Disclaimer: Miraculous Ladybug ni sus personajes me pertenecen.


Mine

por Nam Min Hee

Ladybug apretó los labios con vergüenza, sus ojos abiertos cómo platos mientras presenciaba, con horror, cómo Chat Noir se presionaba contra ella, siseando furiosamente al individuo frente a ellos.

Espalda curvada hacia adelante en una posición defensiva, con las garras sobresaliendo, cómo si estuviese esperando a que en cualquier momento su rival saltara sobre él y comenzaran a pelear. Al principio, ella lo había considerado algo tierno de su parte, hasta le había arrancado alguna que otra risa, pero cuándo se percató de que iba en serio, su diversión se esfumó. Incluso, desde su posición, pudo apreciar los cabellos de su nuca erizándose conforme le dedicaba miradas cargadas de odio y siseaba.

Habiendo fallado en sus intentos por calmarlo, y tras soltar un último resoplido, Ladybug se movió con la intención de alejarse, pero Chat Noir reaccionó con rapidez, y finalmente la rodeó con sus brazos, atrayéndola contra su pecho, descansando su mejilla sobre su cabeza, todo esto sin romper el contacto visual con él.

Un pequeño movimiento por parte del individuo fue suficiente para alterarle, y casi cómo si pudiese leer sus intenciones en sus divertidos ojos brillantes, Chat Noir apretó su abrazo.

— ¡Es mía! —dijo, su voz denotando posesión.

Ladybug parpadeó con sorpresa. Sus mejillas habían adquirido una tonalidad rojiza similar a su traje moteado a causa de aquella repentina confesión. Tragó saliva con algo de dificultad, la cercanía del héroe comenzaba a incomodarla un poco, sobretodo después de aquellas palabras, tan simples, pero que provocaron que su corazón diera un vuelco dentro de su pecho. Se revolvió entre los tensos brazos del chico, intentando escapar, pero no lo logró. Suspiró. Ella ya había notado tiempo atrás que Chat Noir poseía algunas características propias de un gato, cómo, por ejemplo, su desarrollado oído, o su típico ronroneo, el cuál, pese a que nunca lo admitiría en voz alta, se le hacía algo entre gracioso y tierno. Y por supuesto, actualmente continuaba descubriendo algo nuevo sobre él cada día, otras peculiaridades que se iban sumando a su lista de habilidades/rarezas.

Cómo, por ejemplo, en ese momento, Ladybug averiguó que Chat Noir no sentía especial simpatía por los perros.

Porque sí, el responsable del extraño comportamiento de Chat Noir no era más que un perro, quién se había acercado a la pareja con algo de curiosidad, con su cola moviéndose de un lado para otro de forma continúa y su lengua cayendo fuera mientras jadeaba felizmente.

Chat Noir entrecerró los ojos y silbó con rabia a través de sus dientes, en señal de advertencia.

Y entonces, Ladybug recordó aquel documental sobre felinos que había visto el otro día, y no pudo más que reafirmar las palabras del narrador; los gatos son posesivos.

FIN.


N/A: Sí, es corto y también estúpido, pero no pude resistirme a escribir algo así. Tuve dudas de si relacionarlo con la cinofobia y hacer de Chat Noir un miedoso de los perros, pero me pareció un poco más divertida esta situación, jajaja.

Realmente no sé si los gatos, o todos, son posesivos, nunca he tenido uno, pero por lo que he visto, sumado a que me animé a consultarlo por internet, podríamos decir que no sería raro ver un caso así. Bueno, ojalá os haya gustado.

¡Un saludo!