Disclaimer: fullmetal alchemist no me pertenece ni ninguno de sus personajes tampoco.

Winry Rockbell, ya a sus 18 años, seguía siendo una chica normal, con una vida normal, pero eso cambió drásticamente un día…

¿Qué pasaría si encontraras a tus futuras hijas y todas ellas de padres diferentes?

¿Qué pensaría Ed? ¿Y Al? ¿Qué pensarían todos de ella?

Ahora bien, ¿Quién será el elegido por Winry?...

Hola! Aquí os dejo uno de mis nuevos fics, la verdad es que me inspiré en un fanfic de fairy tail en el que la protagonista pasaba por una situación similar, y como me pareció muy gracioso decidí hacer la versión fullmetal de esta entretenida historia, espero que os guste y disfrutéis de ella tanto como yo lo he hecho escribiéndola jeje y si no es mucha molestia me gustaría saber que os pareció y vuestra opinión sobre ella. xD

Este fic, va dedicado especialmente a una gran amiga, Rukia Kurosaki-Chan, que aunque hace muy poco que nos conocemos, para mí ya es alguien muy especial. Espero que pases una felices navidades y que podamos continuar como hasta ahora jeje =)

Un giro inesperado

I

Trisha Elric Rockbell

Unos pasos resonaron provenientes del largo pasillo, seguidos de algún que otro bufido de enfado y constantes comentarios tratando de argumentar todas y cada una de las razones por las que estaban allí, y por las que no deberían de estarlo.

Tres personas, más concretamente tres jóvenes rubios, se abrían paso por el cuartel general del Este, mientras varias personas – todas en realidad – se los quedaban viendo conforme pasaban por delante suyo. Los dos primeros iban claramente discutiendo, mientras que el tercero, resignado, se limitaba a escuchar como su hermano y su amiga de la infancia, peleaban por nimiedades.

- ¿Y porque he tenido que venir yo? – Bufó el rubio mayor, (pero menor de estatura) con las manos en los bolsillos.

- ¡Ed, eres un insensible! El coronel hace poco que recuperó la vista…

- ¿Y que mas me da a mí lo que haga ese bastardo? – Volvió a retrucar el chico, hundiendo todavía más las manos en los bolsillos de su pantalón negro, mientras la camisa, blanca y arremangada hasta los codos se movía armónicamente junto con su cuerpo.

Aquello era completamente ridículo ya, de todas formas, se encontraban en el cuartel, así que muy a pesar de las negativas de Edward de volver a ver al coronel, ese era ya un hecho irremediable, sumándole que estaban a escasos metros de la puerta que daba a la oficina de este.

- Hermano… - Suspiró Al, tratando de calmar en vano el irritable enfado de Ed. – Estoy seguro que el coronel se alegrará de vernos, hace ya unos meses (seis de hecho), que pasó el día prometido y además el consiguió recuperar la vista así que…

Ed no dijo nada mas, ya habían llegado a su destino, y la puerta se encontraba delante de ellos, aun así el rubio mayor no se movió. De hecho tanto Winry como Alphonse, pudieron notar que temblaba ligeramente, si bien a duras penas, pero lo hacía. Se giró hacia ambos dejando la puerta a sus espaldas y los miró completamente serio, parecía como si tuviera algo muy importante que decir, demasiado incluso. Si, notando la rigidez de sus hombros, la severa expresión en su rostro y el ligero temblor de manos.

- Al, Winry… - Ambos permanecieron curiosos y expectantes a lo que el mayor de los Elric estaba a punto de decir.

- ¿He crecido, verdad? – Dijo apuntándose a sí mismo, completamente serio, y aguardando una respuesta afirmativa.

Los otros dos no pudieron más que suspirar de resignación a la vez que trataban de aguantar la risa, definitivamente Edward Elric no cambiaria nunca, y menos en lo referente a su altura. Si bien el rubio había crecido bastante, tanto como para superar a Winry, por poco que fuera y casi estaba a la par con Alphonse, quien tras haber recuperado su cuerpo había dado un estirón considerable también. No parecía haber superado todavía las burlas de el coronel sobre esta, razón por la cual siempre terminaba explotando y soltando una sarta de insultos no muy bien sonantes sobre la persona del mismo, quien a su vez los aceptaba con una arrogante sonrisa triunfal.

- ¡Lo digo en serio! Si entro ahí con la misma altura de antes, tendré que volver a oír sus estúpidos chistes! – Gritó indignado el ex alquimista por la falta de seriedad de su hermano y su amiga, en un momento, al menos para él, de gran importancia.

Si lograba entrar por la puerta sin escuchar ni una sola burla sobre su altura, ese seria quizás y sin lugar a dudas, uno de los mejores días de su vida. Pero muy por el contrario de sus esperanzas, estaba seguro que incluso si llegaba a ser más alto que el mismo coronel, (cosa que desearía, pero veía cada vez más y más lejos) este seguiría haciendo mofa de él.

- Hermano, no veo por qué habría de preocuparte algo así. – Concedió Al, tratando de recobrar algo de su compostura inicial, ya que se había percatado que todos los que se encontraban allí, permanecían observándolos, más bien observando a Edward, y susurrando sobre ellos y el escándalo que estaban montando.

- Oh, Acero, no consigo verte entre todo el papeleo… - Comenzó Ed, imitando la voz del coronel, poniendo una de sus manos a modo de visera y inclinándose hacia adelante como si buscara algo. - ¿Has encogido? Creía que antes, si llegabas a sobrepasar mi escritorio…

Winry soltó un bufido de molestia, haciendo presentir lo peor al menor de los Elric, aunque Ed no parecía haberse dado cuenta de la presencia de la enorme llave inglesa, (la cual apareció misteriosamente) hasta que esta le golpeó en la cabeza.

- ¡¿PERO QUE DEMONIOS PASA CONTIGO, LOCA SICÓPATA?

-¡Deja de hacer estupideces, esta todo el mundo mirándonos!

- ¡¿Pero qué dices? ¡Si eres tú la que me ha golpeado!

- ¡Friki de la alquimia!

- ¡Friki de la mecánica!

Esta vez fue Al quien suspiró resignado, cuando aquellos dos peleaban era mejor no estar de por medio. No, si no querías un golpe de la llave de Winry, y claramente Alphonse no estaba dispuesto a recibir ninguno, así que simplemente esperó a que se calmaran los ánimos un poco, aunque sospechaba que ya todo el cuartel debía saber de su visita por culpa de aquellos dos escandalosos…

….

Mientras tanto en la oficina del coronel Mustang, justo al otro lado de la puerta donde se encontraban los hermanos Elric y Winry, el ambiente era todo menos calmado. Si bien los gritos de los dos rubios se podían oír por todo el cuartel, parecía como si allí, no se pudiera escuchar nada. Todos, incluso la siempre correcta e imperturbable teniente Hawkeye permanecían boquiabiertos, congelados seria más acertado. Observando detenidamente a la joven frente a ellos, una muchachita de no más de catorce años, rubia y de intensos ojos azules, algo bajita para su edad y incluyendo además el asombroso parecido que esta tenía con la amiga de la infancia de los Elric, quitando su peculiar sonrisa, la que era indudablemente como la de el mayor de los hermanos. Al igual que su peculiar estilo para vestir, con unos pantalones negros ajustados, su camiseta negra, una chaqueta con capucha roja y botas con alzas, parecidas a las del ex alquimista de acero.

Roy, por su parte permanecía recostado hacia adelante sobre su escritorio, completamente tieso, los codos sobre la mesa, la mano izquierda en un puño y la derecha envolviendo a esta, su mandíbula apoyada sobre sus dedos, una ligera gota de sudor por la sien, mientras que su mirada azabache estaba centrada en la joven sentada enfrente de él, todavía tratando de enroscar en su mente la sola idea de tener a esa persona delante suyo, intentando descifrar como era científicamente posible que ella estuviera allí. Pero debía admitir, no tenía la más remota idea de cómo esa chica había llegado hasta allí. Si bien al principio no le creyó ni una palabra de lo que dijo, poco a poco se fue dando cuenta de que si había cierta verdad en todo lo que le contaba, de hecho, nada de lo que había dicho hasta ahora era mentira, solo el simple hecho de quien era ella. Eso era lo que había dejado completamente paralizados a todos los allí presentes, que se encontraban en la misma situación durante lo que había sido un interminable y silencioso minuto.

- ¿Pero como…? – Trató de preguntar, pero la puerta de su oficina se abrió de golpe, dejando paso a un enfurruñado Edward, seguido de una molesta Winry, y por detrás de ambos y a una distancia prudencial se encontraba más calmado Alphonse, quien fue el único que atinó a saludar.

- Buenos días a todos. – Dijo sonriente sin darse cuenta todavía de la presencia de la única persona a la que no conocía en aquella sala, y haciendo que todos voltearan a verlos.

- ¿Ed y Al? – Logró articular Havoc, con su particular cigarrillo apagado en los labios, y apoyado en una muleta, pues todavía no estaba recuperado del todo.

- ¿Wi-winry? – Esa vez fue Riza quien preguntó, algo aturdida.

- Ah, hola Riza-san. Veníamos de visit…

- ¡MAMAAA! – Gritó la joven rubia, que se había levantado de la silla rápidamente para abalanzarse sobre Winry. Tanto Ed como Al se la quedaron mirando sorprendidos, así como el resto de la brigada de Mustang.

- ¿Qu-quee? – Trató de preguntar Winry, pero se vio impedida por el abrazo de la chica, muy parecida a ella por cierto, quien no parecía querer soltarla.

- ¿Con quién te has acostado Winry? – Preguntó Ed completamente rojo, al parecer estaba bastante enfadado. Al por su parte se había quedado mudo.

- ¡No seas idiota! Si ella fuera mi hija tendría que haberla tenido con unos cuatro años, y dudo mucho que fuera así! – Dijo tratando de apartar a la joven rubia de su falda, la cual tenía agarrada con fuerza.

- ¡Calmaos todos! – Esta vez fue Mustang quien habló, se incorporó en su silla y miró a los recién llegados a los ojos, sobre todo a Winry, quien parecía la más espantada con el asunto. – Señorita Rockbell, ella es su hija.

- ¡Winry! – Gritó Ed.

- ¡Eso no es posible! – Fue ella la que habló, totalmente sonrojada.

- Dejadla explicarse y veréis como lo entendéis todos. – Dijo Riza, la que parecía la más calmada del grupo, cogiendo a la joven y separándola de Winry, quien lucía completamente sofocada.

La chica se aclaró la garganta y miró a los Elric, y después a la joven mecánica. – Mi nombre es Trisha Elric Rockbell.

No sabiendo cómo reaccionar del todo, los tres se quedaron muy tiesos, inmóviles, paralizados. Edward abrió mucho la boca, no entendía nada de lo que estaba pasando en esos momentos, no sabia porque delante de ellos había una niña que se parecía demasiado a Winry y que afirmaba ser su hija… Trisha Elric Rockbell, así había dicho que se llamaba… de repente algo hizo clic en su cabeza. ¡Un momento! ¿Elric? Eso solo podía significar una cosa…

- ¡Alphonse! ¡¿Tuvieron una hija secreta y no me dijisteis nada? – Bramó lanzándose contra el menor, quien lo miró horrorizado.

- ¡Hermano, estás loco! – Corrió el joven rubio, intentando escapar de las asesinas manos de su hermano mayor, todos los observaban con una gotita en la cabeza.

- En verdad mama tiene razón cuando dice que eras un enano bajito. – Comentó la jovencita, quien estaba de lo más tranquila sentada nuevamente en la silla y observando divertida la escena.

Esta vez Edward paró en seco golpeándose contra el sofá de la oficina y llevándose a Al por delante, quedando los dos por el suelo.

- ¡ ¿A QUIEN LLAMAS TAN PEQUEÑO QUE NO SE VE NI CON LUPA? – Bramó el rubio mayor aplastando Al, sobre quien había caído encima y trataba de levantarse en vano, ya que Ed no paraba de vociferar y moverse. - ¡Además tú también eres una enana!

- ¡¿A quién llamas enana, paramecio microscópico?

- ¡Pulga!

- ¡Mequetrefe!

- ¡Tapón!

- ¡Enana enclenque!

- En verdad son iguales. – Comentó Breda, secundado por Fuery y Havoc, quienes solo asintieron.

- ¡Acero, compórtate! – Le reclamó Mustang, tratando de calmar los ánimos ya de por si cargados en su oficina. Si alguien pasaba por delante de su puerta pensaría que dentro estaba teniendo lugar una batalla entre locos, y tampoco se equivocaría mucho…

- ¡Ha empezado ella! - Trató de defenderse Ed, señalando a la menor.

- Riza- san, no entiendo nada… - Dijo Winry asustada acercándose a la mujer, la teniente suspiró. Estaba claro que si no ponía las cosas en orden ella misma, nadie iba a hacerlo, ya que su superior parecía estar a punto de empezar una discusión con Ed, y el resto de sus subordinados permanecían todavía sin poder asimilarlo, así como Al, que restaba sentado en el suelo mirando perplejo la discusión de su hermano y la muchachita rubia.

- Trisha, es tu futura hija, la tuya y la de Ed.

Sonido de disco rayado. Todos se quedaron en silencio, Winry observó a Riza y después a su hija, Al miró a su hermano y a la mecánica alternativamente y luego a Trisha, Ed se quedó perplejo todavía contemplando a la pequeña rubia que le sonrió de una forma muy peculiar, le sonrió como el siempre solía hacerlo, esperad un momento…

- ¡¿QU-QUEEEE? – Se pudo escuchar por todo el cuartel general y parte de Central.

- ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no puede estar pasando! – Gritaban Ed y Winry a la vez.

- ¿Por qué iba yo a tener una hija con ese friki de la alquimia?/ ¿Por qué iba yo a tener una hija con esa friki de la mecánica?

- ¿A quién llamas friki? – Dijeron los dos a la vez señalándose.

- Her-hermano, ¿es tu hija? – Preguntó Al todavía sin poder creérselo, algo aturdido, mientras se levantaba del suelo y se acomodaba la playera correctamente sobre la camisa.

- Así es tío Al, ellos dos son mis padres. – Comentó Trisha totalmente despreocupada y señalando a la pareja de rubios que estaban peleando, una con una llave inglesa y el otro tratando de evitarla.

- ¿Tío Al? Creo que esto me supera…

Riza suspiró. - ¿Qué hacemos coronel? - El la miró sonriendo seductoramente, Trisha les había contado muchas cosas sobre su mundo y su vida en el futuro, y todas ellas le habían agradado a Roy.

- ¿Qué cree teniente? Yo pienso hacer realidad el futuro del que la niña nos habló.

Ella negó con la cabeza, suspirando para sí. – No me refería a eso señor, sino a la situación actual. – Lo cuestionó con la mirada.

- Tiene mi permiso teniente. – Dijo comprendiendo lo que ella le había pedido.

¡Bang! Un disparo surcó el aire mandando a todos los presentes callar, y haciendo que su atención se posara de nuevo en el coronel y la teniente.

- Bien, como veis nos encontramos ante una situación difícil. – Habló el moreno aclarándose la voz. – ¿Y supongo que querréis una explicación?

Los tres rubios asintieron, posicionándose todos delante del coronel y mirándolo atentamente. Por su parte Winry desplazaba sus ojos hacia la niña y esta le devolvía una sonrisa. Ahora que sabía que esa era la hija de Ed y suya… no se atrevía a mirar al ex alquimista a la cara.

- Trisha llegó esta mañana al cuartel, al parecer buscándome a mí, solo que preguntaba por el fuhrer Mustang. – Sonrió complacido, para que todos supieran que en ese futuro al menos, él sería el próximo fuhrer de Amestris, cosa que a ninguno de los Elric pareció importarle mucho, ni a la joven mecánica. – Fue enviada a mi oficina, y tras una serie de preguntas logramos verificar que ella es la hija de Acero y la señorita Rockbell.

- ¿Cómo sabes que no miente? – Preguntó Ed algo confuso, ya que era totalmente improbable que alguien viajara desde el futuro, al menos no mediante alquimia. Trisha le sacó la lengua.

- Porque odia la leche, es una fanática de la alquimia y… es tan bajita como tú, Acero.

- Eso pueden ser solo coincidencias… - Habló Al, pero fue interrumpido.

- ¿A quién llamas bajito/a? – Vociferaron tanto Ed como Trisha.

- ¿Ves? – Le dijo Havoc. – Son como dos gotas de agua.

- Eso, eso. – Remarcaron Breda y Fuery.

- Aun así, ¿Cómo es posible que haya venido del futuro? – Cuestionó Winry, la que parecía ser la peor afectada. Todos se quedaron cayados y miraron a Trisha. La pequeña sonrió.

- No lo sé.

- ¿Qué no lo sabes? – Preguntaron todos a la vez. Ella solo negó con la cabeza.

- No, solo sé que estaba con Edwin en el campo…

- ¿Quién es Edwin? – Preguntaron Ed y Al.

- Es su hermano mayor. – Respondió Fuery como si eso no importara en lo más mínimo, ya que la niña les había contado todo eso anteriormente. – Dejadla continuar.

- ¿Tenemos otro hijo? – Esta vez fueron Ed y Winry quienes preguntaron a coro.

- Si, es un año mayor que yo y… es un friki de la mecánica, además hasta le gusta la leche. – Dijo poniendo una cara de asco, que fue premiada por su padre.

- Bien, pero a lo que íbamos, ¿Cómo llegaste aquí? – Habló Mustang.

- Sí, estaba con mi hermano y nos habíamos peleado porque me llamó bajita, así que me alejé de él y fui hacia el cementerio para visitar a los abuelos, pero de camino… no se qué pasó, pero desperté cerca de aquí y me acordé de que papa nos había traído varias veces a esta ciudad. Así que decidí buscar al tío Roy, porque sabía que él vivía aquí, pero estoy en el pasado….y no sé como volver a casa...

Todos esperaron expectantes a que la niña terminara, pero cuando lo hizo ninguno supo que decir, la sala entera quedó sumida en un silencio incómodo. Toc, toc.

Roy se percató de que llamaban a la puerta, así que se aclaró la garganta y dijo con voz firme – Adelante.

La puerta se abrió mostrando a un soldado uniformado, y a su lado una joven rubia.

- Señor, preguntan por usted. – Mustang torció el gesto, no sabía quién podría ser en aquellos momentos.

- ¿Es ese el fuhrer Roy Mustang? – Dijo la rubia muchacha al lado del soldado, señalando a Roy.

- No, ya te he dicho que no es el fuhrer, es el coronel Mustang. – Resopló cansado el joven uniformado.

- Hágala pasar. – Dijo el moreno con voz firme y algo contrariado, ya que esa era la segunda en el día que lo confundía con el fuhrer.

La chica entró en la oficina, tendría también sobre unos catorce años, al igual que Trisha y de hecho se parecía bastante a la anterior, solo que sus ojos eran dorados, era más alta y su semblante era algo más calmado. Llevaba puesto un vestido claro que llegaba un poco más arriba de las rodillas y una chaquetita de encaje sin abotonar.

- Esta bien señor, y por favor absténgase de decir a las mujeres que ya es el fuhrer. – Dijo el chico saliendo y cerrando la puerta tras de sí resignado.

- Yo no hago eso… - Susurró Roy por lo bajo, pero nadie logró oírlo, ya que toda la atención estaba fija en la joven de ojos dorados y sonrisa apacible que acababa de entrar. Ella los saludó a todos.

- Hola, encantada, mi nombre es Winnie Elric Rockbell.

- Esto no puede estar pasando… - Susurró Winry.

Y hasta aquí el primer capítulo, ¿y bien? Espero que os haya gustado y os pareciera entretenido jeje =)…

¿De quién será hija Winnie? ¿Aparecerán más hijas de Winry? ¿Quiénes serán los padres de las demás?...

Todo esto y mucho más en el próximo capítulo: Winnie Elric Rockbell.

Nos vemos, bessos! Andy ;D