"-y cuenta la leyenda que la criatura acudía a la ayuda del que mas lo necesitara y después desaparecía sin dejar rastro alguno, durante siglos científicos e investigadores paranormales han tratado de localizarla, cabe decir, sin mucho éxito.
Testimonios durante la historia afirman que esta criatura existe, e incluso dan descripciones de su apariencia y comportamiento; lo negativo es que algunos se contradicen entre si, pero en lo que todas están de acuerdo es en su feroz poder al luchar y su lealtad de hierro.
La ultima vez de su avista miento fue a finales de la 2° Guerra Mundial, solo meses después que el valiente Capitán América desapareciera en algún lugar del mar.
Ahora después de esta extensa recopilación les dejo las siguientes preguntas a los lectores para que reflexionemos: ¿Abra existido esta criatura de verdad o sera solo eso, una leyenda? Y ¿Sera una preocupación para nosotros a nivel futuro?"
La figura al terminar de leer ese articulo cerro el periódico y lo coloco sobre la mesa, justo cuando la puerta se abrió de golpe y una vocecita grito: " TÍA !" lo cual fue el único aviso antes de ser tacleada por un pequeño niño de no mas de 5 años.
" WHOO! Tranquilo Ton-Ton!" grito la figura ahora en el suelo siendo abrazada por el niño.
"te extrañe! Te fuiste mucho tiempo" reclamo el niño con un mohín y grandes ojos marrones.
"...Tony...solo me fui 3 días"
"...igual es mucho" finalmente respondió el niño como si fuera la cosa mas obvia del mundo y procedió a apretarla mas fuerte.
"Joven Amo le aconsejo dejar de abrazar tan fuerte a la Señorita Anabell, se esta empezando a poner morada" dijo un hombre mayor que acababa de entrar a la habitación un poco jadeante, como si hubiera subido las escaleras corriendo, y conociendo a Tony, así había sido.
Al escuchar eso Tony alzo su cabeza del vientre de la figura, ahora conocida como Anabell, a su cara la cual estaba efectivamente morada; al verlo el niño inmediatamente la soltó, provocando que ella cayera al suelo jadeando mientras el culpable trataba de echarle aire con las manos gritando disculpas muy preocupado.
El hombre (cuyo nombre era Jarvis, "J" para los amigos), todavía en la puerta, no podía dejar de suspirar ante la escena tan familiar.
Con los gritos, "PERDONAME, FUE SIN QUERER!" y jadeos forzosos, "menuda fuerza tiene el chaval..." el periódico y el articulo quedo en el olvido, por lo menos, por ahora...
