Los personajes de la película no son de mi propiedad, son de DreamWorks y/o Cressida Cowell, yo solo he alterado algunas cosas para escribir mis locuras. Los OCs y la rara historia son míos.
Disfruten :3
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Sinopsis del capítulo: Si un sable te atraviesa el estómago, lo más probable es que mueras desangrado en cuestión de minutos. Bueno, eso fue lo que le pasó a Asleif Haddock, pero no fue todo. Por algún motivo que todavía desconoce en complejidad volvió a la vida. Esta es la historia de cómo pasó…
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Miedos
El rugido más fuerte y horripilante que Egil hubiera escuchado en toda su vida retumbó desde lo más profundo del bosque. Ese era el sonido que lo paralizaba en sus pesadillas y lo hacía despertar sobresaltado y con la sangre helada. Sabía a qué pertenecía. Sabía que era un sombra jugándole una mala pasada, pero simplemente no podía darle la espalda a todas las historias que le habían contado de niño, a todo el temor que había tomado por esa criatura que, también sabía, estaba extinta.
Muerte Roja estaba allí. No era el dragón real, solo era una de esas malditas manchas de alquitrán, pero su poder era demasiado grande. Antes había estado asustado, cuando esas dos criaturas le penetraron el pecho y pensó que le habían abierto una herida de repugnantes dimensiones, o cuando había tenido que defenderse- junto a la Nadder de su hermana- de sus compañeras, pero ahora estaba aterrado.
Si esa cosa salía al pueblo, lo aplastaría todo…y lo buscaría. Porque era su miedo, su batalla. No permitiría que tantas personas murieran por su cobardía. Pero simplemente…era difícil salir y enfrentar su miedo. Un estremecimiento le recorrió el cuerpo con tan solo pensar en las fauces llenas de dientes del gran dragón, en su abrazador aliento capaz de hundir una flota de guerra completa con una sola respiración. Le estaba entrando el miedo otra vez, y le sería mucho más difícil hacerle cara. Trató de retroceder, lentamente.
-¿Qué…?- escuchó una voz a su lado. Era su hermana, lo sabía, pero había estado tan enfrascado en el temor que le causó otro escalofrío. Fue retrocediendo cada vez más, poniendo distancia entre él y el bosque; lo que lo esperaba allí- ¿Gil…qué fue eso?-
Tragó muy duro antes de contestar, tratando de que pasara el nudo desagradable que se le estaba formando.
-M-mi…miedo.- cuando habló, no le pareció su voz.
-¿Gil qué…
-¡Cuidado!- una llamarada que solo creyó que existía en sus pesadillas se abrió paso entre los árboles. Egil saltó a un lado, arrastrando a su hermana junto con él. Pudo sentir el calor del fuego sobre su cabeza, y por un momento temió tener el cabello en llamas.
-¿QUÉ ES ESA COSA?- exclamó la muchacha con urgencia y amenaza.
-¡Mi miedo!
-¡Eso ya lo sé, idiota! ¡Me refiero a qué es!-
Él no se sentía seguro diciéndolo, sobre todo desde que había adoptado su figura de chico duro con tan solo unos 10 años. Todos se habían reído mucho de él desde que descubrieron que era un miedoso, así que alzó cientos de murallas para mantenerlos fuera. Ahora, esas murallas se habían derrumbado.
-Muerte Roja, ¿¡bien!?- contestó a la defensiva, como si le hablara a sus compañeros de habitación en lugar de a su hermana.
-Espera…te…¿te refieres al dragón…M-Muerte Roja? ¿La Reina? ¿A la que mataron….Chimuelo y…papá?
-Sí, ya puedes reírte.- de verdad esperaba que se riera. Que se descostillara de risa, no le importaba. Era cuestión de tiempo para que construyera las murallas otra vez, ahora el doble de altas y con alambre de espinos encima.
-P-pero…- se podía ver en los ojos de Asleif que estaba muy confundida.
-¡Dilo! ¡Soy un cobarde! He visto niños de….3 años montando un dragón, y….- no sabía qué decir, se sentía un niño otra vez, asfixiado por los chicos más grandes, desmoronándose ante sus burlas y la fría realidad. Pateó el suelo con frustración, esperando que este se abriera y lo jalara hacia el centro de la tierra.
-Egil, no es tiempo para charlas motivacionales, pero no eres un cobarde. Y está bien tenerle miedo a Muerte Roja. Está bien tener miedo, y lo sabes.-
Estaba reflexionando sobre las palabras de la chica cuando una segunda llamarada, aún más furiosa, surgió del bosque. Volvieron a lanzarse al suelo, pero ahora no la aplastó. Las ruinas de los alrededores comenzaron a arder como madera verde. La situación se estaba complicando a grandes escalas.
-¿Por qué…
-Se están solidificando, ya te lo dije. Todos tienen miedo de lo que pueda pasar, así que…la isla en verdad se está incendiando. Pronto…lo que se esconde detrás de esos árboles…será una realidad.- le explicó, sufriendo otro estremecimiento con lo último. Le gustaba explicarle las cosas a Asleif, y en ese escenario le hizo sentir un poco mayor.
-Entonces lo vamos a detener antes de que eso pase.
-No se puede. Me va a seguir a mí, tú no puedes hacer nada.
-¿Cómo es eso de que….- se estaba enfadando….y Egil no quería estar cerca para cuando estallara.
-Solo…no puedes. Tú ve y trata de que dejen de poseer personas, déjame la Reina a mí.- no supo de dónde sacó el valor para decirlo, pero no se arrepintió. Salió disparado hacia el bosque antes de que su hermana pudiera replicar.
. . .
No estaba muy seguro de cómo le estaría yendo a Asleif.
Pero a él no le estaba yendo nada bien.
Voló y voló adentrándose al bosque, preparando su mente para lo que le aguardaba. Los rugidos tenían cada vez más potencia, los árboles se estremecían con cada fatigoso paso de la criatura. Sin embargo, parecía que nunca iba a llegar a ella. No podía verla, no sabía dónde estaba.
Continuó en movimiento, hasta que llegó al final del bosque: un acantilado con altura de vértigo que terminaba en una playa de 2 metros de angostura. Más allá solo se veía mar y peñascos de aspecto peligroso. Se sentó al borde del precipicio, respirando con dificultad por la rapidez que había llevado. Los sonidos del colosal dragón/sombra ya habían desaparecido, pero sabía que estaba cerca; podía percibir su energía….y era mucha.
Entonces todo se estremeció con otro atronador rugido. El suelo debajo de Egil se agitó peligrosamente, a punto de ceder. Saltó a un lado, levitando lo suficiente para alejarse de la parte suelta. Se cubrió los oídos dada la longitud y volumen del rugido. A penas si lo vio venir cuando el sonido se detuvo; unas fauces colosales aparecieron delante de sus ojos, surgiendo del acantilado, y escupieron un fuego tan caliente y vivo que parecía venir del mismísimo infierno. Creo el campo de fuerza justo a tiempo, provocando que las llamas se abrieran al llegar a él.
El fuego se detuvo una vez el dragón cerró la boca. Su enorme cabeza salió de las profundidades del precipicio. Los 6 ojos estaban fijos en Egil, como si pronto estos también fueran a liberar un fuego abrazador para calcinarlo. La criatura extendió sus alas agujereadas y dificultosamente se impulsó fuera del acantilado. Toda su inmensidad quedó al descubierto, y entonces se lanzó a atacar.
. . .
"Es una sombra. Una sombra. Solo eso. Una sombra. ¡TE QUEMAS LA BOTA, IDIOTA!". Se detuvo drásticamente de su huida por aire para apagar las llamas que le envolvían un pie. "Hecho, ahora sigue con tu escape, niñita. ¡Vamos, vas muy bien!"
No se dio cuenta hasta casi llegar que estaba guiando al dragón detrás de él, y que si entraba a la aldea…las cosas no saldrían nada bien.
"¡Enfréntate a tus miedos! ¡NO SEAS UN NIÑO, EGIL!"
Y así lo hizo. Se detuvo en seco y volteó. Comenzó a volar por donde había venido, a la mayor velocidad que podía. Cuando la primera llamarada salió de la garganta del reptil, él ya estaba listo…o algo como eso. Perdió la visibilidad y ascendió. Subió y subió y subió, hasta que las nubes lo cubrieron. Luego, casi en un mismo movimiento, se lanzó en picada hacía abajo. Ya no estaba volando, usaba a su amiga la gravedad. Ya casi llegaba, incluso podía sentir el calor del fuego que quemaba las casa. Estaba cerca. 200 metros. 190. 180.
Se cargó la mano en la materia azul mientras caía. El tamaño de esa especie de nebulosa en su mano era el más grande que había conseguido, y su potencia debía de serlo también. Se impulsó hacia abajo, dejando que no solo la gravedad lo jalara hacia el suelo. Ya podía ver las placas escamosas de la espalda del dragón.
90 metros.
Lo conseguiría, faltaba poco.
70 metros.
Tenía la suficiente fuerza de impacto para vencerlo.
30 metros.
Por un momento, el miedo inicial desapareció. Vio un revoltijo de sombras chillantes en lugar de escamas.
10 metros.
Podría ganar eso….
Recuperó visibilidad y gritó con todas sus fuerzas. La fusión de entes se volvió a mirarlo, aparentemente, y entonces se estrelló
La fuerza del impacto casi le disloca los brazos. Sin embargo estampó las manos juntas sobre las sombras y liberó toda la potencia que había reunido en ellas. Se hizo un silencio imposible, como si el mundo se hubiera detenido. Luego la explosión azulada más fuerte que había causado.
Salió disparado hacia atrás por la física, y no tuvo tiempo de crear un campo que evitara romperse el trasero contra el suelo. Mas vio como el revoltijo de sombras ardía en una antorcha azul. Se consumían lentamente. Escuchó un último rugido del dragón que había atormentado sus sueños desde pequeño, y luego las criaturas habían desaparecido.
Vio un puñado de guerreros detrás de la suave niebla azulada que había quedado suspendida en donde el "dragón" había ardido, antes de desmoronarse contra el tronco de un árbol.
. . .
Se despertó cerca de 5 segundos después por un dolor punzante en la mano. Se miró y le brotaba un hilillo de sangre de la palma, donde le dieron un toquecito con una espada.
-Auch.- atinó a decir a cuando lo sintió.
-Lo siento. Al menos estás vivo.- dijo el hombre frente a él, el cual todavía veía borroso. Cuando la vista se le aclaró distinguió la espesa barba y ojos claros que identificaban a la mayoría de las personas de Berk…; bueno, a los hombres, ya saben. Lo que sea.
-¿Qué pasó?- pregunta estúpida.
-Te desmayaste.
-Ya lo sé.-
El sujeto frunció en seño frente a su contestación. Estaba por agregar algo, pero Egil simplemente se levantó bruscamente y voló cual rayo a la aldea. Todo estaba bien. Bueno, como lo había dejado. Entonces había vencido al dragón. Había quedado tan atontado luego de ese corto desmayo que apenas recordaba su nombre. No, no debía bromear con respecto a eso, fue duro despertar en medio del océano sin saber ni siquiera tu nombre. De todas formas, ¡HABÍA MATADO A ESA COSA!
-¡YUJUUU!- exclamó como idiota, dando un puñetazo al aire mientras pegaba un salto. Oh sí, había volado a esa cosa por los aires con un solo disparo- ¡Maté a esa cosa con un solo tiro! ¡SÍ! ¿Alguien vio cómo lo hice?- volteó esperanzado y se encontró con la mirada atontada del mismo puñado de guerreros de hacía unos momentos.
Todo eso sería difícil de explicar.
. . .
Les dio una explicación rápida a los vikingos, pero fue perdiendo concentración con forme veía que una multitud se agrupaba alrededor de lo que habría sido su casa hacía 18 años. Casi sin darse cuenta dejó a los tipos detrás suyo y caminó con apuro hacía la multitud. Algo le decía que nada bueno estaba pasando.
Aprovechando que su altura no había cambiado con la transformación de Ferguson- a diferencia de Asleif que pasó de 1.70 a 1.50- se estiró por sobre las personas, para ver al centro del círculo. Lo primero que vio fue un charco rojo, muy grande, y luego una melena rubia.
-Ay dioses.- murmuró con el alma en los pies. Comenzó a abrirse paso lo más rápido que podía, codeando y empujando a la gente.- Lo siento. Auch. Déjenme pasar…- casi sin darse cuenta ya estaba en medio, y su cuerpo reaccionó más rápido que su mente-… ASLEIF.-
Ella casi no se movía, así que en un movimiento rápido se arrodilló a su lado y le levantó ligeramente la cabeza con una mano. Sentía que algo se le iba rompiendo por dentro.
-¿Asleif? ¿Es…estás…- se le estaba olvidando como hablar…y respirar…y mantener la cordura. Todo al mismo tiempo.
-No estoy bien, creo que se…- se encogió de dolor, como si una punzada le atravesara la herida-…nota.
-Lo siento, tienes razón.- dijo sorbiéndose la nariz. Sentía que, lo que sea que fuera, se le seguía fisurando dentro del cuerpo. Los ojos le ardían, y se le empañaban. Seguramente empezarían a chorrear líquido azul en poco tiempo. Estaba confundido, y asustado.-¿Cómo…? ¿Qué…? Ay dioses.- murmuró sin mucho sentido, olvidándose cómo se formaba una oración otra vez. Trató de mover la mano de dónde la tenía, pero las mechas despeinadas de Asleif se lo impedían.
-Tranquilo- dijo con dificultad, y luego de unos momentos añadió:-. Gil….ganamos. Maté al líder. Ganamos.
-Sí, tienes razón. Ganamos.- y allí estaba la sustancia que le chorreaba de los ojos. Hacía años que no derramaba una lágrima, y no se sentía bien haciéndolo, por más que la situación lo demandaba.
-No…llores.- dijo ella con esfuerzo, y cuando estaba por levantar la mano para, aparentemente, limpiarle el surco turquesa, alguien gritó:
-¡ASLEIF!- y una chica menudita de no más de 16 años se barrió al otro lado de la moribunda. Egil estaba seguro de que era Nina, su hermana menor.
-Hola.- sonrió Leif, dolorida.
-Ay dioses, estás….- pero la voz de la muchacha fue perdiendo volumen y terminó sollozando.
-Tranquila….- su hermana levantó una mano y le fue secando las lágrimas, pero Nina se la apretó con fuerza. Definitivamente había tenido la mejor relación de hermandad conocida. Egil se sintió horrible por estarla perdiendo y no poder…esperen un momento…
Asleif respiraba como un pez fuera del agua con solo unos segundos más de vida. Tosió, escupiendo sangre, pero poco le prestó atención su hermano. Estaba pensando a todo motor. ¿Funcionaría? ¿Podría hacer que funcionara?
-Leif…- susurró Nina, apretando con tanta fuerza la mano de su hermana que se le veían los nudillos blancos. Pero ahora Asleif no contestó…se había ido.
La muchacha rompió a llorar desconsoladamente, mientras Egil seguía pensando como loco. Todavía le caían lágrimas por el rostro, pero trató de no ponerles atención. Tenía que hacerlo funcionar. Había practicado por años, ¿fallaría? Nunca lo había intentado con heridas tan graves, mucho menos con personas ya muertas.
Suspiró con trabajo, tragándose el nudo. Debía ser fuerte, por su hermana…sus hermanas. Levantó la barbilla, y murmuró tan bajo que solo Nina lo oyó…
-Lo haré.
-¿Hm?- se volvió la castaña hacia él.
-Aléjate.
-¿Qué harás?- preguntó preocupada, pero luego frunció las cejas.- ¿Quién eres?
-Solo pon distancia.- masculló, controlando las emociones.
-¿¡Quién eres!?- gritó como fiera.
-¿QUIERES A LEIF DE VUELTA SÍ O NO?- exclamó más fuerte.
Nina sostuvo la mirada. Tenía el pelo pegado a la frente y el ojo izquierdo por la transpiración. El único ojo que le quedaba a la vista reflejaba tantos sentimientos que a Egil le dolió el corazón. Nunca había visto a alguien tan sufrido. Estaba seguro de que así- o peor- había lucido de pequeño, en sus primeros meses en la Isla. Con tan solo verla supo que no debía fallar, no la desilusionaría. Era su hermana y, aunque no la conocía, algo dentro suyo- lo mismo que se estaba rompiendo- le tenía afecto.
-Sólo…hazlo. Juro que no pasará nada malo.- dijo, ahora calmado, mirándola con intensidad, tratando de expresarle todo lo que quería transmitirle, con una sola mirada. La chica obedeció y Egil se irguió. No fallaría. No dejaría que fallara. Así muriera él la regresaría. Era más valiosa para una multitud de personas que él.
Respiró profundo, cerrando los ojos. Encendió sus manos, pero no era la sustancia explosiva con la que podría derribar una flota completa. Era niebla, azul como los ojos cambiados que tenía ahora. Se sentía suave en sus manos, podía manipularla como quisiera. Pensó en todo lo que había compartido con su melliza, hasta en sus peleas, o cuando se conocieron y casi se matan en más de una ocasión.
Abrió los ojos cuando sintió un cosquilleo en las manos y dejó caer las dos manos envueltas en brillante niebla azul sobre la herida de muerte que acabó con Asleif. Sintió calor cruzarle por todo el cuerpo, y supo de inmediato que había recuperado su forma. Ondas azules le recorrieron el organismo a Leif, pero no pasó nada. Masculló frustrado, y volvió a cerrar los ojos. Encendió las manos en la niebla otra vez y se concentró más. Cuando se enteró que era su hermana, cuando le contó su historia. Bajó las manos y las ondas volvieron a recorrerla, ahora con más potencia.
Siguió sin pasar nada, y Egil ya estaba perdiendo la paciencia. Miró bajo sus manos y la herida ya había curado. Faltaba poco, estaba funcionando. Respiró profundo otra vez y recargó las manos. La niebla se volvió de lo más espesa y el cosquilleo más intenso que antes. Pensó con todas sus fuerzas. Buenos y malos momentos. Sus entrenamientos, cuando el Oráculo dijo que debía volver a Berk, cuando pelearon en el bote, cuando le bajó el diente, cada vez que le explicaba lo que ella desconocía. Bajó las manos con más fuerza esta vez, enviando una descarga descomunal. No las retiró hasta sentirse mareado.
Él no solo podía destruir como todos creían por ser, justamente, un Destructor. También podía curar, y no lo había descubierto hasta hacía unos 7 años. Desde entonces siempre se curaba las heridas más graves que recibía en entrenamientos, como cortes de espadas o quemaduras. Nadie lo sabía, era algo que había reservado solo para él, aunque sonara algo egoísta.
Solo ese día lo estaba compartiendo, y ni siquiera sabía si funcionaría con la misma eficacia de siempre. Se sentía muy mareado, le había pasado mucha energía y eso que le quedaba poca. Sin embargo no dejó que el cansancio le venciera, y mantuvo la mirada firme en Asleif. Le pareció verla respirar, y lo que tenía roto se fue reparando dentro de su cuerpo. Le levantó la cabeza otra vez, esperando verla despertar. Nina se inclinó sobre su hermana otra vez, expectante por lo que Egil podría haber hecho.
Entonces, el pecho de lo chica comenzó a elevarse. Arriba y abajo, arriba y abajo. Movió sutilmente algunas partes del cuerpo y luego fue abriendo los ojos. Despegó pestaña por pestaña, abriendo 2 rendijas del verde más claro que Egil jamás pensó que extrañaría tanto…
TA-DA primer capítulo hecho! ^o^
Hola, ¿cómo están? ¡Feliz Snoggletog atrasado y 2015! :D
Bueno, como se habrán dado cuenta este es el fic nuevo que dije que subiría. Utilicé esta idea para el primer capítulo puesto que me pareció que fue lo que dejó más dudas (o debe haber dejado), ¿qué les pareció? Se aceptan las críticas constructivas ^w^
Esta historia tal vez no sea actualizada con mucha frecuencia ya que no tengo muchos capítulos listos, pero voy a tratar de hacerlo rápido ;3 Espero les haya gustado y sigan también este historia. También quiero agradecerles otra vez por todo con respecto a "Mi ilusión"; sin su apoyo, chicos, esto nunca habría pasado. Este fic va a tener capítulos variados: época vikinga, moderna, va a tratar distintos personajes, historias descolgadas, "explicaciones" de algún hueco en la historia anterior, etc. Espero les guste c:
Y…creo que eso fue todo c: Espero nos leemos en una semana! :D
PD: el dibujo de la portada es de mi autoría. Es Asleif, como pueden imaginarse, pero no sé si me gusta mucho cómo quedó. Whatever, ¿a ustedes qué les parece? :3
