Título original en inglés: And When You Are Here

Traducción: Imaginary Fushia

N. de la A.: No tengo idea de dónde salió esto, se los juro, pero es una de esas cosas que no te dejan de dar golpes en la cabeza hasta que no les prestás debida atención. Como bien dice en el resumen, acá hay una importante inversión de roles. Creo que Kaname debe tener once años más o menos, y al haber crecido como humano se va a portar como cualquier otro chico de once años. No va a ver purasangres maduros acá xD

Como advertencia, Zero es… bueno, muy diferente :D

N. de la T.: Quizás esto sea obvio en contexto, pero por las dudas igual se los aviso. Siempre que aparece la palabra "muchacho" hace referencia a Kaname y (casi) siempre que aparece la palabra "joven" hace referencia a Zero. Esto es para no repetir tanto los nombres, ¿vieron? Los pensamientos están entre comillas angulares («»), como se debe (metí la pata en la traducción de La Puerta Carmesí). Y además, van a ver que el formato de los diálogos es un poco extraño. Yo revisé el Diccionario Prehispánico de Dudas de pies a cabeza para encontrar una solución a los problemas que se me presentaron con esta historia… pero ustedes vieron cómo es la RAE, no le pidan que aclare porque oscurece.

Y cuando estás conmigo(por LeaNicolaie)

Nieve. Otra vez había llegado esa época del año. Mirando por la ventana con ojos anhelantes, Kaname dibujó en sus labios una delicada sonrisa que no lograba expresar por completo la felicidad y el entusiasmo que sentía. Alrededor de estas semanas y específicamente en esta fecha, sin importar lo ocupado que estuviera ni lo tarde que se le hiciera, él siempre venía; ya fuera para quedarse cinco minutos o cinco horas. Y como honrando su presencia, los cielos adornaban el pueblo dejando caer una espesa capa de hielo blanco sobre techos y calles.

De pronto, una vocecita jocosa a su derecha interrumpió los pensamientos del muchacho: ─¡Uy, qué día más bonito! Kaname-kun, ¿no querés salir a hacer un muñeco de nieve después del desayuno?

Kaname miró esos ojos marrones enormes y curiosamente chispeantes, y dudó…

─No, está bien, Yuuki-san. Me quiero quedar en casa, pero muchas gracias igual.

La morena hizo trompita pero asintió con la cabeza, sabiendo que no había forma posible de convencer a su amigo una vez que se decidía por algo. Si se quería quedar en casa, entonces no había persuasión que valiera. Yuuki, por otro lado, no podía esperar a salir a la plaza para cubrirse las manos de nieve.

─¡El desayuno está listo, chicos! ─dijo el director, llamándolos con una voz sumamente alegre. Kaname y Yuuki intercambiaron miradas resignadas antes de dirigirse a la cocina.

Teniendo en cuenta los usuales menús de su tutor, era entendible que se sorprendieran al ver lo que descansaba sobre la mesa.

─Eh, ¿vos hiciste todo esto? ─comentó Yuuki parpadeando.

─Me temo que no ─dijo el director, sonriendo con algo de vergüenza─. Hoy, muy temprano por la mañana, tuvimos una visita que nos dejó esta extravagante comida ─les hizo un gesto con la mano─ ¡Vengan, siéntense!

¿Una visita? A Kaname se le encogió el corazón cuando se dio cuenta de quién debía ser esa persona. Entonces, él había venido, pero se fue sin una palabra; sin ver a Kaname.

Sintió de repente que la alegría se evaporaba de su cuerpo y trató de mantener a raya su expresión enojada, sentándose y poniendo comida en su plato con lentitud.

Desde el otro lado de la mesa, el director untó mermelada casera en sus tostadas recién hechas y lo miró con una sonrisa comprensiva que pasó desapercibida a los ojos de Kaname. El joven había tratado con todas sus fuerzas de esconder su decepción, pero el adulto la podía ver como si estuviera entre aguas cristalinas, prácticamente escrita a lo largo del pálido rostro.

«Ay, sos un rompecorazones irremediable», lo reprimió el director interiormente, «viniendo sin siquiera pasar a saludarlo y dejando huellas claras al irte para ponerlo de mal humor». Kaname se debía sentir horrible y el ex cazador sacudió la cabeza. El moreno siempre esperaba la llegada de este día con ansias, ya que significaba una reunión segura con la figura más importante de su vida.

Pero mientras miraba a Yuuki con ojos pensativos, el director se preguntó si eso hubiera sido una buena idea este año. La niña tenía diez años y un vampiro había asesinado brutalmente a sus padres. Ella había sido criada como una cazadora y su personalidad era descuidada y alegre, pero el director no sabía con seguridad hasta qué punto prevalecería esa actitud en lo relacionado con la raza que la había separado de su familia pocas semanas antes de que viniera a vivir con ellos.

Hoy era Navidad. Después de todas las situaciones difíciles por las que había pasado la muchacha, el director deseaba que este día le resultara lo suficientemente tranquilo y divertido como para hacerle olvidar su pasado, aunque sea por un rato. Si él hubiera venido… la verdad que dudaba mucho que todo el asunto hubiera terminado bien para Yuuki.

«Sin embargo, ella es tan buena y amable», pensó el director con las esperanzas por las nubes. «No es fácil imaginarla tratando mal a alguien, sin importar quién sea». A pesar de la forma en que sus padres habían sido asesinados, ella parecía estar sobrellevando todo a las mil maravillas desde el incidente. Con Kaname habían tratado de hacerla abrirse un poco y finalmente su vitalidad estaba regresando.

─Me pregunto si esta persona nos va a poder cocinar otra vez ─canturreó Yuuki con voz contenta, mordiendo una de las magdalenas con dulce de leche─ ¿Le podés pedir que venga de nuevo?

Vistiendo rápidamente una sonrisa en el rostro, el director respondió apurado: ─No creo, pero lo menos que puedo hacer es preguntar.

Satisfecha, Yuuki le mostró una brillante sonrisa.

Kaname bajó la cabeza y apretó su mano alrededor del tenedor: ─¿Me disculpan, por favor? No tengo hambre.

El director separó los labios para hacerle comer algo aunque sea, pero miró su cara y se limitó a asentir con la cabeza: ─Te voy a guardar un poco por si te da hambre antes del almuerzo.


Hacia las últimas horas del día, el director y Yuuki cada tanto miraban con preocupación hacia donde se encontraba Kaname. La muchacha había tratado de mantener su mente concentrada en los muñecos de nieve, pero inevitablemente sus pensamientos terminaban girando alrededor de lo decaído que había estado Kaname durante el desayuno y en las posibles razones de su abatimiento. Hasta ese momento, todo había estado bastante normal e incluso se podía arriesgar a decir que el joven había estado más contento que de costumbre mientras miraba con ojos perdidos la nieve de afuera. Ésa había sido la razón principal por la que ella lo había invitado a salir a la plaza.

Pero luego de su refinada y elegante comida, el humor de Kaname pareció haber ido de mal en peor, y ya se acercaba la cena ¿Qué podría haber pasado para que la tristeza del muchacho durara tanto tiempo? Yuuki nunca lo había visto así y le preocupaba cada vez más que se hubiera encerrado en su habitación para pasar todo el día leyendo. O dibujando. Porque Kaname también era muy bueno en eso. Ella había visto de casualidad una de sus obras, y aunque al muchacho no le gustó para nada, Yuuki pensó que el dibujo era precioso, al igual que el chico de la imagen.

Un impulso la llevó a preguntarle quién era la persona que había dibujado, pero no recibió ninguna respuesta. Sin embargo, no dejó que esto la molestara, ya que vio lo mucho que significaba para Kaname.

─Em, ¿no hay nada que podamos hacer por él? ─le preguntó Yuuki al director en un susurro.

El adulto le sonrió.

─No, Yuuki. Nada más hay una persona que lo puede hacer sentir mejor, y él no está acá.

─¿Él…? ─¿acaso era…?─ ¿Es el chico que Kaname dibujó en su cuaderno?

El director parpadeó ¿Cuaderno? ¡Ah! Soltó una risa nerviosa. Odiaba revelar información que Kaname guardaba con tanto afecto, pero tarde o temprano Yuuki lo iba a conocer, así que no lastimaba a nadie dándole un par de pistas, ¿no?

─Mm, algo parecido, sí.

─Deben ser muy unidos para que lo extrañe tanto, ¿no? ─El director se dio cuenta de que ella estaba pensando en sus padres y le dio un ligero apretón en el hombro.


Kaname se despertó al sentir unos dedos suaves que le acariciaban la mejilla y subían hasta perderse entre sus cabellos. Con los ojos cerrados y levantando las comisuras en una sonrisa, suspiró muy despacio y giró su cabeza automáticamente para aumentar el contacto con esa mano familiar.

Se oyó una risa por lo bajo.

─Kaname, podría jurar que fuiste una gato mimoso en tu otra vida.

El timbre de esa voz lo despertó por completo y, dándose cuenta de que no se trataba de un sueño, trató de levantarse con movimientos rápidos y desordenados.

─¡Zero!

─¿Si, Kaname?

Los ojos como el vino parpadearon.

─Zero… ─y el joven subió la vista para encontrarse con una mirada expectante─ Vos… vos no viniste hoy… ─. No pudo mantener su tono de voz libre de dolor y él mismo se sorprendió por cuán vulnerable se había escuchado.

─Mmm, sin embargo, te dejé algo ¿no? ¿Te gustaron las madgalenas? ─Sus ojos lilas se deslizaron hasta el pequeño plato con dicha colación a medio comer, olvidado frente al sillón en el que Kaname se había quedado dormido.

─Sí ─contestó Kaname luego de unos segundos de silencio. Habían estado deliciosas, pero si Zero creía que la comida podía subsanar su ausencia, estaba terriblemente equivocado.

Como leyendo sus pensamientos, Zero sonrió a manera de disculpa y se inclinó hacia delante para besar la frente de Kaname:

─Me siento mal por no haber venido antes, surgieron cosas de las que no me pude escapar ¿Me perdonás?

Kaname hizo trompita. Zero estaba haciendo trampa ¿Cómo se suponía que dijera "no" a una de sus sonrisas?

Pescando la expresión desobediente del muchacho, Zero dejó escapar una risa suave que, sin saberlo, hacía todo más difícil para Kaname. En un gesto lleno de afecto, le apartó de los ojos unos mechones de pelo y dijo: ─¿Qué puedo hacer para enmendar ni error?

Una oportunidad así no se daba todos los días y Kaname no la iba a dejar pasar.

─¿Te podés quedar hasta mañana? Digo, como no viniste hoy… ─Estaba más que seguro de que su invitación iba a ser cortésmente declinada, pero aun así le resultó imposible no abrigar la esperanza de que Zero dijera que sí, por más poco probable que resultara esa posibilidad.

Se mordió el labio al ver la mirada contemplativa de Zero, quien luego de unos momentos suspiró y partió su boca: ─No sé, Kaname…

Claro. Lo tendría que haber sabido… Los ojos de Kaname comenzaron a arder y el muchacho bajó la cabeza y trató de hacer desaparecer las lágrimas dolientes a fuerza de parpadeos, deseando con desesperación que Zero no las hubiera visto. Se sobresaltó cuando escuchó una risa.

─Perdón, Kaname. ─Zero no sonaba arrepentido ni en lo más mínimo, notó Kaname con angustia mientras un brazo le envolvía los hombros─. No fue mi intención fastidiarte. ─Acunado contra el cuerpo del joven, Kaname cerró los ojos con fuerza al sentir unos labios que se movían cerca de su oído como las alas de una mariposa─. Por supuesto que me voy a quedar, si eso es lo que querés.

Le llevó un momento digerir las palabras y, abriendo los párpados, Kaname levantó la vista con incredulidad.

─¡¿Vos… hiciste eso a propósito?

Zero fue incapaz de contener la sonrisa que curvó sus labios: ─No me pude resistir. Prácticamente me rogaste que te tomara el pelo ─dijo, frotando su nariz gentilmente contra la de Kaname mientras le acariciaba la mejilla.

─¡Zero!

El purasangre se limitó a sonreír: ─Parece que esta noche le tomaste el gusto a decir mi nombre. Entonces, ¿dónde voy a dormir? En lo personal, no me importaría compartir tu cama. ─Zero inclinó la cabeza─. Va a ser un lío tener lista una de las habitaciones de huéspedes.

─¿Te vas a quedar conmigo?

Divertido ante lo rápido que el muchacho podía pasar de un estado emocional a otro, el joven asintió con la cabeza: ─Va a ser más fácil, y me da la oportunidad perfecta para esconder tu segundo regalo mientras dormís toda la noche.

Kaname frunció el ceño: ─¿Cómo se supone que duerma después de saber eso?

─Ya te vas a dormir, no te preocupes ─dijo y le revolvió el pelo.


Fiel a su palabra, Kaname tuvo un sueño bastante apacible y, al despertar, se encontró con Zero apoyado contra la cabecera de la cama, leyendo. Entonces… el vampiro se había quedado.

─El desayuno está servido, si estás listo. ─El joven dejó el libro y le sonrió.

Kaname sacudió la cabeza: ─Quiero saber dónde escondiste mi regalo.

─Eso puede esperar. No quiero que lo abras antes de que me vaya.

─¿Por qué?

─Ya vas a ver.

Y Zero sonrió, logrando únicamente aumentar la desconfianza de Kaname acerca de lo que el purasangre le había traído.


El director hizo una clara mueca de dolor al ver la expresión turbulenta que cubría el rostro de su hijo adoptivo ¿Y ahora qué había hecho Zero? Cross pensaba seriamente que el purasangre se divertía demasiado a expensas de Kaname. Y todas las veces su excusa era la misma: "Es que es tan lindo cuando se enoja", frase siempre acompañada de una sonrisa cautivadora.

¿Qué clase de respuesta era ésa? El director dudaba mucho poder llegar a entender a este retoño del infierno hijo de Riku y Yuri. Ay, Juri, Haruka, ¿qué dirían ustedes si vieran esto? Soltó un gemido de pena y arrugó la frente. Pensándolo bien, ellos quizás hasta tratarían de ampliar el arsenal de Zero dándole más material para hacer enfurecer a su hijo. Juri y Haruka tenían un extraño sentido del humor que el director nunca pudo entender del todo.

─¡Lo odio…!

─Eh, Kaname…

─¡Lo odio!

─Kaname-kun…

─Lo… ─Kaname interrumpió la frase y respiró hondo─. Lo voy a matar ─dijo con aparente calma.

El director tosió con delicadeza: ─Exactamente ¿qué te dio Zero-kun?

El muchacho tensó la mandíbula y al fin soltó el fuerte agarre que tenía sobre el regalo, tirándoselo al director.

─Te podés reír todo lo que quieras, no me importa ─balbuceó.

Al mirar la foto, Cross se vio tentado a hacer justamente eso, pero por milagro logró contener la risa: ─Es… muy interesante.

Kaname dejó salir ruidosamente aire por la nariz.

El director asintió con la cabeza, intentando pensar en otra cosa que no fuera un Kaname de cinco años con un vestidito rosa de volados, zapatitos blancos haciendo juego y dos orejas peludas de conejo agarradas a la cabeza. Tenía que admitir que se veía adorable, pero sabiendo quién era Kaname en realidad (un príncipe purasangre) resultaba… difícil no imaginar la reacción que tendría en algunos años si llegara a reencontrarse con la foto.

Zero merecía algo de crédito por no haber dejado que Kaname sufriera solo tamaño ultraje. Arrodillado atrás del pequeño y con los brazos envolviéndolo cómodamente, el otro purasangre estaba disfrazado de gato, con orejas, cola y todo. Aunque no tenía puesto un vestido, unos pantalones cortos y blancos dejaban a la vista gran parte de sus níveos muslos, así como ocurría con sus pálidos y suaves brazos, que salían de una prenda sin mangas y con cuello de tortuga.

El director inclinó la cabeza. Ahora que lo pensaba, Zero vestía mucho menos que el Conejo Kaname, quien, pese a haber sufrido que lo travistieran, no mostraba casi nada de piel a causa del vestido de mangas largas que bajaba hasta cubrir sus rodillas.

─¿Cuándo sacó esta foto? ─se preguntó en voz alta. Kaname, todavía de mal humor, se encogió de hombros a modo de respuesta ¿Cómo se iba a acordar de algo que había pasado cuando era tan chico?

─Nada más dijo que no quería que la viera hasta que se hubiera ido. Ahora veo por qué.

El director sonrió. Dudaba que Zero hubiera pedido tal cosa de Kaname por esa razón. Al fin y al cabo, al purasangre le gustaba sacar de quicio al muchacho. Lo más probable era que no hubiera querido quedarse para ser subyugado a las preguntas del director con respecto a cuándo, exactamente, había sacado la foto, cosa que el ex cazador tampoco recordaba.

─¿Pudiste darle tu regalo, Kaname? ─dijo cambiando de tema. El efecto fue inmediato y Kaname bajó la cabeza con las mejillas arreboladas.

─Sí ─contestó en voz baja.

«Ah, bueno, por lo menos eso salió bien», pensó el director y asintió con la cabeza.


─¿Eso es nuevo, Zero? Nunca te la había visto antes ─dijo Takuma, sonriendo y mirando a su amigo de la infancia jugar con la delicada cadenita que tenía en el cuello. Sospechaba que estaba hecha de oro blanco, al igual que el pequeño anillo que colgaba de ella. Sus ojos verdes se enternecieron al ver que Zero se la llevaba a los labios─ ¿Puede ser que se trate del regalo de una persona especial?

─Sí.

El rubio parpadeó. No había esperado que Zero lo honrara con una respuesta y menos con una tan clara, sobre todo cuando ni siquiera había hecho la pregunta en serio.

─Ah.

─¿Tanto te sorprende, Takuma?

El noble sacudió la cabeza: ─No, nada más compadezco a la persona desdichada que tenés en tan alta estima. Todos sabemos que tomando el pelo no hay quien se te compare─. No pasaba ni un día en el que la paciencia y furia asesina de su abuelo no fueran puestas a prueba.

El purasangre se encogió de hombros en un gesto completamente impenitente, sin siquiera molestarse en negarlo.

─Es la cosita más linda cuando se enoja, parece un gatito mojado.

Takuma sonrió con humor seco. La persona era realmente desdichada.

─Tené cuidado con cómo lo tratás, es lo único que te digo. Todos tienen su límite, Zero ─dijo, esperando otra respuesta indiscreta y casual. En cambio, lo sorprendió la sonrisa tierna que le mostró el otro vampiro.

─Gracias por tu consejo, pero hablo en serio cuando digo que él es la persona más importante de mi vida.

Takuma dejó escapar un suspiro lleno de cariño: ─Espero que él lo sepa.


Descargo de responsabilidad: Vampire Knight no me pertenece.

¡Gracias por leer! No los culpo si el fic les pareció demasiado raro, yo todavía siento lo mismo.

N. de la T.: LeaNicolaie, la autora, hizo un dibujo muy lindo de Kaname con el vestido y las orejitas de conejo que pueden encontrar en su cuenta de DeviantArt (vayan a la cuenta que tiene acá en FF, hagan click en "homepage" y busquen el dibujito… que no se van a arrepentir! Es precioso! :D)