¡Buenas! He dejado un poco abandonado esto, jejeje... -risa nerviosa.

Lara: un poco, solo -sarcasmo.

Bueno, sí,han pasado tres años desde la última vez que escribí un fic, pero he tenido muchas cosas que hacer u.ú

Mara: disfruten de la historia n.n

Hetalia no me pertenece, es propiedad de su creador pero como no se ponga a dibujar a Canarias voy a Japón y le amenazo con una sarten e_é


Era invierno, la nieve caía tranquilamente mientras los rayos del sol de la mañana se reflejaban en el blanco manto que cubría desde los árboles mas altos hasta los lagos.

Era una vista verdaderamente hermosa, pensaba el chico rubio de ojos verdes mientras miraba por la ventana de su clase. Se sentía tan tranquilo entre aquel silencio, cerró los ojos un momento disfrutando de aquel momento.

Pero lamentablemente duro poco, la puerta se abrió repentinamente dejando paso a un grupo de chicos encabezado por un chico algo mas alto que el de ojos como esmeraldas, y, que al contrario de él, tenia unos ojos de color celeste tras unas gafas.

Con el simple ruido de la puerta abrirse el rubio mas claro supo que su tranquilidad había sido reemplazada por inquietud y sentimientos que consideraba molestos.

-Brr... hace mucho frío -se quejo el de gafas sentandose al lado del otro chico- ¿No crees, Arthur?

-Prefiero el frío al calor -contesto secamente el llamado intentando tranquilizarse a si mismo mientras abría su libro para ocultar el leve sonrojo de sus mejillas.

-Normal que te guste, !eres igual de frío! -se quejo el mas alto como si fuera un niño chico.

Arthur simplemente lo ignoro, no quería involucrarse con aquel sol de nombre Alfred que lo derretía con su calor cada vez que le tocaba esa materia que tanto odiaba y a la vez adoraba, todo por culpa de aquel chico sentado a su lado.

-.-.-.-

Terminó la clase finalizando aquel día de estudios, todo el mundo recogía sus cosas con rapidez para salir por fin hacia la libertad, pero no todos estaban tan entusiasmados como otros en salir.

Arthur recogía sus cosas sin prisa alguna acabando por quedar solo en el aula. Dejo escapar un suspiro mientras miraba por la ventana de nuevo, podía ver a algunos chicos correr hacia la parada del autobus, otros se tomaban su tiempo y algunos hacían una guerra de bolas de nieve.

Cogió su mochila y se dirigió a su taquilla a coger su abrigo y bufanda para marcharse a su casa de una vez pero primero debía dirigirse a la parada totalmente solo. O eso pensaba él, una vez llegó a lo alto de la colina vió la figura de aquel chico que le causaba tantos dolores de espaldas hacia el, mirando la llegada de los autobuses.

Parecía que no había notado la presencia del otro rubio ya que se encontraba escuchando música con sus airiculares.

Arthur se sentía aliviado de no haber sido descubierto pero en cierta forma se sentía algo decepcionado por ello.

-Parece que el bus se esta retrasando -comento de pronto el más alto sorprendiendolo.

-Sera por el tráfico-fue su contestación, realmente era malo manteniendo conversaciones y eso le hacia molestarse consigo mismo pero a la vez le hacia pensar en que aun si pudiera mantener una conversación nada cambiaría.

No se dijo nada mas, el silencio ensordecedor de la nieve mientras caía era lo único que había hasta que fue interrumpido por el ruido de las ruedas que chocaban con la grava y el asfalto.

Arthur subió sin decir nada y se sento en el primer sitio que quedaba libre desde el cual sin haberse dado cuenta quedaba enfrente de Alfred el cual se había quedado en la parada esperando por su autobus y le sonreía con una sonrisa brillante, tan brillante que le deslumbraba mientras una ligera sensación de calidez le invadía.

-.-.-.-

Entro en su casa y se dirigió a su habitación, por suerte para el sus hermanos mayores no estaban ahí ya que trabajaban hasta tarde y no tenía que pasar por ningún momento incómodo por su culpa.

Dejó su mochila en el suelo y se tiró sobre su cama mirando al techo. Todo se encontraba en profundo silencio, todo era tan solitario...

Soledad, un sentimiento que ya le era normal pero aun así capaz de causar un eterno invierno en su interior además de un agudo dolor en su pecho. Entonces recordó, aquella sonrisa tan cálida que Alfred le brindó, aquel sentimiento de calidez volvió a su pecho y disminuía ligeramente ese frío eterno de su interior.

Realmente ese chico era como el sol radiante de la primavera que iluminaba todo lugar en el que se encontrara, radiante de energía y felicidad, no como él que era tan frío como la nieve en pleno invierno. Aquella nieve que se derretía con la cercanía de aquel sol. Pero era tan lejano, por mucho que quisiera estirar su mano hacia él, nunca lo alcanzaría, sus sentimientos nunca lo alcanzarían.

Una lagrima resbaló de sus ojos mientras caía dormido profundamente.


Lo se, es muy triste y lo siento, estaba inspirada pero las historia sera mas larga y tendra humor.

Lara: bueno, lo que ella considera humor.

Mara: perdon por las faltas gramaticales.

Tengo algo oxidado el español pero mientras no olvide como expresarme creo que esta bien, ¿no?

Mara: muchas gracias por haberle dado una oportunidad y si puede ser que sigais leyendo esta historia n.n