-¿¡Qué! –exclamó Touya, incorporándose de golpe. Su rostro se había contraído en una mueca de ira que su madre jamás había visto, y la mujer se debatió entre reñirle o dejarle tranquilo- ¿¡Que habéis hecho QUÉ! –gritó, golpeando la mesa con los puños. La mujer decidió no decir nada, pues la mirada en los ojos de su hijo le decía que no era un buen momento. Looker se limitó a tomar un sorbo más de su té.

-Como ya te he dicho, encarcelar al Equipo Plasma al completo –dijo el policía con absoluta calma, engullendo una galleta-. Los crímenes que han cometido en pos de sus locos ideales deben ser castigados.

El muchacho sintió como sus piernas le fallaban, y no tuvo más remedio que dejarse caer de nuevo en su silla. Apretó los puños hasta que los nudillos se le quedaron blancos. "No, no, no… -se repetía en su mente una y otra vez- No puede ser cierto."

-Admito que fue difícil encontrar al líder, aunque gracias a tu ayuda con la búsqueda de los sabios, pudimos descubrir su paradero –añadió el detective, sirviéndose un poco más de té, que aún humeaba en la taza.

-Te… te refieres a Ghetsis, ¿verdad? –inquirió el muchacho, pálido como el tablero de la mesa. "Claro que se refiere a ese bastardo, por supuesto. Él se fue a Almia, con los rangers."

-Oh, claro, él también –asintió Looker. Touya sintió cómo se le paraba el corazón. "No…"- Sí, sin duda Ghetsis fue el que más batalla libró –asintió para sí mismo, sorbiendo un trago más de té-. Señora, esto está delicioso –la madre del muchacho agradeció el cumplido con una inclinación de cabeza, y tras apretarle el hombro a su hijo para darle fuerzas, volvió a la cocina a preparar más pastelitos-. ¿Por dónde iba?¡Ah, ya! Ghetsis fue bastante difícil de atrapar, ese Hydreigon es muy duro. Tuvimos que derrotarle entre cuatro policías. ¿Cómo pudiste con él tú solo, muchacho? –el detective suspiró, y Touya le miró fijamente, con la imperiosa necesidad de golpearle- En fin… el más difícil de encontrar fue el líder. Ya sabes, ese tal N. Por el amor del cielo, ¿quién demonios puede llamarse N?¡Sólo una letra! Es el colmo del acotamiento.

-Habéis encarcelado a… -la tensión del muchacho desapareció súbitamente. Sentía como si cada uno de los músculos de su cuerpo se hubiese convertido en gelatina, o en aquél extraño fluido que cubría a su Reunicolus.

-Debo ser sincero, me sorprendió lo poco que se opuso –Looker se encogió de hombros-. Supongo que estaba haciendo un alto para que Reshiram, ¡Reshiram!¿Te lo puedes creer? –el muchacho le miró con el rostro lívido como la cal, y Looker dio una palmada- Claro, qué te voy a decir a ti, si tienes a Zekrom en el jardín trasero. En fin, que estaba haciendo un alto para que Reshiram descansase, supongo, y le pillé de camino a Almia de pura casualidad. Te aseguro que me preparé para pelear, pero en cuanto me presenté, dijo algo así como "Temía que llegara este momento", y se entregó. ¡Se entregó! Así sin más. De hecho, fueron sus Pokémon los que se lanzaron a por mí, pero él les dijo que cuidaran los unos de los otros hasta que se volvieran a ver. ¡Ja! –rió el hombre con sorna, dando un sorbo a su té. Touya apretó los puños con fuerza- Como si fuera a salir de ahí algún día.

-¿Disculpe? –en chico no alcanzaba a comprender lo que estaba oyendo. Su cerebro se negaba a procesar esa información- ¿Qué quiere decir con eso?

-Demonios, muchacho, estás realmente espeso hoy… ¿te encuentras bien? –Touya asintió, impaciente, mientras su mente encajaba cada pieza con insoportable lentitud- Precisamente, quiero decir lo que he dicho. Va a estar en la cárcel de por vida.

-¿…qué? –musitó el joven, con un hilo de voz. Sentía la ira bullendo en su interior con la fuerza de un volcán en erupción, solo contenida por un pequeño hilo de cordura- ¿Cómo habéis podido?

Looker pareció impresionado por su reacción, mientras dejaba la taza de té, ya vacía, sobre el plato y cogía uno de los pastelitos que la madre del chico había llevado hacía apenas un minuto.

-Vaya, chaval, no me esperaba esta reacción Eferaba que the hifiera máf ilufión –añadió con la boca llena-. Dios bendito, tu madre es una excelente cocinera.

-¿Que me hiciera…?¿Que me hiciera ilusión? –preguntó el muchacho, tan calmado que tuvo hasta miedo- ¿Que me hiciera ilusión? –repitió en un tono más alto.

-Pues claro –el detective suspiró con paciencia, limpiándose las comisuras con la servilleta-. El Equipo Plasma trató de quitarles los pokémon a los humanos… lo que te incluye a ti. Así que el que estén en chirona es algo bueno para todos, ¿no?

-Ya, pero…

-Y si hemos conseguido encarcelar al líder (cosa que en Kanto no han conseguido con el líder del Team Rocket, por cierto), no hay peligro de que se vuelva a formar. Bueno, puede que lo intente algún recluta que se nos haya escapado, pero… meh –hizo un aspaviento con las manos, quitándole importancia-. Poca cosa.

-Pero…

-Así que deja de preocuparte, muchacho, ese majadero está bien custodiado –levantándose para irse, Looker le palmeó la espalda conciliadoramente-. No volverá a causarte problemas.

-¿A causarm…? –por fín Touya logró asimilar toda la información. N. Encerrado en la cárcel. Con… - ¿A causarme problemas?¿Por qué demonios debería haberme causado problemas? –se incorporó, encarándose a Looker. El detective le sacaba más de una cabeza, pero no le importaba en absoluto en aquel momento- ¡Tenía una buena idea! Viendo lo que he visto en estos meses, ¡no me extraña que N quisiera separarnos de los pokémon! Ese "majadero" es la mejor persona que he conocido en mi vida, señor detective. Así que, por favor, no vuelva a faltarle al respeto.

-¡No era más que un loco! –exclamó el detective, sin dar crédito- ¿Que puede hablar con los pokémon?¡No me hagas reír!

Touya entornó los ojos, tan ceñudo que sus cejas casi se tocaron, y agarrando al detective del cuello de la camisa, lo arrastró hasta que estuvieron cara a cara.

-No. Está. Loco –gruñó entre dientes, clavando sus ojos castaños en los de Looker con tanta intensidad que el hombre tuvo que apartar la mirada-. Usted no sabe por lo que ha pasado ese chico –repentinamente, soltó al detective y se pasó la mano por el pelo, como si se acomodara la gorra que había dejado en su habitación, junto con su sudadera azul-. Y ahora lo habéis encerrado con… ¡Joder! –exclamó, golpeando la mesa con el puño, tan fuerte que el plato de pasteles dio un bote.

-¡Touya! –dijo su madre, sorprendida por la violencia de su hijo. Sin embargo, conociéndolo como lo conocía, decidió que lo mejor sería dejarlo tranquilo. El muchacho no era muy dado a perder la calma de ese modo, por lo que la mujer desapareció en el salón tras recoger la mesa.

-¡Muchacho! –le riñó Looker, colocándose correctamente el cuello de la camisa- ¡Por mucho que seas el campeón de la Liga Pokémon, no tienes derecho a faltarme al respeto!¿Sabes que puedo acusarte de agresión a la autoridad?

-¡Pero es que habéis cometido un error! –casi gritó Touya, al borde de la desesperación, sentándose de nuevo en la silla- Créame, ese chico no tiene que estar en la cárcel.

-¿Se puede saber qué estás diciendo, muchacho? –Looker negó con la cabeza- ¿Acaso no sufriste sus taimados planes cuando…?

-¡Que no, joder! –le interrumpió el muchacho, levantándose con tanto ímpetu que la silla volcó- ¡El de los planes maléficos era Ghetsis!¿Tan difícil es eso de entender?

-Pero no era el líder –insistió Looker, como si eso lo explicase todo. Touya bufó, hastiado, y se revolvió el pelo una vez más.

-¿Y? Le manipulaban, diablos. A ver, señor detective, explíqueme usted cómo un chaval que se ha pasado sus diecisiete años de vida rodeado de pokémon y en una habitación llena de juguetes puede organizar un plan maléfico –Looker alzó una ceja-. ¡N solo quería demostrar que sus ideales eran los correctos! –el muchacho sacó del bolsillo la pokéball donde descansaba Zekrom, del cual nunca se separaba- Pero resultó que yo tenía razón… Pokémon y personas deben estar juntos para poder progresar y madurar –dio vueltas a la pokéball en sus manos, sintiendo como, en su interior, Zekrom se revolvía, inquieto, sintiendo la cólera de su entrenador-. Aunque me sabe mal haber roto sus sueños… -murmuró, en voz tan baja que a él mismo le costó oírse.

-Hay que ver lo equivocado que estás, muchacho –dijo Looker, con voz amable, como si estuviese hablando con un tonto-. Créeme, no acabo de comprender por qué Reshiram escogió como héroe a alguien como ese chico, ni por qué lo sigue defendiendo –Touya alzó la mirada-. Sí, ese pokémon se planta en la cárcel todos los días, junto con los demás que iban con ese chico. Dime, muchacho… sí en verdad N fuera tan buena persona como tú predicas… ¿por qué tiene un equipo pokémon, cuando según tu teoría él quería liberarlos a todos? No tiene sentido.

-No es según mi teoría, era lo que quería. Esos pokémon iban con él porque eran sus amigos. ¿Ha visto usted una pokéball por algún lado, señor detective? –añadió el muchacho, sin poder evitar una sonrisilla, mientras pasaba la pokéball de Zekrom de una mano a otra. El pokémon, Touya podía sentirlo, estaba tan furioso como él.

-Bah, seguro que las escondió por algún lado –afirmó el detective, convencidísimo, mientras se cruzaba de brazos-. Y guarda eso, me estás poniendo nervioso.

-Está usted empeñado en que es culpable de todos los crímenes del Equipo Plasma, ¿cierto? –comentó en voz baja, sin dejar de hacer rodar la pokéball entre sus manos.

Looker se encogió de hombros.

-Es bastante obvio que lo es.

-¿Recuerda usted lo que dicen las leyendas sobre Reshiram, señor detective? –preguntó el joven de golpe, sin dejar de mover la pokéball.

-Que redujo Isshu a cenizas al pelear con Zekrom, y que puede provocar sequías, ¿por qué? –el hombre no parecía comprender nada.

-¿Ante qué tipo de personas aparece Reshiram, señor detective? –inquirió Touya, dejando la pokéball sobre la mesa. Sin apartar la mirada de ella, y antes de que Looker pudiese decir nada más, continuó- Ante personas de corazón puro y honrado, leales a sus ideales. ¿De veras cree usted que Reshiram iba a aparecer y a defender a un ser tan maquiavélico como el que usted piensa que es? –golpeó la mesa de nuevo, pero no fue por eso por lo que la pokéball de Zekrom tembló violentamente. Sonrió cuando, en su bolsillo, sintió las demás pokéball revolverse como si estuvieran vivas. "Vosotros sabéis que tengo razón."- No, señor detective, están todos equivocados.

-Puede que tengas razón, o puede que no la tengas –intervino el detective, pasándose la mano por el pelo hasta dejárselo de punta-. Pero no es cosa mía. Sus acciones hablan por sí mismo, y el juez decidirá la semana que viene. Aunque puedo predecir el veredicto como si ya lo hubiese visto –añadió, en tono jocoso-. Nadie va a declarar inocente a un delincuente peligroso por el mero hecho de que un pokémon, por muy legendario que sea, se haya hecho amigo suyo. Esto es la vida real, muchacho –añadió, apretándole el hombro conciliadoramente.

Touya le dedicó a una mirada capaz de derretir el acero, y se zafó de su agarre antes de recoger su pokéball y salir de la sala, incapaz de controlarse por más tiempo. El detective, aparentemente incapaz de comprenderlo, le siguió.

-Hablo de veras, muchacho –plantándose delante de él, le agarró ambos hombros para impedirle escapar. Touya fijó la mirada en un cuadro del fondo del pasillo, apretando los puños con tanta fuerza que temió quebrar la pokéball-. Ahora estás confundido, y es comprensible. Después de compartir con ese chico algunas partes de tu viaje, entiendo que le consideres amigo tuyo. Pero créeme, he atrapado a muchos delincuentes, y siempre buscan el modo de guardarse las espaldas. Supongo que, en este caso, trató de hacerte creer que perseguía una causa noble –ahí se echó a reír-. ¡Ah, sí, este tipo de personas siempre creen que siguen una causa noble! Buen ejemplo es el Equipo Galaxia, de Sinnoh. O el Equipo Aqua, o el Equipo Magma, de Hoenn. El Team Rocket no, ellos admiten que solo buscan el dinero, pero a lo que iba… No te dejes engañar, muchacho. Piensa cabalmente –continuó con tono paternal-. El mundo está mejor con ese tipo de personas bien vigiladas y encerradas.

Ahí Touya fue completamente incapaz de controlarse. Con lo que a él le parecieron movimientos muy lentos, cambió la pokéball de mano, alzó el brazo derecho, y con toda la fuerza de su brazo, le propinó al detective un fuerte puñetazo en la nariz, que hizo que crujiera y la sangre comenzase a manar a borbotones. Sujetándose la nariz rota con la mano, tratando de detener la hemorragia, Looker soltó al muchacho, al que miraba sin comprender un ápice de lo que había sucedido. Sintiendo que podría cometer un delito más grave si seguía ahí, Touya se apresuró hacia la puerta de salida, apretando cada vez con más fuerza la pokéball, que temblaba con fuerza. Zekrom quería salir, también estaba furioso.

-Disculpe a mi hijo, señor Looker –dijo su madre, saliendo rápidamente del salón pañuelo en mano-. Le aseguro que normalmente es muy buen chico, no sé que ha podido pasarle hoy… Venga conmigo, tenemos que parar esa hemorragia.

El detective entornó los ojos y siguió a la mujer hacia el baño, donde consiguió detener el increíble flujo de sangre de su nariz.


-Están todos locos –dijo Touya, hablando tanto para sí mismo como para Zekrom, sentado en el porche de su casa-. ¿Por qué nadie es capaz de ver la verdad? Bel me dice que sí como a los tontos, y Cheren…

-Cuidado con lo que dices de mí, Touya –le reprendió una voz seria. El muchacho alzó la vista para encontrarse con sus dos amigos plantados frente a él. Bel, como era habitual en ella, sonreía amablemente, y Cheren se ajustó las gafas antes de continuar-. ¿Se puede saber qué te pasa ahora, o el señor Campeón no quiere hablar con el vulgo?

-¡Cheren! –le reprendió Bel- ¡No seas borde!

-Déjale, no pasa nada –Touya se encogió de hombros-. Ya estoy teniendo un día lo suficientemente malo, no va a empeorarlo –volvió a mirar la pokéball. Cada vez se entendía mejor con el pokémon legendario, pues ahora Zekrom parecía haberse calmado un poco.

-¿Qué te ha pasado, Touya? –preguntó Bel, sentándose a su lado y pasándole un brazo sobre los hombros. El muchacho agradeció el contacto, y se llevó las manos a la cabeza inconscientemente para echarse sobre los ojos la inexistente gorra.

-Recordáis a N, ¿cierto? –comenzó en voz baja, sin dejar de mirar fijamente la pokéball. Cheren comenzó a hablar, pero una dura mirada de Bel le hizo morderse la lengua- ¿Os parecía realmente un mal tipo?¿Como para ir a la cárcel?

-Yo no lo conocía demasiado –dijo Bel con voz suave, sin apartar el brazo-, pero me parecía un buen chico.

-¿Quieres que sea cruelmente sincero, Touya? –preguntó Cheren, cruzándose de brazos. El muchacho asintió levemente: la ira había desaparecido, dejando en su lugar un tremendo cansancio- Al principio, me parecía un loco con ideas absurdas, pero no una mala persona. Una vez me enfrenté a él, ¿sabes? Me machacó –se encogió de hombros, aparentemente recordando la escena-. Y no usaba ni una sola pokéball… los pokémon se acercaban a él por cuenta propia.

»Pero después de un tiempo me di cuenta de que realmente creía en lo que decía: Un mundo en que los pokémon y los humanos viviesen separados. A mí, personalmente, me parece una tontería, pero él parecía tan convencido que empecé a plantearme muchas cosas.

»Y cuando me dijiste que era el líder del Equipo Plasma… Bueno, ahí estuve seguro de que no era consciente de lo que hacían sus subordinados, porque puedo asegurarte que su amor por los pokémon es infinito.

-No hace falta que lo jures –sonrió Touya, también recordando.

-Lo que quiero decir es que no me parece que merezca ir a la cárcel. En sí mismo, no ha cometido delito alguno, excepto si se puede considerar delito el desconocimiento. ¿A qué venía la pregunta? –concluyó el moreno, extrañado, sentándose a la derecha de Touya.

-Looker le cogió y le metió en la cárcel –resumió Touya, encogiéndose de hombros como si careciera de importancia.

-¡No! –exclamó Bel, tapándose la boca con las manos, horrorizada.

-Estás de broma –Cheren abrió mucho los ojos, sin dar crédito a lo que estaba oyendo-. ¿Verdad?

-¿En serio te crees que bromearía sobre algo así? –preguntó, mirando directamente a los ojos de su amigo, que empalideció.

-Pero… ¿cómo es posible?¿No se había ido? –inquirió Bel con voz temblorosa.

-Le cogió de camino a Almia hace dos días. Justo ha venido hoy a decírmelo porque le pareció que era su deber informarme. Al menos, no han cogido ni a las Musas ni al Trío Sombrío.

-¿Qué vas a hacer? –inquirió Cheren, que había recuperado un poco de su color de piel original.

Touya frunció el ceño, se incorporó, y miró alternativamente a sus dos amigos.

-Voy a sacarle de ahí.