empezaste—se quejó.
La chica seguía riéndose un poco y se limpiaba las lágrimas. Lo miró desafiante.
— ¡No tenías qué devolvérmelo!
Ambos empezaron a forcejear para ver quién podía atacar a quién. Después de un rato de luchas, Road logró derribar a Allen.
— ¡Ahora verás!
Y esta vez, Road no le hizo cosquillas, en lugar de eso lo besó. Allen rio un poco por su acción, bien que Road había aprovechado la situación. Así que se lo devolvió.
Pero Road jamás perdería, así que le dio otro y con ello el espíritu de lucha despertó.
Beso tras beso. Road le daba uno, Allen le daba otro.
De ese juego nunca se fastidiarían. Incluso podrían seguir jugando toda la noche.
