Disclaimer: Axel y Roxas no son mios! T.T

Criando Malvas

Capítulo 1

El joven Axel tenía exactamente 13 años, 25 días y 17 segundos cuando descubrió que no era exactamente como los demás chicos.

Una mosca había ido a posarse sobre un jarrón y su madre la había golpeado, matándola. Después, se marchó a la cocina. El joven Axel, curioso, fue a tocarla con cuidado. Al hacerlo sucedió algo asombroso: La mosca movió las alas, se levantó y alzó el vuelo.

El joven Axel restó perplejo ante tamaña hazaña y nunca dijo nada. Tampoco dijo nada cuando, justo un año con 4 meses y 26 días después su madre murió de una parálisis cerebral mientras le peinaba. Axel se acercó a ella y la tocó de forma inocente, pero había algo en sus extraños poderes que desconocía: al revivir a una persona, pasado un minuto.... otra vida debía irse en su lugar (mientras Axel observaba a su recién resucitada madre, el padre del vecino, que regaba las plantas, murió de repente).

Y aún había algo más que el joven desconocía de sus poderes, y lo descubriría de la peor manera posible.

Mientras su madre le ponía bien las sabanas para dormir, le besó en la frente. Al instante cayó muerta al suelo.
El joven Axel la tocó una y otra vez, pero esta vez no ocurrió nada. Entonces se dio cuenta que si volvía a tocar a la persona resucitada, ésta moría para siempre.

En el funeral que se hizo conjunto para su madre y para el padre del vecino, éste, que tenía 7 años, 13 días y 28 segundos de vida, no podía entender cómo su padre se había marchado. Al no tener madre lo mandarían a vivir a casa de sus tías, unas personas algo excéntricas. Axel miró al jovencito: era dulce, tierno, inocente y triste, rubio como los ángeles. Al pelirrojo, pues Axel era pelirrojo, siempre le había parecido un encanto de niño y se querían mucho. Al verlo tan triste, acercó su rostro a él para confortarle, pero el pequeño niño giró el rostro en ese momento, quedando sellados sus labios. Ambos se miraron sorprendidos, pero hasta después de unos segundos no se separaron, sonrojados.

Aquel había sido el primer y último beso para el joven Axel y su vecinito, Roxas.

El padre de Axel, incapaz de cuidarlo, ya que sufría unos extraños trastornos del comportamiento, lo metió en un internado, y Roxas fue llevado a casa de sus extrañas tías.
Así, se separaron, y ya nunca se volverían a ver.....

Al salir del internado, Axel se hizo pastelero, vocación que había heredado de su madre.

Vivía en un pequeño piso sobre su pastelería, The Pie Hole, que había abierto en la ciudad de Radiant Garden. Tenía exactamente 23 años, 19 días y 39 minutos. Sus pasteles se habían hecho famosos por toda la ciudad a pesar de su juventud.

Y lo que también se había hecho famoso era su simpático..."don". Para la única persona conocedora de los poderes de Axel éstos se habían convertido en un chollo.

Barrett Wallace era un hombre de color y tenía 35 años, 2 días y 49 minutos cuando conoció el don del pastelero.

Le ofreció trabajar junto a él, que era una especie de investigador cazador de recompensas. Axel hablaría con los muertos y ellos cobrarían las recompensas.

Al pastelero no le hacía nada de gracia esa propuesta, pero como era su amigo accedió y ayudó en algún caso que otro.

Hasta que un día algo que apareció en la tele le dejó con la boca abierta:

"El cadáver del joven turista se ha encontrado flotando a la deriva. Por lo visto parece un caso de suicidio, se dice que se tiró por la borda del yate. No llevaba pasajeros con él."
Axel observó algo extrañado las noticias. Había algo que le sonaba, pero no podía recordar el qué.

Cogió un bastón con una mano en la punta y acarició a su perro, que lo miró.

Se levantó y bajó a la pastelería.

-Digby no se molesta porque no le acaricias?-preguntó una vez allí su joven ayudante.

La chica en cuestión se llamaba Naminé y era una joven de 17 años y 2 días de cabello rubio, algo obsesionada con el pastelero.

-Ya lo acaricio.- aclaró Axel.
Naminé lo miró: -Me refiero a acariciarlo con la mano...

-Soy alérgico al tacto de los perros.-dijo Axel, dejando el asunto zanjado:-Él lo sabe y me perdona, así que le parece bien.

Naminé se sentía contrariada por la indiferencia que el pastelero sentía hacia ella.

De repente entró Barrett en la pastelería y llamó la atención de Axel, que se acercó.

Se sentaron en una de las mesas:
-Escucha, has visto hoy las noticias?-le preguntó Barrett. Axel asintió.

-Bueno, pues la agencia de viajes del turista solitario cree que no ha sido un suicidio y ofrecen una gran suma por descubrir qué ha pasado.

Axel negó con la cabeza-Oh, no, me niego. Otra vez no, me juraste que no volverías a pedírmelo...

-Ya lo sé, lo sé, pero la suma que ofrecen es de 600.000 gils, qué te parece?

Axel le dijo que se lo pensaría.

-Bien, tienes tiempo hasta mañana.... antes del funeral.-Barrett se puso en pie, se despidió y se marchó.

Cuando el pastelero acabó la jornada y volvió a su casa por la noche puso la tele un rato. En todos los canales ofrecían la noticia del turista suicida. Fue cambiando canales hasta que uno captó su atención:

"Los gerentes del yate nos han confirmado la identidad del Turista Solitario. Su nombre era Roxann Charles y procedía de Twilight Town, a donde suponemos volvía tras unas vacaciones...." La pantalla ofrecía imágenes del joven.

Axel quedó de piedra, consternado:-Roxas!!

Cuando despertó la mañana siguiente lo primero que hizo fue llamar a Barrett. Ambos se dirigieron a la funeraria donde se encontraba el cadáver.

-Por qué ese cambio de opinión?-preguntó el hombre de color, curioso y escéptico.

Axel parecía nervioso y perturbado:- Era mi vecino cuando éramos pequeños... y fue mi ...bueno, nos dimos nuestro primer beso.

El negro asintió:-Ya veo.

-Bueno, digamos que quiero saber que es lo que le pasó...y despedirme de él...-dijo Axel.

Una vez dentro del edificio les atendió el dueño: Un hombre gordo y orondo, con cara amable pero con un deje de malicia en los ojos y en los labios. Saludó a Barrett y les dejó pasar a la sala del féretro.

Axel le pidió a Barrett de estar a solas..por intimidad y esas cosas. Tampoco le gustaba revivir a nadie ante espectadores. Barrett enarcó una ceja y cerró la puerta, dejando al pastelero solo con el ataúd dentro del cual se hallaba el amor de su infancia y el único en su vida.

Axel abrió la tapa, temiendo lo que podía encontrar. Y allí estaba. Cual bella durmiente, con la belleza paralizada del cuerpo, como si los ángeles hubieran decidido mantenerlo bello por toda la eternidad. Su dorado cabello, alborotado de un modo gracioso, estaba apoyado en el blanco cojín, y la dulzura que su rostro reflejaba daba la falsa impresión de que despertaría de un momento a otro. El corazón del pastelero se encogió dentro de su pecho. Y mientras programaba el cronómetro se preguntaba qué palabras le diría o qué haría.

Tampoco sabía bien dónde tocar a su bella durmiente para que despertara: acercó su dedo...a los labios? demasiado osado.....la mejilla? sí, una suave caricia en la mejilla...

Al tocarlo, el joven despertó de repente, se levantó como un resorte y buscó algo con qué golpearle. Axel retrocedió confundido y miró su cronometro. El chico miró a ambos lados:-Quien eres? Donde estoy?-Desafiante, alteado.

Axel tartamudeó los más coherentemente que pudo:-Roxas...me recuerdas?

El rubio levantó la vista. Lo cierto era que en sus 16 años de vida nadie salvo su padre y el pastelero le había llamado así.-.....Axel?-preguntó con una dulzura e inocencia inusitada. -Donde estoy...? Qué pasó durante el viaje....

-Te mataron, Roxas. Recuerdas quien lo hizo? Le viste la cara?-preguntó Axel, alborotado y estresado. La visión de la persona que había sido su amor y que en menos de un minuto perdería para siempre le dañaba en lo más profundo del alma.

Éste negó con la cabeza:-No vi quien me mató-dijo el chico.-Solo recuerdo que estaba en la cubierta mirando el mar pensando en mis cosas y alguien me puso una bolsa de plástico en la cabeza y me tiró al mar...después estoy aquí y te encuentro aquí... que eres, san pedro?-preguntó sonriendo con dulzura.

Axel miró el reloj y respondió:-No, mira...te mataron, pero ahora yo te he revivido durante un minuto... quería verte y despedirme por última vez....

Roxas salió del ataúd y se acercó a él

-Por que.... bueno....fuimos...nuestro primer beso...-dijo Axel, sonrojado y tímido.

Roxas sonrió:-Si ahora voy a morir....y tú fuiste mi primer beso....-sonrió- quieres que nos demos un último beso....? El primero y el último.....-Sin tocarle, se puso de puntillas y acercó su rostro.

La mente del pastelero corría a toda velocidad y había dejado de mirar el reloj.
Y mientras intentaba pensar en que se le acababa el tiempo con la persona que amaba, a otra persona también se le acabó el tiempo.

El dueño de la funeraria corrió al retrete y únicamente llegó a sentarse cuando el minuto de la vida de Roxas llegó a su fin sin que el pastelero le devolviera a su letargo.

Axel miró el reloj y suspiró. Se alejó dos pasos de Roxas y le sonrió condescendiente.

-No....no quiero matarte de nuevo. -le señaló el féretro.-Métete aquí y espera a que vuelva. Volveré enseguida a buscarte, te lo juro.

Roxas se había metido de nuevo en el lecho y se tumbó, haciéndose el dormido mientras el pastelero cerraba la tapa y salía de la habitación.

Barrett estaba afuera, impaciente.-No sabe quién le mató-explicó Axel a toda prisa.

El negro se quejó y masculló algunas cosas mientras se marchaba para salir de aquél lugar.

Pero cuando Axel abrió de nuevo la puerta de la habitación el ataúd había desaparecido.

Lo habían colocado en un coche que se dirigía al pueblo natal de Roxas para el entierro...Twilight Town.

Axel le explicó lo sucedido a Barrett, pidiéndole el coche para que lo llevase a Twilight Town antes de que enterraran a Roxas.

Barrett sabía perfectamente lo que ocurría si transcurrido un minuto no se remataba a la víctima.

-Serás cabrón!!! Yo estaba detrás de la puerta!-le gritó indignado.

En efecto, si la persona resucitada no era muerta de nuevo, una persona que estaba en esos instantes alrededor moría en su lugar. Barrett estaba enfadado.

-Ya sé que tienes motivos para estar enfadado...pero, no me dio tiempo a pensar...simplemente no pude hacerlo...-intentó disculparse el pastelero.

Y mientras Axel se dirigía a su encuentro, Roxas estaba dentro del féretro, sonriendo pensando en el encuentro que se había producido y de cuando el pastelero volvería a buscarle.

El pelirrojo llegó al cementerio y corrió en busca del ataúd. Lo encontró sólo, dentro de una tumba sin cerrar. Probablemente al enterrador no le habían dado propina. Bajó a toda prisa y abrió la tapa.

Roxas lo miró sonriendo con dulzura con aquellos ojos de un color azul del cielo.

Axel tragó un poco y se apartó para dejarle salir.

-Entonces, ni un abrazo siquiera?-preguntó Roxas, mientras estaban sentados en la pastelería. -Aunque estés triste y necesites que te reconforte? Ni siquiera entonces puedo tocarte?

Axel le negó:-No..por que si volviera a tocarte morirías sin remedio y para siempre...

Roxas se sentó bien y suspiró: -Entonces de besos ya ni hablamos.-dijo.

El pastelero le miró algo extrañado y alzó una ceja. Después se entristeció un poco.

Barrett entró en la sala:-Bueno, así que tenemos un muerto aquí que no sabe como le han matado.

Axel lo miró consternado.

-Oye Roxas, es importante que nadie te vea ahora. No pueden reconocerte, así que es mejor que no salgas de mi casa...

Roxas lo miró:-Y mis tías? Tampoco puedo verlas a ellas?

La cuestión es esta: Las tías de Roxas, Lily y Viviann, tenían graves trastornos y no eran propensas al salir a la calle ni al contacto con nadie. Cuando el padre de Roxas murió y el pequeño llegó a la casa, se dedicó por completo en cuidarlas y llenar sus extrañas vidas con la esperanza de que algún día saldrían a la calle de nuevo.

Al enterarse de la muerte de Roxann, su vida quedó vacía de nuevo.

Roxas miró suplicante al pastelero, pero aún y a su pesar, éste se mostró impasible.

-Lo siento, pero no pueden verte. Te arriesgas a que te reconozcan....

El rubio suspiró resignado y se cruzó de brazos.

Una vez en casa de Axel se llevaría una nueva sorpresa. Un hermoso setter irlandés corrió a él y lo saludó moviendo la cola, como si ya lo conociera. Roxas lo abrazó y acarició sonriendo. -Es precioso....

-Se llama Digby.-Dijo Axel. Roxas lo miró extrañado mientras acariciaba al perro.

-Tu perro también se llamaba Digby...

-Es Digby-aclaró el pastelero. Roxas lo miró:-Veo que utilizas tus poderes muy a menudo...

El pastelero no dijo nada. -Entonces, tampoco a él no le puedes tocar? Pobre Digby...-dijo, mientras le hacía mimitos al animal.

Axel entornó los ojos. -Tú dormirás en mi cama y yo dormiré en el sofá. -dijo, y se retiró de la habitación.

Roxas se tumbó en la cama, confundido por todo lo que le había pasado a lo largo del día. Miró al perro y suspiró. Se le iba a hacer muy duro no poder tocar a la persona que amaba. Al mismo tiempo le estaba eternamente agradecido por haberle salvado la vida...o devuelto.

Mientras, el pastelero estaba tumbado en el sofá y también pensaba en el joven Roxas.

No entendía del todo por qué lo había dejado vivir... y pensaba también que de no haber muerto nunca habría sabido de él..y que ahora viviría con él, a su lado, en su misma casa. Pero no podía tocarle. Suspiró y estiró la mano hasta tocar el respaldo del sofá, que estaba pegado a la pared, y se durmió.

Al otro lado, en la habitación del pastelero, Roxas también había dejado su mano en reposo en la pared, y se había dormido.

Al día siguiente Roxas se quedó en casa del pastelero mientras éste bajaba a trabajar. Al poner el televisor únicamente vio noticias sobre su muerte. Así que decidió no hacer caso al pastelero.

Vestido como de incógnito, salió por la puerta, pero se encontró con Naminé, que vivía en el piso de al lado. La rubia se quedó muy sorprendida al verle y se extrañó mucho.

-Soy un amigo de Axel.-dijo Roxas.

-Vaya! Te pareces al chico ese que han encontrado muerto, al turista solitario!-dijo, riendo como una tonta. Después se dio cuenta de que llegaba tarde y no quería hacer esperar al pastelero.

Roxas miró confundido a aquella chica que se alejaba escaleras abajo.

Barrett estaba en la pastelería riñendo a Axel por lo que había hecho. La persona que había muerto en lugar de Roxas había sido el dueño de la funeraria.

Si querían cobrar la recompensa que la empresa de viajes ofrecía por Roxas, y Barrett la quería, debían averiguar quién lo había matado.

-Quién querría matarlo? Con lo dulce que es.... tenía que ser tan buena persona....-comentó Axel.

-Pues yo creo que lo tienes idealizado-dijo Barrett, escéptico.

-La verdad es...que no soy tan inocente como él cree....-murmuró la voz del crío, que acababa de entrar en la parte de atrás de la tienda, donde se encontraban.

-Que quieres decir?-preguntó Axel, sorprendido.

-Bueno, digamos que la empresa de viajes me ofreció unas vacaciones gratis siempre que trajese algo que ellos querían...-explicó.

-Traficabas con droga...?-preguntó Axel consternado. Roxas se mordió el labio semi sonriendo:-Mejor...con monos...

-Monos?-preguntó Barrett.

La cosa estaba así: La agencia de viajes había ofrecido a Roxann Charles que fuera de viaje y que una vez allí trajese las estatuas de unos monos de jade. El joven accedió, pero lo que no sabía era que su travesía acabaría antes de llegar a puerto.

Una noche, en el barco, se dejó la llave dentro de su habitación sin darse cuenta, pero al mirar por la borda vio el plástico de la bolsa y notó como le apretaban el cuello. Después ya no notó nada más.

El pastelero quedó consternado al oír semejante historia.

-Entonces será mejor que vayamos a la agencia de viajes para saber por qué te mataron-dijo Barrett.

Una vez allí vieron que ya era tarde y que su amigo el de la bolsa se les había adelantado.

Barrett le quitó la bolsa de plástico y Axel tocó a la mujer. Ésta cuando despertó miró sorprendida a Roxas.

-Eres del comité de bienvenida? Estoy en el cielo o el infierno?
-Tú sabías que me matarían?-preguntó Roxas.

Ella asintió:-Sí, pensaba que lo intentarían, si. De haber sido seguro habría ido yo misma, no crees? Pero parece que no ha servido de mucho...

-Quién quería los monos?-le preguntó Roxas, pero en ese momento la mujer se había acercado a Axel y le tocó en la mejilla. Al pastelero no le dio tiempo de apartarse y la mujer cayó muerta de nuevo.

-Oh, mierda!-se quejó Barrett.

-Lo siento, no pensé que fuera a hacerlo-se disculpó Axel.

-Así nunca sabremos quién nos mató...-suspiró Roxas.

Barrett observaba la escena del crimen:-Si ha matado a la mujer eso quiere decir que no te consiguió robar los monos...

-No, -dijo Roxas-Porque me había dejado la llave de la habitación dentro. -se quedó pensando un momento.

-A donde llevan las cosas de uno cuando se muere?-preguntó inquisidoramente.

Axel le miró intranquilo.

-Con los familiares-dijo Barrett.

Las tías Lily y Viviann no sabían que estaban a punto de recibir una visita inesperada....

Camino de Twilight Town, Axel miraba a su alrededor, recordando el pueblo donde se había criado. Roxas iba vestido con una larga gabardina y una capucha negra, ya que no podían permitir que le descubrieran o reconocieran.

Roxann Charles pensaba en sus tías. Sintió angustia al imaginar que ellas corrían gran peligro por su culpa.

El panadero le miró preocupado, y aunque deseaba tranquilizarlo, no podía darle el abrazo que necesitaba.

Barrett conducía lo más rápido que podía. Estaba terriblemente enfadado. Al morir la mujer de la agencia de viajes no podría cobrar la recompensa. Y además tenía que salvarle la vida a dos extrañas y desconocidas mujeres tías de un muerto que debía seguir muerto.

Roxas miró el rostro del panadero. -Como te hiciste eso?-le señaló las cicatrices que éste llevaba en las mejillas, bajo los ojos verdes y brillantes.

El panadero no le respondió. Acababan de llegar a casa de Lily y Viviann.

Bajó del coche y cual fue su sorpresa cuando descubrió al asesino debatiéndose colgado de un árbol y a Lily y Viviann observándole con enfado en el rostro.

La tía Lily tenía el cabello corto y negro, caído a capa por los hombros, y solía vestir con ropa oriental de color rojo. Viviann, en cambio, era pelirroja y con un parche en el ojo izquierdo y vestía con ropas árabes.

Parecía una persona muy belicosa y era la que estaba amenazando al asesino.

-La policía está al caer, muchacho, y sólo dios sabe cómo estarás cuando vengan a buscarte. No sabemos qué pretendías colándote en nuestra casa con esa bolsa de plástico, pero desde luego...

Barrett interrumpió a la mujer apareciendo de la nada:-Disculpad, yo soy policía.-les dijo.-Y éste hombre es el asesino de...

El panadero le hizo un gesto con la mano para que callara. No era bueno que las tías se enterasen de la identidad de aquél asesino.

Roxas, semi escondido, observó a sus tías angustiado.

Barrett ató al criminal. -Disculpad, no os llegó un paquete con las pertenencias de vuestro sobrino...?-preguntó con suavidad.

Viviann entró en el caserón y sacó un paquete pesado.

-Llévese esto. Roxann nunca lo había traído, así que será mejor que lo devuelva a la persona que le pertenecía.

-Echamos tanto de menos a nuestro pequeño...-suspiró Lily con congoja, y se metió dentro de la casa.

Barrett se despidió de Viviann y volvió al coche con el panadero y con el muerto que no estaba muerto.

Le entregó el paquete al panadero y volvieron a Radiant Garden.

-Tus tías son extrañas, jovencito....

Roxas no dijo nada en todo el viaje de vuelta. La policía había detenido al asesino por la muerte del joven y la muerte de la mujer de la agencia de viajes y las figuras de los monos habían sido devueltas a sus dueños legítimos.

Así pues, Barrett se había quedado sin recompensa.

O eso creía él.

Los dueños de las figuras le enviaron 500.000 gils en agradecimiento por recuperarlas.

No estaba nada mal.

Mientras, el panadero era feliz, pues tenía a su lado a su amor de la infancia, a su persona más preciada, y éste parecía en mucho corresponder a sus sentimientos.

Entre tanto, Naminé hacía imposibles por llamar la atención del pastelero.

No le hacía gracia alguna la intrusión en su vida de ese joven adorable y extraño, que tenía tanto parecido con el turista asesinado.

-Sabes que...?-dijo Roxas, mientras el pastelero y él tomaban una tarta. El pelirrojo le miró:-Soy muy feliz....

-Si?-preguntó el pastelero.

-Sí... porque aparte de mi padre...nadie me llamaba "Roxas"...todos me llamaban por mi otro nombre... es como si "Roxas" fuera una clave entre tu y yo....no crees?-dijo con inocencia.

Axel asintió. Digby les miró a ambos y gimoteó. Roxas le pasó un trocito de tarta y el pastelero lo acarició con el bastón en forma de mano.

Roxas pensó de nuevo en sus tías y en la nueva vida que comenzaría. Después miró al pastelero y sonrió con ternura.

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Fin del capítulo 1.

Espero que os haya gustado =D

Nos vemos en el capitulo 2