VUELTA A EMPEZAR

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling. La Magia Hispanii es creación de Sorg-Esp.

Esta historia participa en el reto especial "Vuelta a la rutina" del "Foro de las Expansiones". Me han tocado en gracia 463 palabras. ¡Allá van!


Faltaban tres minutos para que empezara la clase. El aula aún estaba vacía y todo permanecía ordenado y limpio como una patena. John se detuvo frente a los pupitres, con los brazos en jarra y la vista fija en la pared de enfrente. Podía escuchar las voces de los niños que pronto irrumpirían en la estancia y notó esa sensación en el estómago. Daba igual cuántos años pasaran que siempre se ponía nervioso durante el primer día del curso.

Pensaba en los días durante los que él mismo fue alumno y sonreía porque ser maestro nunca entró en sus planes. De niño, antes de saber que era un brujo, quería ser bombero para salvar a la gente en apuros. De adolescente, convertido en estudiante de Hogwarts y ahogado por una guerra horrible, decidió convertirse en auror y luchar por la justicia y la libertad. Sin embargo, la vida le había llevado por diferentes caminos y ahí estaba, ataviado con la túnica oscura que llevaban todos los profesores de la Schola de Magia de Toledo y luciendo con orgullo el broche de la Tradición Clásica.

John se giró hacia su mesa y abrió el maletín. Dos minutos para que empezara la clase de Transformaciones con los niños de primer año. A algunos de sus colegas no le gustaban los brujillos tan pequeños porque por lo general eran ruidosos y estaban tan nerviosos que organizaban algún desastre mágico pero él sabía bien cómo lidiar con ellos. No en vano se encargaba de tutelar a los alumnos especiales, niños realmente pequeños con diferentes problemáticas que iban desde cierta incapacidad para controlar los estallidos de magia hasta auténticos prodigios con más poder del que podía asumir una criatura tan pequeña.

Sacó el libro de texto y lo hojeó rápidamente. Un minuto. Se conocía el plan de estudios al dedillo. Él mismo lo había diseñado con ayuda del director. Echó un vistazo al exterior. Desde allí podía verse la Plaza de Rada. Era viernes por la tarde, hacía buen día y mucha gente aprovechó para llevar a los pequeñajos al parque. Otros padres se habían acercado para acompañar a sus niños a la schola.

John repasó la lista de alumnos de primer año. En total eran doce, un número más bajo que el de años anteriores. Ocho niñas y cuatro niños. Cinco hijos de muggles y siete de brujos. Uno de ellos debía ser de magia antigua a juzgar por su apellido. Esperaba que fuera un grupo fácil de llevar.

La campana sonó. Los gritos del exterior se intensificaron. Segundos después entró al aula una niña rubia que lucía dos largas trenzas. Le recordó a Amelia, quien debía andar por ahí con su pelo rosa. A veces era más difícil lidiar con los hijos que con los alumnos.


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