Vocaloid no me pertenece, así como también la historia original le pertenece a Lewis Carrol
Gumi en Locuralandia
¿Qué era?
¿Qué es ese hermoso conejo?
En una silenciosa ciudad van dos hermanos con maletas en manos, listos para partir, aunque uno está en desacuerdo, pero así lo dice el destino. Eran dos hermanos, el mayor de nombre Gumiya y la menor de nombre Gumi. Su destino, un pequeño pueblo afueras de la ciudad.
Gumiya, el hermano mayor, no planeaba quedarse en ese pueblo de nombre indefinido, solo iba a dejarla, porque él tenía que partir a Alemania a trabajar en una fábrica de armas de pólvora por escases de trabajo en Inglaterra. Pero ella, Gumi, se negaba rotundamente quedarse en una casa de hospicio en ese misterioso pueblo, aun así, ella accedió.
Caminaban lentamente por las calles de la ciudad, con su temple sereno. Queriendo alargar el camino de su despedida. Su hermano mayor, logro ver un carruaje e hizo señas para llamar su atención requiriendo de sus servicios y haciendo que se distrajera, cuando Gumi vio la oportunidad salió corriendo, escapando de su hermano.
Su hermano solo por instinto volteo a verla, pero cuál fue su sorpresa cuando ya no la vio a su lado, vio a lo largo de la calle y vio su cabellera verde e ignorando y dejando hablando al propietario del carruaje, corrió tras de ella, pero vanos serían sus intentos ya que se perdió entre la multitud, maldijo tomando sus cabellos, molesto y preocupado.
…
Gumi corría despavoridamente; una: porque no quería irse; dos: si la encontraba la regañaría mucho y tres: no sabía a donde ir. Sin más, corría como alma que se lo lleva el diablo. Atravesaba inmensas calles, mercados y hasta el palacio de Buckingham sin parar, pero hasta que ya no pudo seguir se detuvo ya en las afueras de la ciudad, en donde la gente se dedica al cultivo y el terreno es despejado. Vio al gran roble que había en medio del pastizal y se sentó a descansar, apenas era medio día y parecía que las nubes empezaban a despejarse del cielo inglés. Cerró los ojos, olvidándose de todo, porque su hermano siempre la encuentra después de todo, y durmió…
Unos ruidos del árbol y unas pisadas en el pastizal seco se oyeron haciendo que la menor se despertara perezosamente. Abrió los ojos y busco a su hermano, pensando que era él quien había hecho esos ruidos, pero no fue así.
Sorprendida por no encontrar a su hermano, busco nuevamente que era el propietario del ruido y no hallo nada, esto la hizo calmarse, pensando que era solo el viento pero, otra vez el ruido apareció. La maleza se movía y la niña empezaba a preocuparse, pero con curiosidad se acercó con zozobra y vio a un lindo y extraño conejo blanco ya que este tenía cuerpo de humano en miniatura y un elegante traje gris.
La niña se quedó sin habla.
El conejo blanco, la vio con esos ojos rojos y salto. La niña saliendo de su trance persiguió al conejo blanco, llamándole, pero este no hacía caso. Corrió tras él sin éxito alguno, pero, vio como el conejo entraba en su madriguera que había en el suelo. La niña se acercó decidida en atrapar al curioso conejo. Se puso en cuclillas y metió su mano buscando su esponjoso pelaje, pero nada, solo sintió como el conejo le mordía su dedo meñique. Rápidamente saco la mano, y molesta se levantó y de un pisotón golpeo la madriguera, y así constantemente hasta que se escuchó un crujido adentro del suelo, se detuvo esperando que se calmara el ruido pero fue todo lo contrario, el ruido se acercaba más y más a ella hasta que la tierra se rompió haciendo que se cayera dentro de la madriguera.
Grito, fue lo único que pudo hacer.
Caía sin remedio, lanzada por la fuerza de la gravedad, gritaba llena de miedo, pensando que era su fin. Pero, pasaron unos segundo y hasta minutos y nada, no veía el fondo, solo veía cosas de un hogar y mucha tierra. Gumi ya sin miedo, tomo una posición de sentada para esperar su fin, ya sin miedo sino frustrada.
- ¡vaya! ¿A cuanta fuerza he de estar cayendo, y cuantos pies he ya recorrido? creo que más de 3, 000., pies – pensaba, creyéndose muy inteligente y diciendo cosas inteligentes.
Pasaron unos minutos y ¡al fin! Se pudo observar el fondo, fue entonces que Gumi recupero el miedo y grito nuevamente, cerró los ojos esperando lo peor…
Al momento del impacto ¿u fue ella o el mundo dio vuelta? Porque ya al momento del impacto solo logro tocar el fondo con la punta de su nariz y sus pies ya hacían pegados al suelo, parada normalmente con la nariz en la pared.
Miro con extrañeza, ¿exactamente que paso?
Se tiró al suelo confusa, sin saber en qué pensar. Miro hacia arriba y vio solo el techo de una vivienda normal…
¡Espera! ¿Normal? ¡Pero si era la madriguera de un conejo! Miro confusa la puerta y curiosa se acercó pero al momento de tocar el picaporte la puerta se hizo pequeña. ¿O ella se había vuelto grande?
Miro con extrañeza a la puerta y con solo dos de sus gigantes dedos abrió la puerta, y con un solo ojo vio tras la puerta, logro ver la figura del conejo blanco correr apresuradamente. Esto creo más curiosidad. Trato de salir por la puerta pero era imposible.
Se puso triste ¿Cómo saldría de esta casa? Y empezó a llorar, atrapa en una madriguera de un conejo blanco con rasgos humanos, lejos de su hermano y de su querida Inglaterra.
- Hey… ¿P-por qué lloras? – se escuchó una amable voz dentro de la casa.
- ¿Quién eres y en dónde estás? – dijo aun con lloridos aun triste.
- soy la casa… - contesto sumiso la que decía ser la casa
- ¿Entonces por qué no me dejas salir? – dijo molesta con miles de lágrimas, parando de lloriquear.
- Es que… he estado muy s-sola… ¡mi dueño siempre está trabajando! – empezó a llorar la casa con una amargura que calmo las lágrimas de la niña. – yo siempre me quedo sola… sniff, sniff. – dijo tranquilizándose
- Pues tu dueño me mordió! – chillo cruzándose de brazos
- ¿Cómo? ¿Mi dueño te ha mordido? – dijo preocupada la triste casa.
- sí, necesito seguirlo.
- ¿y que harás cuando lo tengas? – dijo insegura
- Pues no lo sé, pero, hare algo, algún provecho me dará. – dijo molesta
- pues con ma-mayor razón no te dejo salir – dijo tratando se parecer segura
- ¿así? Entonces gritare tan fuerte que no me querrás mas aquí! – amenazo
- N-no me asustas!..
Gumi sin más, grito, pero tan fuerte que los vasos y demás lozas se rompieron.
- ¡Calla! ¡Calla! – pedía la casa
- ¡vez! Además, si me dejas ir te prometo visitarte y obligare al conejo que se quede contigo más tiempo. ¿Eh, que te parece? – negociaba la peliverde
- ahmm… pues, es-está bien… creo. – dicho esto la puerta se volvió al tamaño natural y se abrió, logrando que Gumi pudiera salir. Agradecida beso la una de las muchas paredes y siguió buscando al conejo blanco.
- A-adiós… - se despidió la casa, de nombre Haku.
Gumi corrió en busca del conejo, hasta que logro alcanzarlo.
- Señor conejo! Señor conejo! – decía Gumi cansada de tanto correr, pero el conejo seguía corriendo (saltando) sin detenerse. – señor conejo! – de repente, el conejo paro en seco. Y volvió la mirada hacia la niña, disgustado.
- ¿Qué quieres niña? – dijo molesto, moviendo impulsivamente el pie, parecía un tic nervioso.
- E-este… usted es un…. – Gumi fue interrumpida por el molesto conejo.
- Niña dilo rápido, que no tengo tiempo. No ves que el tiempo es oro y si uno lo desperdicia, desperdicia su vida. El tiempo se acaba y si uno no lo aprovecha no es nada bueno. Así que me voy, me voy, me voy, que el tiempo corre con su tic-tac y si no lo alcanzo el me atrapara y me desguanzara, que para la reina trabajo. Así niña, el trabajo para el trabajador y la vida para el corredor. Así que me voy, me voy, me voy que el trabajo espera sin espera. – dicho esto el conejo salió en chinga (xD tenía que ponerlo)
- ¡Espere señor conejo! – llamo a pulmón y nuevamente el conejo se detuvo y la vio con fastidio (sin mencionar que ahora los dos compartían el mismo tamaño).
- ¿Tengo cara de anciano, mocosa? – Refunfuño – y mi nombre es Conejo Dell
- no, claro que no. es un gusto… - dijo intimidada y nuevamente, el conejo corrió y Gumi, otra vez lo seguía. Pero el conejo era tan rápido que le fue imposible seguirle el paso y se detuvo en un matorral de flores.
Pero no duro mucho su descanso, cuando escucho la voz del conejo hablar. Y se acercó hacia él otra vez.
Pero cuando se acercó vio al Conejo Dell discutir con un tipo de sombrero y otros animales. Se acercó más y escucho la plática.
- Pero vamos! Esa reina está más loca que nosotros tres juntos – y se empezaron a reír maniáticamente las personas aún no conocidas por la joven.
- pero si ustedes son increíbles, no trabajan y aun así, llaman loca a la reina, tsk! – decía desguanzado el conejo que no paraba de ver su gigante reloj. – haya ustedes. - Y se marchó, Gumi al verlo ir trato de seguirle pero no pudo continuar cuando alguien le puso el pie para que callera.
- ouch! – se quejo
- ¿pero adónde vas, linda niña? – Pregunto el único humano ahí (si eso era posible) - ¿quieres que ese conejo blanco te de trabajo? JAJAJAJA! – Empezó a reírse como si hubiera sido un gran chiste.
La niña se reincorporo y alzo la mirada desafiante, pero eso duraría poco, cuando se dio cuenta de tres cosas:
1.- Que hacia una meza de té ahí, en el camino.
2.- ¿Por qué todo parece gigante?
3.- Era hombre o mujer el quien le había hablado?
La niña trago difícilmente, estaba asustada.
Kol kol kol
Hace años que quiero una historia así con Gumi como Alicia! Estoy hastiada de que Miku esté siempre con ese papel. Además no es la típica miedosa y curiosa Alicia, sino al contrario, eso sí, es un poco llorona (como la original)
Puse Honne Dell como al conejo blanco porque además de tener el cabello blanco, es muy trabajador (obsesionado de hecho) y algo molesto y gruñón (mi Voyakiloid favorito).
Haku de la casa porque me encanta su personalidad, en la película es todo lo contrario pero ahí es una puerta o cerrojo, decidí hacerla como casa ya que es más entretenido.
Adivinen quienes son los tres locos! Subo pasado mañana (el martes, palabra de loca).
Hijos, que les acompañe Gumi y la fuerza del Héroe Panda
