Alguien lo odiaba haya arriba, definitivamente lo odiaba, joder, después de todo el puto proyecto tenía que estar completo a más tardar a las ocho de la mañana, esa era su jodido problema que le aquejaba mentalmente, y para aumentar, la presión del chingado asunto, solamente le quedaban cuatro horas y media para que saliera el sol.
— Rrrrrr —gruñó el azabache, pegándole a la mesa de su cocina por quinta ocasión ¿cómo mierdas habían terminado el y Butters haciendo el trabajo de equipo solos? No se suponía que el idiota de Craig y el imbécil de Clyde estaban en su maldito equipo, carajo cuando agarrara a Clyde le partiría su culo a la primera oportunidad.
— ¿Quieres otro café? —preguntó Butters con una sonrisa en sus labios, intentando relajar el ambiente.
— Si —fue lo único que respondió el chico visiblemente molesto intentando no descargar toda su ira acumulada sobre su compañero de equipo.
Suspiró algo cansado, al instante de sonreír, al menos había alguien que le apoyaba en esos momentos, miró más desanimado aun la mesa de la cocina, ese maldito proyecto nunca quedaría a tiempo ¿Por qué diablos habían elegido la batalla de Gettysburg? ¿Por qué jodida idea eligió esa batalla? Debió a ver elegido algo más fácil, pero no se había confiado gracias a las lindas palabras de apoyo de Donovan, con como el botín de Boston o la compra de Luisiana, pero no había elegido la maldita batalla de Gettysburg.
El tema de por sí era bastante complicado y extenso, más aun por sus múltiples características y contradicciones entre sí, miró su ordenador, llevaba setenta paginas terminadas, algunos dirían que era suficiente, pero él no estaba seguro de eso, le faltaban bastantes cosas, en especial referente a las acciones de las unidades más destacadas entre ellas las que habían participaron en los combates decisivos en la batalla y su relevancia en si durante la guerra civil estadunidense, más teniendo en cuenta lo detallista que solía ser su maestro de historia.
— Aquí tienes —exclamo el rubio dejando una pequeña taza de café a su lado del escritorio.
— Gracias —musitó el pelinegro mientras bebía un poco del humeante brebaje, mirando a su compañero que de nueva cuenta se ponía a teclear algunas cosas en su computadora.
Suspiro cansado, al menos Butters le estaba ayudando con las gráficas e imágenes, sonrió sutilmente, era algo extraño de ver, ahí tenían al chico menos notable de toda la preparatoria park, desvelándose para terminar su proyecto de equipo, y donde estaban los otros dos dizque más responsables integrantes del mismo, conociéndolos ambos en algún lupanar de mala muerte, si es que Craig no había conseguido alguna nueva golfa en el gueto donde vivía Kenny, como en el último trabajo de equipo.
— Te ves algo cansado —inquirió el rubio mirándolo seriamente después de algunos minutos de observación detenidamente.
— Lo estoy —contesto el chico — pero si no terminamos este proyecto, el hijo de puta de Jones nos reprobara, sabes cómo es el muy pendejo —gruñó el azabache apretándose el puente de la nariz.
— Cierto —respondió el rubio — pero deberías irte a dormir un rato —comento mientras se ponía de pie — A ver déjame a mí terminar esto – enfatizo - mientras tú te recuestas un rato en el sofá —comento el rubio mientras apartaba al azabache de la computadora — duerme al menos unas dos horas, te levantare en un rato para que tú me releves después ¿de acuerdo? – explico con una ligera sonrisa en su rostro.
— ¡Pero! —reclamó el azabache.
— Sin peros —respondió el rubio mientras lo acompañaba al sofá — anda acuéstate — inquirió mas enérgicamente.
Stan soltó un pequeño gruño ante la orden recibida, ni si quiera se había recostó dos minutos, cuando simplemente cayó rendido ante el cansancio, durmió como no lo había hecho en algún tiempo, en realidad la escuela lo estaba matando un poco, pero a un contra su fatiga escucho un leve tecleo, que casi parecía venir de lo más profundo de su mente, era como un arrullo celestial, y el tiempo simplemente voló una vez que había cerrado sus ojos.
Algunas horas después — Stan es hora de irnos —enfatizó una voz bastante lejana — vamos muévete - replico la voz - que se nos hace tarde —gruñó una voz bastante conocida mientras su cuerpo era sacudido con leve violencia — levántate por favor —gritó el chico pegándole algo brusco en el pecho.
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo?—preguntó el azabache abriendo pesadamente los ojos.
— Que te levantes – recrimino el rubio - tenemos ocho minutos para tomar el autobús o nos dejara atrás —inquirió el rubio mostrándole su reloj — así que muévete — enfatizo Butters mientras lo tiraba del sillón, sin querer al sacudir un poco más fuerte de lo debido a su compañero.
Esa había sido una de las mañanas más agitadas de toda su vida, el informe había sido entregado a la hora, y todo para que finalmente, el señor Jones simplemente le diera una hojeada rápida y argumentara que lo leería más tarde, dejando a la mayoría de la clase con el suspenso en la boca, en cuanto al resto de su equipo, Craig no había ido ese día a la escuela, según su hermana menor tenía un problema estomacal algo delicado, bueno según Ruby tenia diarrea explosiva; en cuanto a Clyde, bueno Clyde no se sabía nada de él, según Kenny estaba de camino a Arkansas o algo parecido, pero todos eran solamente rumores de corredor.
Unas horas después junto a las máquinas de café en el patio oriental casi al borde de las canchas de voleibol.
- Toma –- exclamo el azabache sonriendo sosteniente dos cafés en sus manos.
— Gracias —dijo el rubio mientras tomaba su vaso de las manos de su compañero y sorbía un poco de su contenido.
— No gracias a ti —respondió el pelinegro revolviéndole levemente el cabello, en una leve jugarreta cariñosa.
— ¿Por qué? —preguntó el rubio completamente apenado ante la actitud juguetona del azabache.
— Por ayudarme, si no fuera por ti, no hubiéramos terminado el trabajo a tiempo – exclamo sonriendo - además dudo mucho que hubiera llegado a la escuela en horario —inquirió dándole de nueva cuenta un pequeño sorbo a su café, estaba realmente bueno en realidad.
— Eso lo hubiera hecho cualquiera en mi lugar – intento restarle importancia, tomando un poco de su café para recuperar un poco los nervios ante los comentarios de su amigo - no fue nada en especial —fue lo único que logro inquirir después.
— Yo no estaría tan seguro —enfatizó Stan dándole una palmadita en su espalda — por este día fuiste mi ángel de la guardia — susurro mientras le daba un pequeño beso en la mejilla — quizás algún día yo te pueda devolver el favor —dijo mientras se alegaba en dirección del edificio principal, mientras tarareaba una canción The Who.
Dejando tras de sí, a un pequeño rubio sonrojado y con un café derramándose levemente sobre la nieve recién caída de ese frio día noviembre, aunque si el chico tenía que ser sincero ni el frio más intenso podría congelar ese pequeño sentimiento que se empezaba a formar en su tibio corazón, mientras empezaban sus mejillas a cubrir de rojo carmesí.
