A decir verdad, tenía un poco de miedo escribiendo esta historia por las fans y etc, pero bueno, me arriesgue, que mas da. Espero que les guste la historia y claro, recibo comentarios buenos y malos :D. Muchas gracias por detenerse a leer y claro, con los respectivos derechos para Naoko Takeuchi.

-Querido destello…- Decía hablando para si, en una hermosa noche de cielo estrellado, no había alma alguna que pudiera observar o entrever el alma de la joven que apaciblemente sollozaba al ver el majestuoso brillo de aquella estrella, y sin dejar de verla, repetía intensamente el nombre de aquel ser.

-Seiya… ojala pudiera desaparecer el cielo y olvidar… -Sonreía melancólicamente depositando ambas palmas de sus manos descansando su cabeza sobre ellas y recargándose sobre el borde de su ventana.

-No me malinterpretes, aquí todo esta de maravilla… no ha pasado nada malo desde que te fuiste, desde hace ya 1 año, las chicas están muy felices realizando sus vidas por separado y Darien…- Serena baja la mirada y sus ojos se cristalizan un poco.

-Darien se ha tenido que ir a estudiar otra ves… a veces me pregunto si en realidad me ama, ya que, tiene que dejarme sola mientras el cumple su sueño…-Serena talla levemente su ojo izquierdo y se dispone a recuperar un poco su respiración, ya que por veces disminuía considerablemente al ponerse a meditar.

-Nadie sabe… e incluso tu, que me propusiste ocupar su lugar… nadie sabe en realidad que habita en mis sentimientos, nadie podría imaginarse que en realidad, existe un vacio dentro.- Serena se aferra a su pecho y acaricia el vidrio de su ventana, dejándola sentir el frio de la noche. Su cuerpo se siente exhausto y recarga su cabeza en su ventana sin quitar su mano de ella, su mirada se encuentra perdida, recordando cosas pasajeras, o que necesariamente tenían que ser pasajeras para ella, ya que el destino estaba formado y tenía que seguirlo. Tenia tiempo que enfermaba, y ella lo sentía, pero por todos los medios encontró la forma de que nadie se diera cuenta, aun cuando su palidez era mas notoria. La enfermedad avanzaba, y estaba consiente de que podía llegar a ser mortal… pero cuando una chica ama considerablemente a un hombre que no puede ser… muchas veces se puede aferrar a ese sentimiento hasta morir con el.

-Seiya… si puedes escuchar… por favor, vuelve a mi lado unos segundos nada mas… te lo pido- Después de decir eso, su cuerpo se debilita y cae en su cama, en su suave sabana llena de dibujitos tan peculiares, dignos de una niña, pero ella ya no era una niña, era capaz de sentir emociones tan fuertes como los de ahora. ¿Pero que estaba diciendo?, estaba dispuesta a darse por vencida y morir?, había personas en este mundo que dependían de ella, pero… de quien podía depender ella?. La princesa estaba tan vulnerable y fría, solo quedaban esos pensamientos vagos y escondidos, nadie podría decirle que sentir y que no, mas le daba miedo decirlo, por que cuando dices algo que piensas, estas dando por hecho que en realidad lo sientes, y de alguna manera no quería hacer ese pensamiento verdadero o real, si, podía quedarse para siempre encerrado en un sentimiento y jamás salir a flote, si, así es como tiene que ser se decía para ella misma.

Serena trata de levantarse y recuperar lo que le queda de fuerza, acaricia levemente su frente, se da cuenta que esta sudando y tiene fiebre. Esboza una leve sonrisa y su mirada se vuelve melancolica.

-Así es como tiene que terminar-

Por otro lado, un joven de tez blanca y ojos azules observa el cielo de igual manera, pensando en aquella persona que dejo olvidada en la tierra, aun cuando le dijo que la secuestraria, no pudo hacer nada. En su pecho sentía una horrible mortificación, y eso le estaba costando, quería ir a su encuentro y saber como se encontraba su dulce bombom.

-Bah!... de que me preocupo, ella…- Decia Seiya mirando desde su cuarto recostado y revolviendo sus sabanas con su mano y con la otra debajo de la nuca. –Ella tiene a alguien que la proteja…, pero por alguna razón no me siento aliviado, bombom, dame una señal…, dime que en realidad no me preocupe-. Seiya cierra sus ojos, fatigado de tanto pensar intenta dormir un poco, desde hace tiempo que siente un dolor que le oprime el pecho y varias veces a soñado con Serena desvaneciéndose hasta convertirse en pequeños fragmentos de luz. Esos sueños han dejado a un Seiya muy atormentado, y muchas ocasiones escucha su voz pidiéndole que regrese, pero como podría regresar?, eso mismo podría ser un efecto de su imaginación y de su obsesión, el amor a veces puede ser muy cruel y tenia miedo de salir lastimado o lastimarla si vuelve con la idea de continuar con la intención de robar su corazón.

Ahora, como casi todas las noches, Seiya vuelve a soñar con Serena, a un lado de su ventana llorando y pidiendo por la presencia de el. Esta ves lo siente muy real, y su espectro trata de tocar la piel de Serena, se asombra de sentirla tan fría. Serena al sentir como su piel se eriza, dirige su mirada llena de lágrimas diciendo que ya no puede mas, pidiéndole ayuda para salir de su propio precipicio. Seiya se siente muy afligido por su condición, y sin saber, ni querer saber el por que, le dice que ira a la tierra en su encuentro y que lo espere.

Seiya se levanta de la espantosa pesadilla, y de un brinco se pone de pie corriendo al encuentro con su princesa.

La luz de su ventana se aferra a abrir esos parpados inflamados de tanta humedad, y lo consiguen, Serena abre sus ojos y observa todo su cuarto desde su cama, había sido un sueño. Serena alcanza su broche que se encuentra en su buró, pero la misma debilidad hizo que se le cayera de las manos y callera abriéndose en el piso. Se asombro de que el brillo del cristal se estaba opacando y todo aquello era su culpa, el cristal de plata siempre ha estado unido a su cuerpo y podría decir con seguridad que estaba muriendo.

-Esta… esta no soy yo…- Decia, mientras tocaba su frente y sollozaba. -¡Esta no soy yo!- Serena como puede llega a la terraza y observa todo con detenimiento, como se mueve el mundo, sin importarle nada mas. Sus brazos se apoyan en el barandal y se acurruca en ellos, no podría pensar en otra cosa mas en estar al lado del resplandor de esa estrella. Y el dia paso como cualquier otro, su madre insistia en que se fueran juntos de vacaciones fuera de la ciudad, ella se rehusaba diciendo que quería seguir estudiando para prepararse mas para su futuro, lo cual a su madre la dejaba con un gran signo de interrogación, pero tampoco la podía llevar a la fuerza. Tampoco podía tener la compañía de su inseparable Luna, ya que ella y Artemis se dieron un tiempo para estar juntos, vaya, hasta ellos se encontraban acompañándose el uno al otro, regocijando de felicidad.

Ahora si, su casa se encontraba sola y eso era simplemente perfecto, ya que podría desvanecerse sin que alguien se preocupara por saber cual era la razón de su enfermedad. Tampoco podrían indagar, por que su subconsciente era el único que sabría con seguridad cual era la causa de tantos pensamientos.

Ya era tarde, y Serena se quito los lazos dejando deshacer sus chonguitos, sus cabellos se posan en sus hombros delicadamente y lo cepilla muy apenas, sus muñecas le dolían. Pero de pronto, sintió un leve temblor en su tobillo, y luego se paso a su otro tobillo, ambas piernas se debilitaron y callo al piso sin mas remedio. Sus cabellos dorados se esparcieron por todo el piso, tratando de hacer un esfuerzo por levantarse se aferra al borde de su cama para poder levantarse pero resbala. Justo al resbalar, siente como unas manos le detienen de la cintura y la abrazan.

El cuerpo de aquel ser se apegaba mas a su espalda, sintió como un suspiro llenaba su cuello y olía de manera aferrada su cabello por debajo de su nuca. Sus manos logran captar la piel de los brazos tan fuertes que ahora le sujetaban, llega hasta sus manos, las cuales reconoce.

-Seiya…-Su cara empieza a tornarse melancólica y solloza mientras llora desconsoladamente. –Perdóname, perdón por no habértelo dicho antes… deje pasar 1 año para darme cuenta- Serena aprieta las manos tan suaves que no querían soltarla por nada del mundo.

-Shh, no digas más bombom… Seiya Kou llego para cuidarte ahora, así que no hay nada de que preocuparse- Serena se voltea para ver sus ojos, quería volverlos a ver, esos ojos que le miran con detenimiento y no pierden ningún detalle. Su voz, la cual siempre resonaba en su cabeza ahora era como escuchar una sinfonía tan hermosa acompañada de los instrumentos más dulces. Sus brazos, aun sin fuerza, trataron de abrazar el cuerpo tan fornido de Seiya y simplemente llorar en su pecho que apenas era abotonado por una camisa negra de manga larga.

No se puede saber con exactitud cuanto tiempo estuvieron así, Seiya sentado recostado en la pared del cuarto con Serena durmiendo en su pecho y el abrazándola. Seiya admiraba la hermosa silueta de la princesa de la Luna, su rostro parecía mas pálido y sus ojos habían sufrido una tempestad. Su mano, un poco temblorosa, comenzó a recorrer por el contorno de su mejilla, dudando, pensando que estaba haciendo mal al amar de esa manera a alguien. Serena abre los ojos al mínimo contacto de su piel en su mejilla, subiendo su mirada para encontrarse con la realidad, Seiya había escuchado su petición y acudió a su llamado. Ambos se miraron con una increíble ternura, Seiya sonreía al ver que no había cambiado en nada, seguía siendo la misma bombom llorona de siempre. Serena trata de reincorporarse para sentarse entre las piernas de Seiya y mientras lo mira toma las manos de Seiya para llevarlas a su pecho, Seiya solo sigue mirando ingenuamente.

-Trate… de olvidarte- Seiya al escuchar eso cierra sus ojos sintiendo una punzada en su pecho, pero al mismo tiempo, Serena levanta su mentón con una de sus manos a lo que Seiya abre sus ojos para encontrarse con la mirada de Serena que ahora era una pequeña lluvia que se asomaba por ese cielo cristalino en sus ojos. – Pero no puedo… - Serena sentía como caía otra ves después de sentirse tan estremecida, Seiya abrumado la sostiene por los hombros y la abraza. Serena trata de despegarse de sus brazos para mirarlo a la cara.

-Espera, no… - Decía Serena tratando de agarrar más aire

-Que pasa bombom? Por que estas tan débil, debo llevarte a un hospital- Seiya trata de levantarse para llevarla de inmediato a urgencias, pero Serena lo detiene.

-Te amo…- Derrepente un silencio se apodera de las dos almas, o bueno, eso era lo que sentía Seiya al no creer lo que estaba escuchando, de pronto todo lo que anhelo estaba volviéndose realidad ante sus ojos, su corazón no dejaba de latirle tan rápido. Seiya hipnotizado observa los ojos de su amada, llenos de ternura y decisión. Serena pierde fuerza y cae hacia atrás pero Seiya la detiene. Intenta hablarle pero no responde, su pulso se estaba minorando. La toma en sus brazos y corre hacia la salida para llevarla con algún medico cercano.

No puedo creer lo que me dices bombom, pensaba Seiya apresurándose al divisar un hospital de noche. Empuja la puerta de cristal con la pierna y entra como puede con Serena en brazos pidiendo auxilio. Una enfermera apresuradamente le hace espacio en el sillón de espera para depositarla ahí mientras corre por el medico. Seiya aprieta la mano de Serena mientras observa la palidez de su rostro, cómo era posible que no se hubiera dado cuenta del amor que Serena le escondía, aun en sueños nunca lo creyó y esos sueños trataban de hacerle ver la realidad, ahora se sentía afligido de ver como Serena se desvanecía ante sus ojos, y el sin poder hacer nada, solo esperar.

Después de unos minutos el doctor ha encontrado la causa de la debilidad de Serena.

-Presenta una anemia muy fuerte, es necesario internarla para darle 3 unidades de sangre. Si gusta puede venir mañana en la mañana para ver como…- Seiya apresuradamente lo interrumpe.

-Esperare aquí hasta que se levante… si no es mucha molestia- El doctor al ver su mirada tan decisiva, le sonríe.

-¿Es tu novia?...- Seiya al escuchar eso, aprieta su puño y observa desde la puerta a Serena que duerme mientras la enfermera la atiende.

-Si, lo es… es mi pequeña bombom- Decía Seiya sonriendo mientras miraba a Serena.