N/A: Escribí esto como en tres horas y me siento como un zombie… Feliz día de San Valentín.
Disclaimer: Hetalia no me pertenece.
Little Girl
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Primer Beso
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Tres jóvenes chicas de preparatoria, se habían reunido en casa de la rubia Annabelle para tener una pijamada en esa enorme habitación que ella tenía. Annabelle vivía en una casa lo suficientemente grande y bonita como para dejar con la boca abierta a cualquiera que entrase a verla, y sus amigas Elizaveta y Mei no eran la excepción a aquella reacción… Por ahora, se dedicaban a charlar sobre chicos y la escuela, nada muy fuera de lo común en estas reuniones de chicas con catorce y quince años como ellas.
—Y… ¿alguna de ustedes lo ha hecho? —preguntó una de ellas con demasiada curiosidad, Mei para ser más precisos. Una chica linda y bajita de estatura, nacida en Taiwán y que apenas domina el español. Ella y Belle son compañeras de curso desde que entró a aquella academia a la que asisten. Ambas tienen apenas, catorce años.
—¿Qué cosa? —Annabelle y su otra amiga Elizaveta, le dirigieron la pregunta.
—Ya saben… besar. —concluyó como si nada.
—Creo que ya hablamos de eso, Mei.
—¡Lo sé! —exclamó —Pero… quiero que Belle nos cuente otra vez sobre su primer beso…
Ambas chicas voltearon a ver a la aludida… y Belle en cambio, no supo qué hacer.
—¿Qué? —preguntó ella, tan roja como un tomate. Sus amigas le sonrieron —. Bueno… sólo se los he contado una vez, ¿verdad?
Supuso que no tenía otra opción más que recordarles de nuevo…
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2 semanas antes
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Era un día normal. Soleado y fresco por ser principios de Noviembre. Las clases habían terminado hace unos quince minutos atrás, y los pasillos y patios de aquella academia, se habían llenado de estudiantes preparatorianos que charlaban y caminaban por todos lados, intentando huir de las aulas para poder marcharse a casa, o simplemente, para ponerse al día sobre las clases con otros estudiantes mientras esperaban a que las actividades extracurriculares comenzasen.
Ella… Annabelle Janssen, una estudiante de noveno grado; caminaba tranquilamente por uno de los corredores menos transitados dentro del gran edificio que corresponde a la Academia W. Estaba muy centrada en la idea de ir a buscar a su hermano de último año para irse juntos a casa a almorzar, ya que Lars se lo había prometido esta vez, que al vivir a diez minutos a pie de la escuela, irían a casa para comer algo, y luego lo dejaría regresar otra vez para que tuviese esas prácticas de fútbol que tanto le gustan. Al ser el último año de preparatoria de su hermano Lars, Belle quería convivir más con él antes de que entrase a la Universidad, hacía ya largo tiempo que no comían juntos porque él parecía más ocupado que ella, así que hoy, lo había hecho prometer que la acompañaría a casa para almorzar. Su hermano mayor era un chico de palabra, así que podía confiar en él.
Mientras subía los peldaños de una de las anchas escaleras de la academia; vio correr a un muchacho de cabellos platinos a unos dos metros de ella, como si llevase demasiada prisa, y detrás de él, otro muchacho rubio y de cabello largo sujeto en una coleta, que pasó corriendo al a lado de ella volándole la falda y gritándole algo que ella no entendió. "Pervertido." pensó enojada, y se alisó la falda con las manos para corroborar que no seguía levantada gracias a ese tipo. Si de por sí, en otoño ya hace demasiado viento, lo que menos necesitaba era que le hicieran esto.
Annabelle hizo una pausa cuando terminó de subir la mitad de aquellas escaleras, y al escuchar gritos y pasos que se acercaban demasiado rápido hacia donde ella estaba, decidió quedarse quieta para evitar sufrir un accidente en caso de que alguien más pasase corriendo al lado de ella, tal como lo hicieron esos dos estudiantes de penúltimo año.
No supo porqué corrían ni a dónde se dirigían aquellos chicos, pero parecían verse muy divertidos mientras lo hacían. Conociéndolos a ambos, imaginó que debió haber sido por alguna fechoría que los encontraron haciendo dentro de la escuela… Eran muy conocidos dentro de la academia, más que nada, por ser un par de problemáticos, o más bien… un trio. Sí, había un chico más dentro de ese grupito, y aunque ella no lo conocía ni tampoco a los otros dos chicos, sabía que tenía algo de mala reputación aunque era muy popular entre las chicas… Ella piensa no juzgarlo porque no lo conoce más que de vista, pero su hermano mayor Lars le dice que es un dolor de cabeza, porque ambos están en el equipo de fútbol de la academia, y aparentemente, él nunca le ha caído bien. Aunque tampoco es como si su hermano soportase a mucha gente…
Subió un peldaño más cuando escuchó a alguien subir a toda prisa hasta donde ella estaba. Y así de repente, ese alguien la tomó de la muñeca y la hizo subir hasta que las escaleras terminaron y estuvieron frente a un pasillo ancho y bien ventilado, repleto con varios estudiantes. Éste era el tercer piso de la academia, lugar donde algunos talleres de horario vespertino se llevan a cabo en las distintas aulas que hay. Ella subía a este piso para ver a su adorado hermano, que había acordado tener una breve plática con el presidente del consejo estudiantil, ella no sabía para qué ni porqué, pero tenía la idea de que era algo involucrado con su taller de fútbol. En verdad, no le interesaba.
La pobre chica no tuvo tiempo de reaccionar sobre lo que estaba pasando, pero esa persona que le había tomado de la muñeca sin su permiso y la hizo correr hasta el final del pasillo, era sin duda, un chico… ése chico. Antonio Fernández Carriedo…
"Qué demonios…" Pensó la chica totalmente confundida. No podía hablar ni moverse por cuenta propia, es como si su cerebro no estuviese conectado con su cuerpo desde que el chico la tomó de la muñeca.
¿Qué rayos estaba haciendo este chico? ¿Por qué se acercaba tanto a ella y la arrinconaba en aquella pared del pasillo? Tenía muchos nervios de encontrarse en esta situación… El corazón de Annabelle comenzó a acelerarse con el peso de aquel chico sobre ella, y sus ojos verdes miraban a los de él con mucha incertidumbre y sorpresa…
Antonio por su parte, con toda esa adrenalina y excitación que sentía por haber estado huyendo de una de las autoridades de la escuela; tomó con ambas manos el delicado rostro de la chica que se encontró hace unos segundos al subir las escaleras… Y no pensó mucho lo que estaba por hacer, pero recordó que vio esta escena en una alguna película o en una serie de televisión donde había alguna persecución. Entonces, aprovechando de intentar la maniobra, miró a la chica rubia a los ojos mientras la pegaba a la pared, escondidos al lado de un par de casilleros, y la besó en los labios hasta que los segundos pasaron y los pasos apresurados de uno de los guardias que cuidaban el estacionamiento, desaparecieron de aquel corredor. Junto con ello, la huída de sus problemas había terminado por el momento, y la presión de ser reprendido por la travesura que cometió junto con Gilbert y Francis, iba sólo para ellos que se dirigían a alguna parte de la escuela en la que ya no tendrían escapatoria, a menos que hicieran lo mismo que él… Camuflarse entre los estudiantes, pasando desapercibido fingiendo estar de galán con alguna chica a la que se detuvieron a besar por más de tres segundos.
Cuando el beso ocurrió, los ojos de Annabelle se abrieron en grande por la repentina sorpresa… pero al no saber qué hacer ni cómo reaccionar a ese acto tan descarado, decidió lo peor que pudo haber pensado en un estado racional; optó sin más, por rendirse… Y cerró sus ojos esperando a que el beso terminase, enterrándole las uñas al chico en los brazos a ver si así dejaba de besarla, pero nada… El beso duró unos seis segundos hasta que él la soltó y la dejó respirar.
—Lo siento. —le dijo Antonio mirándola a los ojos cuando estuvo fuera de la persecución. Él jamás la había visto antes, pero creía que era una chica realmente hermosa y de bellas curvas que sin duda lucían muy bien con ese uniforme. Se reprendió mentalmente por malpensado… y luego cayó en cuenta de que ella le recordaba a alguien que él conocía, pero no sabía reconocer bien a quién —. ¿Estás bien?
Annabelle no le respondía… Aún parecía estar en shock. Y sus mejillas estaban rojas de la vergüenza, lo cual Antonio encontró divertido.
Él se rió como el sinvergüenza que era —. No estuvo tan mal… —le dijo, y se alejó de ella con una sonrisa enorme, como si se hubiese ganado la lotería o algo increíble le hubiese pasado como para estar tan feliz. Se fue contento bajando el otro par de escaleras que había cerca de donde estaban, y Belle por el contrario, se quedó como una tonta en el mismo lugar donde Antonio la había besado, tocándose los labios con la punta de los dedos para recordar ese beso tan extraño.
Ese había sido su primer beso… y se lo había dado un chico más grande que ella… y él era increíblemente guapo… y tiene un acento español de infarto… y es realmente atlético… y tonto… y desvergonzado… y…
Cuando ya no supo qué más pensar sobre Antonio, ella escuchó que una voz que bien conocía, la llamó desde cerca con un tono sumamente escalofriante.
—Hermano… —mencionó casi reteniendo el aire cuando lo vio. Su hermano Lars estaba a un metro de ella con una cara de querer matar a alguien.
—Ese Fernández se las va a ver conmigo, te lo aseguro.
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De vuelta al presente
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—Vaya, eso explica por qué Antonio ya no te busca… —dijo Elizaveta. Ella es castaña y de cabello largo, de ojos verdes y carácter un tanto explosivo… Aunque aun así en apariencia, ella es muy femenina. Es un año mayor que Annabelle y Mei, pero la rubia y ella son casi vecinas, así que casi a diario ambas se ven para irse juntas caminando a la preparatoria que les queda tan cerca.
Eso que dijo anteriormente Elizaveta era una absoluta verdad… Pasaba que Antonio, después de aquel beso que le dio a Annabelle hace dos semanas, la estuvo saludando cada vez que se topaba con ella en los corredores y el patio de la escuela, y aunque ella sin quererlo, hacía todo por ignorarlo, él parecía no entender su rechazo y continuaba dirigiéndole la palabra y un montonal de sonrisas, que de vez en cuando, a ella le coloreaban las mejillas de un hermoso rosa bermellón.
Todo siguió igual hasta que supo por palabras de su hermano, que él no volvería a molestarla nunca más… Eso, y también que lo había golpeado.
Annabelle sin planearlo, se había convertido en la envidia de muchas estudiantes más grandes que ella a las que Antonio no les hacía tanto caso, y a ella sí, y creyó que ese sentimiento de ser "especial", le gustaba… Pero desde que su hermano mayor le dijo eso, Antonio ya no había vuelto a hablarle ni a saludarla como antes, y sinceramente, eso la hacía sentir un poco triste, porque a pesar de esa "mala" reputación que él y sus amigos tienen, Antonio Fernández parece ser un chico muy amigable… o al menos, con ella lo había sido hasta que su hermano se vengó de él por haberla besado.
Para ella lo del beso, ya no era un asunto tan grave…
—Es una lástima, —comentó Mei entristecida al igual que Annabelle —pero ya verás que algo pasará y volverán a hablar… O tú podrías comenzar a buscarlo.
—No lo sé… ¿qué sentido tiene? —Annabelle abrazó una almohada con intenciones de recuperarse de su pena —. Tal vez él vio que no valgo la pena y por eso dejó de hablarme… O tal vez cree que soy muy "niña" para él… Con mi hermano golpeándolo no creo que haya quedado con muchas ganas de dirigirme la palabra otra vez, él debe creer que soy tan indefensa que necesité que mi hermano mayor lo golpeara por mí.
—Pero no es así. —dijo Eli, completamente seria —. Y alguno de estos días ese tonto se va a dar cuenta de que no eres tan indefensa como tú dices, Belle.
—Eso espero… —por el momento, no había nada qué hacer. Tal vez con el tiempo él volvería a buscarla, o ella tendría el valor de buscarlo a él, quien sabe… Todo puede pasar en este mundo, ¿o no?
Como lo dijo Elizaveta, uno de estos días Antonio comenzaría por ver que Annabelle no es tan indefensa como él cree, y se daría cuenta que en realidad ella es una chica muy dulce y alegre que se preocupa demasiado por los demás. No es tonta ni necesita que su hermano mayor la sobreproteja todo el tiempo.
Quizás ese día no llegaría hoy, ni mañana… Pero su vida en preparatoria aun es muy joven, y todo aún estaba por verse…
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