Bostezo tras bostezo, el vidrio de la ventana se humedecía cada vez que el aire producido por aquel acto golpeaba la ventana. Frotó sus puños contra sus ojos y bufó. Buscó a su alrededor en busca de ayuda pero solo encontró personas que se hallaban igual o peor que ella. Soltó una risita y volvió a recostarse en el mesa banco.

Rin Kuronuma, con apenas 16 años, de cabello rubio y ojos azules vivos, juraba que si no tocaba la campana, su salvación, moriría derretida en su mismo asiento.

Se revolvió unas cincuenta veces más, pero no halló una posición que la hiciera sentir cómoda.

Una pequeña bola de papel voló por los aires y chocó con la espalda de la pequeña rubia, quien al sentir el contacto de aquella miniatura, dio vuelta para buscar a la persona de quien había provenido aquel pequeño trozo de papel. Frunció un poco el ceño y divisó a la remitente. Una chica de cabellos turquesa saludaba con la mano y le hacia señas indicándole que recogiera la bola de papel que se encontraba en el piso. Como si se tratara de un trabajo forzado, la rubia hizo un gracioso mohín y estiró su brazo hasta alcanzar el trocillo de papel. Con tranquilidad, lo fue desenvolviendo mientras bostezaba y parpadeaba unas cuantas veces.

"Necesito hablar contigo de algo MUY importante. Te interesará. Miku"

Sonrió y soltó unas pequeñas risitas. Volvió a enrollar el pequeño papel y se acomodó bien en su asiento. Miró hacia el reloj y observó que faltaban menos de diez minutos para que el glorioso timbre sonara y por fin pudiera salir de aquella aula. Las matemáticas no eran lo suyo, y el maestro no ayudaba mucho que digamos. Intentó tomar apuntes de lo que ya estaba escrito en la pizarra, lo leyó unas cuantas veces y, cuando por fin estuvo convencida de que ese tema lo habían visto ya unas ocho veces, cerró su libreta y la guardó en su mochila.

Estiró los brazos hacia arriba, colocó su mochila en sus hombros, y, como por arte de magia, el timbre hizo acto de presencia. Fue una de las primeras en salir disparada de aquel bendito salón.

- Se te notaba a leguas que tenías unos ánimos resplandecientes -soltó una cantarina voz-

- Muy graciosa, Miku -contestó Rin, quien observó de pies a cabeza a su mejor amiga: Miku Hatsune- Déjate de tonterías, y dime que era lo que tenías que decirme con tanta urgencia.

La chica se mordió el labio inferior y tomó de la mano a Rin, arrastrándola hasta el jardín trasero, donde los demás alumnos salían a tomar aire fresco y disfrutar de su merecido descanso. Se sentó en el fresco y verde césped, y dando unas palmaditas en el, invito a la rubia a sentarse, quien curiosa aceptó.

Compartieron miradas: Miku tenía una cara de emoción desbordante y Rin la miraba con signos de interrogación flotando a su alrededor.

Cuando estuvo a punto de cuestionarle el porque de su tan graciosa cara, la peliverde explotó dando pequeños gritos y chillaba emocionada.

- ¡Habrá un baile de primavera! -soltó por fin-

- ¿Y?

- ¿Cómo que "y"? ¡Esta vez quiero que vengas conmigo! -le suplicó la peliverde. Rin se limito a arquear sus cejas y a soltar pequeñas risitas-

- Sabes bien que no me gusta nada de eso, ni bailar ni nada, y que…

- ¡Vamos, Rin! -tomó de las manos a la rubia y le puso cara de niña pequeña- Quiero venir, ¡tenemos que venir! Esta vez somos de segundo año, no es cualquier cosa. Mis padres ya me dieron permiso de venir con un chico al baile y no voy a perder la oportunidad de poder venir con…

Ella si que estaba emocionada. Rin la miró haciendo como si atendiera su discurso caprichoso que la chica estaba empezando a soltar. Ellas dos eran completamente diferentes. La conocía desde la primaria, aunque al principio hubo resistencia por parte de Rin, Miku logró entablar una muy buena amistad. Y es que eran, como ya se dijo, diferentes. Hatsune era una chica sociable, popular, femenina, linda, a la moda, bonita, que se interesaba por cualquier evento social, caprichosa, inteligente, astuta y que además venía de una familia bastante famosa y rica en Japón, pero eso no le quitaba lo buena amiga que podía ser, generosa y honesta, cariñosa y caritativa. Era una gran chica y un buen partido para cualquier hombre.

En cambio Rin, a su juicio, era una chica poco sociable, tímida, cerrada, y como sus compañeros más cercanos la calificaban: una perfecta tsundere. No era femenina, no le agradaban las fiestas y no le gustaba bailar -o más bien no sabía-. A pesar de ello, era estudiosa, no una nerd, pero si era una muy buena alumna que oscilaba entre un promedio de 8 y 9.

Dos mundos completamente diferentes pero que se acoplaban perfectamente si se lo proponían.

- ¿Y quieres que te acompañe si tu misma me has dicho que quieres venir con un chico?

-¡Pero también quiero venir contigo! -exclamó la de coletas- Eres mi mejor amiga y quiero que estés conmigo en mi primera cita-

- ¿Primera cita?

- Oficial. Bueno, ¡una cita de baile!

Miku había tenido unos cuantos novios a espaldas de sus padres, ya que estos no se lo permitían. Le habían dado la oportunidad de salir con un chico en este baile, pero no precisamente porque ellos hubieran accedido por voluntad propia. Miku sabía que si no lograba convencer a Rin de acompañarla en el baile, ella, aun así, podría asistir con un chico tomada de la mano.

- Mmmm -Rin posó una mano en su barbilla haciendo ademán de estar pensando en su respuesta- No lo sé, sabes que eso no me agrada…

- ¡Hazlo por mi! ¡Por favor! -suplicó por enésima vez la peliverde- Es dentro de dos semanas, suficiente tiempo para pensarlo, ¿no crees? -la rubia la miro: si era la única forma de sacarse por un momento de sus suplicas, tendría que decirle que lo pensaría. Asintió lentamente y puso un dedo en la cabeza. Miku entendió lo que le quería decir y se paró de un salto de alegría. Rin había accedido a pensarlo, o sea, que cabía la posibilidad de que su amiga asistiera por fin con ella- ¡Genial! ¡Mikuo también vendrá!

- ¿En serio? -preguntó sin mucho interés la rubia- Me sorprende, pues tu gemelito es completamente diferente a ti y que yo supiera él es de los míos.

- Si, pero se dejo influenciar por sus amiguitos de segundo año -Miku se volvió a sentar y le dio un sorbo a una bebida que había empezado a beber de la nada- Sus amigos son fiesteros. Espero que a él se le pegue y que recuerde que también tiene una hermana gemela.

Ambas rieron y empezaron a platicar. Miku tenía un hermano gemelo, mayor que ella por diez minutos, que se encontraba en el mismo salón que ellas. Era un chico contrario a Miku, pero igual de popular, ya que a juicio de las chicas, era guapo y uno de los más sexys de la escuela.

- Len también vendrá -soltó de repente Miku esperando ver la reacción de la rubia-

- ¿Y qué? -cuestionó indiferente. Miku la miró y soltó una risa-

- ¡Vamos, Rin! No me digas que…

- No quiero hablar de eso, Miku. Ya te dije que eso ha quedado en el pasado. Antes de que digas algo más, te recalco que lo que haga el amiguito de tu hermano no me importa.

- ¿Hablaban de mí? -Rin miró con ojos abiertos a Miku, quien se encontraba sorbiendo su bebida muy entretenida mirando sobre el hombro de la rubia- Pregunté que si hablaban de mi.

La masculina voz volvió a hablar, esta vez con un tono de voz más fuerte que el anterior. Rin no quería esto, era lo último que quería.


Hola! ajksnamksa, estoy muy emocionada. Las ideas para este fic empezaron a rondar por mi cabeza hace algunos días. Hasta que me animé a escribirla.

NO SÉ que les pareció esto. Siento muchísimo si se encuentran con algunas fallas ortográficas, pero el mugre word no me las marca :/ También me disculpo si no se redactar, y también si no entendieron en que va la historia, pero conforme vaya avanzando se darán cuenta de que trata.

Espero les agrade, dejen reviews para que sepa si continuo la historia. Y, de nuevo, perdón por el horrible summary (pido demasiadas disculpas, perdón por eso{?}) Ok no. e_e Bye.

Pao.