Disclaimer: ¿Quién es la todopoderosa, dueña y señora de los Juegos del Hambre?

Yo (lloro): Ya quisiera... pero es la oh, grande, Suzanne Collins, a ella pertencen todos estos personajes, yo solo juego con ellos un poco.

Disclaimer: Bien, ahí lo tienes.


Todo lo que vemos o parecemos
no es más que un sueño en un sueño.

Edgar Allan Poe.

CORAZÓN DE HIELO.

Sobre sueños, recuerdos, amigos y amor.

Había una vez, no hace mucho, una chica llamada Katniss. Katniss vivía en un mundo donde la lluvia nunca dejaba de caer, como lágrimas del cielo, resbalando eternamente por su ventana, su casa, y las calles de su pueblo. Un mundo donde el frío nunca se iba, donde la oscuridad reinaba y la niebla reptaba y se envolvía en tu cuerpo como manos queriendo alcanzarte y atraparte para siempre.

Un mundo de sombras y ensueño, donde la gente vestía grotescos disfraces de todos los colores, colores que no había en ese mundo pintado en un lienzo negro y gris. Gente que se paseaba por las calles, como espectros, cubiertos con máscaras de alegría y de dolor, de vida y de muerte, adornados en plumas, brillos e ilusión. Un mundo donde todo era un espejismo de la realidad, donde la gente semejaba ser sueños vivientes, fantasías y delirios. Un mundo de rostros pálidos asomándose tras sombreros de flores y labios rojos como la sangre, de ojos vidriosos y profundos, de voces rayando en la locura y alientos saliendo en nubes blancas a causa del eterno frío invernal.

Una ilusión, si, era ese mundo de lluvia y sueños andantes. Pero a Katniss le gustaba. Katniss era feliz. Y ella creía que era feliz por ella no creía en el amor.

Y por eso se paseaba, cruel como la tormenta, de un lado a otro, con su máscara de hielo y plata, burlándose de las personas que se abrazaban y caminaban de la mano, diciéndose que nada era para siempre, y que llegaría el día en que se separarían y entonces todo su falso mundo de colores se despintaría y ellos volverían a la realidad, a su mundo gris.

Katniss era despiadada.

—Algún día alguien llegará y abrirá las férreas y frías puertas de tu corazón, y entonces tú, niña, dejarás de decir esas cosas —decía su abuela, una mujer cuyo rostro, desnudo y real, sin máscara ni colores, solo estaba marcado por las huellas de la edad y el cansancio, pero en cuyos ojos, de un gris tan desvaído como el cielo, se leía la sabiduría de quién ya ha visto y vivido demasiado.

—Jamás —decía su nieta, con una mirada de piedra—. Jamás me enamoraré. Es ridículo. Es absurdo. El amor a mí me da risa, porque no es más que una ilusión, al igual que todo.

—Algún día, Katniss, algún día tendrás que saborear cada una de tus palabras, una por una y no te gustará.

Pero Katniss nunca la escuchaba y tampoco lo hizo esa vez. Y así siguió muchos años, dura, irrompible y fría como un filoso cristal de hielo. Era hermosa, sí, pero intocable y peligrosa. Y por muchos años, muchos jóvenes se acercaron a ella, jóvenes de buena cuna y elegantes rostros, atraídos por esos ojos del gris de mar al anochecer y ese cabello tan negro como una noche sin estrellas. Pero todos terminaron cortados por el helado filo que era esa dama de cristal, ninguno logrando ver nada a través de esa muralla de hielo que era esa muchacha, nada más que su mirada, gélida y vacía como un distante páramo níveo.

El día en que todo cambió, fue una noche, especialmente oscura y tenebrosa, en que la abuela murió. Y la hermana de Katniss lloró y lloró, derrumbada en el suelo y acompañada por las lágrimas que caían del cielo mientras Katniss sólo la miraba desde arriba, con su rostro inexpresivo y lejano.

—Ya vez, ya te lo decía yo, el amor sólo trae dolor —le espetó—. El amor es destrucción. Es una cosa en la que sólo la gente tonta cae, creyendo que es el paraíso, y al final sólo encuentra una tortura que empieza con la felicidad y acaba con el llanto. Como tú, Prim.

—¿Qué puedes saber tú de sentimientos? —sollozaba su hermana, rota del dolor, mirándola a través de sus amargas lágrimas—. Tú, que eres como una piedra. No intentes hablar como si supieras tanto de algo que jamás has conocido, y jamás lo harás ni podrás, porque tú no tienes corazón. Estás hueca.

—Di lo que quieras. Pero yo no soy la que sufre y llora. Y prefiero no tener corazón a tener uno y dejar que me lo rompan en miles de pedazos. Yo jamás amaré.

Y fueron por esas palabras, por la crueldad de la que rebosaban, por no creer en el amor, por no amar si quiera un poco a su hermana ni a su abuela, su propia sangre y familia, que los dioses la castigaron.

Una llama ardiente, como si fuera una estrella, cayó del cielo, abriéndose paso entre la lluvia y la tormenta, hasta entrar por la ventana de la casa de la abuela de Katniss, iluminando con su fulgor la estancia y ahuyentando las manos reptantes de la niebla, quiénes se escondían y huían lejos de aquélla inmensa luz, abrigándose en el cobijo de la oscuridad.

—Los dioses te han visto, Katniss de la Lluvia —le dijo un hombre, dueño de aquélla luz, un hombre de ojos donde bailaba el fuego y un rostro cambiante, todo su cuerpo era cambiante, moviéndose en ondas calurosas, como si él mismo fuera las llamas ardiendo—. Y te han maldecido, condenándote a tres días y tres noches en las que tendrás que averiguar qué es el amor. Cada día que pase sin que lo logres, parte de ti irá muriendo, y si al final no lo logras, morirás totalmente, siendo condenada a la oscuridad eterna y vacía que tú misma has creado en tu corazón.

—Pero yo no quiero saber que es el amor —dijo Katniss, aterrorizada—. Jamás. Lo he jurado miles de veces…

—Entonces morirás —sentenció el hombre, su sonrisa brillando ferozmente como una llamarada. Y, antes de que la chica pudiera decir nada más, estalló en fogonazos y se elevó de nuevo a los cielos, dejando a la joven pálida y atemorizada. El fuego se fue, y el frío volvió, triunfante, calándole los huesos y haciéndola temblar, la niebla arrastrándose por sus pies, saliendo de su escondite.

—El castigo ha comenzado —escuchó decir a su abuela muerta, abriendo sus ojos grises por última vez, mirándola tristes y marchitos como una rosa muerta, antes de que el mundo desapareciera frente a ella.

Todo comenzó a desvanecerse lentamente, las puertas, los muebles, el techo, la casa, como una pintura a la que han arrojado agua y comenzara a deformarse, los colores resbalando, apagándose a medida que se acercaban al suelo hasta parecer lágrimas grises y oscuras. Y luego comenzó a girar, un torbellino gris y feroz que la envolvió en sus ráfagas de aire que silbaban furiosas en sus oídos, trayendo consigo voces, voces de alegría, voces de dolor, voces de agonía y voces de llanto.

Todas eran voces que conocía, voces de las que se había burlado porque creían en el amor. Y ahora la sofocaban, la ahogaban.

"Algún día alguien llegará…"

"Es ridículo. Es absurdo. El amor es una ilusión."

"Algún día, Katniss …"

"Ya vez, ya te lo decía yo, el amor sólo trae dolor"

"…No intentes hablar como si supieras tanto de algo que jamás has conocido"

"Amor es destrucción"

"…y jamás lo harás ni podrás…."

"…prefiero no tener corazón a tener uno y dejar que me lo rompan en miles de pedazos."

Katniss se escuchó gritar en la distancia, sus manos aferradas en sus oídos, queriendo olvidar, queriendo huir de las voces. Pero ellas seguían escuchándose perfectamente, como si manaran desde el fondo de su mente.

"Tú, que eres de piedra…"

"…algún día tendrás que saborearte cada una de tus palabras…"

"Jamás amaré"

"…Y no te gustará…"

"Algún día, alguien llegará…."

"Porque tú no tienes corazón. Estás hueca."

"Y abrirá las férreas y frías puertas de tu corazón…"

"Jamás."

La última palabra terminó en un eco. Jamás. Jamás. Jamás. Haciéndose más lento a medida que se perdía en la distancia, como un barco que se alejaba en la inmensidad del mar, hasta desaparecer completamente.

Sólo entonces, cuando todo cesó, Katniss supo que el torbellino había acabado, que las cosas ya no giraban a su alrededor y que las voces ya no iban a volver. Abrió los ojos, indecisa. Y supo que ya no estaba en casa.


N/A: Creo que es preciso aclarar que este fic esta basado en un relato que yo misma escribí, pero al hacerlo no pude evitar pensar en Katniss -dada la forma de ser de la protagonista- así que decidí hacerlo un fic. La historia en sí ya la tengo terminada, sólo es cuestión de hacer unos ajustes que no me terminan de convencer por ahi así que es espero subir un capítulo por día :) No creo que sean muchos ya que es más como un relato, pero bueee... ya me salí del tema, lo que quería aclarar en sí era esos detallitos como Katniss siendo malvada con Prim, lo que la verdadera Katniss jamás haría, ¿cierto?, bueno, es por eso que les decía sobre que es un relato fantástico mío y simplemente lo estoy adaptando con los nombres, así que personajes como Prim, la "abuela" inexistente de Katniss xD y el PAPÁ (más adelante) de katniss no sean muy basados en la historia real, como sea, es un fan-fic así que ya se hacen a la idea, espero xD

Y bueno, este es mi primer fic de THG y ya sé que es horrible, asi que no sean malos :c jaja espero que les haya gustado, y si es así dejen REVIEWS REVIEWS REVIEWS REVIEWSREVIEWSREVIEWSREVIEWS:)