La TARDIS estaba a punto de aterrizar, Gwen lo vio en los radares de la base. Se levantó corriendo de su mesa y fue en busca de Ianto, pero no lo encontró por ningún lado. No estaba en su escritorio, ni en la oficina de Jack, dejándolo todo como al capitán le gustaría tenerlo cuando volviera; no estaba preparando café, ni revisando los informes de las últimas misiones. Por más que lo buscó, no lo encontraba, hasta que en una última idea, recordó un comentario que había hecho su compañero el día anterior.

"La TARDIS está aquí." Dijo Gwen al entrar en dormitorio. Se quedó en la puerta observando a Ianto, que estaba colocando una de las gabardinas de Jack colgadas en la percha.

"Bien, ahora mismo voy." Dijo el muchacho secamente, tanto que Gwen se quedó donde estaba, preguntándose si debía decirle algo a su compañero o no.

"Ianto."

"No hace falta que lo digas y mucho menos que excuses a Jack, después de todo lo que ocurrió con los 456, decidió marcharse, necesitaba irse, de acuerdo, no iba a detenerle. ¿Qué podía decirle?"

"Podías haber probado con la verdad."

Ianto se dio la vuelta y sonrió con tristeza.

"Creo que eso es algo que Jack sabe desde hace mucho tiempo. ¿Qué iba a decirle, que le quiero, que estoy enamorado de él? Ya lo sabe Gwen y aún así decidió marcharse. Yo no puedo hacer más."

"Ven, vamos a recibirle, hace más de un mes que hemos sabido nada de él y…"

"Precisamente, hace más de un mes que no se nada de él y no parece que le haya importando mucho."

Gwen se lo quedó mirando, que más podía decirle, cuando sabía que ella se sentiría igual de traicionada si el hombre al que quisiera la dejara tirada como Jack había dejado tirado a Ianto.

"Bueno, pues estaré fuera, le diré a Jack…"

"Espera, voy contigo." Dijo Ianto resignadamente. "De todas formas voy a tener que verle."

Gwen sonrió, Ianto se hacía el orgulloso, cuando en realidad estaba perdidamente enamorado de Jack y en cuanto viera al capitán, olvidaría todo su resentimiento. Los dos salieron al centro de la nueva base. Habían estado trabajando mucho en ella desde que la de la bahía había sido destruida, pero estaban muy orgullosos de su trabajo en la nueva y seguros de que Jack pensaría como ellos.

El sonido de la TARDIS se hizo más intenso y después de que los controles de la base se volvieran locos, los dos salieron del edificio buscando la nave. Pronto al vieron aparecer en el cielo, aunque por como se movía de forma errática, no parecía que el Doctor estuviera en su mejor día para pilotarla.

"¿Qué demonios les pasa?" Preguntó Ianto sin dejar de mirar la nave que se acercaba a ellos y que parecía que iba a estrellarse contra la base.

Los dos agentes retrocedieron al ver que la TARDIS se les echaba cada vez más encima y al final tuvieron que lanzarse al suelo cuando esta cayó por fin, demasiado cerca de haberles arrollado.

"¿Ese es el Doctor que nos salvó de la invasión de los Daleks?" Preguntó Ianto alterado, mientras se limpiaba la suciedad de la ropa. "Alguien debería darle unas cuantas clases de vuelo."

"Ianto, mira, la puerta se está abriendo."

Los dos agentes se quedaron mirando en silencio a la TARDIS, a la espera de ver aparecer a Jack o al Doctor, pero en lugar de eso y después de un momento sin que nada ocurriera, escucharon una voz dentro, una que ninguno de los dos reconoció.

"Por favor, parad un momento, se que no es fácil, pero dejad de correr un momento."

Extrañados, Ianto y Gwen se miraron. Un momento más tarde, para su mayor sorpresa, vieron salir a un muchacho de la TARDIS, alguien a quien ninguno de los dos había visto nunca, no mucho mayor que Ianto y que nada más salir de la nave, suspiró con fuerza.

"¿Hola?, perdona la pregunta pero ¿tu quien eres?"

El muchacho levantó al cabeza ante la pregunta de Gwen y sonrió. "Perdón por el aterrizaje, supongo que no seré quien esperábais encontrar, mi nombre es Alonso y según me ha dicho Jack, es aquí a donde quería que le trajera, el Doctor ha dicho lo mismo. Yo soy Alonso Frame, un amigo de ambos."

"¿Cómo de amigo?" Preguntó Ianto, sin poder evitarlo.

"Jack para, te dije hace mucho tiempo que no iba a pasar, además te dejé con Alonso. Veo que no ha servido de nada."

"Tan sólo es un beso nada más, no te va a hacer ningún daño. Además acabo de salvarte la vida, por si no te acuerdas. Y en cuanto a lo de Alonso, gracias, pero tengo alguien que me espera aquí, aunque como nueva adquisición de Torchwood no está mal. Aunque en lo que se refiere a pilotar, mejor le das unas clases primero."

Ianto sonrió al escuchar que Jack decía lo mismo que había dicho él, pero se dio cuenta que el capitán no sonaba igual, era su voz y su forma de hablar también era la misma, pero había algo en el capitán que no encajaba, por no hablar de su cambio en el tono de la voz, que parecía convertirle

Ni Gwen, ni Ianto comprendían una sola palabra de lo que estaba ocurriendo, pero cuando Ianto creyó escuchar la voz de Jack, algo diferente, pero sin duda la de Jack, decidió entrar en la TARDIS y averiguar por si mismo lo que estaba ocurriendo allí.

"Espera, hay algo que deberías saber primero." Dijo Alonso, pero Ianto no se detuvo y entró sin más en la nave.

Había humo a su alrededor, lo suficiente como para que Ianto no pudiera ver casi nada. nunca había entrado en la TARDIS, por lo que en cuanto se dio cuenta de donde estaba y en la diferencia de tamaño del interior al exterior, se quedó quieto mirando a su alrededor.

"Es increíble." Gwen estaba tras él y de la misma que lo hacía Ianto, miraba a su alrededor. "Con que esta es la famosa TARDIS del Doctor."

"¡Ianto, Gwen! Que alegría veros."

Los dos agentes vieron una pequeña sombra apareciendo entre el humo y un momento más tarde vieron a un niño corriendo hacia ellos, con los brazos abiertos. Se fijaron en su pequeña gabardina idéntica a la de Jack, toda su ropa era idéntica a la de Jack, incluso sus ojos azules, su cabello y su enorme sonrisa.

Tras él, había otro niño, con otra gabardina, esta de color marrón, el cabello castaño y despeinado, como habían visto al Doctor aquella vez y un aparato en la mano, con el que jugueteaba.

"Mira Doctor, este es mi equipo. Ianto y Gwen." El niño que iba delante se abrazó a las piernas de Ianto y este lo miró desconcertado. "¿Recuerdas lo que te conté de los 456? Si no hubiera sido por ellos, no creo que hubiera conseguido acabar con ellos." Ianto continuó mirando al niño, no se podía creer lo que estaba pensando no era posible lo que estaba pensando. Pero era tan parecido, era exactamente igual que el capitán, sólo que en miniatura. ¿Sería posible que estuviera mirando a Jack?

"Encantado soy el Doctor, el último de los Señores del Tiempo." Dijo el otro niño con cierto tono de orgullo, mientras movía la mano, con el dedo señalando a la nave. "Y esta es mi TARDIS."

"Perdona." Interrumpió Gwen al Doctor. "Has dicho que eres el último de los ¿Qué?"

"Ah claro los humanos nunca habéis oído hablar de los Señores del Tiempo."

"Esto es lo que quería deciros." Ianto y Gwen se dieron la vuelta cuando Alonso entró en la TARDIS. "Hemos tenido un par de problemas al venir aquí y bueno…"

"¿Estás diciendo que este es Jack?"

Ianto se arrodilló ante el niño que se había abrazado a él y tomó su rostro entre las dos manos. Lo miró a los ojos, buscó en ellos a Jack, intentando por todos los medios no encontrar allí al capitán, pero no había duda, conocía demasiado bien aquellos ojos azules, como para poder perderse en ellos.

"Dios mío, Gwen, es… este niño es, es Jack." El niño sonrió y le acarició la mejilla.

"Claro que soy yo Ianto, sabía que me reconocerías." Sin que Ianto se lo esperara, Jack rodeó su cuello con ambas manos y se abrazó a él con ternura. "Te he echado mucho de menos. Perdona por haberte dejado." Dijo con tono de cachorrillo abandonado, ante lo que Ianto tan sólo pudo sonreír.

Estaba enojado con Jack, muy dolido porque de nuevo le hubiera abandonado sin más, sin preguntarle si quería ir con él; después de todo lo que habían pasado con los 456, simplemente le había abandonado. Pero ahora, en aquellas circunstancias no podía echarle la bronca, no podía enfadarse con él y decirle que le odiaba por eso.

Jack le necesitaba y si había algo con lo que el capitán podía contar sin dudarlo, era la ayuda de su joven compañero.

"¿Se puede saber que os pasado?"

Gwen también se arrodilló junto a Ianto y alborotó el cabello de Jack con ternura.

"¡Eh! Que sigo siendo tu jefe."

"Lo siento es algo que siempre he querido hacer." Contestó ella sonriente, para luego abrazar al capitán. "¿Y que vamos a hacer con vosotros? Tendremos que encontrar alguna forma de devolveros a la normalidad, aunque la verdad es que así los dos estáis muy monos y no me importaría teneros un tiempo así."

"Gwen, no juegues con eso, quiero volver a ser yo mismo. ¿Verdad Ianto que tu también quieres que vuelva a ser yo mismo?" Jack le mostró una sonrisa pícara a Ianto.

"No se, tal vez Gwen tenga razón y no te vengan mal unos días como niño para..."

"Ianto, ni se te ocurra pensarlo. Tengo que volver a ser yo, me gusta ser yo, quiero ser yo mismo, además no me gusta esta altura, ni siquiera puedo llegar a los comandos de la TARDIS, ¿Cómo quieres que te de un beso?"

Ianto se separó de Jack todo lo rápido que pudo antes de que este tratara de darle un beso. Había dicho muchas veces que amaba a Jack pasara lo que pasara, pero aquella circunstancia contaba como una buena excepción.

"Jack por dios, aparentas seis años, preferiría que no hablaras así hasta que vuelvas a tu edad normal."

"Ves como tengo que volver a ser yo mismo."

"Y que nadie se olvide de mi, sigo siendo el Doctor y me gustaría marcharme pronto, a no se, a otro sitio a ver otras cosas, pero teniendo en cuenta que las personas que nos hemos encontrado de camino aquí, creían que era muy mono y que me parecía mucho a mi padre…"

Miró a Alonso que me sonrió discretamente. Admiraba demasiado al Doctor, tanto que había deseado desde un principio ir con él y también le hubiera encantando verlo como a un padre para él, pero verlo como su propio hijo, no era algo con lo que hubiera contado.

"Muy bien, entonces tenemos trabajo que hacer." Dijo Gwen que ya se había acostumbrado a tomar el mando. "Alonso vas tener que contarnos todo lo que ha ocurrido para llegar a esto. Ianto, de momento quédate con Jack, no quiero perderlo de vista."

"Gwen ya me conoces."

"Precisamente lo digo porque te conozco Jack y espero que no se te haya pasado por la cabeza irte a dar un paseo a ningún lado, porque de momento quedas confinado en la base." Desde su pequeña estatura, Jack la fulminó con la mirada y como el niño de seis años que era se cruzó de brazos y bajó la mirada enfurruñado.

"Vamos ya verás como nos lo podemos pasar muy bien." Ianto se sentó en el suelo frente a Jack e hizo que levantara la barbilla para poder mirarle a la cara y sonreírle. "Por si no te has dado cuenta te fuiste hace un mes y no has conocido la nueva base, ¿que tal si os llevo a dar una vuelta y te pones al día con las nuevas instalaciones? ¿Qué me dices Doctor, te apetece un paseo por Torchwood?"

El Doctor sonrió. "Brillante, me encanta la idea." Fue hasta Ianto, puso la mano sobre el hombro de Jack. "Me gusta tu chico Jack, ¿podrías volver a repetirme por qué no lo trajiste contigo?"

"Esto se está poniendo interesante." Ianto se levantó y ofreció las manos a los dos niños."

"¿Hemos llegado ya? Porque tengo hambre. Doctor, tengo hambre, eh tu, Alonso, tengo hambre, ¿has hecho algo de comer?"

Todos se quedaron en silencio, al ver aparecer otro niño más en la sala de mandos de la TARDIS. Alonso dio un paso adelante mientras suspiraba, todavía se preguntaba como había podido pasar las últimas horas sin matar a ninguno de los tres compañeros de viaje.

"Ah si, me había olvidado que había un miembro más en la tripulación. Jack me ha dicho que no lo conocíais."

"Teníamos que haberte dejado en Calipso II." Dijo el Doctor al recién llegado, dio unos pocos pasos hacia él, dispuesto a enfrentarse, mientras le señalaba con el destornillador sónico. De repente, sus pies dejaron de tocar el suelo, Alonso lo había cogido en brazos. "¡Déjame en el suelo que no soy un bebé! Bueno estoy muy cerca de serlo, pero déjame en el suelo."

"Sólo si prometes no atacar al Master con tu destornillador otra vez."

"Vale, lo prometo."

"Ya veremos si yo cumplo mi palabra también." Dijo el pequeño Master con la risa más malvada que pudo encontrar, sólo que se dio cuenta que cuando lo hacía un niño de seis años no sonaba igual. "Bueno, lo dicho que yo no tengo porque haceros caso y menos cuando me estoy muriendo de hambre."

"Veo que vamos a tener mucho trabajo por delante." Dijo Gwen mientras caminaba hacia el Master. "Jovencito, no se quien eres, pero espero que te comportes mientras estés aquí." Sin que el Master pudiera hacer nada, lo cogió de la mano y se dirigió a la salida de la TARDIS. "Ianto, ¿puedes quedarte con ellos? pero asegúrate que este muchacho no se aleje demasiado, no quiero verlo cerca de ninguno de nuestros aparatos. Yo voy a llamar a Rhys para pedir refuerzos."

Ianto miró a los tres niños, mientras Alonso seguía a Gwen, para contarle lo que había sucedido para llegara a esa circunstancia. Iban a ser unos días muy largos, de eso no había ninguna duda.