Notas de las Autoras: Etto… la verdad es que este fic es producto de un sándwich de salame con jamón, palta, mayonesa y queso... la indigestión que me causó después xD y las radios que tocaban a cada rato la canción… ¬¬... Lo admito... me ayudó mi hermana en la redacción del fic… n.n
Disclaimer: Bueno… los personajes de POT no nos pertenecen... aunque igual Kuni-chan me viene a ver siempre!! (En mis sueños... n.nU)
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Todo partía como un día normal… pero terminó convirtiéndose en la peor de mis pesadillas…
Flashback
Estaba cansadísimo después de un arduo día en las canchas. Se habían retirado todos, Eiji con Oishi, Ryoma con Momo, Sadaharu con Kaidoh y Kawamura, en fin, sólo quedábamos el buchou y yo… De repente lo veo avanzar con paso sigiloso hacia mí…
-Kunimitsu…- Le dirigí una de esas miradas que sólo conocía él, esa mirada cargada de todo lo que sentía, comprensión, cariño, afecto… algo más que eso en realidad. Amor. Es algo difícil de explicar. Le esperé impaciente hasta que quedó al frente mío. En ese momento no le miré los ojos. Si lo hubiera echo… me hubiera detenido. Pero no, me lancé sobre su pecho, poniéndome de puntas para besarle. Sin embargo no fui bien recibido por mi amado, ya que este sutilmente me alejó de su cuerpo y me tomó por la barbilla. Nuestras miradas se encontraron.
-Hoy no Fuji… Tenemos que hablar- Le miré impresionado. La verdad es que nunca me había denegado ninguno de sus besos desde que nos habíamos convertido en novios. Me soltó con la misma sutileza con la que me había alcanzado la cara. Dio un giro sobre sí mismo y se dirigió al extremo de la cancha. Me fascinaba verle caminar, ese paso tan elegante, que le hacía ver tan, pero tan deseable. Se sentó en una de las banquillas que había allí, yo seguí sus mismos pasos, ubicándome a su lado. Me miró con sus impenetrables ojos color miel… De pronto lo comprendí todo… Mi castillo había comenzado a desmoronarse, por ahora tan sólo una pequeña grieta en mi esperanza y alucinación.
-Fuji… Deseo terminar con todo esto- No me sorprendí mucho, esperaba algo así, aunque me hubiese gustado haber cometido un error al pensarlo. En ese mismo momento me sentí desfallecer emocionalmente. De pronto no pude evitar girarme sobre mi eje para ocultar esa lágrima traicionera que se estaba escapando. Lentamente mis hombros comenzaron a convulsionar en un llanto silencioso. Deseaba saber que todo esto era una pesadilla, no quería afrontar la realidad, pero estaba tan consiente del presente que no pude lograr pensar en ello como una ensoñación.
-Lo siento Fuji- Le oí decir a mi ahora ex-novio antes de que se marchase. No pude ni darme vuelta para verle su angelical rostro. Las convulsiones se fueron acrecentando, hasta terminar en un sollozo descontrolado que recorría todas las canchas cubriendo todo en un ambiente desgarrador.
Junté fuerzas y logré levantarme, sabía que debía volver a casa, aunque fuese sólo para encontrar algo en lo que distraerme, lo cuál sería muy difícil. Avancé dudoso hacia las puertas de las canchas, luego a las del instituto; Poco más tarde a las de mi casa. Saqué las llaves, las metí en la cerradura y las giré automáticamente. No estaba de humor para hacer nada que no fuera estrictamente necesario. Subí las escalas hacia mi habitación, ignorando de pasada los saludos de mi madre y hermanos. Cerré la puerta con seguro y me tiré en la cama. De pronto un dolor desgarrador me empezó a oprimir el pecho, me comenzó a costar mantener una respiración pausada y constante, a intervalos no respiraba. De pronto caí en la cuenta de que era mi corazón lo que me dolía, se había despedazado en mil pedazos, al igual como se desmoronó mi castillo, del cuál no quedaron ni los cimentos. Me hubiera gustado que todos esos pedazos rotos y cuajados de mi corazón se los hubiera llevado el viento, para no recordar nunca más esos minutos, lo más dolorosos de mi vida y para no sentir nunca más amor por alguien, no soportaría otra ruptura por muy sutil que fuera. Me comencé a sentir cansado, me di cuenta que entre todas mis divagaciones habían pasado más de tres horas, decidí ponerle fin al asunto por hoy, sabía que mañana le tendría que ver de nuevo, para lo cuál debería juntar demasiada energía. Me puse mi pijama y me metí bajo el edredón. No faltó mucho para que Morfeo me agarrara entre sus brazos y me llevara a un país grato, sin Tezukas ni rupturas amorosas. Lo ideal.
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P.D.: Aquí se termina el primar cáp. No me maten onegai!!... es el primer fic que escribo. Piedad!!. xD. Por si a acaso Morfeo es el Dios de los sueños. Ojala que les haya gustado! Trato de subir pronto el otro…
Chao!
