Hola!! Este es mi primer Fic!!

Despues de mucho tiempo por aqui, por fin me he decidido a subir algo. No seais muuuy malos :( :( y tened piedad de mi. Espero ir mejorando con el tiempo, pero si teneis que comentar algo hacezlo, os lo agradecere.

Disclaimer: todos los personajes (o casi todos), hechizos, etc... Pertenecen a J.K. Rowling, con alguna que otra aportacion de mi parte.


"Te Estaré Esperando"

CAPITULO 1º- La Misión

Calor, arena, sol…

Calor, arena, sol…

Desde hace horas lo único que sentía era un inmenso calor, veía arena por todas partes y la fulminaba un incesante sol.

¿Cómo había acabado en ese lugar y de qué forma? Ni ella en ese instante lo recordaba, lo único que tenía claro es que quería salir de ahí cuanto antes.

Le venían a la mente ciertas palabras del Ministro meses atrás que sentenciaron su futuro más próximo.

-Tenemos una misión para usted – le decía con voz implacable.

¿Una misión? En ese momento no fue consciente del alcance que tendría esa frase en su vida, ni como cambiarían las cosas.

Seguía caminando…

Caminaba por inercia, como si no tuviera voluntad sobre su ya cansado y agotado cuerpo. Sentía su boca seca y la garganta áspera, los brazos y piernas pesados, y arrastraba los pies a cada paso, pero seguía caminando. Su pelo rizado castaño quedaba oculto tras un turbante blanco y de su cara, también cubierta, apenas se le veían sus ojos marrones color miel. El resto de su cuerpo lo tapaba del radiante sol con una camisa beige de manga larga con botones oscuros y un pantalón holgado marrón con varios bolsillos a los laterales. Su delgada figura apenas hacia sombras en el suelo.

De repente otro recuerdo le llegaba a su cabeza.

-No me pasara nada cariño, son solo un par de meses y estaré de vuelta – le decía ella para tranquilizarlo.

El la miraba con tristeza, intuía a lo que iba, sabía qué clase de misión tenía que realizar, al igual que él tiempo atrás, y que ella no podía rechazarla, por mucho que le insistiera o le pidiera. Así que trato de poner una sonrisa en su rostro y decirle que todo iría bien.

Tropezó con uno de sus pies, y tuvo que poner una de sus manos sobre la ardiente arena, recobrando así la poca conciencia que le quedaba. Tenía que seguir andando, se decía, y llegar a ese lugar, y cuando antes lo hiciera antes podrían escapar de todo eso.

Para mantenerse consciente intentó recordar que fue de ella un año atrás, cuando todo empezó.


Se levantó como todas las mañanas, con el sonido del maldito despertador…¡¡BEEP!! ¡¡BEEP!! ¡¡BEEP!!... alargó la mano y de un manotazo lo apagó. Se revolvió entre las sabanas y siguió durmiendo un poco más. Se sentía muy cómoda en su espaciosa cama de sabanas blancas y almohadones mullidos. Notaba como el sol le estaba dando en la cara y ese calorcillo le incitaba a no moverse de ahí. Hasta que de repente su conciencia la llamó.

-¡¡Mierda!! – miró el reloj, había pasado media hora desde que sonó y ya eran las 7, en menos de una hora debía estar en el Ministerio.

Se levantó de la cama maldiciéndose interiormente por su descuido y se fue directa a la ducha, por la puerta del fondo de su dormitorio. Tan solo fueron unos minutos, lo suficiente para acabar de despertarse. Fue con prisa al armario y cogió lo primero que encontró. Unos pantalones vaqueros de talle alto azul oscuro, una camisa de rayas horizontales muy finas de un azul algo más claro que se metió por dentro y su chaqueta amarilla pastel. Mientras se ponía los zapatos se fijó que hacia un precioso día de primavera en Londres y sin más salió disparada hacia la mesa del salón, agarrando a toda prisa una cartera negra, el portafolios y las llaves del ático, abrió la puerta, salió y cerró.

Como era de costumbre el ascensor no llegaba hasta su planta, pulso el botón varias veces, pero nada…

-Otra vez como siempre, que no se me olvide volverme a quejar… – se decía tomando nota mental – tocan las escaleras.

Bajaba lo más rápido que podía, trotando de escalón en escalón, haciendo que su pelo suelto ondulara en el aire con cada movimiento, hasta que por fin llegó al vestíbulo de su edificio. Saludó con la mano y una sonrisa al portero, y se dirigió a la chimenea que había justo al lado de la puerta de salida, directa para aparecerse por red flu en el Ministerio.


Puso un pie en el pulido suelo, saliendo de la chimenea mientras se sacudía el pantalón, miró su reloj…"las 7:45"… se decía mentalmente… "me quedan 15 minutos para llegar a tiempo a mi despacho… y sin tomarme ni un mísero café"… refunfuñaba.

Después de la guerra, Kingsley Shacklebolt, que se convirtió en el nuevo ministro, le ofreció, al igual que a Harry y a Ron, un puesto en el Cuartel General de Aurores, que aceptó, como sus amigos. Con el tiempo, Harry se había convertido en jefe de todos ellos, y ella y Ron tenían sus propios despachos contiguos al de él, convirtiéndose en los mejores; siendo a sus 25 años, los más jóvenes que tomaban sus respectivos puestos.

-¡¡Buenos días Hermione!! – le saludaba alegremente el mago de seguridad comprobador de visitas, desde su puesto, sacándola de sus absortos pensamientos.

-¡¡Buenos días Eric!! – le contestaba.

-¿Otra vez tarde? – Decía mientras ella seguía caminando – Seguro que anoche saliste más de la cuenta.

-Más quisiera Eric… más quisiera – contestaba divertida.

-A mi no me mientas, te conozco – le recriminaba con picardía - ¿¿Cuándo me vas a sacar?? – gritó.

Ella, que para aquel entonces ya lo había pasado, se giró, soltó una carcajada y caminado de espaldas se encogió de hombros poniendo cara de no saber cuándo, para seguir hacia la fuente a toda prisa donde sabia que detrás estaban los ascensores dorados.

Entró en el primero que se abrió, que por suerte estaba vació, pero no tuvo tanta cuando vio entrar detrás de ella a un par de desmemorizadores, uno de los cuales le sonreía tontamente, una bruja que le parecía haberla visto en la Oficina de Trasladadores, el jefe del Departamento de Cooperación Internacional, que tomó el cargo tras el fallecimiento del Señor Crouch, y unos cuantos memorándums que revoloteaban sus cabezas. Se colocó al fondo, dejando sitio al resto y con cara de fastidio rogó porque el viaje fuera lo más rápido posible.

Habían pasado la 7º planta sin parar y seguían bajando.

-¡¡6º planta!! Departamento de Transportes Mágicos – decía la voz femenina del ascensor. En ese instante se abrieron las puertas y como ella intuía la bruja se bajó. Volvieron a cerrarse las puertas y siguieron descendiendo.

En la siguiente planta se bajo el jefe del Departamento de Cooperación Internacional, dejándola a solas con los dos jóvenes desmemorizadores.

Desesperada e intentando disimular los nerviosismo que le producía sentirse observada descaradamente por uno de los dos, miró nuevamente su reloj despreocupadamente… ¡¡¡las 7:57!!! ¡¡Por Merlín!! Que se dé prisa esto… pensaba, mientras escuchaba de fondo… ¡¡3º planta!! Departamento de Accidentes y Catástrofes en el Mundo Mágico… y vio como se iban los muchachos, soltando un bufido de alivio.

Caminaba por el ascensor en círculos, impaciente porque parara y se abrieran las puertas, hasta que por fin lo hizo y pudo salir disparada, doblar la esquina del pasillo y antes de cruzar la gruesa puerta doble de roble para pasar a la sala donde estaban los cubículos de sus compañeros aurores, paró en seco, respiró varias veces para tomar aire, se arregló el pelo y empezó a caminar con normalidad.

Tomo el pasillo de la izquierda que dejaban la multitud de cubículos para llegar al fondo, donde estaba su despacho. La sala estaba como todas las mañanas, concurrida a más no poder, algo desordenada con las paredes llenas de fotografías, carteles y artículos de El Profeta, además de un gran mapamundi con algún que otro alfiler rojo.

Mientras andaba notaba alguna que otra mirada de soslayo y alguna cabeza girar a su dirección, pero no le dio la más mínima importancia, ya que se había acostumbrado a ser el centro de atención, después de lo famoso que se había hecho el trío tras la guerra. Aunque por alguna parte de sus adentros todavía quedaba algo de esa Hermione que se sonrojaba a la más mínima.

Llego al último cubículo delante de su despacho, donde una señora algo mayor se encontraba tras su mesa ordenando unos papeles de diferentes colores.

-Buenos días Señora Swanson – decía la muchacha amablemente con una sonrisa en los labios.

-Buenos días querida Hermione – le respondía la señora melosamente. Desde que tomo el cargo que ocupaba, ese mujer se había convertido en su mano derecha y era irremplazable, además de que la trataba con tanto cariño que podría decir que se había convertido en una más de sus nietas. Sentía ferviente admiración por su trabajo y tomaba muy en consideración sus consejos y opiniones.

-¿Podría, sino es mucha molestia, traerme un café, Heder? Es que con las prisas…

-¡Por Merlín Hermione! Para eso estoy. Entra en tu despacho y ahora te lo llevo.

Y eso mismo hizo, cerró la puerta tras de sí y se apoyó en ella dejándose caer unos centímetros, miró por última vez su reloj… "las 8:10"… "En fin, que le vamos hacer"… se intentaba consolar.

Se incorporó, caminó hacia su enorme escritorio y se sentó tras él, mirando la multitud de papeles que tenía en frente. Se quitó su chaqueta, que dejó en su respaldo, y se puso manos a la obra.

A los pocos minutos llegó la Señora Swanson con el café y un bollo, que la castaña agradeció enormemente. No se lo había acabado del todo, ya que se entretenía con cada papel que repasaba, cuando llamaron a la puerta.

-Adelante – contestó absorta en su lectura con medio bollo en una mano y con una expresión ceñuda. Escuchó un carraspeo a un par de metros, levanto la cabeza rápidamente, y cuál fue su sorpresa al encontrarse con el mismísimo Ministro y su amigo Harry.

-Buenos días Señorita Granger – saludó el hombre cortésmente.

-Buenos días Señor Ministro… Harry – contesto con un leve movimiento de cabeza, que fue devuelto por el chico.

-Como podrá suponer… - comenzó el ministro condescendientemente – estamos aquí por motivos que urgen de su presencia, y que deben ser resueltos lo antes posible – siguió inmutable en su sitio, de pie al lado del moreno, mirándolos ambos directamente a los ojos con impaciencia - ¡Tenemos una misión para usted!...


Aquí termina el 1º capitulo!!!

Espero que os haya gustado :):P Os agradecería muxisiiiiiimo que me dejarais review con vuestra opinión, dependo de ellos para seguir y no desmoralizarme Plisssss!!!!! No cuesta mucho.

Por si a alguien le interesa, cada semana subiré un nuevo capítulo, a caso que se me vaya la cabeza un día y suba alguno antes, pero por regla general uno cada semana.

Eso es todo pos ahora. Si hay alguna duda con lo que sea ya sabéis...

Muchos besitos, Jess.