A: amortentia
Nunca olvidaría los tres olores de su amortentia.
La primera vez que la olió en su sexto año se sintió confuso. Había algo que no le cuadraba.
Tierra mojada: cuando llovía en primavera, Draco siempre abría el balcón de su habitación (aplicando un hechizo para que el agua no traspasara el umbral del balcón, claro) para que el olor a tierra le llegara. Le gustaba. Le hacía relajarse.
Pergamino: claramente le recordaba a sus ratos libres tanto en Hogwarts como en Malfoy Manor. Le gustaba leer, desde manuscritos y manuales teóricos hasta libros de fantasía.
Y luego estaba el olor que más le confundió en su momento, y lo seguía haciendo ahora.
Canela: cuando lo olió por primera vez se sintió confundido. No sabía a qué podía referirse, y eso le ponía nervioso. Y, un día, al entrar a la Sala Común de Premios Anuales y sentarse en el sofá, lo reconoció. Canela. Y Granger apareció de la pequeña cocina de la sala y Draco no tardó en preguntar qué a qué olía, y que si estaba cocinando galletas o algo. Granger le contestó riendo.
-Es solo mi colonia, tonto. ¿Siempre la llevo puesta y no lo notas hasta hoy? Me ofendes.
Y en ese momento Draco entendió ciertas cosas, pero también decidió que la cara de Granger estaba más bonita cuando tenía una sonrisa en ella.
