Permítanme contarles un poco sobre el reinado del terror de Ashido en la secundaria. Uno de mis headcanons sobre ella.
Disclaimer: My Hero Academia no me pertenece.
Acid Queen.
Por Blue-Salamon
Si Ashido lo quisiera podría elegir usar su ácido para lo que está, al parecer, destinado: destruir, corroer.
Pero ella tiene ese llamado natural a proteger. Ese llamado natural a ayudar. Y aún así.
—¡No me vengas con estupideces!
—¡Pero si no te estoy-
—¡A callar!
Ashido se manda una palmada sobre uno de los pupitres que, efectivamente, consigue el silencio que ella demanda. Y exhala. Bufa. Su humor habiendo sido arruinado por un simple comentario. Y es que, debería dejar de tomarse tan en serio simples comentarios. (O quizás no, porque así había conseguido salvar al chicuelo de primer año de los bravucones de segundo). Entonces se aclara la garganta, lista para declarar.
—Sí voy a ser heroína. Y sí voy a hacer el examen para entrar a Yūei —Ashido se lo piensa unos segundos antes de agregar—: Y voy a quedar. Voy a pasar.
Porque necesita convencerse de que va a conseguir pasar el examen de admisión. Porque aún ella es tan sólo una chica de secundaria aspirando a entrar a la preparatoria más prestigiosa en el departamento de heroísmo.
—Pero tú no me vas a venir a decir si es que tengo o no lo necesario para ser una heroína. No me desdeñarás así. ¡Soy más que sólo apariencia! ¡Queda claro?
—¡Sí, señora!
Satisfecha, Ashido sonríe. Colocándose derecha e irguiéndose con orgullo. Secreta un poco de su ácido por los dedos. Y este emite vapor mientras deshace el esmalte para uñas con el que se las había estado pintado junto a sus demás compañeras. Sea como sea, aquello sumado a su sonrisa llena de confianza consigue hacer temblar a algunos de sus compañeros varones que tan sólo se rectifican lo más rápido que les permiten sus lenguas. —¡Sí, Alien Queen, majestad!
Las chicas que están detrás de ella comienzan a reírse nerviosamente mientras evitan por todos los medios que el ácido de su amiga caiga en cualquiera de sus pupitres y provoque algún desastre.
—¡Mina-chan!
—¿Eh? ¿Qué? ¡Oh, demonios!
Demasiado tarde, un poco de este chorrea a la suela de los zapatos de diario de una de sus compañeras y el siguiente escándalo se arma por Ashido lanzándose a quitarle el zapato a la chica antes de que este se deshiciera y el ácido llegara a tocarle la piel.
Terminado todo el show, Ashido no es más que una gran carga atropellada de disculpas hacia su compañera. Le ofrece sus propios zapatos de diario sin dudarlo y se asegura de que a la chica no se le haya fundido el calcetín con la piel.
Al llegar a casa tiene que disculparse con sus padres mientras les pide dinero para ir a comprar un nuevo par de zapatos. También ha de ir a surtirse en una mercería, para poder arreglarse la falda agujereada en la que se había limpiado los restos de su amenaza hacia los chicos antes de ponerle las manos encima a su compañera.
Al día siguiente tiene un examen. Y contesta todas las preguntas, con todo y sus grandes dificultades, con sus dedos pinchados cubiertos por banditas. Pero al menos, fuera del castigo que le dieron sus padres, todo siguió su curso natural. Y en su reino se pudo respirar tranquilidad por unos días, al no esperar los derroches extremos de su preciada reina.
