LUST FOR LIFE
¡Hola a todos!
Les he traído un fanfic que siempre había pensando pero nunca me atreví a escribir, hasta ahora. Espero que les entusiasme la historia como a mi, especialmente si son fans de Lana del Rey. Tendrá un poco de drama, humor, romance, amistad y muerte. La pareja principal es Bella/Edward, seguidas de las parejas tradicionales, aunque las personalidades son distintas para darle sentido a la historia. Habrá algunos saltos temporales, así que atentos con las fechas.
Los personajes reconocibles no me pertenecen, la historia sí.
Un aplauso para mi gran amiga Lily que siempre ordena mis ideas y es la mejor beta que pude pedir.
Ahora sí, ¡disfruten!
LIBRO: NACIDOS PARA MORIR
PRÓLOGO:
«Escoge tus últimas palabras, ésta es tu última oportunidad»
2002
Las gotas de lluvia golpeaban el techo del automóvil, dejando un silencio hueco entre ambos. ¿Qué se suponía que debía hacer? Se había quedado sin opciones en tan poco tiempo que le parecía imposible. El corazón le latía rápido, más rápido que nunca, certificando el abandono eterno. Quiso quitar las manos del volante para detenerla, para mostrar algún tipo de resistencia, pero estaba congelado.
—Bella—dijo en voz baja, aunque le sonó más a un lamento.
—No, Edward. Por favor... no.
La voz fría y distante con que le respondió penetró el fondo de su mente. La sensación le recorrió la espina dorsal dejándolo completamente descompuesto. En las últimas semanas la respuesta a todo era no, que quizás mañana, en otra ocasión. Había intentado convencerla de todas las formas posibles, entregándole alternativas y opciones, soluciones; soluciones que Edward sabía que ni siquiera consideró. ¿Por qué tenía que ser de esa forma? Sus nudillos se pusieron pálidos cuando ejerció presión contra el volante, perdiendo el control.
Escuchó que ella tomaba una bocanada de aire, hecho que le detuvo el corazón.
—No es el final, ¿sabes?—murmuró Bella, con voz agotada—. Sólo no digas nada, sólo…
Edward no quiso dirigir la mirada a su demacrado rostro porque las lágrimas comenzaban a humedecer sus ojos. Sabía lo que cansada que estaba: había podido escuchar los pasos de Bella desde la otra habitación, inquietos, todas las noches desde que se mudó a la casa de los Cullen hace más de tres semanas.
—Sólo recuérdame.
Todo el aire que había estado guardando se le escapó en algo similar a un sollozo que Bella pareció no notar.
—Recuérdame, ¿vale?—repitió ella, con más firmeza—. No tienes que buscarme, estaré bien. Rose y Jasper tienen todo calculado, ellos van a cuidarme, ellos… serán mi familia ahora.
Edward sintió cómo esa información hacía un hoyo profundo en su pecho. Quiso mencionarle que se suponían que él también era su familia ahora, que se lo había prometido, pero las palabras no le salieron. Sabía que podía confiar en Rosalie y Jasper: los cuatro se habían unido de una manera tan peculiar que funcionaba. Y quería que siguiera funcionando, porque le gustaba el grupo que formaban, porque le gustaba cómo se sentía cuando estaba con ellos.
—Eres un chico inteligente, Edward—continuó diciendo Bella—. Carlisle quiere que estudies, que salgas de este maldito pueblo y triunfes en lo que quieras. Y es lo que quiero también. Puedes formar una empresa o qué sé yo, calculando tus numeritos y contratos que no entiendo.
—No haré nada de lo que digas—gruñó Edward alzando la cabeza en el último intento de resistencia, con una dignidad que no sentía.
Bella soltó una risita queda.
—Ése es el tigresito rudo que conozco.
El automóvil volvió a quedarse en silencio. La lluvia se había vuelto mucho más densa, nublando la visión del aeropuerto y sus brillantes luces.
Sabía que ya se hacía tarde. En cualquier momento Bella desaparecería de su vida, y él no podría hacer nada para impedirlo. Se imaginó el camino de vuelta a casa, solitario y oscuro, y dejó de respirar. No quería que se fuera, no quería que lo dejara para siempre. ¿Y si nunca podía encontrarla? ¿Y si se quedaba toda la vida atrapado en Forks, siendo miserable e invisible? ¿Y si no podía cuidarse sola, y algo le sucedía impidiendo su reencuentro? ¿Y si…?
—Gracias por verme hoy—susurró Bella, y el hoyo en el pecho de Edward se extendió en todo su ser. Era su frase, la de ambos. La de despedida.
Escuchó la puerta del vehículo abrirse y el estrépito de la lluvia. Mierda, mierda, mierda. El cuerpo de Bella se deslizó hacia el exterior y Edward pudo sentir cómo el mundo se desmoronaba tan bruscamente que sintió miedo de caerse al vacío.
Bella se había ido para siempre.
Comenzó a moverse frenéticamente para quitarse el cinturón de seguridad e ir tras ella. La necesitaba, no podía dejarla ir. Cuando se vio libre, abrió la puerta del vehículo y se lanzó al exterior. No quería que Bella se fuera. Bella, Swan, la loca de biología. ¿Cómo iba dejar que se marchara cuando había sido todo y más?
La lluvia lo mojó inmediatamente, dejándolo empapado. La oscuridad apenas le permitió distinguir la figura de Bella, pero cuando lo hizo, corrió hacia ella con desesperación. No podía dejarla ir sin mirar su rostro por última vez, sin un beso.
—¡BELLA!
Su grito resonó por todo el estacionamiento ya vacío, haciendo que ella volteara. Cuando estuvo lo suficientemente cerca se esforzó en recordar cada detalle: su cabello húmedo y oscuro, su expresión confusa y sus pálidos labios que estaban bisectados por la reciente cicatriz. Lloró de emoción, desesperación y de dolor. ¿Cómo iba a dejarla ir, si era tan condenadamente hermosa?
—¡Sólo un beso!—suplicó Edward con un grito para que su voz se escuchara por sobre la lluvia—. ¡Sólo un beso te pido!
Cuando la comisura de los labios de Bella se curvó en aprobación, Edward la cogió en un abrazo, levantándola del suelo y la besó.
Edward se prometió que guardaría la sensación de tenerla entre sus brazos por siempre. Por un momento, con sus labios unidos, se imaginó un presente distinto, en el que ambos estaban contentos y bromeando por alguna tontería que Jasper dijo. Reprimió cualquier sensación de desesperación, de tristeza y angustia y la besó como si Bella nunca hubiera dicho la frase "gracias por verme hoy". Olvidó que se estaban despidiendo, que probablemente jamás la volvería a ver.
Sin embargo, cuando el beso se detuvo y tuvo que soltar a Bella, se sintió más desamparado que nunca. Ella acarició su mejilla por última vez con una sonrisa leve, y le dio la espalda para desaparecer en la lluvia.
—Gracias por verme hoy—musitó Edward cuando ya no pudo verla, dejando que el mundo le cayera sobre los hombros.
Sólo esperaba que existiera el mañana.
¡Muchas gracias por leer y llegar hasta el final!
Díganme qué les pareció dejando review, leo quejas, reclamos, sugerencias, preguntas, lo que sea. Leo y respondo todo.
Pd: si les gusta Lana Del Rey, escuchen la presentación en vivo de la canción Born to Die en Lollapalooza, Chile.
Nos leemos pronto, corazones.
Próxima actualización:
CAPÍTULO UNO: «Estás jodido y eres brillante, luces como un hombre de millones de dólares»
Un beso,
Rohe.
