[Disclaimer: South Park y sus personajes son propiedad de Trey Parker y Matt Stone. Este fanfiction fue creado sin fines de lucro.
Atención: este fic contiene escenas de violencia, lenguaje soez y temas adultos. Está orientado a los fans del género SLASH o YAOI (Relaciones homosexuales entre varones) además del OMEGAVERSE (Mpreg o embarazo masculino) Y por lo tanto si no es de su agrado le sugiero que ABANDONE LA PÁGINA inmediatamente.
Esta obra NO es apta para menores de 18 años.
Si continúa leyendo a partir de aquí es bajo SU responsabilidad...
Antes que nada es mi deber aclarar que la imagen de la portada fue realizada por otra persona... Créditos a quién la hizo.
El contenido que será presentado a continuación es totalmente ficticio y cualquier parecido con la realidad y con personas vivas y/o muertas es mera coincidencia... Se recomienda discreción]
«Soberbia»
- ¡Maldito judío! ¡Sabía que no podía confiar en una rata sucia como tú!.
Gritó colérico.
- ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Yo no he hecho nada malo!.
Le miró sobresaltado al tener al joven de 18 años encima de él.
- ¡Fuiste tú no te atrevas a negarlo!.
- ¡No tengo ni una puta idea de lo que me estás hablando culón!.
El judío se veía asustado por la paranoia del robusto, buscó una posible ruta de escape pero para su disgusto no pudo encontrar ninguna.
Cartman sonrió con sorna y puso ante sus ojos la imagen que cambiaría el rumbo de su vida para siempre...
En el lujoso celular se podía apreciar claramente al pelirrojo siendo besado por una beta rubia.
- ¡Cartman no es lo que piensas!.
- ¡¿Acaso me crees estúpido o qué Kyle?! ¡Este que está aquí no puede ser otro más que tú!.
- Yo puedo explicártelo.
Tartamudeó por culpa del miedo que le provocaba el odio plasmado en los irises grises del fascista, el repudio que en ellos había era tal que el pecoso se sintió herido.
Cerró los ojos porque creía que sería golpeado, sin embargo grande fue su sorpresa cuando fue liberado del agarre.
Se alejó de él dispuesto a marcharse.
- No quiero oír tus mentiras Broflovski... lo nuestro ha terminado.
Siseó con tono cortante, pero fue detenido por una temblorosa mano que lo sujetaba por el hombro.
- ¡Fue un accidente te lo juro! ¡Yo no quería que me besara!.
Pero sólo obtuvo una fría mirada de parte del otro el cual apartó su mano.
Prosiguió su camino en silencio para finalmente salir de la habitación azotando la
puerta con todas sus fuerzas.
- ¡Esto no puede estar pasando!.
Se dejó caer de rodillas sintiéndose desolado... Lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas.
Golpeó el suelo desgarrándose la piel de los nudillos.
La ira, la confusión y sobre todo la tristeza hicieron trizas su corazón, desde ese maldito día todo su mundo se estaba viniendo abajo.
El dolor de sus heridas era nada comparado con el sufrimiento que estaba soportando por el desprecio del amor de su vida.
Los únicos sonidos que podían escucharse en esa triste escena eran los sollozos del muchacho.
- ¿Porqué tiene que pasarme esto a mi?.
Se lamentó lleno de melancolía.
- Yo siempre he sido sincero contigo... Eric.
Lloró hasta que ya no pudo más porque sabía que su amado ya no volvería a confiar en él, sólo el sueño consiguió calmar un poco la desdicha que carcomía su alma.
~~ Mientras tanto en la residencia de la familia Marsh ~~
El omega pelinegro se paseaba impaciente esperando a su amigo.
Se sobresaltó cuando le dieron una nalgada.
- ¡Kenny!.
Se dio la vuelta para darle la cara al beta que sonreía victorioso.
- ¿Lo conseguiste?.
Le preguntó observando como se quitaba la peluca que traía encima.
- ¡Debiste haber visto su cara cuando lo besé!.
Ambos se sentaron en el sofá de la sala.
- No lo sé amigo creo que nos pasamos de la raya.
Dijo arrepentido mientras se cubría el rostro.
- Para nada Stan, hicimos lo correcto ese bastardo no se merece a Kyle.
Le abrazó con la intención de reconfortarlo sin embargo no lo logró.
- ¿Qué pasará cuando sepa la verdad?.
Le miró con los ojos llorosos preso de la culpa, realmente deseaba salir corriendo para ir a pedirle perdón.
- No podrá enterarse de nada. Todo lo hice con mucho cuidado, la foto fue divulgada por Wendy de modo que nadie sabrá que fuimos nosotros.
- Pero lo traicionamos, no sé si podré con esto.
Kenny le tomó del mentón obligándolo a mirarle.
- Stan, podrá parecer que le dimos una puñalada por la espalda pero todo fue por su bien... Cartman sólo lo estaba utilizando, en realidad no lo ama... esa relación era tóxica, disfuncional y destructiva para ambos. Eventualmente lo habría matado ¿No lo entiendes? Si no los separamos ahora Kyle podría arruinar su futuro viviendo con él.
Stanley permaneció en silencio sencillamente no tenía ganas de discutir con el inmortal.
Los dos tenían sus razones para cometer esa fechoría, Kenneth quería vengarse de él por destruir su relación con Butters y en cuanto a Marsh éste creía que Eric era un peligro para el hebreo.
Ambos se creían mejores personas que los demás y por lo tanto que tenían el derecho para juzgarlos de forma temeraria.
«Es por su bien... yo soy el bueno aquí»
Eso era lo que repetía como un mantra para acallar la voz de su lobo interno el cual le decía que ese alfa debería ser SUYO y no del pelirrojo, porque después de todo él era superior en todos los sentidos a Kyle.
«Avaricia»
El ruido del despertador lo sacó del maravilloso sueño húmedo, lo estampó contra la pared provocando que se hiciera pedazos.
Se estiró cual felino sobre el cálido lecho obteniendo como respuesta a ello el crujido de sus articulaciones, poniéndose de pie en un mal movimiento tropezó con las sábanas que aún tenía enredadas en los pies.
Quejándose por el dolor fue desenredándose, para cuando logró liberarse de los estorbos fijó su adormilada mirada zafiro en los "regalitos" de Eric.
¿Porqué el gordo le daba esas cosas a él? no se las merecía, sin embargo no podía negar que le gustaban.
Sus padres no eran precisamente "ricos" como para permitirse esos lujos y su trabajo de medio tiempo en el café de la familia de Tweek tampoco es que le fuera muy bien pagado.
Revisó su nuevo smartphone e inició sesión en la aplicación de mensajería instantánea.
[Tienes 3 mensajes nuevos de: Fuertecito]
Vio en la pantalla táctil la foto del perfil de Cartman.
No quería responderle pero... sin siquiera notarlo ya le estaba escribiendo.
Fuertecito
(¿Qué pasó hippie? ¿No te gustó lo que te regalé?)
(Si es así entonces lo quiero de vuelta)
(Nah es broma xD... Sólo quería saber como amaneciste)
Hippie_4ever
(En serio no debiste)
(¡Jódete culón!)
(Perfectamente hasta que vi tu jodido nombre en mi celular)
Fuertecito
(¡Hey! no estoy gordo)
Hippie_4ever
(Sí claro y a al señor Garrison le gustan las mujeres)
Fuertecito
(¡Chúpame las bolas!)
Hippie_4ever
(¡Ni en tus sueños gordo de mierda!)
Fuertecito
(¿Saldrías conmigo después de la universidad?)
Hippie_4ever
(Sí, después de clases estaría bien)
Fuertecito
(Te buscaré para ir al cine a las siete ¡Bañate hippie sucio!)
Hippie_4ever
(¡Y tú haz dieta gordo!)
«Apagué el teléfono cuando éste comenzó a llenarse de mensajes con insultos y excusas patéticas para justificar su sobrepeso.
¡Cielos! ¿Cómo era posible que por unos pocos "lujitos" cayera tan bajo?.
Ciertamente salir con él tenía sus beneficios...
Suspiré... si tan sólo yo fuera un alfa todo sería diferente para mi ¡No me culpen! a veces me pregunto que tan lejos podría llegar con sus privilegios.
Quizás sería un playboy obscenamente rico, un senador... definitivamente no estaría pudriéndome en esta pocilga.
Soñar no cuesta nada, tal vez sólo estaba siendo un poco avaricioso»
Stanley sonrió al ver la consola de vídeo-juegos más avanzada del momento, el smart TV y la moto deportiva estacionada en el patio de la casa que le habían regalado.
Tomó las tarjetas de crédito dorada y la platino del antisemita y con una expresión codiciosa se encaminó a la salida.
¡El cielo es el límite señores! Le cobraría al hijo de puta todas las que le debía.
¡Ya podía imaginar la cara que pondría cuando le lleguen las facturas!.
«Lujuria»
Complacerlo...
Ese era el precio a pagar para tener acceso a una vida fácil.
Lo miré sentado en el cómodo sillón de su oficina parcialmente iluminada por las luces de neón, desde allí me observaba atentamente tomando vodka y fumando un habano.
Sonrió prepotente y con un gesto me indicó que comenzara.
Lo detesto no tienen idea de cuanto.
Lentamente fui quitándome el vestido de maid, una horrenda música de antro guiaba mis pasos mientras yo me le acercaba.
El preámbulo, así es como mi dueño llamaba a esa maldita danza.
Arrojé lejos el sombrero que cubría mis ligeramente largos cabellos y de a poco fui retirando la parte superior de la delicada tela del vestido, dejando al descubierto la nívea piel.
Mis manos descendieron sensualmente por mi pecho y abdomen.
Sus lascivos ojos recorrieron cada pecaminoso centímetro que tenía al descubierto, con especial énfasis en mis rosados pezones.
Conocía a la perfección su debilidad.
De nuevo lo miré con esa expresión que le hacía perder el control, mi llorosa y sonrojada carita inocente y llevé mis dedos índice, medio y pulgar hasta mis labios en donde comencé a lamerlos fingiendo inocencia casi como si quisiera saborear una inexistente capa de caramelo.
El ritmo de la canción se tornó mucho más rápido y con ello mis movimientos también, la sensualidad era la nota dominante de aquel ballet erótico.
Mi mano descendió hasta mis erectos pezones y me dediqué a mojarlos pellizcando, jalando y haciendo suaves movimientos circulares logrando que su tonalidad se volviera de un encendido carmesí.
Yo bajaba y volvía a subir moviendo mis caderas provocativamente logrando que mi ridículamente corta falda negra se soltara.
Las únicas prendas que me quedaban eran aquella tanga de dulces y un collar para perros que me era prohibido quitar, Stan Marsh era el nombre grabado con hermosa caligrafía en aquella placa de oro.
Cual pequeño demonio la retiré tirándosela con desprecio a mi amo quién no dudó ni un segundo para saborearla.
Tomé una silla cercana y me senté en ella elevando una pierna dejando a la vista mis partes íntimas y la zapatilla de tacón roja al mismo tiempo que echaba mi cabeza para atrás, sonreí con travesura jalando una cuerda haciendo que un chorro de agua me empapara por completo.
Desde su posición me fijé como elevó una ceja y me retó diciendo con todas las malas intenciones del mundo.
- ¿Eso es todo lo que tienes, hippie omega?.
Lo miré con odio sin decir una sola palabra y en un rápido movimiento me senté sobre su regazo jalando su corbata para que nuestras bocas se encontraran en un beso salvaje, le mordí provocándole una pequeña herida de la que brotó sangre.
Abandoné sus labios para dirigirme hacia su erección, tembló por mi frío tacto.
Comencé a masturbarlo con rudeza atento a cada gesto de placer y dolor del alfa, la frialdad de mis manos fue reemplazada por la húmeda calidez de mi boca.
Me atraganté con su pene, lentamente fui introduciéndolo hasta que llegó a lo profundo de mi garganta, las arcadas que esto me provocó lo hicieron temblar del gusto.
Sujetó mis cabellos con fuerza y empezó a embestirme causándome daño, pero ello no impidió que le diera la mejor mamada de toda su puta vida.
Dolor... es la única cosa que me excita hasta el punto de llegar a correrme.
Inundó mi boca de semen y con un beso blanco le di a probar un poco de su propia esencia.
Me tomó de las caderas acorralándome contra la pared.
Sin cuidado alguno me penetró y ahogué un grito de agonía mordiendo el cuero de la correa que me puso alrededor del cuello.
Sus embestidas eran brutales, rápidas y profundas.
Impactando repetidamente en mi próstata haciéndome gemir vergonzosamente rogándole que lo hiciera más rápido y duro en ese mismo punto.
Mientras él me masturbaba y pellizcaba mis pezones.
Olor a sexo, los sonidos obscenos y las blasfemias que gritábamos eran nuestros acompañantes en aquel furtivo encuentro...
El orgasmo me hizo perder la noción del tiempo y del espacio.
Era una sensación indescriptible, vi todo en blanco mientras yo manchaba su mano con mi semilla y él me llenaba por completo mordiendo mi hombro... remarcando el símbolo que me ata a su merced.
Esa marca de sumisión que hacía imposible que yo pudiera amar a otro hombre que no fuera Eric Cartman.
- Nada mal para ser tu primera vez.
Susurró arrogantemente con su profunda voz entrecortada cerca de mi oído.
Con dificultad me di la vuelta y devoré sus labios apasionadamente, demostrándole cuanto lo amo a pesar de todo incluso del rencor y repudio que siento por él.
«Ira»
- ¡Stan!.
El grito furioso lo hizo girar sobre sus talones.
- ¿Kyle que suce...?
Un puñetazo le impidió terminar la pregunta.
- ¡Hijo de puta! ¡Tú fuiste el que me tendió la trampa!.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
- No sé a que te refieres, yo nunca haría...
Pero un nuevo golpe le interrumpió.
El judío tenía una expresión iracunda cargada decepción.
- ¡Yo no soy ningún idiota Stan! ¿Creías que me iba a quedar con esas? ¡¿Que dejaría que el desgraciado que me quitó la felicidad se saliera con las suyas?!.
Sonrió cínicamente limpiándose la sangre.
- ¿Y qué si así fue? Deberías agradecérmelo.
Escupió aquellas palabras con rabia realmente ofendido.
- ¡¿Agradecerte que me hayas arruinado la vida?! ¡Eres un bastardo!.
- No me hagas reír Kyle ¡Te liberé de ese malnacido!.
Lo miró horrorizado como si no pudiera reconocerle.
- ¡Por Moisés! ¿Quién te has creído para decidir por mi? ¡No tienes ningún derecho!.
El pelinegro se acercó al omega de la ushanka verde y lo sujetó del cuello de su chaqueta haciendo que lo mirara directo a los ojos.
- ¡Me preocupo por ti! ¿No ves que tu vida corría peligro estando con él?.
Recibiendo como respuesta un escupitajo en la cara de parte del otro, Se limpió asqueado.
Terminó dándole un derechazo que lo hizo caer al suelo tumbándole de paso un diente, golpe que el de Jersey no tardó en responder.
Lo que había comenzado como un reclamo se convirtió en una verdadera pelea que en cuestión de minutos llamó la atención de sus compañeros de clase quienes gritaban apoyando a su favorito y apostando por el que ellos creían que sería el ganador.
Una hora transcurrió entre puñetazos y comentarios hirientes.
Ambos cayeron agotados por el feroz combate que más que causarles daño físico arruinó su amistad para siempre.
Empate fue el decepcionante resultado, los espectadores ante aquello se marcharon sin siquiera preguntarles si estaban bien.
Sus agitadas respiraciones era lo único que podían escuchar en aquel yermo paraje, un solitario copo de nieve cayó sobre la nariz de Broflovski quién le miró con la cara empapada en lágrimas.
- ¿Porqué?.
En su lastimero tono ya no se oía ningún reproche, sólo pena.
- Kyle... ¡Yo no quería hacerte daño! ¡Lo siento!.
El del abrigo naranja sollozaba como un niño pequeño, con muchísima dificultad se puso de pie y le dio la espalda quejándose por el dolor de sus heridas.
- Sabías que yo lo amo, aunque tú no puedas creerlo ¡Me enamoré de mi peor enemigo!.
Marsh intentó levantarse pero no pudo.
- ¡Yo sólo quería protegerte!.
La desesperación y el remordimiento lo estaban matando.
- No me vengas con eso.
Su voz se volvió fría e indiferente casi como si ya no pudiera sentir nada.
- ¡Kyle espera! ¡Perdóname! te lo suplico.
Stan lloraba desconsoladamente aferrándose a la ropa del pecoso.
- Sólo prométeme una cosa Stan, que lo harás feliz como yo nunca pude hacerlo.
Lo dijo marchándose sin decir nada más.
Stanley se quedó tirado en el frío suelo.
«¿Cómo lo supo? Sus en encuentros con Eric era algo que nadie más sabía»
Unos aplausos lo trajeron devuelta a la realidad.
- ¡Bravo! Esa es la mejor actuación que haya visto.
Le miró sorprendido... ¿Él lo sabía todo desde el principio y no dijo nada?.
- ¡Cartman!.
El robusto lo ayudó a levantarse.
- ¡Buen chico!.
Se burló de él sabiendo que no podía hacer nada.
- ¡¿Tú sabías que todo esto era una trampa?!.
El nazi soltó una carcajada macabra provocándole un estremecimiento.
- ¡Claro que sí! ¡Yo controlo todo lo que pasa en este maldito pueblo! ¿Creías que no me imaginaba que Kenny trataría de tomar venganza contra mi? ¡Pobre idiota te dejaste manipular por ese imbécil! y a la final ¿Para qué te sirvió ayudarlo en su plan?.
La despreciable confesión hizo que el hippie se enfureciera.
- ¡Maldito!.
El puño que aventó contra él fue detenido por la mano del más fuerte quién lo apretó sacándole un aullido.
- ¡Nunca sentí nada más que desprecio por ese judío! ¿Creían que con eso me iban a destruir? ¡Ilusos! Fue un gran favor el que me hicieron.
Comentó descaradamete.
- Te odio...
El sumiso bajó la mirada pronunciándolo de forma mortífera.
- Eres mío, basura...
Susurró en su oído llevándoselo de ahí.
«Gula»
«¡¿Porqué fui tan estúpido?!»
Era la quinta o sexta botella que se empinaba... La depresión que sufría no tenía comparación.
Se lamentaba pronunciando palabras incoherentes mientras el alfa lo observaba divertido... Le quitó el whisky bebiéndo lo que quedaba.
El joven cayó aparatosamente.
La borrachera que tenía no lo dejaba coordinar sus movimientos, todo le daba vueltas y lo veía doble.
- ¡D-dámela puto! la necesito.
- Ya se acabó el licor, con esto no conseguirás que el monstruo de Jersey te perdone.
- ¡C-cállate!.
El omega comenzó a llorar de nueva cuenta... Cartman sonrió con crueldad ¡Así es como quería verlo! Completamente destruido y sometido a sus deseos.
Las luces de los autos de vez en cuando iluminaban el obscuro bar en donde solo ellos permanecían.
- A-ayúdame a olvidarlo todo.
Imploró... las únicas cosas que lograban consolarlo eran Cartman y el alcohol.
El muchacho de cabellos castaños lo besó salvajemente devorando sus labios con gula.
Cuidadosamente lo fue desvistiendo repartiendo besos por todas las zonas que estaban a su alcance.
El hippie sujetaba su cabellera rogando que no lo dejara solo.
Acarició cada centímetro de su delicada piel dejando rojizas marcas por dónde pasaba, sus manos se detuvieron sobre sus caderas estirando el elástico del boxer y retirándolo sin vergüenza alguna.
Atrapó su hombría entre sus labios lamiéndola, besándola y mordiéndola golosamente, su lengua recorría desde la base a la punta provocando espasmos de placer en él.
- Eric te necesito...
Gimió sonoramente hundiendo su pene en la garganta del fascista.
La velocidad que le imprimió a aquel acto incrementó conforme los gemidos de Stan se volvían más intensos, no se detuvo hasta que el otro se corrió.
No dejó que ni una sola gota de esperma se desperdiciara.
- Eres delicioso.
Su ronca voz le hizo temblar, su cuerpo pedía más ¡Quería que Cartman lo llenara por completo!.
- Culón... hazlo ya.
Rogó como un adicto al que le quitan su vicio...
Usó el blanquecino líquido para lubricarlo.
Marsh clavó sus colmillos en el hombro del macho alfa con la esperanza de que esto calmara su dolor, ante lo que el otro comenzó a moverse como a él más le gustaba.
El orgasmo les llevó a un mundo desconocido en donde sólo estaban ellos dos.
Sin miedos, rencores o sufrimientos.
Se corrió sobre el abdomen del mayor mientras que éste disparaba chorros de semen dentro de él.
Trataron de calmar sus agitadas respiraciones.
- Quiero que me devores, Eric... Ámame ¡Sólo así podré ser feliz!.
Lo besó con maestría para no tener que escucharlo. ¡¿Amar?! ¿quién dijo que lo que le hacía fuera por amor?.
- Me saciaré de ti hasta que ya no quiera verte más.
Una solitaria lágrima bajó por la mejilla del hippie.
- Te amo Cartman...
Más no obtuvo respuesta sólo la indiferencia de su amado quién rápidamente se levantó largándose de ahí.
«Envidia»
~~ Una semana antes de la separación de Cartman y Kyle ~~
Ese jodido celo... ¡Como lo odiaba!.
Calor insoportable y la sensación de humedad en sus partes bajas, era algo que lo incomodaba de sobremanera.
Luchaba contra sus instintos los cuales le pedían a gritos que buscara un alfa que lo marcara.
Cada pequeño roce lo hacía delirar, mordió su labio inferior en un vano intento de acallar sus gemidos.
No podía más, su mano bajó hasta su palpitante miembro. La necesidad de tener contacto con otro ser humano estaba haciéndole perder la razón.
«No te resistas... tú deseas esto»
Pero se negaba rotundamente, su lobo interno sabía que Stan no podría ganarle.
«¡Búscalo! Tú quieres ser marcado... no lo niegues»
- ¡No lo haré!.
«No puedes ir en contra de tu naturaleza...»
«Solo piénsalo... es el único alfa de raza pura... es el mejor padre que tus hijos podrían tener»
- ¡Cállate!.
«Ese judío impuro no merece tenerlo... somos superiores a él...»
- ¡No puedo hacerlo!.
«Nadie lo sabrá... será nuestro secreto...»
- Él no me tomará porqué...
«Si es un verdadero hombre no te rechazará... aunque ya haya marcado a otro omega...»
Su instinto guardó silencio cuando comenzó a masturbarse.
- ¡Cartman!.
Gritó su nombre manchando las sábanas blancas con su semilla pero esto no era suficiente para saciar su libido.
Tomó un consolador y fue introduciéndolo dentro de él activando su función de vibrador, su mente sólo podía imaginar que se trataba del fascista penetrándolo como un animal.
Lo deseaba... no ¡Envidiaba la suerte de Kyle! por tener a alguien que lo hiciera feliz mientras que él había tenido que conformarse con una insulsa beta como lo era Wendy.
Los hombres como Eric eran poco comunes... su casta apenas representaba el 1% de la población mundial.
En cambio los omegas casi igualaban a los betas en cantidad.
Podía estar con uno de ellos pero nunca se sentiría satisfecho, los de su clase buscaban instintivamente a los verdaderos sementales.
La apariencia de éste había mejorado con los años, a medida que fue madurando su naturaleza tomó posesión de él dotándolo de habilidades y características superiores a las de otras castas tanto genéticas como intelectuales.
Nunca dejó de ser robusto pero ya a sus recién cumplidos 18 años no tenía sobrepeso alguno, de hecho su condición física era la de un hombre fornido pero sin exagerar.
No importaba cuantas veces se masturbara aún seguía deseando la compañía del otro.
Sacó la sudadera de éste la cual escondía celosamente bajo su almohada.
No había otra forma para que pudiera conciliar el sueño, que no fuera aspirando el aroma de ese hombre que encendía las llamas de su pasión.
Bastó con sólo percibir su olor para que se corriera otra vez.
«Tú lo deseas... es tuyo...»
Cada vez que oía la voz del novio de su mejor amigo, un placentero escalofrío lo recorría por completo, sus piernas flaqueaban y un tímido sonrojo teñía su faz provocando una descarada sonrisa de superioridad en el antisemita que parecía darse cuenta de todo.
Desde su primer celo sólo podía excitarse imaginando que era dominado por el nazi, nunca había podido sentir atracción sexual por nadie más.
El morbo que le provocaba cuando lo veía quitarse la playera después de las clases de deportes lo obligaban a encerrarse en el baño para calmar el "malestar" que eso le producía.
¡Sería suyo a como diera lugar!.
Un día entero transcurrió tocándose pensando en él pero a pesar de todo lo que pasó no se sentía completo.
Algo le faltaba, más bien alguien.
Necesitaba que sus fuertes brazos lo protegieran.
¡Se moría de la envidia cada vez que Kyle besaba a Cartman!.
¡¿Porqué ellos terminaron juntos si se odiaban tanto?! Era la pregunta que se formulaba todas las noches antes de dormir.
- Algún día serás mio.
«Pereza»
- ¡No! ¡Esto no puede ser cierto!.
Exclamó horrorizado viendo el resultado de la prueba de embarazo.
Positivo era lo que indicaba la marca de color rosa.
Repitió el test varias veces pero siempre daba lo mismo.
¡Estaba esperando un hijo de Cartman!.
Jaló sus sedosos cabellos negros, el miedo y la desesperación acabarían por volverlo loco.
¡¿Qué pensarían sus padres cuando supieran esto?!.
Tenía la certeza de que lo echarían de casa ¡¿Y si el culón no quería hacerse responsable?!.
Lloró como no lo había hecho en su vida acariciando su vientre...
- Papi te ama... no dejaré que te quedes sin un padre ¡Te lo juro!.
Ese día no se sentía bien, los síntomas de su preñez hicieron que perdiera los ánimos.
Su mamá se preocupó por él cuando le escuchó vomitando, afortunadamente lo dejaron faltar a clases para que pudiera recuperarse.
Desde la primera vez que hizo el amor con Eric no había vuelto a tener un periodo de celo.
~~ Al día siguiente ~~
Ya no se sentía mareado pero todavía tenía ganas de vomitar, caminó en dirección de la parada del autobús sumido en sus pensamientos.
Todo esto era nuevo para él.
No sabía lo que debía hacer, de sólo imaginar la posible reacción que tendría cuando se lo dijera le hacía perder la calma.
No pudo dormir en toda la noche buscando las palabras correctas para contárselo. Su mirada estaba fija en el suelo y no se percató de la presencia del alfa con quién chocó, acabando tirados en el suelo.
- ¿Estás bien?.
Le miró extrañado.
¿Desde cuando se preocupaba por él?.
- S-sí lo siento...
Contestó esquivo evitando mirarle a los ojos.
Ellos eran los únicos que aún frecuentaban ese lugar, Kenny ya no estudiaba y Kyle consiguió una beca en la mejor universidad del mundo, pero para poder asistir a ella tuvo que irse de South Park.
El incómodo silencio que los sumía formaba una barrera de hielo entre ellos una que ninguno se atrevía a derribar.
Repentinamente el chico pelinegro perdió el conocimiento.
~~ Hospital Paso al infierno - varias horas después ~~
Despertó sumamente confundido.
¿Qué rayos pasó? era lo que se preguntaba el joven. Los sollozos de una mujer llamaron su atención, era su mamá.
- ¡Hijo!.
La señora llenó de besos y abrazos a su pequeño.
- ¡Mamá basta! Dime ¿En dónde estoy? ¿Porqué...?.
- Estás en el hospital. Eric te trajo, dijo que te desmayaste en la calle.
¡Ahora lo recordaba! iba a hablar con él pero la debilidad le hizo perder la consciencia.
- ¡¿Cómo pudiste?!.
Randy entró a la habitación completamente poseído por la furia.
- ¡Papá yo...!.
Pero una sonora bofetada le impidió hablar.
- ¡No lo acepto! ¡Yo me partí el lomo para pagar tu educación! ¿Y cómo me lo agradeces? ¡Deshonrando el apellido de nuestra familia comportándote como una cualquiera!.
- ¡Déjalo en paz!.
La madre se interpuso entre ellos protegiéndolo del arrebato de su esposo.
- ¡¿Creías que nunca me enteraría de lo que haces con el hijo de Liane?!.
Un doctor entró interrumpiendo la pelea.
- Guarde la calma señor Marsh, ahora debe cuidar mucho de la salud del joven. Su embarazo es de alto riesgo.
La cara del mayor perdió el color y lo miró incrédulo.
- ¡¿Qué mierda me acaba de decir?!.
- Su hijo tiene 8 semanas y media de gestación, en los exámenes que le hicimos descubrimos que está esperando gemelos.
Ante aquella revelación, el papá de Stan perdió la poca cordura que le quedaba y se lanzó para tratar de estrangular al omega pero fue detenido por los guardias de seguridad quienes lo sacaron a patadas de allí.
Tenía miedo, sabía que su padre no se lo tomaría bien ¿Qué haría de ahora en adelante?.
Sharon le acompañó hasta que se quedó dormido.
Una cálida mano acarició su mejilla, abrió sus párpados encontrándose con su amante.
- Eric...
La calidez de un beso le sorprendió.
- Ya lo sé todo.
Se dejó llevar por el llanto siendo consolado por el fascista quién lo abrazó diciéndole que todo estaría bien.
- No llores, no te volveré a dejar solo.
- ¡Lo siento! Si tan solo yo me hubiera cuidado.
Lo abrazó provocando que recuperara la calma.
- Pero...
- Te amo... me enamoré de ti desde el primer momento en que estuvimos juntos.
El chico hundió su cabeza en el hombro del otro.
- Creí que lo nuestro sólo era sexo para ti.
- Yo nunca había amado a nadie. Me sentía confundido por eso me fui del bar aquella vez.
El muchacho lo miró perplejo ¿De verdad había oído bien? ¿Él también lo amaba?.
- Seré el mejor papá del mundo, nuestro bebé...
El hippie devoró sus labios en un apasionado beso que se prolongó hasta que la falta de aire los obligó a separarse.
- Nuestros bebés... Vamos a ser padres de gemelos.
La sorpresa fue remplazada por la alegría en la cara del robusto el cual lucía una sonrisa sincera.
Esa era la mejor noticia que le hubiera dado ¡El mejor regalo de todos!.
- Cierra los ojos.
El muchacho obedeció.
- ¿Qué estás tramando culón?.
Dijo de forma jocosa abriendo un párpado.
- ¡Hey! no te lo diré hasta que me hagas caso.
- Está bien... pero si es una broma te mato gordo.
Sintió como un anillo de compromiso fue puesto alrededor de su dedo medio.
- Stanley Marsh... ¿Querrías casarte conmigo?.
- ¡SÍ! ¡Sí Eric quiero casarme contigo!.
- Te amo...
Dijeron al unisono.
Se besaron como nunca lo habían hecho, la lujuria ya no era la que los llevaba a hacerlo sino el amor verdadero.
- Hippie, mi hippie.
Susurró abrazándolo con posesividad.
- Gordo... mi gordo de mierda.
Gruñó sonrojándose por las risas burlonas del más joven.
~~ Un año después ~~
Eran las tres de la mañana y la feliz pareja de casados no podía conciliar el sueño, el llanto de dos niños los mantenían despiertos.
- ¡Cartman es tu turno! Ve a cambiarles el pañal.
Se tapó las orejas con una almohada.
- ¡No!.
El alfa se dio la vuelta intentando descansar un poco.
- ¡Culón! Yo siempre tengo que hacerlo, son tus hijos ¡Haz algo!.
- NUESTROS.
Se puso tapones en los oídos y no le prestó atención ni a él ni al par de gemelitos idénticos a su papi hippie.
¡Que pereza! Si tan solo pudiera dormir cinco minutos ¿Ser un papá responsable o dormir un poco? Su pecado favorito tenía la respuesta.
Pero a pesar de todo amaba a su familia y no cambiaría esto por nada en el mundo, gracias a ellos por fin sabía lo que es ser verdaderamente feliz.
~ Fin ~
[Notas finales]
Mis agradecimientos para todas las personas que leyeron este fic...
Ojalá les haya gustado. Yo quería escribir un omegaverse y otro de los siete pecados pero como el tiempo es algo que no me alcanza para nada, me dije ¿Porqué mejor no los mezclo? y voilà éste fue el resultado.
No profundicé en los detalles, ni en la trama... mi objetivo era hacer que Stan pecara de diversas formas, sin importar como ni con quién.
Sé que esto podría contener errores de todo tipo discúlpenme si se me olvidó corregir alguno.
En algunos casos pareciera que existen otros shipps. Bueno yo en realidad no me enfoco en
esas parejas, en mis obras siempre encontrarán insinuaciones de Kyman, Buttman, Creek, Stenny e incluso Style... ¿Porqué? porque yo escribo para todos los gustos.
Pero eso no quiere decir que vaya a crear una historia de esas parejas como protagonistas.
Esta cuenta la creé con el propósito de contribuir al fandom del Stanman, se preguntarán porqué esta pareja.
La respuesta es simple, al no tener muchos fans me abre la posibilidad de experimentar con ella... osea de crear fics con temáticas que no han sido explotadas todavía o que son poco comunes... cuando escribo sobre ellos me siento como un pionero.
Quizás en alguna historia te hayas quedado con las ganas de leer más, pero déjame decirte que tengo mis razones para hacerlo todo en un oneshot. Por lo menos queda el consuelo de que cada uno de ellos podría equivaler por su longitud a unos dos o tres capítulos de una historia normal.
Gracias por su atención y paciencia...
Sin más que decir me despido.
¡Hasta la próxima amigos!.
