La Promesa
Por Cris Snape
Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.
Esta historia participa en el topic "¡Feliz cumpleaños!" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
Para Grillowz
Enero de 1980
—Estoy bien, Lily. No te preocupes por mí.
James miente. Tiene la cabeza apoyada en el regazo de su esposa y apenas puede respirar sin que le ardan los pulmones. Sabe que cuando los mortífagos vuelvan no será capaz de aguantar mucho tiempo sin volverse loco y tiene miedo. No por sí mismo, ya que sabe lo que puede esperar de esos degenerados, si no por Lily. Porque a ella aún no le han tocado un pelo principalmente porque se la están reservando.
James se estremece al pensar en ello e intenta convencerse de que lograrán escapar otra vez. Ya han estado a punto de morir en dos ocasiones, ¿por qué no podría pasar lo mismo una tercera? Sabe que Sirius les está buscando y no hay persona en el mundo en quien confíe más. El viejo Canuto, su mejor amigo. Su hermano. Tiene que llegar a tiempo. No puede consentir que los mortífagos pongan sus sucias garras sobre Lily.
O lo que es peor, que sea Voldemort el encargado de hacerlo.
James sabe que si han detenido la tortura es porque han ido a buscarle. Sabe que ese maldito monstruo no tardará en llegar y por un momento piensa que si tiene que pasar, que al menos sea rápido.
Lily le acaricia el rostro y dice algo que no termina de entender. Es una mujer inteligente y a esas alturas debe comprender tan bien como él lo que está a punto de ocurrir. Y James lo lamenta muchísimo. Por Lily y por el bebé, quien posiblemente sea asesinado incluso antes de nacer.
Cierra los ojos un instante. No puede permitirse pensamientos tan negativos. Debe conservar la esperanza, seguir confiando en Sirius y en los demás. Ciertamente han perdido a muchos compañeros de la Orden del Fénix en los últimos tiempos pero eso no va a pasarle a ellos. No se lo merecen. No ahora, justamente cuando más felices son.
Se le corta la respiración cuando la puerta de la celda se abre. James no sabe muy bien dónde están pero todo huele a rancio y está sucio. Gira la cabeza para ver de quién se trata pero Lily se ha levantado y está delante de él, protegiéndole. Idiota. Se supone que tendría que ser al revés. Se supone que él debería saber cómo cuidar de su esposa y de su bebé.
—¿Tú?
Puede oír perfectamente la voz de Lily. Suena dolida, indignada e incrédula y James intenta ver quién es el bastardo que acaba de llegar. Apenas le quedan fuerzas para mantener los ojos abiertos y sólo puede distinguir la figura de alguien que viste una larga túnica que posiblemente sea negra.
—Ven conmigo, Lily. Te llevaré a un lugar seguro.
—¿Quejicus?
Su voz suena como un quejido lamentable. James puede imaginarse el rostro indignado de su antiguo enemigo escolar y no le sorprende nada que sea un mortífago. Marcaba maneras desde Hogwarts.
—Cállate —Supone que Snape le habla a él pero sigue sin poder verle. Su tono se suaviza cuando se dirige a Lily—. Vamos. Casi no tenemos tiempo.
—¡No me toques! —Lily parece histérica. James lamenta no poder estar a su lado para apoyarla. La realidad es que cada vez está más mareado. Los pulmones le arden y empieza a verlo todo blanco. Es curioso porque ahora es de noche y en esa celda no hay ni una maldita fuente de luz—. ¿Eres uno de ellos?
—No es momento de preguntas. Vámonos.
James juraría que Snape acaba de agarrar a Lily del brazo. No piensa consentirlo e intenta levantarse. Craso error.
—¡James!
Pronto Lily está a su lado. Y tal vez no es capaz de pensar con claridad pero se da cuenta de que su esposa tiene una posibilidad de escapar del infierno y no va a dejar que la desperdicie.
—Vete.
La boca le sabe a sangre. Ni siquiera sabe si ella le ha oído. Joder, la puñetera cruciatus lo destroza todo a su paso.
—No me iré a ningún sitio sin ti —Esas palabras se las susurra al oído y son como una caricia que calma todo su dolor. Después se dirige a Snape—. ¿Me oyes, Severus? No me iré sin él.
James no sabe si todo queda en silencio o si se ha desmayado. A lo mejor hasta se ha muerto. Por eso se asusta cuando escucha otra vez a Quejicus.
—Está bien. Vámonos.
Cuando alguien le coge de la cintura, se desmaya. Lo último que piensa es que el cabrón de Snape no tiene ninguna delicadeza.
Esta historia llega con un par de días de retraso pero al final estoy aquí. Iba a subirla como un one-shot pero como está quedando bastante larga, creo que lo mejor es ir haciendo capítulos independientes. Procuraré subir uno cada día hasta que se me agoten.
Espero que te guste, Grillowz. No es algo fácil de escribir porque Snape no es el hombre más paternal del mundo pero seguro que tiene su corazoncito. Ya me dirás que te parece.
Besetes.
