Fanfic N° 1
-Olvida mi nombre- dijo Sweeney a ese imberbe muchachito, que no era nadie mas que su Johanna, su niña, en ropas masculinas.
La señora Lovett pisoteaba con la punta de sus zapatos de taco la cara de Turpin, deseando que muera. Pero intuyó que alguien se acercaba, y un detalle olvidado en su mente volvió a surgir como un relámpago .Lucy; la mujer. La única responsable de su eterna desdicha, si el Sr Todd la reconocía. Entonces ella se acercó al cuerpo, magullado, cubierto por un vestido harapiento y desteñido. Lo cargó en sus brazos y fue hacia el horno, donde lo tiró. Notó que los pasos se hacían cada vez más audibles, y para disimular la falta del que era hasta el momento el único cadáver femenino, tomó otro cuerpo apenas podrido y lo tiró al fuego también.
Sweeney entró en el sótano. El haberse cobrado su tan ansiada venganza hacía que su rostro tenga un nuevo tono, mas iluminado, probablemente producto de la dicha que le provocaba el redimirse al fin.
-¿Qué ocurre?-preguntó a la señora Lovett.
-Me tomó del vestido, pensé que se había zafado-le dijo ella, sudando, algo nerviosa por lo que acababa de realizar. Aunque nadie podría atestiguarlo, a ella la adrenalina le corría torrencialmente por las venas con el solo imaginar qué hubiera pasado si él irrumpía en el sótano justo cuando ella cargaba el cuerpo de Lucy…"la mendiga loca", para todos los vecinos de Fleet Street, incluyendo a quien había sido una vez su marido .Pero se tranquilizó, pues ya la había eliminado y todo había salido perfecto.
-Hay que asegurarse-dijo él. Sacó su navaja y volvió a pasearla violentamente por la cara del juez. ¡Oh, que satisfacción poder volver a realizarlo!, pensó Sweeney .-listo. Sra Lovett, mi querida, ¿Podría ayudarme con esto?-le preguntó señalando al juez con gesto asqueroso.
Ella se quedó un poco lela por el "mi querida" que él le acababa de dirigir, pero se acercó al reciente cadáver, tomándolo de las piernas. Lo llevaron al horno y lo arrojaron, mientras observaban como se consumía.
Johanna escuchó unos caballos acercarse por la calle, e impulsivamente fue hasta la puerta, la abrió, y sintió un alivio al ver a Anthony bajar del carruaje. Ella ni siquiera esperó a que él suba,
sino que se lanzó escaleras abajo. Angustiada, se estrechó contra su cuerpo en un gran abrazo, advirtiéndole:
-Hay que irse, hay que irse mi amor…
Anthony vio que Johanna tenía la ropa manchada con sangre (al sentarse en la demoníaca silla, las gotas se impregnaron en la camisa que llevaba puesta), y se perturbó.
-¿Te ocurrió algo? ¿Te lastimaron?
-Él…tenía una navaja, y… y luego…-le contó ella sollozando, con el miedo impreso en su tono.
Al oír "tenía una navaja" , el joven muchacho temió lo peor para su amigo.
-Mi amor, quédate dentro del carruaje. No salgas, voy a subir.- Ella a, pesar de su preocupación confió en el. Sabía que el mundo de afuera era peligroso, pero al fin había encontrado una persona con quien estaría a salvo el resto de sus días.
Anthony subió a la barbería y un escalofrío poseyó su cuerpo al ver toda esa sangre, sin embargo, no vio ni a un asesino ni a un asesinado. De pronto ¡oh!, escuchó voces susurrantes .Determinó bajar a la tienda de pasteles para escuchar mejor. Allí las voces (al parecer 2) se aclaraban; aunque eran más profundas todavía. Tomó una lámpara y se dirigió hacia el sótano. Cada vez oía mejor esos susurros.
Llegó donde una gran puerta, al parecer de metal macizo y se quedó allí un momento. Quizás los comentarios de quienes se encontraban del otro lado le daban mejores pautas para saber cómo actuar.
Sweeney (con una sonrisa de maligna satisfacción):-Sra Lovett , dicen que la venganza ha de servirse fría. ¿Usted qué opina?
Nellie (captando la cuota de complicidad en el comentario, sonriendo también): yo creo que es mejor (se cruza de brazos y da un paso derecho, para acercarse a Sweeney) que se cocine a fuego lento.
Él se acerca a ella, y la pone una mano sobre el hombro, en gesto de acompañarla; y la dirige a la salida. Luego coloca su otro brazo en su cintura y comienzan a bailar, siempre en dirección a la puerta.
-La historia del mundo, mi querida amiga, es la escoria de abajo vengándose de la de arriba-canta. Y agrega, en tono más lúgubre y apagado-todos son escoria. Y todos merecen morir.
Anthony no pudo creer que lo que acababa de escuchar provenga del señor Todd, su amigo. Sin dudarlo más, abrió la puerta. Mas bien, luchó por intentar abrirla. Era pesada, y con la mísera luz de vela no alcanzaba a ver dónde estaba el picaporte.
Sweeney estaba a punto de abrirla , cuando la señora Lovett recordó, de repente-¡Toby!-exclamó. Y se dirigió a la alcantarilla, seguida de Todd.
-"Nadie te hará daño, no mientras yo esté"- cantaba ella serenamente con la esperanza de que el niño aparezca.
-¡TOBY!- gritó Todd.
Anthony dio con el picaporte, y con un poco de esfuerzo consiguió abrir la puerta. Al ver el asqueroso panorama, se quedó atónito. Se sintió un idiota, y encima de todo, asustado .Él había oído voces; pero ahora sólo veía cadáveres. Y los cadáveres no hablan.
El verse allí totalmente solo, lo horrorizó, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de un asesino rondando. Permaneció quieto, sin soltar palabra, mientras registraba la habitación en busca de algún ser humano. Vivo. Hasta que advirtió que la alcantarilla no tenía la tapa puesta, y la única idea que apareció en su mente fue bajar, a pesar de estar consciente de que eso podría ser su última acción .Pensó en su Johanna. En caso de que muera, sería muy reconfortante que ella sea su último pensamiento. Así, se introdujo por las escaleras.
Primer peldaño: su primer encuentro. Recordó cuánta soledad había en sus ojos antes de que se percatara de que él la estaba mirando…recordó como bordaba… en el tercer peldaño recordó sus cabellos, en los cuales soñaba estar enterrado alguna vez… si salía vivo de allí, estaría más cerca de cumplir su sueño .
-¡Toby!-volvió a gritar Sweeney.
Anthony se animó al escuchar su voz, al menos estaba vivo.
-¿Señor Todd?-dijo, dubitativo. Si allí hubiese un asesino, el sería mucho más fácil de localizar.
-¿Anthony? ¿Qué haces aquí?-rugió en respuesta. Si él estaba aquí, entonces Johanna estaba en la barbería, quizás….y esa era una situación arriesgada .Era posible que , si llegaba a notar la gran cantidad de manchas de sangre, se le ocurra notificar a las autoridades, y ése sería su final.
-¿Señor, se encuentra bien?-le preguntó a gritos, pues no veía nada y le era complicado suponer la distancia que había entre los dos.
Escuchó unos pies arrastrarse hacia su lado.
-Estoy perfecto-dijo Todd, fríamente- ¿Dónde está Johanna?
-Oh, no se preocupe, señor. Dentro del carruaje.
Sweeney se desorbitó. Sola, en la calle, estaba expuesta a cualquier peligro. Sintió ganas de pasear una de sus amigas por el cuello del muchacho; pero en ese momento una cálida mano se apoyó por detrás en su hombro. Ese calor hizo que se estremeciera interiormente; la sensación de contacto con otra persona no era muy frecuente en su vida estos últimos días. Pero al voltear y ver
a "Nellie" (él en realidad moría por llamarla así), el calor se diseminó por todo su cuerpo, (en especial sus mejillas)por lo que agradeció que estén en un lugar tan oscuro.
-Encontré a Toby, cariño-le dijo ella en voz baja, aprovechando la oportunidad para poder deslizarle un "cariño" al final de la oración, como siempre hacía.
-Muy bien-dijo él, sin inmutarse demasiado-ahora, debo salir de aquí. Mi Johanna espera arriba.
Los 4 salieron a la calle y se dirigieron donde el carruaje. Sweeney, a pesar de esforzarse por no dejar traslucir sus emociones, estaba ansioso por ver a su niña, de cabellos rubios y piel pálida, como su hermosa Lucy…
Pero las cosas no siempre salen como las planeas.
Anthony abrió la puerta del carruaje y Johanna bajó, pero al encontrarse con él, el hombre quien había estado a punto de matarla, gritó de horror y buscó refugio en Anthony, esperando a que él la contenga y la proteja.
-Él… él…-musitó ella, tan frágil, tan aterrorizada…-dime, ¿Te ha hecho algo?-preguntó dirigiéndose a Toby, quien lucía sucio y transpirado.
El niño dudó .Estaba seguro de que Todd asesinaba y su "madre", o bien no lo sabía, o bien lo encubría .Pero en caso de que se esto último sea cierto, la idea de perder a la señora Lovett lo entristecía a sobremanera, hasta lo asustaba en cierto punto. Pero tomó fuerzas y contestó:
-Bueno, en realidad él…. Ellos…-se atrevió a decir.- ¡rápido, hay que avisar a las autoridades!- exclamó.
Johanna gritó otra vez, subió al carruaje junto a toby y los 2 partieron. Tanto Sweeney como Anthony quedaron consternados por la escena.
Todd se sentía particularmente frustrado. ¿¡Cómo no reconoció a aquella niña que estuvo a punto de matar!? Esos ojos, ese rostro pequeño y delicado… ahora se había ido. Es más, se había vuelto en su contra y se había ido...una vez mas lo perdió; perdió a su hija…- "¡niña ingrata!"- pensó. Después de todo, él podría haber rebanado su cuello., si no fuera por… ella; La mujer que recibía toda su indiferencia y aún así permanecía a su lado .Nellie Lovett. Desde que le había confesado que tenía hacia el un cariño especial, Sweeney no era otra cosa que frío con ella. Pero a la vez, su compañía (a la que estaba muy acostumbrado) le resultaba cada vez más agradable. Ya estaba acostumbrándose (y cada vez de mejor modo) a escucharla hablar con ese tono amable y preocupado, a sus grandes ojos cafés, a sus rizos…y por primera vez, se le ocurrió hacer una comparación con Lucy. Si, no podía negar que su fallecida esposa era preciosa, pero él dudaba que ella, aun recibiendo indiferencia en las cantidades que la Sra Lovett lo hace, hubiera persistido tanto a su lado.
La persistencia…ésa era la cualidad de su (¡oh!) querida Nellie, que hacía que él sienta cierto cosquilleo cada vez que su vestido lo rozaba, o que sus manos se juntaban para bailar…
El joven Anthony tampoco tenía la mente en claro. Su dulce Johanna, al momento de la huída, al momento de hacer realidad su sueño de vivir felices por siempre, se iba en carruaje con un niño totalmente desconocido….dejándolo a él en segundo plano. Se sintió el muchacho mas melancólico de Londres.
