Bueno, aquí les dejo mi segundo fic. Espero seguirlo. Me acaba de dar un momento de inspiracion y escribí un par de líneas.. se podría decir que es un prólogo o algo asi :b haha y bueno espero que les guste.


No podía comprenderlo. Cada vez que la veía, cada vez que ella la saludaba o le decía algo como "te quiero" o la trataba como la persona importante en su vida que es, Hermione se sentía de una forma inexplicable, podría decirse que se sentía feliz, pues era más que eso, pero no… no podía explicarlo. Además todas esas malditas veces que pasaba caminando por enfrente suyo con esa falda, la falda del uniforme que le llegaba casi a la mitad de los muslos y la meneaba de tal forma, con ese maldito movimiento de caderas, que Hermione no podía dejar de mirar sus piernas. Pero ¿por qué?, ella era una chica. Ginny era una chica y no se suponía que Hermione sintiera cosas por una chica. A Hermione siempre le habían gustado los hombres. Aunque no hubiese tenido en el pasado muchas relaciones amorosas, las contadas con los dedos de una mano habían sido tal vez no expectaculares pero sí buenas. Hasta incluso ahora le encantaba mirar a Ron cuando jugaba al quidditch, pues ese cuerpo de niño que tenía antes había cambiado suficiente como para ahora hacerse el cuerpo de un hombre bien masculino, con unas piernas y unos brazos que no tiene que envidiar a ningún otro. Pero no era lo mismo, no sentía lo mismo que cuando observaba a Ginny. Su cintura, sus caderas, esas piernas, ¡Ay por Dios! Todo de ella era perfecto. Hermione no sabía qué hacer, no podía evitar mirarla, y para variar Ginny no hacía nada para evitarlo. No sabía si lo hacía a propósito o no se daba cuenta de lo que le pasaba a Hermione, pero Ginny no dejaba de pasearse por delante de Hermione como Pedro por su casa. ¿Desde cuándo que le gustaban las mujeres? ¿Desde cuándo? No lo sabía. Sólo sabía que no podía dejar de mirar a Ginny y de sentir una extraña sensación en su cuerpo cada vez que la veía. No podía dejar de mirar esas piernas y comenzar a imaginarse cosas que ninguna chica debería. No podía dejar de pensar que, al parecer, Ginny estaba comenzando a gustarle…