Rating: NR -13
Disclaimer: El universo de Harry Potter es propiedad de JK Rowling.
Avisos: Femslash. En esta historia hay accíon chica-chica, si no te gusta largo de aquí.
Comentarios: La historia costa de 2 capítulos, es mi primer fic que emoción *.*. Espero que les guste.
Capítulo 1
-Todo por unos libros-
En el Gran Comedor, Hermione se sentó junto a Harry, enfrente de Ron.
-Vaya Hermione, tienes una cara hoy – poniendo una cara de preocupación, Harry no la dejaba de mirar.
-No te preocupes, no es nada. Sólo no he podido dormir mucho, tú sabes, me gusta adelantar materia y no me ha dado tiempo de descansar lo suficiente.
-Pero si acabamos de comenzar las clases, ya estás exagerando.
-¡Ja! ¡Por lo menos a mi no se me van a juntar todos lo trabajos como te va a pasar a ti Ron! –ya enojándose porque Ron siempre la molestaba por lo mismo.
Al terminar de decir esto, se giró hacia la entrada del comedor y advirtió que entraba Ginny, con ese movimiento de caderas que hace al caminar y que la vuelve loca.
-No Hermione no, tienes que dejar de pensar así. Se dijo a si mima y puso una mala cara, reprimiéndose por lo que había pensado.
-¿No te gusta mi compañía que pones esa cara? Dijo Ginny, y acto seguido se dibujó en su cara una sonrisa de medio lado.
-Tu sabes que me encanta estar cerca de ti. No puedo creer que dije eso. –Es sólo que no pasé una buena noche.
-Yo tengo el remedio para eso. –por supuesto que si, tú eres mi remedio. Basta Hermione, ¡contrólate!
-Herms ¿me acompañas a buscar unos libros? vamos di que si, y así te distraes un poco.
Ginny ponía su típica cara de perrito para que Hermione le dijera que si.
-¿Pero cómo decir no a esa carita? Esta bien, pero nos apuramos, que no quiero llegar tarde a clases.
–Por supuesto, no vas a llegar tarde.
Veinte minutos después Ginny se encontraba en su habitación intentando encontrar sus libros para las próximas clases. Hermione mientras tanto se encontraba en la sala común esperando a lapelirroja, pero ya se estaba volviendo loca, porque Ginny no sabía donde los había puesto a si que se decidió por ayudar a su amiga y subió a su cuarto.
Ya habían pasado más de cuarenta y cinco minutos y por fin habían logrado encontrar los libros, que estaban en el techo, si en el techo, sepa Merlín por qué.
-Vaya, menos mal que no íbamos a llegar tarde a clases, ahora ya no nos dejarán entrar.
-No me mires así, yo no se por qué mis libros estaban en el techo. –lo se, no te preocupes, si igual me divertí viéndote como loca buscarlos.
Hermione empezó a reírse de tal manera que a la cara de Ginny se mimetizó con el color de su cabello.
-De mí no te ríes, ¡esto es la guerra! -¿A si? ¿Qué piensas hacerme?
Ginny se acercó a su cama y tomó una almohada, e inmediatamente Hermione hizo lo mismo, y fue así como en la habitación de Ginny comenzó una guerra de almohadas, en la cual ninguna de sus participantes quería salir perdedora. Pero al cabo de 10 minutos ambas ya estaban exhaustas.
Ginny se tiró en su cama y le dijo a la castaña que hiciera lo mismo. Hermione lo dudo un poco, pero como era costumbre que las dos se recostaran juntas, no tuvo otra opción, ya que no quería que su amiga sospechara nada.
La pelirroja había quedado tan cansada que cerró los ojos para descansar y se ladeó
-inconscientemente- para el lado en que estaba Hermione. Ésta también se giró hacia el lado de Ginny y se quedó mirándola, contando sus pecas. Estaba tan sumergida intentando lo imposible, que no se percató que Ginny la estaba mirando desde hace unos instantes.
Ambas se quedaron mirando a los ojos, ninguna se atrevía a moverse para no romper el momento. Hermione empezaba a sentir un escalofrío que le recorría la espalda y se alojaba en ciertas zonas como un dolor que clamaba por ser saciado.
Mientras tanto Ginny no dejaba de seguir a Hermione con la mirada, mientras que en su cara empezaba a dibujarse una sonrisa sexy que descontroló a Herms.
No sabe cómo fue que su mano derecha rozó la mano de Herms, pero hizo que a ésta le diera una oleada de calor increíble, que recorría todo su cuerpo, pero que de un momento a otro, cuando las miradas se intensificaron, se albergó más abajo del monte de Venus. Y no aguantó más y se levantó de la cama buscando una excusa para tal brusco y repentino cambio.
-Vamos Ginny, falta poco para que comience la siguiente clase. ¿Acaso no vas?
-Claro Herms. -Ginny seguía con esa sonrisa, sabía que ese era un típico comentario de su amiga.
Pero luego del intercambio de miradas con ella, Ginny ahora estaba más radiante que antes y Hermione no sabía el por qué. La verdad es que pensó que quizás habría sentido lo mismo que ella, pero desechó esa idea rápidamente. Quizás más rápido de lo debido.
