Hola!!! He vuelto con una historia corta SIN continuación. No tiene spoilers de DH, así que puedes leer tranquilamente. Después de todo lo que se ha escrito sobre Lily y James... queda poco por innovar, pero bueno. Esta es mi versión de cómo cambiaron los sentimientos de Lily, y mi versión de otras cosas...
Espero que os guste..
Otro día escribiré más cosas sobre las Nights in white saten..
Era una mañana como cualquier otra.
Estaba sentada tranquilamente en uno de los bancos del pasillo norte del tercer piso. Desde ahí podía contemplar el lago, la cabaña de Hagrid y el camino que llegaba de Hogsmeade.
Aquel era su último año, y ante la proximidad de los exámenes, tenía pocas oportunidades de estar allí en total calma. Por ese motivo, no había acompañado a sus compañeras al pueblo ese sábado.
Le gustaba respirar el aire de la mañana cálida de abril, con ese sentimiento de frescura en la piel. Si los jardines estuvieran más despejados hubiera ido allí a leer, pero desafortunadamente, alguien a quien no quería ver había decidido que era un buen momento para pasearse.
Cuando alzó la vista para mirar por la ventana, pasando la página del libro, sus ojos se cruzaron.
Sabía que llevaba observándola un rato. Probablemente hasta se había colocado en aquel lugar concreto bajo el árbol para verla llegar. Ella misma le había enseñado que desde aquel sitio se divisaba éste otro.
Maldijo entre dientes el día en que se le había ocurrido hacer eso. Suponía que ya no tenía remedio, y que formaba parte del pasado, como muchas otras cosas.
Ahora, sólo le quedaba mirarle de frente y sentir que realmente no sentía nada.
Había sido un final triste, pero a veces pensaba que no podía haber sido de otra manera. Ninguno de los dos tenía ganas de ceder, y estaba claro que habían escogido diferentes opciones a una misma cuestión.
Pero a ella le dolía.
Cerró el libro con fuerza y se marchó de allí, buscando un nuevo refugio donde esconderse. Uno que no le hubiera enseñado a nadie. Uno donde nadie la espiara.
Uno donde pudiera volver a sentirse segura.
Cuando abrió la puerta de la Sala de los Menesteres, se quedó atónita.
Había expresado su deseo claramente "quiero un lugar donde estar tranquila y sola, para pensar", pero parecía que se había equivocado…
…dentro de la sala había alguien más.
Alguien que estaba de espaldas, con las manos apoyadas en el alféizar de la ventana y la frente pegada al cristal.
En el suelo había una nota, una carta rasgada, un sobre arrugado.
Se sintió violando de pronto la intimidad de otra persona, algo que ella no solía hacer, y se sintió ruin.
Estaba a punto de marcharse, ya dada la vuelta y con la mano en la manivela, cuando escuchó su voz quebrada llamándola.
-Puedes quedarte, si quieres. Este lugar el suficientemente grande como para que no contamine tu aire con mi arrogante respiración.
El tono era triste, pero altivo.
Una nota irónica en medio de un mar de melancolía.
-Yo…
-Supongo que has pedido lo mismo que yo, puesto que si no, no estarías aquí-se habían dado la vuelta y ahora estaban frente a frente, separados por unos cuatro o cinco metros de distancia. A pesar de ello, ella podía ver sus facciones acusadas y afiladas, delgadas y jóvenes.
Crispadas de dolor.
-¿Estás bien?-la pregunta salió de su garganta sin haberla pensado. Él pareció notarlo, porque la miró con súbita sorpresa, como si no creyera lo que le estaba diciendo. Ella enrojeció.
-Si he de serte sincero, no- metió las manos en los bolsillos y ella percibió los surcos de unas lágrimas recién caídas alrededor de sus ojos. Se acercó sin ningún tipo de pudor y se plantó delante de él, cruzada de brazos.
-Oye… nunca he sido muy amable contigo, pero…si quieres hablar….-vaciló.
-¿Ahora te doy pena?-preguntó él de pronto, dolido.-Siete años dándote asco y dos meses antes de perderme de vista para siempre¿te doy pena?
Lily Evans se detuvo, paralizada por aquel tono y esa extraña verdad que él le estaba mostrando.
-Nunca me has dado asco.
-Pues lo has disimulado muy bien-James dio dos pasos hacia ella, agresivo. Sentía la imponente necesidad de descargar aquella furia con ella.
Ella. La musa y la maldición.
Lo que siempre le salía mal en medio de su exitosa vida.
Ella. Altiva, orgullosa y perfecta.
Ella. Ordenada, inteligente y mandona.
Ella. Ella. Ella.
Se miraron solo un momento antes de que él explotara.
-Para ti solo he sido un estúpido arrogante que solo quería llamar tu atención¿no, Lily? Sólo lo hacía para molestarte. Para molestarte a ti y a tus misterios. Sacaba buenas notas para ser igual que tú¿no?, para poder compartir el premio Anual contigo, para ser Prefecto contigo¿no? Esa es tu versión.-la señaló con el dedo, ahora furioso.-Pues bien, esta vez, yo estaba aquí dentro antes que tú. Era YO quien quería estar SOLO para PENSAR, porque James Potter PIENSA, porque también soy humano y…
-Nunca he pensado que no fuera un ser humano-interrumpió ella, sintiendo una fuerza interior que la obligaba a no quedarse callada. Ahora no.- Siempre te he considerado una buena persona. Cruel con quien querías serlo, pero amigo de los que aprecias. Eres un buen estudiante. Eres Premio Anual porque te lo mereces, al igual que eres Prefecto porque eres el mejor del curso, incluso mejor que yo. Te molestaba que siempre fuera yo tu pareja para compartir esos premios, créeme que lo he notado. Siempre te molestaba que los profesores hablaran de ti y de mí, juntos, como ejemplo para los demás. Te dolía porque parecía que me estabas suplicando un poco de atención…
-¿Y no lo conseguí?
-No. Jamás pensé que lo hacías para molestarme.-tranquilizó su voz- Lo hacías por ti mismo, porque tienes unos principios demasiado fuertes como para dejarlos de lado por una chica que nunca te hizo caso.-un deje de amargura llegó a su voz cuando continuó.-Porque hería tu orgullo que no fuera al revés.
James parpadeó.
-¿Tanto sabes de mí? Para no hacerme caso, no está mal…
-No se trata de hacer caso, James…-
-Nunca me has llamado James-dijo él súbitamente, alterado ante aquel detalle.
-Tampoco tú nunca me habías llamado Lily.
-Siempre te he llamado Lily, cuando no podías oírme. Así no tenía que esconderme de tus miradas airadas por saberme tu nombre-omitió decirle que prefería llamarla Lily cuando estaba solo, cuando pensaba en ella. Dejaba el Evans para la fachada pública, porque le divertían aquellas miradas socarronas y reprochantes, que solo dirigía a él.
-Nunca me importó que me llamaras Lily-observó ella.
Entonces, se dieron cuenta de que habían bajado la guardia. Se miraron un momento y él le tendió la mano, en un gesto inexplicable.
-¿Paz?-sonrió.
Ella asintió.
Apretó su mano con una sonrisa y repitió con voz suave.
-Paz.
Tres semanas después, Lily Evans caminaba por aquel mismo pasillo, apresurada, con el corazón desbordándole el pecho. Remus Lupin había sido herido por un centauro en el Bosque Prohibido aquella noche y estaba en la enfermería.
Cuando ella había ido a verle, él le había contado que James estaba herido.
Por eso, Lily lo buscaba asustada.
Lo encontró en la misma sala donde firmaron la paz, tumbado en un sofá con los ojos cerrados, apretándose fuertemente una herida sangrante en el antebrazo.
-¡James!-exclamó asustada, antes de correr hacia él. Se sentó a su lado, retirando la venda-Tienes que bajar a la enfermería, necesitas que…
-Nadie sabe que yo estaba con Remus… por favor no se lo digas…-dijo deteniendo su mano y su voz. Se miraron un segundo.-Si lo haces, se sabrá que somos animagos.
-Pues entonces asumirás las consecuencias de hacer algo ilegal, pero no voy a dejar que te desangres aquí. ¡Esto está lleno de sangre!-dijo con una mueca de asco mientras apartaba la manga de la túnica. James rió. Lily se puso seria.-Esta bien, puedes quedarte aquí si me prometes que no vas a irte a ningún sitio hasta que vuelva con algo de la enfermería.
-¿Vas a colaborar con algo ilegal?-preguntó él asombrado.
-Sé que lo hiciste por Remus, y él no se merece lo que la gente diría si todo el mundo se enterase.
James la miró con complicidad. Se incorporó sin dificultad y ella se sentó de nuevo.
-¿Qué ocurrió?
-Bueno…-adoptó ese aire de héroe victorioso y se revolvió el pelo-Estaba yo intentando detener a la bestia interna de Lupin cuando de pronto… ¡Ey!-exclamó sorprendido por el golpe que ella le propinó en el hombro.
-Quiero la VERDAD.-puso los ojos en blanco y rió. James asintió con la cabeza, resignado.
-¡Déjame en paz!-gritó ella en medio del desierto pasillo. Snape la sujetaba por el brazo, suplicante.
-Escúchame, Lily, por favor, solo un momento-pidió en un susurró.
-¡No!-la miró fríamente.-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, Snape.-él pareció dolido porque ella lo llamó por su apellido.
-Déjala en paz, Snape-la voz de James Potter resonó en el pasillo. Severus se acercó a él olfateándolo con desdén.
-¿Ahora te dedicas a salvar damiselas, Potter? Ella está hablando conmigo…
-Pues parece que no quiere…
-Eso lo decidiré yo- la voz de Lily resonó entre ambos, furiosa.
Lo había vuelto a hacer.
Cuando parecía que las cosas podían ir bien con James Potter, algo en él mismo se revolvía contra sus propios cambios.
Como aquella estúpida forma de defenderla de Snape.
-¡Escúchame!-pidió James por enésima vez. El pasillo del primer piso donde se encontraban estaba vacío. Se habían encontrado tras la pelea con Severus, y ahora era James el que la sujetaba por el brazo.- Snape es uno de ellos…
-No te creo, Severus, él…-tartamudeó ella, pálida. Él rechinó los dientes, furioso porque Snape fuera "Severus" cuando él mismo había sido "Potter" durante siete años.-Eso es muy grave, James, él no…
-Él no ¿Qué? Ya lo has visto ir detrás de Malfoy y las Black, por dios Lily¿es que no lo ves¡Es tan mortifago como cualquier otro!
-¡Estará confuso, eso es todo!
-¡¡No!!-le dio un puñetazo a la pared, dolido. Ella lo miró asustada.-No sé qué demonios te traes con él, y la verdad es que no es de mi incumbencia, pero esto sí lo es. Snape se ha unido a la banda de Malfoy, Crabbe y Goyle, y tú no quieres verlo…
-¡No tienes pruebas de eso!-acusó ella con fiereza.
-¿Quieres una prueba?-rió con sarcasmo, y se remangó la manga de la túnica, mostrando una cicatriz.-La noche que atacaron a Remus en el bosque, no fue un centauro. Fueron ellos.
-¿Qué? Pero si….
-Has leído el Profeta, Lily. Lo lees todos los días, y eres la única persona que sabe leer entre líneas, porque el resto de la gente no se para a mirar las noticias-ella se ruborizó-Sé que te sorprenden esas desapariciones, esas muertes de muggles tan confusas… te estás asustando…
-Tú me estás asustando.
-¡Solo pretendo avisarte!
-Snape nunca me atacaría…
-¡Eso no lo sabes! Conoces a la gente con la que va, y ellos sí serían capaces de atacar a una hija de muggles… ¡están deseando que acabe el curso para unirse a Voldemort! Ya lo oíste la otra noche, cuando volvíamos del entrenamiento…-la señaló con el dedo.-los muggles no están seguros en el colegio, y tú eres uno de ellos…
-Pero…-Lily estaba confundida y sentía el nudo de su garganta ahogándola con fuerza-Yo no…he… hecho nada…. ¿no?-parpadeó asustada ante el enfado de James. Él detuvo su respiración airada y la miró con curiosidad. Parpadeó él también, confuso.
-No se trata de hacer o no hacer, Lily. Ya sé que no has hecho nada…lo siento-bajó la vista, apenado.-Podemos ayudarte, si quieres.
-¿Cómo? Son muchos contra… contra…-vaciló, como si le diera miedo lo que iba a decir-Nosotros cinco.-James la miró sorprendido, alzando una ceja-Remus, Peter, Sirius, tú y yo…
James rompió a reír.
-Somos más que cinco, Lily. Y tenemos algo que ellos no tienen.-ella pareció intrigada-Tenemos un espía.-ahora fue la pelirroja la que alzó la ceja, con cara de "si, ya, y yo voy y me lo creo".- Regulus.
-¿Regulus¿Ése que va siempre pegado al culo de Bellatrix?
-Ése-puntualizó James-Es el hermano pequeño de Sirius-Lily ahogó un grito, atónita.
-Pero él… ellos, nunca…
-¿Han aparentado serlo¿Tú habrías ido diciendo por ahí que tu único hermano es un capullo integral que vive por y para servir a su familia y la estupidez esa de la nobleza de sangre¿O habrías ido diciendo que tu hermano mayor está en la casa enemiga a los tuyos y sus mejores amigos son unos traidores a la sangre, que van con hombres lobos y están enamorados de una sangresucia?
Lily pareció impresionada.
-Sirius no está orgulloso de su hermano, créeme, y Regulus tampoco de Sirius.
-Pero Sirius no es así…
-Sirius se marchó de casa este verano. Vive conmigo. Cuando me encontraste en la Sala de los Menesteres estaba leyendo una carta que le envió su hermano, contándole como están las cosas en su casa desde que él no está. Regulus le extraña, pero es un Black, y se unirá a los Mortifagos cuando tenga oportunidad. Sin embargo, desde que esas estúpidas primas de Sirius han decidido hacerle la vida imposible, está contándonos cosas. Nos avisó del ataque a Frank Longbottom para que pudiéramos ayudarle y….
-¿Regulus os está avisando de lo que piensan hacer sus amigos¿Por qué?
James suspiró.
-Porque aunque no comparta los ideales de su hermano, no quiere enfrentarse con él, y menos que sea Sirius una posible víctima. Y créeme que le tienen ganas. A él, y a mí.
Lily se sentó en el pasillo, confundida.
-¿Fue él quien os contó lo de que Snape quiere unirse a ellos?-James asintió.
-Si no me crees, no tienes más que esperar. Un día de estos te pillarán sola en un pasillo. Ten cuidado, Lily.
Y tal como James había previsto, un día, Lily chocó contra Regulus a la vuelta de un recodo.
-¡Quita de en medio, sangresucia!-la apartó de él con fuerza.-No vaya a ser que lo mejor que te ocurra sea que te quedes tuerta…
Lily se apartó de un salto, asustada. Detrás de Regulus salieron Bellatrix, Narcisa, Lestrange y Malfoy. Y como dos guardaespaldas silenciosos, Crabbe y Goyle.
Faltaba Parkinson, pero Lily recordó que estaba en la enfermería.
Retrocedió, lentamente.
-¿Miedo, Evans?-siseó Malfoy sacando la varita. Antes de que hubiera podido decir nada, Lily alzó la suya.
-¡Expelliarmus!-gritó antes de seguir retrocediendo.
Por la cara que puso Malfoy, supo que no estaba esperando que le atacara. Sin embargo, aquel rictus de sorpresa y satisfacción le dejó helada.
En ese mismo instante supo que había alguien más a su espalda.
Se volvió con la varita todavía levantada.
-¡Expelliarmus!-gritó a donde había estado de espaldas.
La varita de Snape salió disparada contra el techo y Lily abrió los ojos, boquiabierta.
-¡Crucio!-la voz de Bellatrix resonó en el pasillo mientras Narcisa ayudaba a Malfoy a ponerse en pie.
-¡Protego!-Sirius Black alzó la varita interponiéndose entre Lily y el crucio, y Bellatrix frunció el ceño, asqueada.
-Quita de en medio, primo. Esto no va contigo.
-Tú y yo no somos familia-escupió Sirius. Lily mantenía a Snape apuntado con la varita. Las miradas eran frías, cortantes, sin ningún tipo de sentimiento que no fuera el odio y la decepción. El resto continuó avanzando, hasta dejar a Sirius y Lily en medio del corredor. Espalda con espalda, Lily sentía la respiración de Sirius, expectante.
La estatua de la bruja tuerta parecía sonreírle desde el fondo del pasillo.
"No vaya a ser que lo mejor que te ocurra sea que te quedes tuerta…"
Las palabras del hermano de Sirius le calaban ahora con fuerza. La bruja tuerta.
Entonces, sintió que Sirius hacía algo más que respirar. Algo hondeó en el aire con fuerza y antes de que pudiera darse cuenta estaba con la boca aprisionada por una mano invisible, Sirius lanzando maldiciones y todo a su alrededor oscuro.
-No grites-la voz de James le acarició la garganta-Tienes una capa de invisibilidad puesta. Ahora corre hacia la bruja tuerta y coge el pasadizo que lleva hasta Hogsmeade. Puedes llevarte la capa.-La empujó con fuerza entre Snape y Sirius y sacó su propia varita.
-¡Desmaius!-El cuerpo de Malfoy cayó al suelo con un ruido sordo y Lily siguió corriendo.
-¡¡Sectumsempra!!- Snape apuntó a James y Narcisa ahogó un grito. Lily volvió la cabeza, súbitamente alertada.
-¡¡¡Protego!!!-le hechizo acudió a James escasas milésimas antes que el de Snape, y Lily se escondió tras la estatua.
Sentada en Las Tres Escobas, se sentía vacía.
James tenía razón.
Malfoy y sus amigos iban atacando alumnos a sus anchas por el colegio. Regulus le había advertido que en la bruja tuerta estaba la salida. Posiblemente, habría sido también gracias a él por lo que James y Sirius habían aparecido en el pasillo.
Guardó la capa dentro de su túnica y cuando alzó la vista, Frank y Alice la miraban con comprensión. Lily parpadeó confundida. Estaban ellos dos solos sentados en una mesa, pero había tres cervezas.
Con un leve gesto de cabeza, le indicaron que se sentara con ellos.
Esa noche, Lily leía inquieta en la sala común. Cuando el hueco del retrato se abrió, y Sirius hizo su aparición, se lanzó a sus brazos, aliviado.
-¡¡Sirius!!-estuvo unos segundo colgada de su cuello, apretándole con fuerza. Cuando se separaron, le dio las gracias un montón de veces, hasta que el retrato volvió a abrirse, y James entró por él.
-¡James!-le echó los brazos al cuello y repitió el gesto realizado con Sirius. Pero los tres se dieron cuenta de que el abrazo fue más corto y menos efusivo.- ¿Dónde estabais¿Qué ha pasado?
-Mcgonaggall nos ha castigado, pero estamos acostumbrados.
-Pero yo…
-Tú eres alumna modelo. Si hubieras estado allí, los profesores no te lo hubieran perdonado.-acabó Sirius. Lily se ruborizó.
-¡Eh, Potter!-llamó una voz-¿Todo bien?
Los tres se volvieron. Frank y Alice bajaron del dormitorio de los chicos, serios. Sirius asintió y Remus y Peter hicieron su aparición en la sala común. Un tenso silencio se produjo, que Alice rompió con una sonrisa.
-Le hemos contado a Lily lo de la Orden del Fenix-todas las miradas se clavaron en la pelirroja-Se lo merece.
Remus asintió, y se sentó junto a ella.
-Quiero formar parte de ella.-dijo con decisión la chica- Quiero pelear.
-¡¡Cincuenta puntos para Gryffindor¡¡Las pelirrojas valen doble!!-exclamó Sirius dándole una palmada.
El expreso de Hogwarts aullaba vapor y prisas.
Lily cargaba con su baúl cuando encontró a James parado al fondo del vagón, mirándola con seriedad. Cuando llegó hasta él, le tendió la mano en un gesto amistoso.
-Cuídate, Potter-susurró. Él asintió, estrechando su mano.
-Lo mismo digo, Evans.-Dicho esto, sacó un pedazo de papel del bolsillo de su túnica y se lo dio. Aquella era la única vez que Lily lo había visto temblar.-Es mi dirección, por si necesitas ayuda, o algo parecido. Sirius y yo estaremos ahí todo el verano. Remus y Peter también vendrán algunos días…-ella asintió en silencio, dándole las gracias con una sola mirada.
Quince días después, Harry Evans era cruelmente atacado cuando volvía del trabajo. En aquel momento, su hija pequeña, Lily, se dio cuenta de que aquello era más que una broma entre compañeros.
Lord Voldemort había empezado a sembrar el terror en el país.
Con un nudo en la garganta y las lágrimas al borde de sus ojos, le pidió a su hermana Petunia que se llevara a su madre a vivir a otro lugar. Ésta lo hizo gustosa de alejarla de la culpable del ataque a su padre. Después, Lily la hechizó para que olvidara que tenía una segunda hija.
Después, desecha en llanto y rabia, abandonó su casa una noche oscura de tormenta. Para evitar ser interceptada por la red flu, y temerosa de no saber aparecerse en esas condiciones, fue andando hasta la casa de los Potter.
Cuando James abrió la puerta aquella madrugada, y Lily se desplomó en sus brazos, gimiendo que su padre no había hecho nada para merecer la muerte, supo que aquello no tenía remedio.
Tres semanas más tarde, ella y Remus alquilaban un apartamento en el Londres muggle para alojar a todo aquel que creyera que podía proteger a los suyos marchándose de su lado. Los primeros inquilinos, además de ellos cinco, fueron Frank y su novia, Alice.
Una noche de invierno, haciendo recuento del dinero del que disponían entre todos juntos, y enumerando la gente que había decidido unirse al a Orden del Fénix, Lily salió al balcón.
No sabía nada de su madre desde aquel verano, y dudaba que Petunia fuera a responder a alguna de sus cartas. James le había insistido en que era mejor para las dos.
Sintió la presencia del chico detrás de ella justo cuando iba a desmoronarse.
Le palmeó la espalda con valentía, mientras le sonreía con sinceridad.
-Eres valiente-le reconoció.-Si alguien piensa lo contrario… es que no te conoce.
-Gracias-murmuró ella.
Apoyó la cabeza en su pecho con desazón.
-Nunca me has preguntado por qué defendía a Snape en el colegio.
-No era asunto mío-respondió él.
-Pero le odiabas-apuntó ella. Él desvió la mirada.
-No. Odiaba que le miraras a él en lugar de a mí. Odiaba que le sonrieras a él en vez de a mí. Odiaba….-cayó, indeciso- Odiaba esa forma que tenía de estar contigo sin molestarte.
-Tú eras un pesado-dijo ella con sinceridad-Un pesado que me salvó la vida.
-No te salvé la vida-aclaró él.
-Me dijiste que venían a por mí, y si no hubieras estado en aquel pasillo aquel día, Regulus no hubiera impedido que me hicieran nada.
James apretó los puños.
-Regulus y Snape no serán como los demás, entonces. Pero van con ellos, y eso los convierte en igual de peligrosos-ella sintió su rabia y le detuvo la mano antes de que se pegara contra la pared.
Se miraron sólo un instante.
Un instante eterno.
Porque al momento siguiente, James había hundido su boca en la de ella, sediento de aquella avidez que ella poseía, de aquella perfección que nadie más tenía, de aquel optimismo que quería para sí mismo…
De aquella paz que solo sus ojos le daban.
Y por primera vez en siete años, Lily se sintió tremendamente orgullosa de que fuera ella, y solo ella, la que había conseguido cambiar para siempre al eterno arrogante y apuesto James Potter.
Notas: Qué os ha parecido??? No seáis demasiado crueles... es mi primer Lily-James. Sinceramente, no me convence eso de que él fuera el sex-symbol de la escuela y ella fuera la única chica que se le resista... creo que él era insoportable porque iba detrás de ella sin descanso, pero que no era mal chico. Una no cambia de opinión de la noche a la mañana. Ni ella era la super diva del colegio, ni él el maestro del sexo... ¬¬
En fin.
Si te ha gustado... deja tu review!!! (Si no, también puedes dejarlo TT)
Besos, Nicole
