Disclaimer: Orihime y Ulquiorra, así como los personajes que restan de Bleach, no me pertenecen, son unica y exclusivamente del Gran Tite-Sama.
Advertencias: Contiene gore, palabras malsonantes, lenguaje sexual explícito y lemmon.
Notas: Este fanfic no constará de más de 5 episodios no demasiado extensos, narrados los impares por Orihime en primera persona, siendo los pares desde el punto de vista de Ulquiorra.
Notas de la Autora: Para Marina, que me pidió que me dedicara algo y aquí lo tiene.
¡Espero que te guste!
Un saludo =D
He´s My Sin
Capítulo 1
Princesa
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Aquella mañana hizo frío.
El aire cortante que se colaba por las pequeñas ranuras de mi bufanda roja y llegaban a mi piel me hacía tiritar. El cielo era de tono intermedio entre el gris y el azul oscuro, intenso, oscuro y profundo. Las ramas de los árboles estaban peladas y desnudas, las hojas de un suave color marrón desvaído, decoraban el triste pavimento gris de la acera que me llevaría a mi nuevo instituto.
Lo único que me consoló fue saber que no estaría sola, pues una amiga del barrio también cursaba primero de bachillerato allí.
Ella era mi único apoyo en aquel ambiente hostil y desconocido, pues tras la pérdida de mi única familia en un accidente de coche años atrás, no tenía a nadie con quien hablar.
Nunca.
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_La soledad es preciosa, cuando tienes a alguien a quien relatársela_
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No sentí nada cuando los ví desaparecer juntos de la clase. El cielo volvía a ser gris desvaído, los árboles estaban completamente desnudos y mi bufanda roja de ganchillo yacía con laxitud sobre mi pupitre.
-Ne, Inoue, no te preocupes por Kurosaki y Kuchiki, ellos no tienen nada – dijo la voz familiar, no me molesté en hablar, simplemente asentí esbozando una falsa sonrisa.
Ella, la delegada de clase, interpretó mi silencio como un retazo de tristeza no expresada con palabras, que, de una manera que nadie hubiese podido imaginar, llevaba más razón de la en realidad contenía.
No pude evitarlo.
Me constriñó entre sus bracitos anémicos con hercúlea fuerza.
-Oye presidenta, deja en paz a Orihime ¿quieres? Ella no está para tus tonterías –los fuertes extremidades de Tatsuki me apartaron de la presa incómoda de la regidora con mayor eficacia de la que esperaba.
-Gracias –le dije en voz baja cuando nos alejamos por el concurrido pasillo a toda velocidad.
-No te preocupes, no dejaré que nadie te incomode Orihime –y sonrió de nuevo con esos brillantes dientes de chica de anuncio.
-Y por cierto, deberíamos adelantarnos si queremos llegar a tiempo a la clase siguiente –añadió.
Asentí y la seguí el juego mientras acelerábamos el paso, sorteábamos a otros estudiantes y hablábamos en murmullos.
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_Una derrota solo es derrota cuando uno toma consciencia de ella_
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-Ne, ne, ¿Os habéis enterado?
-Claro, ¡Que fuerte lo de Kurosaki y Kuchiki!
-Tía mira que montárselo en el baño… -risita.
-No te pases Mayura, que les cortaron en la mejor parte.
-¡¿Y tu como sabe esos Konata?
-El presidente del consejo estudiantil me lo dijo, y no os lo perdáis, ¡Ambos están expulsados una semana entera!
-¿Solo una semana?
-Psé, ya sabes que el padre de Kuchiki es el dueño de medio instituto…temas de yakuza, ya sabes, lo de siempre.
-Oye… ¿Inoue lo sabe? Por lo visto a ella le gusta Kurosaki…
-Pues raro sería que no so supiese ya, estos bombazos no caen todos los días, y este en concreto se ha extendido como la llama por la pólvora.
No sentí nada. A pesar de haber escuchado la conversación de principio a fin, me descubrí a mi misma siendo incapaz de afligirme por el hecho de que el chico al que creía amar tenía dueña.
¿Estoy viva? ¿Respiro? ¿Si me pinchas sangro? ¿Siento algo?
Por lo que parece si que continúo aquí, el aliento vital que tomo por mi nariz me reconstituye y me mata al mismo tiempo, noto la sangre caliente pulsar mis venas, pero la última condición, tal vez la más importante, parece no tomar forma en mi persona.
No siento.
No vivo.
No muero.
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_El sol no calienta la piel de porcelana_
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Escuché los gritos y los vítores a la misma vez que el borboteo desagradable que la sangre producía al tocar el suelo.
En brazos de Tatsuki y sintiendo su calor en torno a mi cuerpo, todo aquello casi me era ajeno…casi.
Intenté echar otro vistazo rápido a la paliza, pero al estar rodeadas de tanta gente se me hizo enteramente imposible.
Tatsuki me chistó.
-¡Orihime te he dicho que no mires! Todo esto es inapropiado para tus inocentes ojos –masculló mi amiga intentando alejarnos del lugar de la contienda.
-Lo va a matar… - alguien susurró cerca de nosotras.
-Ese Cifer es un bestia total –otra voz.
-Cuida lo que dices capullo…tu puedes ser el siguiente.
Poco a poco, y con paso lento abandonamos la explanada dónde dos alumnos se golpeaban , y yo, por mi parte, continuaba incapaz de sentirme de un modo concreto frente a una situación como aquella.
-Es increíble… -oí que mi amiga mascullaba.
-¿Qué pasa Tatsuki? –la pregunté mientras ascendíamos las escaleras del segundo piso.
-¡Mira allí Orihime! Eso debería despejarte las dudas –me indicó un punto algo alejado de dónde estábamos, y desde el que sin duda la pelea se vería perfectamente.
-Dios mío pero si… - comencé pero me fue imposible acabar la frase, pues aunque me sentí turbada al comprobar cómo dos profesores observaban alejados sin intervenir, la visión algo desenfocada del patio me hizo estremecerme.
Si.
Terror.
La arena del patio central estaba teñida de escarlata, pero, tal y como comprendí segundos más tarde, aquella sangre solo pertenecía a uno de los chicos… única y exclusivamente al que yacía hecho un guiñapo a los pies del otro muchacho….
El otro.
El que me quitó la respiración y me reafirmó la existencia, el que hizo que mi interior se quebrase y que los sentimientos acumulados surgieses y me trastocaran por completo.
Las lágrimas brotaron de mis ojos en cascada. Escuché a Tatsuki acercarse a toda velocidad, alarmada por mi súbita llantina. Lloro producto de tristeza, frustración, alivio y amor. No obstante fue una liberación y un llamamiento exitoso al terror que él, con su cabello negro como la obsidiana y sus manos blancas manchadas de sangre había despertado dentro de mí.
Refugiada en el abrazo protector de mi amiga continué descargando mis sentimientos bloqueados en forma de agua salda, que se perdía y humedecía la camisa blanca con fruición.
Profanándola.
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_Los muros del corazón son los más difíciles de derribar_
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Caminaba por el patio de camino a casa cuando choqué con alguien tan violentamente que caí al suelo de bruces. Los libros en mis manos se esparcieron por el suelo a la par que un escalofrío me subía por la espalda.
Dispuesta a disculparme con la persona con la que había chocado, alcé la vista del suelo…para que todo lo que rodeaba desapareciese. El miedo me paralizó el corazón y el aliento se me heló dentro de los pulmones al ver de quien se trataba.
Cabello negro y denso, ojos verdes fantasmagóricos, tez blanca como la tiza y un uniforma perfectamente colocado…todos y cada uno de los rasgos que habían determinado a Ulquiorra Cifer, el chico más temido de todo el instituto, al que iban unidos adjetivos tales como: Frío, despiadado, cruel, psicópata y oscuro.
Alguien que, definitivamente no congeniaría conmigo de ninguna de las maneras y que sin embargo… .
-¿Qué estás mirando chica? –su voz salió dura, fría y cortante como un cuchillo, directa a mi corazón, el cual reaccionó violentamente ante esta estimulación tan brusca.
-Yo…lo sient-to mu-mucho, no ví que venías y… -callé al sentir que seguía quieto, en la misma postura que hacía unos minutos, con ese aura de majestuosa divinidad que le caracterizaba. Aunque por su aspecto, más que un dios parecía un demonio recién salido del infierno.
-Te he preguntado que miras…chica –repitió con gelidez.
Parpadeé confusa y aterrada.
Me sentía como un pájaro hipnotizado ante la mirada de una serpiente, instantes antes de que el reptil se cierna sobre la pobre ave, para aplastar los delicados huesos y regocijarse en la impía humedad carmesí.
-Yo… -vacilé cuando me empezaron a castañetear los dientes de miedo, mareada y con algo de nauseas la vista se me nubló y creí desmayarme si seguía mirándome de aquella manera, tan exótica y atemorizante, como nada que jamás antes hubiese visto.
Nunca nadie me había mirado así.
Entonces empezó a caminar, acortando los escasos dos metros que me separaban de él y finalmente, rebasándome como si no existiera. Casi gemí de alivio cuando me creí a salvo, y fue en ese momento en el que sus palabras me golpearon con la fuerza de una maza.
-No vuelvas a mirarme hasta que me respondas…porque si lo haces, será tu sangre la que tendré que quitar de mi ropa.
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_Mejor muerto y libre, que vivo y sometido_
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Espero que os haya gustado. Y no, no es un one -shot =)
¿Review?
