¡Hola! Bueno, pues este es mi regalo de amigo invisible para Eimi Blue , perteneciente al foro Días Oscuros. Espero que te guste Eimi, y a todos los demás también.

Es la historia de cómo Finnick y Annie se conocieron, se enamoraron y lo que ocurrió para que Annie perdiera la cabeza. En total son 9 capítulos, unos más largos que otros, e intentaré subir cada dos o tres días uno.


El paisaje iba pasando a toda velocidad por las ventanas, sentía que iba más lento de lo normal o eso debía parecerme ya que estaba volviendo a casa y no íbamos lo suficientemente rápido. Volvía para la cosecha, para volver a llevar a otro niño a una muerte segura, cerré los ojos e intenté concentrarme en todo lo positivo que encerraba aquella fugaz visita.

Bajé del tren y vi a lo lejos a mi madre que venía corriendo para abrazarme, acorté la distancia que nos separaba y la estreché entre mis brazos.

-Hola, mamá –la saludé con una sonrisa.

-¿No tienes vergüenza de venir al distrito solo para la cosecha? –me preguntó mientras me miraba de arriba abajo comprobando que no hubiese adelgazado ni un gramo.

-Ya sabes que tengo trabajo en el Capitolio…

Me volvió a mirar y me sonrió.

-Venga, se está haciendo tarde, la cosecha empezará enseguida.

Fuimos caminando tranquilamente hacia la plaza principal del distrito, donde tendría lugar la cosecha mientras me contaba todas las novedades de la familia.

Cuando llegué al ayuntamiento la plaza ya estaba abarrotada de niños y niñas, Mags estaba frente a la puerta y me dio un abrazo cuando me vio.

-¿Qué tal todo por el Capitolio? –me preguntó a pesar de que ella sabía bien la respuesta.

-No puedo quejarme –la tranquilicé con una de mis sonrisas. –Este año vamos a traer un tributo a casa, Mags, lo presiento.

Mi mentora no dijo nada ante la misma frase que decía año tras año y que nunca se cumplía. Pero necesitaba convencerme de que llevaríamos un tributo a casa para no volverme loco. Cuando llegó Porter Rocko nos saludó a todos con dos besos y salimos los tres a la entrada del Ayuntamiento para realizar la cosecha. Los posibles tributos comenzaron a aplaudir cuando nos vieron y yo puse mi mejor sonrisa, tal y como me habían enseñado en el Capitolio.

-Bienvenidos todos a la cosecha de los 70º Juegos del Hambre –anunció Porter a través del micrófono. –Veamos el vídeo que hemos traído desde el Capitolio antes de comenzar con el sorteo.

Pusieron el mismo vídeo de todos los años y yo me dediqué a observar a todos los niños y niñas que en breves momentos podían estar a mi lado preparándose para ir al Capitolio y convertirse en tributos. Éramos uno de los distritos que tenía tributos profesionales, pero aun así era incapaz de imaginármelos cubiertos de sangre, matándose entre ellos sin piedad alguna para poder volver a sus casas en el mejor de los casos, ya que una vez que te entregabas a las manos del Capitolio nunca más podías salir de ellas.

El vídeo terminó y de nuevo todos empezaron a aplaudir.

-De acuerdo, comencemos. Que la suerte esté siempre de vuestra parte –dijo Porter Rocko antes de dirigirse a la urna que contenía los nombres de todos los chicos del distrito que podían participar en los juegos. Cogió un papel al azar y lo levantó en alto antes de abrirlo y leer el nombre en voz alta. –El tributo masculino del Distrito 4 es Mati Umdobi.

Un silencio terrible recorrió la plaza para ser seguido por unos sollozos y lamentos ahogados, posiblemente de los familiares y amigos del tributo. Mati subió las escaleras despacio y se colocó al lado de Porter. Era un chico alto y delgado, con el pelo rubio y ojos claros, tendría unos dieciséis años y no parecía que se hubiese preparado físicamente para los juegos.

-¿Alguien se presenta voluntario? –el silencio siguió a aquella pregunta y Porter se dirigió a la urna que contenía los nombres de las chicas, cogió un papel y se dirigió al centro del escenario y lo abrió. –El tributo femenino del Distrito 4 es Annie Cresta.

La reacción esta vez fue diferente. Caras de sorpresa y suspiros recorrieron la plaza. A lo lejos una chica de pelo oscuro se hacía paso entre sus compañeras hasta llegar a la escalera para subir al escenario, se colocó al lado de Porter y esperó en silencio y con la cara calmada para saber si alguna chica se ofrecía voluntaria para ocupar su puesto, pero eso no ocurrió.

-Saludad a los nuevos tributos del Distrito 4 Mati Umdobi y Annie Cresta.

Todos aplaudieron y Mags y yo acompañamos a los tributos al interior del Ayuntamiento para que se pudieran despedir tranquilamente de sus familiares. Mientras Mati y Annie hablaban con sus familias, los guardianes de la paz nos llevaron al tren que nos llevaría al Capitolio, entré en el compartimento que me habían asignado y me puse una ropa más cómoda para pasar el resto del día en el tren. Me senté en la cama y me tapé la cara con las manos.

No conocía de nada a Mati pero a Annie la había visto varias veces por el Distrito y las personas que me habían hablado de ella decía que era encantadora, llena de vitalidad y alegría.

El tren se puso en marcha y yo salí de mi compartimento para ir al vagón de ocio donde seguramente estarían los dos tributos. Cuando entré los vi hablar entre ellos a pesar de que los dos parecían ausentes por la conmoción.

-Buenos días, chicos –saludé con voz neutral. Mati se sobresaltó y Annie me lanzó una sonrisa tímida. –Junto con Mags seré vuestro mentor en estos juegos. Quiero que sepáis que haremos lo que sea por sacaros a uno de los dos de la arena –me senté frente a ellos y los observé.

Mati seguía asustado y Annie parecía mayor de lo que era debido a su tranquilidad ante la situación.

-Uno de los dos volverá –aseguró la chica estrechando la mano de su compañero –No te preocupes, Mati. No es imposible ganar, Finnick es la prueba de ello, ¿verdad? –me miró sonriendo y yo no pude hacer otra cosa que devolverle la sonrisa.

-Será mejor que descanséis, mañana hablaremos un poco de nuestra estrategia y la llegada al Capitolio es agotadora.

Me despedí de ellos y regresé a mi compartimento.