Kuroko no Basket es propiedad de Fujimaki Tadatoshi.

Jamás, Akashi-kun.

Ella se para y él también, se sientan de nuevo al mismo tiempo.

Akashi da una sonrisa de ironía que hace poner de punta los pelos de Momoi. Las manos de la misma sudan, pero sigue resistiendo y sin rendirse. Ella no dejaría a su amado 'Tetsu-kun' en manos de su ex-capitán, por más atemorizante y (dice ser) absoluto que sea.

El emperador niega cerrando sus ojos todavía con una sonrisa en su rostro. Le era graciosa la situación.

"Nunca se imaginó que él, el todo absoluto, le estaría pidiendo a la hermana mayor adoptiva (actualmente; Kuroko Satsuki) la aceptación de ésta para casarse con su Tetsuya." Se dijo a sí mismo, tratando de no dejar escapar alguna risita traicionera y que aquello enfadase más a su... ¿cuñada? Tal vez, sí. Quizás a la única relación que tiene Akashi con (anteriormente apellidada) Momoi sea de eso, ya que, nunca cruzan palabras más de las necesarias, en primer lugar porque a Seijuro no le llamaba la atención, y segundo, la chica tenía un extraño sentimiento de miedo cada vez que lo veía a él.

Pero así era. Así está ahí, Akashi Seijuro, el jugador de Shogi profesional, basquetbolista en momentos de ocio y empresario a casi tiempo completo, pidiéndole la mano de su pareja a su hermana mayor adoptiva.

—Sabes, tendría que estar en una reunión...

—¿Y eso, qué? —pregunta Momoi y deja en linea recta sus labios. No entiende nada, "Pareciera ser una niña pequeña", piensa Akashi.

—A pesar de ello, estoy aquí, pidiéndote la mano de Tetsuya, cuando podría casarme igualmente sin tu permiso ya que él lo quiere, también. —las mejillas de ella de pronto se vuelven más rojizas.

Suspira.

—Ugh, bien. Tú ganas.

—Hm. —gime con satisfacción. —Todo un placer hacer negocios contigo. Hasta luego, Satsuki. —se levanta de la silla con su porte siempre elegante, y camina con paz. No obstante, Momoi se levanta y le detiene agarrando su brazo.

—P-pero si por alguna razón —levanta la mirada roja hasta las orejas— me entero que has lastimado a Tetsu-kun...

—Tranquila. —sonríe— Nunca dejaré a mi preciada sombra.

"Nunca".


De pie, reverencia, ¡AYE SIR!