A/N: Hola! La verdad es que tenía bastante tiempo desde que quería escribir un fic donde Makoto, Rin y Haru se enredaran entre ellos, y apenas hace poco me surgió la inspiración. Oh, una aclaración: en este fic tanto Rin como Sousuke están en Iwatobi.

Espero les guste!


Enredos


A veces, la gente se preguntaba cómo era que esos dos podían ser tan buenos amigos cuando eran tan diferentes. Haru era callado y taciturno mientras que Rin era sociable. Haru lucía indiferente a todo, mientras que Rin no se ocultaba nada —y aunque tratara, sus expresiones siempre lo delataban—. Haru era azul y Rin era rojo. Blanco y negro. Eran tan contrastantes como el ying y el yang.

—Y quizá por eso eran tan cercanos: dicen que los opuestos se complementan, después de todo—.

Lo que la gente no notaba era que en realidad no eran tan diferentes.

Ambos compartían la misma pasión por la natación. Ambos eran competitivos. Ambos se molestaban todo el tiempo, pero también se ayudaban a resolver sus defectos directa o indirectamente. Haru convertía a Rin en una persona más estable. Rin convertía a Haru en una persona más sensible.

Y eso era lo que la gente pasaba por alto.

Pero nuestra historia no va de los buenos tiempos en los que su amistad era inquebrantable, sino de los eventos que la pusieron en peligro.

Todo comenzó con el inicio de su último semestre en la preparatoria Iwatobi, después de las vacaciones de invierno. Rin se encontró con sus amigos en el pasillo y habló un rato con ellos, poniéndose al corriente. Después se separó para ir a su salón y buscó un buen lugar, ojeando a sus compañeros de clase y saludando a unos cuantos. Sabía que tenía el mismo horario que Haru, pero este aún no aparecía.

La campana sonó. Unos cuantos segundos más tarde Haru entró al salón y echó un vistazo para encontrar lugar. A juzgar por su cabello humedecido, Rin supo que la había pasado en la bañera y puso los ojos en blanco cuando el pelinegro se sentó junto a él.

"Sabes, un día te vas a arrugar tanto que ya no podrás regresar a tu estado natural," bromeó Rin. Haru lo miró sin sonreír.

"¿Lo dices por experiencia?" contestó ingeniosamente. Rin frunció el ceño y abrió la boca para contestar, mas fue interrumpido por la llegada de la profesora. Irritado, farfulló algo que Haru no entendió.

Haru se puso a garabatear en el cuaderno mientras Rin hacía como que prestaba atención. La profesora se presentó: su nombre era Amakata Miho y les estaría dando clases de educación sexual, también conocida como la materia más embarazosa que podía existir en la historia del universo. Y luego, Amakata empezó a hablar sobre la responsabilidad que traía concebir a un ser humano.

Y como si esos temas no fueran lo suficientemente incómodos por sí mismos, habló de un proyecto que tendrían que realizar durante todo el semestre. Se trataba de que los estudiantes se organizaran en parejas y cuidaran un huevo como si fuera su bebé.

Un maldito huevo.

POR UN SEMESTRE.

Amakata echó un sermón acerca de cómo esa tarea les enseñaría que cuidar de un ser humano frágil y pequeño no era tan fácil como parecía. El huevo no podía quebrarse —mucho menos romperse— o estarían reprobados.

Era estúpido. Era más estúpido que Haru en su bañera con traje de baño puesto, Rin pensó.

Y entonces, Amakata indicó que se pusieran por parejas. El número de hombres en el salón superaba a las mujeres, así que tendría que haber una pareja de hombres.

Ya pueden imaginarse quiénes.

Rin miró a Haru ansiosamente. Haru se encogió de hombros. "Como sea," respondió, y Rin arrancó un pedazo de papel y apuntó sus nombres.

Por supuesto que a Haru no le daba igual con quien lo emparejaran. De hecho, estaba esperando que fuese con Rin, porque apenas y trataba con las demás personas en el salón y pasar un semestre conviviendo con cualquiera de ellas sería incómodo o hasta desagradable —como ese chico, Kisumi. Ugh—. Mas no demostraría el alivio que sintió cuando el pelirrojo lo escogió voluntariamente.

Amakata leyó las parejas en voz alta para entregarles los huevos. Hubo escándalo cuando anunciaron que Rin y Haru eran pareja. A Haru no le importaron las burlas, pero sabía que a Rin sí. Después de todo, su orientación sexual no era un secreto.

Rin estaba a punto de responder a las provocaciones, pero Amakata los calmó. El resto de la clase transcurrió sin mucho más que decir.

Salieron de la clase. Haru llevaba el huevo entre sus manos mientras Rin se quejaba de las estúpidas burlas. Un chico lo interceptó en el pasillo.

"Hey, Rin, ¿hoy a las 7?"

Rin le echó un vistazo a Haru. "A las 8, mejor. Nos acaban de encargar un tonto proyecto y tengo que ponerme de acuerdo con Haru."

"¿Tan pronto?" Rin asintió de mala gana y el otro muchacho rio. "Ah, okay. Te veo allá entonces."

Rin sonrió. "Sí, allá nos vemos."

El chico se fue con una sonrisa. Haru lo miró curioso.

"¿Estás saliendo con él?"

Rin se encogió de hombros.

"Iremos a cenar hoy. Oye, ¿está bien si voy a tu casa después de comer? Ya sabes, para organizarnos sobre esto."

"No es un esto. Es nuestro bebé."

Rin se sonrojó. "No puedo creer que te lo estés tomando en serio," se golpeó la frente con la palma de la mano.

Haru evitó una risita. "Sí, después de comer está bien."


"Entonces, ¿hombre o mujer?" Rin preguntó mientras ambos miraban el huevo fijamente en la habitación de Haruka.

"Hombre," respondió Haru. "Es más fácil."

"Hombre será. ¿Cómo le ponemos?"

"Escoge tú."

"Hmm..." Rin se cruzó de brazos antes de que una enorme sonrisa creciera en su rostro. "¡Sakura!"

Haru enarcó una ceja. "Nombre de mujer."

"¿Y? Tú también tienes nombre de niña."

"¿Y tú no?"

"Es más varonil que el tuyo."

"...Rinrin."

"¡Hey!" Rin rezongó, exaltado. "Agh, es inútil. Mejor pongámonos de acuerdo en cómo cuidaremos a Sakura. Tengo que arreglarme para salir."

Haru asintió. Cierto, Rin tenía una cita con ese chico.

Discutieron sobre cómo turnarse a Sakura. Establecieron que Haru la tendría lunes, miércoles y viernes y Rin los martes, jueves y sábados. Los domingos se la turnarían por semana.

Rin tomó sus cosas. Haru lo siguió hasta la puerta. Estaba acostumbrado a que su amigo saliera con diferentes muchachos; al fin y al cabo, Rin era bastante popular.

La verdad, a Haru no le importaba mucho. Tampoco le agradaba, pero se había resignado a ello.

"Diviértete en tu cita," murmuró como despedida, ligeramente reluctante. Rin lo miró extrañado y algo incómodo.

"No es una cita," corrigió.

"¿Ah no?"

"Bueno, eh..." Rin se pasó la mano por el pelo, nervioso. "Supongo que sí, pero... Normalmente se usa la palabra 'cita' para alguien que te gusta, ¿no?"

Haru pareció confundido.

"¿No te gusta?"

¿Cuál era el punto de salir con una persona que no te gustaba?

Rin se encogió de hombros.

"Es atractivo, pero no saldría con él. Como novios, me refiero," aclaró.

"Ah," respondió Haru. Bueno, eso tenía más sentido... aunque no demasiado. Sabía que Rin, a pesar de su popularidad y constantes citas, nunca tenía noviazgos serios. Y Haru nunca se había preguntado la razón hasta ese momento, pero ahora era evidente y tenía curiosidad. "¿Por qué?"

Rin evitó su mirada por un instante. Sus mejillas se tiñeron de un discreto rosado, y cuando volvió a encontrarse con los ojos de Haru susurró en voz suave:

"Porque estoy enamorado de otra persona."

Haru se sorprendió de la respuesta, aunque pensándolo bien... tenía sentido de un romántico como Rin.

"¿Lo conozco?" inquirió. No sabía por qué, pero sentía la necesidad de oír todo lo que Rin tuviese que decir al respecto.

Rin, con la misma actitud cohibida pero sin dejar de sostenerle la mirada, respondió:

"Sí."

Haru abrió los ojos como platos, mirando a la nada. Por alguna razón, esa respuesta le había dolido.

¿Acaso estaba celoso?

Rin era su mejor amigo. Convivían juntos desde pequeños, y aunque al principio Haru no podía soportarlo, había terminado encariñándose con él.

Acaso...

¿Tenía miedo de perderlo?

Al fin y al cabo, Rin podía tener a quien quisiera. Era carismático, bien parecido e inteligente. Tenía muchísimos amigos, y a pesar de eso elegía estar con Haru. Haru, cuyos amigos podían ser contados con la palma de la mano y hasta le sobraban dedos.

No obstante... algo no cuadraba. Si Rin estaba enamorado de alguien, siendo tan popular como era...

"¿Y por qué no sales con esa persona?" preguntó Haru, tratando de mantener sus extraños pensamientos a raya y hallarle sentido a la situación.

Rin sonrió con cierta vulnerabilidad.

"No creo que yo le guste," dijo.

"...Oh."

Hubo un silencio. El pelirrojo se movió nerviosamente. Haru no sabía qué responder. Todo sonaba tan increíble, es decir... ¿Rin, rechazado por alguien?"

"Sí..." susurró Rin después de un rato, más bien para sí mismo. Levantó la vista para contemplar a Haru fija y profundamente. "¿A ti te gusta alguien, Haru?"

El pelinegro ni siquiera tuvo que pensarlo dos veces.

"No."

Un destello que Haru no supo descifrar cruzó los ojos de Rin. Después, adquirió una expresión de sorpresa.

"¿En serio? ¿Jamás has sentido atracción por alguna chica?"

"No," repitió Haru, haciendo memoria.

"¿Chico, entonces?" persistió Rin. Haru negó con la cabeza y Rin siguió cada vez más incrédulo.

"¿Nuuuuuunca?"

"¿Por qué tanta insistencia con eso?" espetó Haru, perdiendo la paciencia. Hablar de esos temas le parecía incómodo.

Rin se encogió de hombros.

"No lo sé. Sé que eres un raro, pero de todas formas me cuesta trabajo creer que nunca has salido con alguien."

"No me interesan esas cosas," remarcó Haru, irritado. "¿No se te hace tarde?"

Rin puso los ojos en blanco, pero dejó el tema por la paz. Sabía cuando detenerse.

"Bueno, pero no me olvidaré de esto. Mañana en la mañana vengo por Sakura. ¡Cuídalo bien!"

"Sí, Rin, lo cuidaré," respondió Haru antes de que Rin se marchara. Cuando cerró la puerta, farfulló para sí:

"¿Ahora quién es el que se lo está tomando demasiado en serio?"


Esa noche, Haru personalizó a Sakura como Amakata les había dicho que podían hacerlo.

Pintó una plasta de cabello con el mismo corte que él llevaba, pero con un marcador rojo permanente que asemejaba el color de la melena de Rin. Dibujó ojos color azul, una pequeña nariz y una sonrisa con dientes de tiburón.

Mientras lo hacía, no pudo evitar pensar en lo que había conversado con Rin esa tarde. ¿Tan raro era el hecho de que nunca hubiese sentido atracción por alguien? No es que no quisiera, simplemente no había pasado. Haru nunca le había dado mucha importancia hasta ese día.

¿Sería que simplemente no había encontrado a la persona correcta aún? ¿O es que algo estaba mal con él?

Quería creer que era la primera.

"Me gusta," dijo Rin al día siguiente, cuando pasó por Sakura y contempló la obra maestra de Haru.

"Gracias."

Rin esbozó una sonrisita que duró muy poco. Levantó sus ojos del huevo y miró a Haru. Él también se la había pasado pensando en su conversación anterior.

"Haru... ¿En serio nunca te ha gustado alguien?" recapituló Rin. Haru arrugó el ceño —ya bastante tenía con sentirse como si fuera un fenómeno como para que Rin llegara a restregárselo en la cara... otra vez.

"¿Sigues con eso? Ya te dije que no me interesan esas cosas. ¿Es tan difícil de entender?"

Rin evitó su mirada. Sabía que era un tema incómodo para Haru, mas no podía dejarlo ir.

"Algo. Es que... ¿Nunca has tenido al menos una cita?" preguntó. "¿Nunca has besado a nadie?"

Haru hizo un mohín.

"Ugh, no."

Rin no pudo evitar soltar una risita.

"No es tan desagradable como piensas," le dijo con ternura y un leve deje de provocación. Enarcó una ceja. "Puedo enseñarte, si quieres."

Haru parpadeó.

"Rin," respondió sin aliento. ¿Estaba hablando en serio? A veces, Haru notaba que Rin coqueteaba con los demás sin darse cuenta.

Pero lo más extraño era que la idea de besar a Rin no sonaba tan mala. Haru abrió la boca para responder, pero entonces Rin se puso tan rojo como su cabello al percatarse de lo que acababa de decir. "Lo siento. Lo siento. Lo siento," se disculpó frenéticamente. "No debí decir eso. Me excedí. Lo siento."

El corazón de Haru latía rápidamente en su pecho. Estaba seguro que un leve rubor había cubierto sus mejillas —sintió el calor subirle al rostro.

En efecto, y como había pensado, Rin había lanzado otra de sus insinuaciones sin querer.

"No te preocupes," respondió Haru sin aliento. Rin se movía nerviosamente y se pasaba a Sakura de una mano a otra.

"No, yo... Creo que debería irme," dijo, tomando sus cosas como si fuera un huracán. "Perdón por incomodarte, Haru. Te veo mañana."

"Bye."

Se marchó, y Haru no lo detuvo. Tenía mucho en que pensar.


Eran mejores amigos, por lo tanto, hasta los comentarios más extraños y fuera de lugar pasaban desapercibidos. Así que para el lunes, cuando se toparon en la mañana y Rin le dio a Sakura, ya estaban bien. La insinuación de Rin había sido olvidada.

Mientras llegaba Amakata, Rin mensajeaba con alguien en el celular. Haru hacía dibujitos en la mesa, pero de pronto se detuvo y se quedó contemplando al pelirrojo ausentemente.

"Rin, ¿cómo es la persona de la que estás enamorado?" preguntó de repente. Rin se sorprendió y despegó sus ojos de la pantalla del teléfono móvil.

"¡¿Eh?! ¡¿Por qué quieres saber?!" inquirió con inquietud.

"Curiosidad. Además, me la debes."

Rin suspiró, sabiendo que Haru tenía un buen punto. Él había estado insistiéndole con preguntas incómodas el fin de semana, así que ahora era su turno.

"A veces te desprecio," espetó. Haru sabía que no iba en serio así que solo lo ignoró.

"Estoy esperando," presionó. Rin frunció los labios, soltó el teléfono y apretó los puños, evitando la mirada de Haru.

"Él es... muy raro. Es callado y la gente no se le acerca mucho por la misma razón, pero..." pausó, mostró una leve sonrisa y relajó los puños; "en realidad es porque no lo conocen bien. Es muy guapo, ¿sabes?" volteó a ver Haru con expresión confiada y un leve tinte en su rostro. "Podría conseguir a quien quisiera si así lo deseara," suspiró. Posó su mejilla en la palma de su mano con aire soñador. "Lo que más me gusta de él son sus ojos, claros como el agua..." musitó totalmente embelesado, solo para ser interrumpido por el bufido de Haru. Estaba riendo.

Rin se sonrojó hasta las orejas.

"¡¿Qué?! ¡¿De qué te ríes?!" vociferó irritado. Haru se serenó.

"Eres tan cursi que me podría dar diabetes solo de escucharte."

"¡Haru!" se quejó Rin. Miró hacia otro lado y se cruzó de brazos. "Idiota. Eres un idiota. No sé por qué me tomo el tiempo de decirte estas cosas, si—"

"Lo siento," lo interrumpió Haru. Rin enarcó las cejas y lo miró. Estaba serio, sincero. En verdad no había sido su intención hacer sentir mal a Rin al burlarse de un tema sensible para él. Simplemente había sido demasiado tierno verlo tan enamorado que Haru no pudo evitar reír y pensar que quizá también le gustaría enamorarse. Si todos lo describían como algo tan maravilloso y que te hacía sentir tan bien, Haru quería intentarlo. Rin lo había convencido.

"Está bien," contestó Rin, aceptando la disculpa. "Estamos a mano, supongo."


Cuando la clase terminó, se encontraron con Sousuke. Rin se puso a conversar con él alegremente, y algo hizo clic en la mente Haru.

Raro. Callado. Guapo. Ojos claros, como el agua...

Sousuke era la persona de la que Rin estaba enamorado.

Y eso, por algún extraño motivo, le causaba a Haru una gran amargura.


Haru los dejó platicando y salió de la escuela. Una brisa con los últimos vestigios del invierno sopló y trajo consigo una bufanda café claro que Haru conocía muy bien.

Yazaki Aki corrió detrás de la bufanda que Haru atrapó. La chica rio cuando Haru le extendió la bufanda.

"Gracias, Haru. Pensar que siempre eres tú el que termina rescatando mi bufanda."

"No puedo creer que todavía la tengas," expresó Haru, recordando cómo casi se había ahogado hace varios años tratando de alcanzar la bufanda en el río. Aki la tomó y se la puso alrededor del cuello.

"¡Claro!" contestó. "Un buen amigo se esforzó mucho por recuperarla. Es algo preciado para mí desde entonces."

Haru asintió. La sonrisa amable de Aki se desvaneció un poco al no tener más que decir.

"Bueno... Gracias, Haru. Bye."

Se dio la vuelta para irse. Fue cuando Haru sintió un intenso impulso y decidió interpretar aquella pequeña interacción como una señal de que esa era su oportunidad. "Zaki-chan, espera," la llamó suavemente. Aki volteó. Haru miró al suelo. Aki, a su parecer, era linda. No le gustaba, pero quizá si la invitaba a salir las cosas cambiarían. Haru tenía que probarse a sí mismo que podía desarrollar sentimientos por otra persona.

"¿Qué pasó, Haru?"

"¿Quisieras... umm... salir conmigo?"

Aki parpadeó. Aquello había sido completamente inesperado, pero muy dulce.

Sonrió de oreja a oreja. "Me gustaría mucho, Haru. ¿El viernes te parece bien?"


Sus amigos se sorprendieron cuando Haru les dijo que saldría el viernes con Aki.

En su defensa, él no había sacado el tema. Salió porque Nagisa, tan observador como siempre se percató de que Haru tenía prisa al terminar la práctica de natación. Y así fue como terminó confesándoles de su cita.

Aunque todos parecían incrédulos al principio —lo cual era ligeramente indignante—, Nagisa y Rei lo aceptaron rápidamente y le desearon que se divirtiera. Rin, por su parte, sólo se puso muy serio. En ese momento no dijo nada, pero Haru ya podía imaginarse la conversación después: "Pensé que habías dicho que no te gustaba nadie." Y entonces, Haru tendría la ardua tarea de explicarle que no, pero que quería intentarlo. Quería ver si el dichoso 'amor' del que todos presumían realmente valía la pena.

Sonaba como algo sumamente sencillo de explicar, mas Haru siempre había tenido problemas para expresar sus sentimientos.

En fin. Haru fue a su casa para ponerse presentable y luego fue por Aki. De ahí fueron al restaurante favorito de ella, que además tenía karaoke los viernes por la tarde.

Aki quería cantar, mas Haru se rehusaba. Pero tanta fue su insistencia que Haru terminó cediendo y subió con ella al escenario de mala gana. Sin embargo, la energía de Aki al cantar conmovió a Haru y poco a poco se dejó llevar. El público les aplaudió tanto que cantaron otra canción.

Fue una tarde divertida. Al mismo Haru le costaba creer lo bien que la había pasado con alguien que no era de sus amigos cercanos.

Mientras iban de regreso y Aki le hablaba de cosas triviales y reía, Haru pensó que tal vez no estaba tan perdido en esas cosas del romance. No, no sentía esas 'mariposas en el estómago' que tan famosas eran, pero quizá eso se daría con el tiempo, ¿no? Tal vez debía seguir intentando, y Aki era una buena opción.

Llegaron a la casa de la chica. Mientras ella abría, el corazón de Haru palpitaba salvajemente en su pecho por un pensamiento que había cruzado su mente.

¿Debía besarla?

En muchas películas románticas que Rin lo había arrastrado a ver, era típico que después de una noche romántica el hombre besara a la chica antes de que esta entrara a su casa. Entonces, ¿debía intentarlo?

Estaba inquieto. Tal vez era eso a lo que se referían con lo de las mariposas. Tal vez sí valía la pena intentarlo.

Aki abrió la puerta y murmuró algunas palabras de despedida cuando Haru se inclinó hacia el frente, decidido. Pero antes de que sus labios pudieran hacer contacto, Aki posó su mano en el pecho de Haru y retrocedió.

"Uh, Haru," susurró nerviosa. "Perdón, pero yo no..." suspiró. "No esperaba esto. La verdad, se me hizo tan raro que me invitaras a salir que pensé que lo hacías sólo como amigos. Perdóname, no quería darte falsas ilusiones..."

"Oh." Así que ella tampoco se sentía atraída hacia él. Haru supuso que eso normalmente dolía, pero... él se sentía aliviado.

"Sí. Lo siento. Igual espero que podamos seguir siendo amigos."

"Sí," respondió Haru. Sonrió modesta pero sinceramente y el rostro de Aki se iluminó.

"Gracias por entender, Haru. La pasé muy bien hoy, de todas formas," dijo. Se acercó a Haruka y plantó un tierno beso en su mejilla. "Buenas noches."

Haru se llevó una mano a la mejilla recién besada, asombrado.

"Buenas noches, Zaki-chan."

Haru regresó a su casa pensando que tal vez no había encontrado el amor, pero de cualquier forma había sido un buen día.


Rin fue el primero en inquirir sobre cómo estuvo su cita, cuando se vieron al siguiente día. A Haru le pareció un poco extraño su interés después de lo apático que se había visto al respecto la tarde anterior. Pero le contó.

"Hm," Rin sonrió con cierta vanidad. "Dices que no hubo química. Haru, ¿has pensado en salir con un hombre?"

Haru abrió los ojos más de lo necesario, perplejo. Rin tenía un buen punto. Un punto que Haru ni siquiera se había detenido a considerar.

Cuando Haru no respondió, Rin se puso misteriosamente rojo como una amapola y cambió el tema. Haru no le prestó mucha atención. Últimamente, Rin se comportaba extraño cuando esos temas salían a la superficie.

"Olvida lo que dije. No te preocupes por esas cosas, ya llegará alguien para ti."


Haru no se esperaba que Rin tuviera razón. O que las cosas pasaran tan pronto.

Unos pocos días después, un chico nuevo se unió a la clase de arte, la única que Rin no tomaba con Haruka. El nombre del muchacho era Makoto Tachibana, y era muy guapo. Alto y musculoso, rostro angelical. Cabello castaño y ojos verdes.

Era la perfecta combinación de una cara linda y un cuerpo sensual.

Debido a que Haru estaba solo, el chico se le acercó. Haru pensó que sería molesto —la mayoría de las personas lo eran— mas no fue así. Makoto era amable, algo tímido y pareció aceptar rápidamente el hecho de que Haru no hablara mucho, lo cual logró que Haru se interesara más en él. Cuando la clase terminó, le preguntó sus razones para transferirse a Iwatobi. Makoto le explicó que había sido por el trabajo de su padre, y que él quería entrar desde el primer día de clases, pero uno de sus pequeños hermanos había enfermado de varicela y él tuvo que cuidarlo.

Haru vio a Rin en el pasillo, hablando con Sousuke. Supuso que debía alegrarse por él. Pero no podía.

Cuando Rin lo vio, sus ojos se iluminaron y fue hacia ellos. Haru no entendió el por qué interrumpiría una conversación con la persona de la que estaba enamorado solo para hablar con él, a quien veía todo el día.

Haru presentó a Rin y a Makoto. Rin, amigablemente se ofreció a mostrarle la escuela al castaño.

Haru sintió celos.


El tiempo pasó. Makoto se incorporó al grupo con relativa facilidad y hubo un cambio en el orden. Ahora Rin y Haru no eran los que pasaban más tiempo juntos. Makoto y Haru tenían química, y Rin últimamente se juntaba mucho con Sousuke.

Sin embargo, eso no significaba que hubiesen descuidado su amistad. Rin y Haru pasaban tiempo juntos en clases, en las prácticas de natación y gracias a Sakura. Haru estaba feliz de que su amistad no hubiese sufrido las consecuencias de las nuevas circunstancias, aunque le seguía causando antipatía cada vez que veía a Rin con Sousuke. Pero lo ignoraba. Si él era feliz con Makoto, Rin tenía derecho a ser feliz con la persona de la que estaba enamorado.


"Rin," dijo Haru una tarde, mientras jugaban videojuegos.

"¿Mande?" respondió Rin, concentrado en la pantalla de la televisión.

"¿Te acuerdas cuando salí con Zaki-chan?"

"Sí, ¿qué tiene?"

"...y no funcionó."

"Sí."

"Y tú me dijiste que tarde o temprano llegaría alguien para mí."

"Ajá."

"...Creo que ya llegó."

Un estruendo resonó en la habitación. Rin soltó el control de la consola y observó a Haru con los ojos desorbitados mientras una voz recitaba 'Game Over'.

"¿Qué?" dijo sin aliento. "¿Quién es?"

Haru desvió la mirada.

"Creo... creo que me gusta Makoto."

"¿Crees?" insistió Rin, pálido.

Haru se encogió de hombros.

"Nunca me había pasado, así que no sé."

Rin se puso de pie y caminó hacia la ventana del cuarto de Haru. Sus manos temblaban. No podía mirarlo a la cara.

"Bueno, si te gusta... ¿Por qué no lo invitas a salir?"

"¿Crees que debería hacerlo?"

Rin fingió una sonrisa. Sabía que aquello pasaría algún día, solo no esperaba que fuera tan pronto.

"No creo que te diga que no."

Y no mentía. Había notado la manera en que Makoto miraba a Haru.

"Ok," aceptó Haru. Rin siempre era el mejor para darle consejos al respecto. "Lo intentaré. Gracias, Rin."

"De nada, Haru," caminó hacia la puerta. "Creo que mejor me voy. He estado descuidando un poco mis estudios."

"Oh... bueno."

Haru lo dejó irse.

En su casa, Rin echó a llorar.


Haru sabía que su oportunidad era la clase de artes. La pasaba con Makoto todo el tiempo y no había otras interrupciones.

Pero al final... no pudo hacerlo. Cada vez que se decía que lo intentara y sentía las palabras 'Makoto, ¿irías a una cita conmigo?' quemarle la lengua, no se atrevía. Era una presión terrible, algo que Haru nunca había sentido.

Tenía miedo a ser rechazado.

La clase pasó más rápido de lo que esperaba. El timbre tocó y Haru maldijo internamente y sintió ganas de golpearse contra el restirador porque acababa de desperdiciar una valiosa oportunidad.

"Haru, ¿me prestas tu cuaderno de dibujo?" preguntó Makoto, completamente ignorante de los pensamientos de su amigo. Haru se lo pasó sin hablar, tratando de forzarse a escupir esas palabras que lo dejaban sin respiración. Se dejó caer sobre el restirador, sintiéndose como un completo estúpido.

"Gracias. ¿Te sientes bien?" inquirió Makoto, preocupado. Haru se levantó.

"Sí."

"¿Seguro? Eh, tengo clase pero si quieres—"

"No te preocupes, Makoto."

Makoto torció los labios, no del todo convencido. "Bueno... ¡Adiós!" exclamó antes de salir apresuradamente.

Haru frunció el ceño. No era el único que estaba actuando raro, al parecer. Abrió su cuaderno de dibujos para desquitarse, y cuál fue su sorpresa al caer en la misma página donde Makoto había dejado una pequeña nota.

Haru:

Lo siento, soy demasiado tímido para decírtelo en persona, pero...

¿Te gustaría salir conmigo?

El rostro de Haru se iluminó. Su corazón se aceleró en su pecho.

Al siguiente día y sin que Makoto se diera cuenta, Haru deslizó una nota en su bolsillo. La respuesta era simple, pero hizo a Makoto muy feliz.

Sí.


Quedaron en ir a cenar el viernes por la noche. Makoto fue a su casa y partieron juntos al primer restaurante que había conocido recién se mudó. No era nada especial, pero tenía un aire acogedor. Los meseros eran amables y a juzgar por el olor y la cantidad de gente que había, la comida debía estar muy sabrosa.

Haru estaba nervioso. Era extraño, porque normalmente se sentía muy natural estar con Makoto; sin embargo esta vez Haru era consciente del probable cambio en su relación de amistad hacia algo más. Makoto, quien era extrañamente perceptivo ante sus emociones, lo notó. Le ofreció un trago, y aunque Haru se vio renuente al principio, terminó aceptando.

No estaba acostumbrado al alcohol, pero una cerveza no haría nada, ¿o sí?

Makoto también pidió una, para acompañarlo. En efecto, el alcohol los relajó y hasta logró que Haru se abriera un poco más. Cenaron y tomaron un par de cervezas más entre risas y una conversación amena.

Al final, Makoto pagó la cuenta aunque Haru trató de insistir. Se pusieron de pie para irse. Tal vez eran los efectos del alcohol, pero Makoto se sentía con suerte y especialmente atrevido esa noche. Así que sin mayor aviso se acercó impulsivamente a Haruka, tomó su mano y se inclinó hacia adelante con la intención de besarlo.

La acción tomó por sorpresa al inexperto Haru, quien por instinto volteó la cabeza y se zafó del agarre de Makoto.

El corazón de Makoto dio un vuelco. Al verse rechazado retrocedió de inmediato y palideció. El rostro de Haru estaba colorado.

"D-deberíamos irnos," dijo Makoto nerviosamente. Haru asintió sin saber qué decir. Ahora sentía la presión de lo que acababa de hacer y se sentía como un estúpido. No es que Makoto no le gustara, al contrario. Lo había pasado muy bien con él, pero... las cosas iban demasiado rápido. ¿O es que había algo mal con él? Haru no estaba seguro, sólo no se sentía listo para besar a Makoto. No aún.

Esperaba que el castaño no lo malinterpretara.

Salieron del restaurante. Haru abrió la boca para hablar, aunque no tenía idea de qué decir. Pero entonces Makoto lo interrumpió para ofrecerse a acompañarlo a su casa. Lucía muy inquieto y Haru también necesitaba tiempo para poner sus pensamientos en orden, por lo tanto se negó.

Makoto insistió, pero Haru mintió con que tenía que ir a otro lado hasta que cedió. Haru le hizo señas a un taxi y Makoto lo observó irse sin decir palabra, aunque Haru podía leer el dolor y la vergüenza en sus ojos verdes.

Apretó los puños. Estaba frustrado consigo mismo. Makoto era un chico decente, amable, comprensivo y agradable... Haru no podía pensar en defectos cuando de él se trataba. No le faltaba nada. Entonces, ¿por qué no se podía enamorar de una vez?

Makoto no merecía sufrir. Merecía a alguien que lo quisiera.

Después de todo, tal vez si había algo mal con Haru.

"¿...Joven?" lo llamó el taxista. Haru se dio cuenta de que solo estaban dando vueltas sin dirección debido a que aún no daba su destino.

"Oh, lo siento," se disculpó. Ensimismado, dio la dirección de Rin. Todavía no comprendía su reacción —honestamente, cuando Makoto se había acercado así a él, sintió pánico. Y no entendía la razón, porque ahora, mirándolo en retrospectiva, besar a Makoto no sonaba nada mal. Pero era diferente cuando estaban en persona, entonces Haru se cohibía y se sentía muy consciente de todo lo que pasaba a su alrededor.

Tal vez... solo necesitaba práctica para sentirse más seguro. Y para eso, ¿quién mejor que Rin?

"Puedo enseñarte, si quieres."

El taxista lo dejó frente a la casa y Haru le pagó y agradeció. Tocó el timbre, nervioso y esperando porque Rin estuviera en casa.


Mientras tanto, Rin estaba tumbado en su habitación. En la televisión daban una película americana de una chica llamada Juno que se embarazaba y decidía dar al bebé en adopción. Ya iba por el final y Rin lloraba a lágrima viva porque Juno acababa de dar a luz y el joven padre de su hijo, un atleta llamado Bleeker la consolaba en el hospital. Rin miró a Sakura.

"Verás Sakura, a veces los padres biológicos no son capaces de cuidar a su hijo por alguna u otra razón, entonces lo dan a personas que quieran hacerlo. Eso no significa que seas menos amado. Haru y yo te queremos mucho..."

Sí, la escena era totalmente patética, pero Rin era un chico muy sentimental y esa tarde estaba deprimido. Era viernes por la noche; Haru de seguro la estaba pasando increíble con Makoto, sus otros amigos habían decidido salir... Inclusive Gou lo había dejado solo. Aunque claro, no podía culparlos. Ellos le habían insistido mucho, mas Rin simplemente no tenía ganas de salir.

El timbre sonó y sobresaltó a Rin. ¿Gou habría regresado temprano? Tal vez se había sentido mal por él. O quizá era Sousuke. Ese hombre era un buen amigo y sabía leerlo como nadie.

Rin se llevó una gran sorpresa cuando abrió la puerta y se encontró a Haru en el umbral, con las mejillas sonrosadas y los ojos vidriosos.

"Haru," murmuró sorprendido. "¿Qué haces aquí?"

"Tengo algo que pedirte. ¿Puedo pasar?"

"¿Eh? Ah, sí, pasa," maldijo internamente por su falta de educación. "¿Te ofrezco algo?"

Un beso. "No, gracias."

Se sentaron en la sala. "Y... ¿qué pasó? ¿Cómo estuvo tu cita?"

"Mal," confesó Haru. "Lo arruiné todo."

"¿Huh? ¿Por qué dices eso?" inquirió Rin. Haru apretó los puños. Al verlo tan alterado, Rin se cambió de lugar y se sentó a su lado, rodeándolo con un brazo. "Cuéntame."

Haru respiró profundamente. "Trató de besarme," confesó; "y me aparté."

Perplejo, Rin intentó hablar, mas Haru lo interrumpió.

"Entré en pánico," agregó con una expresión desamparada; "y quería saber si tu oferta de enseñarme a hacer... eso, tú sabes... seguía en pie... S-solo por Makoto, para que no vuelva a pasar," balbució.

Rin no lo estaba mirando. "Por Makoto, eh," susurró en un extraño tono que Haru no supo interpretar. Se pasó la mano por los cabellos rojos, se puso de pie y desapareció.

Haru parpadeó. "¿Rin?" lo llamó. No hubo respuesta. Haru sintió un nudo en el estómago, ¿lo había ofendido? ¿Dijo algo que no debía?

Escuchó ruido y una maldición, así que decidió pararse a investigar. Subió, provenía de la habitación de Rin. Abrió la puerta con cautela, y...

"Lamento el desastre," dijo Rin al verlo. Estaba ordenando su habitación. Señaló la cama. "Ponte cómodo."

"Eh... Gracias."

Haru obedeció torpemente. Rin apenas y lo miró y salió de la habitación. Si Haru no estuviese tan distraído y un poco alcoholizado, quizá hubiera notado que el brillo en los ojos de Rin no era normal.

Rin se lavó la cara. "Sé un hombre y contrólate," le dijo a su reflejo con un nudo en la garganta. Esta era su oportunidad. Aunque sólo durara esa noche. Aunque todo fuera un engaño, por Makoto.

Se lavó los dientes y salió. Si iba a darle su primer beso a Haru, quería que fuera perfecto e inolvidable.

Cuando entró al cuarto, Haru estaba sentado en la cama, luciendo totalmente incómodo.

Rin suspiró y se sentó a su lado.

"Haru, mírame."

El bello azul de los ojos de Haru se encontró con la intensidad de los de Rin. Este último sonrió un poco. Extendió una mano y acarició la mejilla de Haru con ternura.

Haru se mantuvo inmóvil.

Rin se acercó. "Tranquilo. No te voy a lastimar."

Besó su mejilla. "¿Confías en mí, Haru?"

Haru cerró los ojos. Su corazón estaba latiendo muy rápido y tenía una extraña sensación en el estómago.

Asintió. Rin volvió a besar su mejilla, esta vez cerca de la comisura de sus labios.

Y luego, lo besó.

Fue un contacto rápido y suave. Los labios de Rin apenas y tocaron los de Haru, y se separó.

Haru abrió los ojos. Rin lo contemplaba con esa dulzura que a menudo Haru no sabía cómo interpretar.

"¿Ves? No tienes por qué asustarte."

Haru volvió a asentir. No estaba seguro de poder articular palabra.

"Ahora voy a besarte por más tiempo, ¿sí?" preguntó. Haru asintió cortantemente.

"Okay," murmuró.

"Cierra los ojos."

Haru obedeció. Rin lo apreció por un momento: los párpados cerrados suavemente, las pestañas largas. Los labios delgados pero carnosos, las mejillas coloradas.

Se acercó lentamente a él. Cerró sus ojos y, suavemente, tomó el labio inferior de Haru entre los suyos. Pero Haru estaba muy tenso, la mandíbula apretada y la boca bien cerrada; así que Rin rompió el contacto.

Haru abrió los ojos.

"No, Haru, así no," le dijo Rin con suavidad. "Sólo relájate, ¿sí? Abre un poco la boca. Yo me encargo de lo demás."

"Okay," Haru exhaló.

"Cierra los ojos," repitió Rin.

Haru lo hizo. Sintió las manos de Rin posarse suavemente en sus mejillas y, una vez más, sus labios hicieron contacto.

Haru hizo lo que Rin le indicó, permitiéndole un mejor acceso. Los labios de Rin eran suaves, cálidos y se fueron amoldando a los de Haru como si fueran dos piezas de un rompecabezas. Haru se dejó llevar, instintivamente imitando los movimientos de Rin. La lengua del pelirrojo asomó tentativamente e hizo contacto con la boca de Haru. El pelinegro sintió un escalofrío, pero permitió el acceso. Rin profundizó el beso y Haru siguió su ritmo, masajeando la lengua del pelirrojo. Se acomodaron en la cama de manera en que Rin estuviese sobre Haru, compartiendo el calor que emitían sus cuerpos mientras continuaban besándose. Las manos de Rin se perdieron en la melena oscura de Haru. Su rodilla separó las piernas de Haru y fue en ese momento cuando este sintió el bulto en los pantalones de Rin hacer contacto contra su pierna.

Haru soltó un sonido gutural.

Rin se separó velozmente, sentándose de espaldas a Haru. "¡Lo siento!" exclamó. Haru lo miró, azorado. Rin dejó caer su cabeza en las palmas de sus manos. "Siempre lo arruino con estas cosas. Lo siento."

"N-no importa," tartamudeó Haru. Y la verdad es que no importaba. Por más extraño que fuera, no le había molestado la reacción de Rin. De hecho, él también tenía ganas de más, lo cual era prácticamente un milagro.

Rin seguía balbuceando disculpas sin voltear a verlo y agitando las manos en un estado de completa alteración. Haru se movió hacia él, puso las manos alrededor de su cuello y besó su oreja. Fue cuando Rin sintió la creciente erección de Haru contra su espalda.

"H-Haru," tartamudeó. Volteó a verlo. Haru lo miraba fijamente, deseoso. Rin se mordió el labio con furia —¿sabía lo que estaba haciendo? El maldito lo estaba provocando, como siempre—. En un impulso, lo empujó para volver a posicionarse sobre él. Rin lucía salvaje con el cabello despeinado y la mirada llena de pasión, mas Haru no se inmutó.

"¿Tienes idea?" jadeó Rin, sosteniéndolo de los hombros y presionando su erección contra la ingle de Haru; "¿Tienes idea de lo que estamos a punto de hacer?"

Haru tuvo el descaro de negar con la cabeza.

"Soy virgen. Enséñame."

Rin le clavó las uñas con fuerza. Haru soltó un pequeño jadeo.

"No entiendes, Haru. No quiero que nuestra amistad se vea afectada por esto. Eres un idiota, pero... no soportaría perderte."

"Rin," lo llamó Haru, apartando un mechón del rostro de Rin. "Eso no pasará."

"¿Lo prometes? ¿Me lo juras?"

Haru asintió.

"Lo prometo."

"...Bueno," Rin se acercó para darle un pequeño beso. Se percató de que Sakura estaba en la mesa de noche, mirándolos fijamente. "Espera un momento," le dijo a Haru. Se paró para darle la vuelta al huevo y apagó la luz.

"¿Era tan necesario eso?" inquirió Haru cuando Rin volvió a la cama.

"Cállate. No está bien que los niños vean estas cosas."


A la mañana siguiente, Haru despertó primero. Rin roncaba quedamente a su lado y al verlo desnudo, no pudo evitar recordar la noche anterior. Se sonrojó sin querer, aunque no se arrepentía.

Al fin entendía por qué tanto alboroto respecto al sexo. O tal vez... no era el sexo en sí, si no el clímax. O los besos de Rin. O dormirse a su lado. Haru se preguntaba si los tipos con los que Rin había estado antes se fijaban en eso. Es más, ¿siquiera habrían pasado la noche entera con él? ¿Lo habrían visto así, con el cabello hecho una completa maraña, despatarrado y con la boca abierta?

Y a pesar de todo, Rin era hermoso. Haru nunca le había prestado demasiada atención —es decir, sabía que Rin era atractivo; pero nunca se había fijado detalladamente en el cuerpo tonificado, el trasero firme, los labios rosados y esos inusuales dientes picudos que, extrañamente, Rin sabía manejar muy bien para no lastimar cuando fuera necesario. Y es que tenía que haber una forma en la que ese tipo no fuera ridículamente guapo.

"Haruuuu..." se quejó Rin cuando este comenzó a jugar con su rostro. Apretó sus cachetes, le jaló las orejas, tiró de las comisuras de sus labios. Rin apartó sus manos bruscamente y al fin abrió los ojos. "¡¿Cuál es tu problema?!"

Haru se encogió de hombros. Rin gruñó y se levantó. Antes de salir del cuarto, volteó hacia Haru —quien descaradamente lo miró de pies a cabeza— y preguntó:

"Oye... ¿Cómo te sientes?"

Haru se incorporó y una punzada de dolor lo invadió cuando intentó sentarse. Soltó un quejido y Rin rio.

"Sí, me imaginé. Tranquilo, es normal. Puedes quedarte hoy si quieres, por cierto."


Rin honestamente pensó que sería difícil mantener una amistad con Haru después de lo que había pasado, mas no fue así. Haru seguía como siempre y eso era un alivio, porque ayudaba a que Rin se relajara también. Su química seguía inquebrantable, tanto que el perceptivo Nagisa bromeó el lunes con que de seguro el hecho de 'ser padres' los había unido más. Haru no contestó, pero Rin se sonrojó y le respondió alterado.


"H-Haru."

Haru se sorprendió. Makoto llevaba toda la clase de artes moviéndose nerviosamente y evitando hablar con él. Haru supuso que se debía a lo ocurrido en su fallida cita, así que lo había dejado.

El timbre sonó cuando Haru volteó a verlo. "¿Mande?"

"¿Te gusta Taylor Swift?"

"¿Eh?" Lo había ignorado toda la clase, ¿y esto era lo que preguntaba ahora? Qué chico tan extraño. "No."

"Ah." Makoto lució levemente decepcionado. Recogió sus cosas. "Hasta mañana, Haru."

"...Hasta mañana."

Makoto estaba actuando raro y Haru no sabía cómo tomarlo. Supuso que debía darle su tiempo.


Al salir del salón Haru fue en busca de sus amigos. Distinguió a Nagisa y a Rei conversando juntos, mas cuando iba a acercárseles, Makoto apareció y se puso a hablar con ellos.

Queriendo evitar otro encuentro incómodo, Haru optó por irse.

"...Creo que no le gusto," les contaba Makoto. "El viernes me rechazó, y hoy que quería invitarlo a un concierto dijo que no."

"Tal vez sea por el artista, no por ti, Makoto-senpai," justificó Rei. "¿De quién es el concierto?"

"Taylor Swift."

"No es el tipo de música que Haru-chan escucha," respondió Nagisa. Makoto suspiró. Rin llegó en ese momento, pero decidió no interrumpir.

"Lo sé. Sé que no es precisamente 'masculino', pero mis papás iban a llevar a mi hermanita ahora que viene a Tokio, porque es su artista favorita. Pero resulta que no podrán por el trabajo, entonces quieren que vaya con ella y me sobra un boleto."

"¿Te sobra un boleto para quién?" inquirió el pelirrojo.

"Taylor Swift," repitió Makoto. El rostro de Rin se iluminó.

"¡¿QUÉEEEEE?! ¡Yo te acompaño! ¡Si quieres te lo compro!"

"¿En serio?" preguntó Makoto. A su lado, Rei y Nagisa se burlaban del entusiasmo de Rin.

"¡Sí, me encanta!"

Makoto sonrió. "Genial. Será divertido ir contigo, Rin."

Rin soltó una exclamación llena de emoción, para luego golpear amistosamente a sus amigos que se burlaban de él.


"¿Irás a un concierto con Makoto?"

"Sí. ¿Te molesta?"

Haru desvió la mirada. "No," mintió. Estaba celoso, pero ya no sabía si era por Makoto o por Rin.

Por supuesto que Rin podía ver a través de sus mentiras. "Haru," exhaló. "No te preocupes, es sólo un concierto. No pasará nada."

"Está bien," cedió de mala gana.


El fin de semana del concierto llegó más rápido de lo que esperaban. Haru se quedó con Sakura y vio a sus dos amigos irse a Tokio mientras él moría de celos. ¿Desde cuándo se había vuelto así?

Mientras él se aburría en Iwatobi, Makoto, Ran y Rin se divirtieron mucho. Rin era bueno con los niños y desde el principio se llevó muy bien con Ran, hecho que conmovió a Makoto. La niña estaba eufórica durante el concierto y Rin también. Cantaban a todo pulmón y bailaban con tanto entusiasmo que Makoto se dejó llevar y les siguió la corriente, cantando una que otra canción que se sabía gracias a su hermana.

Ran terminó exhausta. De regreso Makoto la cargó en su espalda mientras ambos hombres conversaban.

"Gracias por invitarme... La pasé muy bien," le dijo Rin en el pasillo del hotel, cuando ambos tenían que partir caminos a sus diferentes habitaciones.

"Al contrario, gracias a ti por acompañarnos," respondió Makoto con una sonrisa. "Estoy seguro de que a Ran le agradó tenerte con nosotros también."

Rin rio amablemente. "Ella es un amor," halagó, moviendo el flequillo y depositando un beso en la frente de la chica. Fue incómodo, porque en el momento en que se separó quedó muy cerca de Makoto y sus ojos verdes que lo miraban con ternura. Rin lo miró de vuelta, curioso. Por más que quisiera negarlo, sentía interés por Makoto. No era como el fuego ardiente que consumía sus entrañas cuando pensaba en Haruka, pero tenía el presentimiento de que también podría enamorarse de Makoto si el tiempo y las circunstancias se lo permitían. Y sabía que el sentimiento era mutuo.

Quizá lo único que necesitaba como confirmación era un beso...

No.

No podía permitírselo. No podía lastimar a Haru de esa forma.

"Buenas noches, Makoto," se despidió. Makoto enarcó las cejas levemente y aunque sonrió, su mirada se tornó algo triste.

"Buenas noches, Rin."

Rin se dio la media vuelta para abrir la puerta de su habitación con las manos temblorosas. Tenía que evitarlo, no podía dejar que ese sentimiento creciera en su pecho.

¿Por qué siempre se enamoraba de la persona incorrecta?

Estaba a punto de entrar, y escuchó que Makoto igual. Apretó los ojos y se maldijo internamente al rememorar su mirada triste.

Lo siento, Haru.

Se volteó y dio unas cuantas zancadas para estampar un beso en la mejilla de Makoto. Y luego regresó a su habitación, convenciéndose a sí mismo de que no había hecho nada malo.

Mientras tanto, Makoto se quedó pasmado, observando la puerta cerrada del cuarto de Rin y dirigiéndose una mano a la mejilla.

Era innegable la chispa que había surgido entre los dos.


Algo había pasado durante el concierto y eso era muy obvio, porque durante la semana siguiente Makoto y Rin convivían mucho más. Al principio Haru no le dio mucha importancia, pero comenzó a molestarle en una ocasión en que Makoto lo vio solo y se le acercó. Haru se sintió feliz, mas su buen humor desapareció cuando Makoto dijo:

"¡Haru! ¿Has visto a Rin?"

Para colmo, en la clase de artes Makoto se la pasó hablando de Rin y tarareando canciones de Taylor Swift.

Haru confrontó a Rin en la clase de Amakata. Le preguntó si le gustaba Makoto, pero Rin solo rio nerviosamente y negó todo. Cuando Haru insistió, Rin respondió al borde de la irritación que únicamente se habían vuelto más cercanos por el concierto, pero que estaba exagerando.

Haru quería creerle, pero la evidencia decía otra cosa.

Ese fin de semana, Kisumi daría una gran fiesta en su casa. Como todos sus amigos irían, Haru terminó cediendo. Rin, sabiendo que socializar no era su fuerte se ofreció a ir a su casa para llegar juntos.

Llegaron a la fiesta elegantemente tarde, como Rin describiría. La mayoría de la gente ya estaba ahí, incluyendo a sus amigos. La casa era grande y había un buen ambiente gracias a la música, luces y las bebidas. Rin hizo tragos para ambos y jaló a Haru a la pista de baile. Haru lo imitó incómodamente hasta que llegaron un par de chicos y los invitaron a jugar botella.

"¡Sí!" dijo Rin alegremente. Jaló a Haru consigo a otro rincón de la sala y se sentaron en círculo con los demás.

Las reglas eran simples: cada quien giraba la botella cuando fuese su turno, y tenían que besar a la persona a la que señalara. Haru se rehusó cuando supo aquello, pero Rin lo convenció de quedarse.

"Mira, ahí está Makoto," se rio quedamente en su oído. Los ojos de Haru destellaron cuando el castaño se acercó y preguntó qué hacían. Una chica le contestó y lo obligó a jugar.

"Tengo que ir al baño," le dijo Haru a Rin después de un par de turnos.

"¿Ahora?" preguntó el otro. "¿Seguro que no estás tratando de zafarte de esto?"

Haru puso los ojos en blanco. "Sí, ahora. No, ya me metiste en esto y no quiero bailar."

"Está bien, ve."

Haru se marchó. "¡Tu turno, Rin!" vociferó uno de los chicos ahí presentes. Rin giró la botella y...

Se detuvo en Makoto.

De todas las personas, Makoto.

Se miraron sin saber qué hacer. Alguien chifló.

"¡Beso, beso!" profirió otro chico a risotadas, aplaudiendo.

"¡No!" gritó Rin a través de la música. Todos en el círculo lo miraron raro. Makoto parecía herido.

"¿Hay algún problema?" dijo una chica. "Pensé que eras..."

"No es eso," corrigió Rin. Sabía que era un estúpido juego, pero de todas formas se sentía como una traición hacia Haru.

"¿Entonces?" respondió otra chica. "Tachibana-kun, ¿tienes algún problema con esto?"

Makoto negó con la cabeza. "No, yo también soy gay."

Varias de las chicas suspiraron decepcionadas. Rin les echó un vistazo escéptico.

"¿Entonces?" reiteró otro chico. "Ni modo, Rin. Tú aceptaste jugar esto. Reglas son reglas."

Rin se mordió el labio. No tenía escapatoria.

"Ok," dijo. Será rápido, pensó. Haru ni siquiera tendría porqué enterarse. Terminaría antes de que él regresase.

Sin más preámbulo, se arrimó contra Makoto y lo besó.

Makoto devolvió el beso con entusiasmo, acariciando la melena de Rin e introduciendo su lengua en la boca de este. Rin jadeó y se olvidó de todo ante las sensaciones placenteras que lo invadían. Ya tenía un tiempo deseando besar a Makoto, y vaya que el muchacho era bueno en ello.

Estaban tan absortos que no se dieron cuenta del pelinegro que los observaba a la distancia, con los ojos muy abiertos y el corazón roto.

Se separaron cuando los demás comenzaron a aullarles entre risas que se buscaran un cuarto. Haru se perdió entre la gente bailando para que no lo vieran, fue por un trago y lo bebió de una vez. Repitió la acción dos veces más y luego se dejó llevar por la gente que bailaba. Pronto se mareó, y en una de esas se tropezó y casi cae al suelo de no ser porque alguien amortiguó su caída.

"Sous... Sousuke," articuló con dificultad al encontrarse con la mirada severa del chico. Y recordó que Rin estaba enamorado de él.

"¿Estás bien, Nanase?" preguntó Sousuke. Haru no era precisamente de su agrado, pero era una persona decente. Además, ese tipo era importante para Rin.

Haru se aferró a sus brazos, desesperado. Su cabeza daba vueltas y en lo único en que podía pensar era en el dolor que le causaba ver a Rin y Makoto besándose con pasión. Negó con la cabeza.

"B-bésame," dijo. No estaba pensando bien, solo sabía que quería que Rin sintiera ese mismo dolor en el pecho. "Rin... está con Makoto... ahora mismo. Bésame..."

Sousuke lo miraba incrédulo. Haru estaba muy ebrio y la forma en que arrastraba las palabras era prueba de eso.

Soltó una carcajada burlona.

"Estás borracho."

"Tú... también," rezongó Haru. Podía oler el alcohol en su aliento.

Sousuke no pudo negarlo. No estaba tan mal como Haru, pero también había bebido y estaba achispado.

Asintió cortante. "Un poco."

Haru tomó eso como una invitación. Se puso de puntas para besarlo, y aunque al principio Sousuke se quedó inmóvil, poco a poco cedió ante la interacción. Los besos subieron de tono rápidamente y de pronto ya no era suficiente con eso —necesitaban más del otro. Aunque solo fuera por una noche. Aunque fuera sexo sin ningún otro significado.

Rin y Makoto vieron cuando se separaron y caminaron tomados de las manos hacia el baño más cercano. Rin se quedó boquiabierto e indignado. ¡Y él que se había preocupado porque Haru no regresaba!

Enfurecido, se desquitó con Makoto, lanzándose a sus brazos y continuando lo que habían interrumpido.


Por primera vez en años, parecía que la amistad de Rin y Haru estaba en severo peligro. Se evitaban lo más que pudieran, y cuando no había otra opción más que convivir juntos se ignoraban o hablaban sólo si era estrictamente necesario. Se volvían ferozmente competitivos durante las prácticas de natación, pero no era la amistosa competitividad que antes los caracterizaba. Además, cuando practicaban relevos, sus tiempos estaban empeorando.

Lo más triste era la división que había surgido en el grupo. Rin ya no hablaba con Sousuke. Makoto, que antes solía juntarse mucho con Haru, ahora la pasaba con Rin. Y a Haru le dolía que podía leer el amor en su mirada esmeralda.

Makoto pudo haber sido suyo, pero Rin se lo había arrebatado.

Nagisa y Rei, por su parte, trataban de mantenerse neutrales.

Pasaron así una semana, y Nagisa llegó a su límite. Una tarde, mientras trataba de estudiar con Rei, dijo que tenían que hacer algo para volver a reunir a sus amigos.

"¿Pero qué?" le preguntó Rei. "Haruka-senpai y Rin-senpai son muy orgullosos. Es difícil que accedan a disculparse."

"Por eso, Rei-chan, tenemos que intervenir. ¿Se te ocurre algo?"

Rei lo pensó por un momento. "Hmm... Quizá si los reunimos en algún lugar..."

"¡Rei-chan!" gritó Nagisa, causando que el aludido diera un respingo. "¡Eres un genio! Podemos decirles que nos reuniremos en mi casa antes de la práctica, los encerramos en un cuarto ¡y no dejamos que salgan hasta que se hayan disculpado!"

"Nagisa-kun... No suena mal, pero si Haruka-senpai sabe que Rin-senpai vendrá a tu casa no querrá venir, y viceversa."

"Por eso," la mirada maligna de Nagisa cuando hacía planes a veces le daba escalofríos; "tú le dirás a Rin-chan y yo a Haru-chan. No les diremos que vendrá el otro, ¡y cuando lleguen no tendrán otra opción!"

"¿Y si llegan al mismo tiempo?"

"Hmm..." Nagisa se detuvo a pensar un momento. "¡Ya sé! Citaremos a uno de ellos un poco más temprano. Que sea Rin-chan, él siempre es puntual."

Rei asintió una vez. "Espero que esto funcione," expresó. No soportaba ver a sus amigos así.

Pusieron el plan en marcha al siguiente día. Rei citó a Rin con el pretexto de que Nagisa y él necesitaban ayuda con su inglés. Nagisa solo tuvo que decirle a Haru que ese día habría caballa en su casa y listo.

El plan salió sin ningún problema. Rin llegó a la hora, Rei le dijo que subieran al cuarto de Nagisa mientras este preparaba unos bocadillos y lo distrajo por un rato. Quince minutos después apareció Haru con Sakura —le tocaba cuidarlo ese día— y Nagisa lo llevó a su habitación.

"¿Huh?" Haru frunció el ceño. "¿Por qué estás aquí?"

"¡¿Eh?!" espetó Rin. "¡Yo llegué primero! ¡¿Qué haces tú aquí?!"

"Nagisa me invitó. Me dijo que habría caballa."

"Pues a mí me invitó Rei. Me pidió que los ayudara con su inglés."

Ambos chicos fulminaron a Rei y a Nagisa con la mirada.

"¿Qué significa esto?" exigió Rin.

"No nos gusta verlos peleados, así que no los dejaremos salir hasta que resuelvan sus problemas," Nagisa sentenció firmemente. Rei asintió y antes de que el otro dúo pudiera quejarse, salieron de la habitación y los encerraron con seguro. Rin golpeó la puerta, furioso.

"¡Hey! ¡Déjenme salir!" gritó a todo pulmón, forcejeando con el picaporte. Después de un par de intentos, gruñó frustrado. "¡Es tu culpa!" le gritó a Haru.

Haru apretó los puños. "¿Mi culpa? Estamos aquí porque tú eres un egoísta."

"¿Egoísta, yo? Tú—"

"¡Sí, tú!" recriminó Haru. Era tan extraño verlo perder la calma que Rin se quedó paralizado por un momento. "Te dije que me gustaba Makoto, ¡y aun así te metiste con él!"

"¡No fue a propósito!" argumentó Rin. "¡Además, tú te metiste con Sousuke!"

"¡No es lo mismo!" dijo Haru. Tenía un nudo en la garganta. No le gustaba discutir con Rin, pero estaba demasiado molesto. "¡Tú siempre haces lo que tú quieres! Cuando éramos niños te molestaste cuando te gané en natación y te desapareciste a Australia, ¡¿siquiera te detuviste a pensar cómo me sentí yo con eso?! ¡Dejé de nadar, Rin! Y ahora, cuando te digo que por primera vez en la vida siento algo por alguien tú te atraviesas, ¡sabiendo que puedes tener a cualquier otro que tú quieras!"

"¡Eso no es cierto!" rezongó Rin. "¡Y no es mi culpa que hayas dejado de nadar, ni que Makoto no tenga interés en ti!" Un destello de dolor cruzó los ojos de Haru. Rin sabía que estaba siendo cruel, pero no podía parar. Todo ese dolor que había acumulado a lo largo de los años por estar enamorado de Haru y no ser correspondido al fin salía a la superficie. "Makoto me quiere a mí, y creo que yo también lo quiero. No tienes idea de lo que me estuve conteniendo por ti, ¿pero sabes algo? ¡Ya no me importa! ¡Makoto es mejor para mí, tú eres un egoísta al que no le importan los sentimientos de los demás!"

"Me largo de aquí," dijo Haru. Se acercó a Rin y colocó a Sakura en sus manos.

"¿Ah sí? ¡¿Y cómo piensas salir?! ¡La puerta está cerrada!"

"Vete a la mierda, Rin," dijo Haru en voz grave, contenida, molesta. Abrió la ventana y se sostuvo de la enredadera para bajar, pero antes...

"¡Espera!" gritó Rin. "¡¿Y las prácticas de natación?! ¡¿Y Sakura?! ¡¿Nos vas a dejar solos?!"

Haru no respondió. Llegó al suelo sin problemas, como si fuera un gato; y le dio la espalda a Rin para marcharse. Ni siquiera le importaba reprobar o que el club de natación volviera a separarse. Solo quería encerrarse en su casa y preguntarse por qué, ¿por qué dolía tanto separarse de Rin?

¿Por qué las cosas tenían que ser de esa manera?

Por favor, Rin, persígueme. No me dejes ir. Demuéstrame que te importo.

Al ver a Haru irse, Rin sintió como si se estuviera ahogando. Era una gran opresión en el pecho que le dificultaba respirar. ¡Haru lo estaba dejando! Lo estaba dejando para siempre, a la deriva, ya no sería más su rival, su amigo, el padre de su 'hijo'...

¿Alguna vez han escuchado la historia de Van Gogh y la pintura amarilla? Cierta o no, dice que el celebérrimo pintor solía comerse las pinturas, especialmente la amarilla, porque pensaba que eso lo haría feliz.

Era exactamente lo mismo que Rin pensó al mirar el huevo.

La mayoría de la gente pensaría que es algo estúpido. Pero no era así. Van Gogh pensaba que si llenaba su interior de colores eso le devolvería su felicidad. Para Rin, su felicidad era estar con Haru. Y ahora que Haru se iba, tenía que aferrarse a él de alguna forma.

El huevo era su bebé, como Haru alguna vez lo había llamado. El huevo era el producto de su felicidad, era lo único que Haru dejaba como prueba de la relación que sostenían. Tal vez Haru ya no quería a Rin, pero tenía que quedarse por Sakura, ¿no?

Hiperventilando, Rin le gritó.

"¡Haru! ¡No puedes dejarnos solos! ¡No puedes irte y dejar a Sakura!" Haru se detuvo al oírlo, pero no volteó. Rin tenía que alcanzarlo, tenía que llamar su atención. "¡No te vayas! Por favor, ¡no...!"

Desesperado y con Sakura en las manos, Rin intentó imitar los movimientos de Haru al salir por la ventana, pero estaba tan atrapado en la tormenta que crecía en su interior que dio un paso en falso y perdió el equilibrio.

Haru frunció el ceño, irritado. Rin actuaba como un loco y eso le molestaba. Volteó para decírselo, para reclamarle que se fuera y lo dejara en paz, pero en ese momento...

Sakura salió volando y se estrelló contra el pavimento. Un grito desgarró la garganta de Rin y Haru observó el justo momento en el que cayó al suelo bruscamente.

"¡RIN!" exclamó. Corrió hacia él. Nagisa y Rei salieron por la puerta principal al oír el tremendo escándalo.

Haru se hincó cerca de Rin. Por más que quisiera tocarlo, evitó hacerlo. Sabía que eso podía empeorar las cosas.

El accidente no había sido como esos de las películas, donde el personaje terminaba dañado pero seguía viéndose tan hermoso como siempre. Cortadas, moretones y sangre afeaban el rostro de Rin. Uno de sus brazos estaba doblado en un ángulo extraños, y aunque Haru sabía que Rin era flexible, estaba seguro de que eso era posible sin romper algún hueso. Sus ojos estaban semi-abiertos, pero Haru no estaba seguro de que pudiesen mirar.

"¡Llamen a una ambulancia!" Haru ordenó a sus amigos, que estaban en el mismo estado alterado que él. Rei, intentando calmarse, sacó su celular y obedeció.

Haru volvió a mirar a Rin y una, dos, tres gotas cayeron de sus ojos.

"Rin," murmuró con voz débil y suplicante. "Rin, por favor resiste..."

Un charco de sangre crecía alrededor de la cabeza de Rin. Su amistad estaba quebrada, su bebé estaba roto y sus corazones también.

Y todo por un estúpido proyecto.


A/N: Rin vivirá? Quién se quedará con quien? Descúbranlo en el próximo capítulo! -música de novela barata-

-se esconde antes de que la golpeen-