Hello!!!!! Este es un pequeño regalito de san Valentín MUY atrasado pero lo hice por razones propias y no que estoy interrumpiendo así que va... xDD


Una chica rubia caminaba lentamente por el corredor de la pensión Asakura. Su cabello ondulante acariciaba sus hombros mientras sentía como el frío de la noche se colaba en su escote y rozaba su cuerpo, estremeciéndola.

Entró al hogar buscando a su prometido. Hace dos horas lo mando al mercado por galletas, sin embargo, en su hogar no había señales de que el castaño hubiese llegado.

Fue a la cocina, estaba hambrienta. Con melancolía vio su reflejo en la ventana. Sus ojos negros, aun más negros que la noche azulada, brillaban con un toque extraño. Sonrió irónicamente.

Sus ojos obtuvieron ese brillo hace unas semanas atrás, cuando Yoh declaro su amor por ella. No, no era por eso. Era porque había recibido la mejor noticia que hubiera escuchado. Pero no era una noticia grata para ella solamente, sino también para su castaño.

Apartó la vista de la ventana cuando sintió un viento frío golpearle la cara, las manos y sus finas piernas que se asomaban por debajo de esa ya vieja y pequeña yukkata. Por alguna extraña razón, Yoh nunca la dejo cambiarla. Decía que traía recuerdos únicos, como su primera noche juntos.

Esa SI que había sido una noche espectacular. Claro que fue llena de melancolía ya que al próximo día el chico se iba a América.

Había pasado aproximadamente un mes desde que volvieron a casa. Horo y Pilika los iban a visitar fin de semana por medio, mientras que Ren venia de ves en cuando. Manta estaba en un viaje de aprendizaje. Su padre le dio la idea de que lo ayudara en sus reuniones y su trabajo para que en el futuro el chico no tuviera mayor problema.

La verdad, tanto Anna como Yoh estaban contentos con ello, puesto que el chico aprovechaba las estancias a solas con su prometida para adularla, provocarla y consentirla sin obtener a cambio varios golpes. Solo algunos para hacerle recordar que tenía que respetarla y no tomarla por sorpresa.

Y ahí estaba ella. Con esa vieja yukkata que guardaba secretos, parada en la cocina con una tasa de té tibio en la mano, viendo como su prometido entraba y le dirigía una de sus sonrisas al tiempo que sobaba sus manos para hacerlas entrar en calor, o al menos sentirlas.

"Ho-hola Annita"

Sus débiles y tiritonas palabras fueron seguidas por el sonido de agua caer al suelo a la vez que un gemido de dolor escapo de los labios del chico. Anna lo veía enojada aun con la tasa vacía de té en la mano, arqueando una ceja y apretando los labios.

"Gome ne, Anna… Me demore un poco"

"¿Un poco¿Sabes cuanto rato llevo esperando esas sabrosas galletas?"

"¿Lo suficiente como para que tu prometido recorriera toda la ciudad fría y despiadada para buscar tus amadas galletas?"

Ahí sintió Anna la pena apoderarse de ella. Si bien estaba muy apenada por reprochar a su amado, tenía el orgullo suficiente como para permanecer parada con la cabeza en alto y sus músculos tensos. Escaneo a Yoh. El chico estaba rígido, su mandíbula despiadadamente apretada, sus puños cerrados al igual que sus adorables ojos. Sus labios estaban muy juntos y su pecho no daba señales de que el estuviera respirando.

"… Esto te va a costar un masaje. Ahora"

Yoh abrió los ojos para encontrarse con nada. Anna ya se dirigía a la puerta que conectaba con el pasillo para subir las escaleras.

Dichoso se propuso a seguirla, sin embargo la fría voz femenina interrumpió su marcha.

"Limpia el desastre que dejaste, luego cámbiate y vas a mi habitación. ¿Queda claro?"

"S-si Annita"

La rubia suspiró, cerro sus ojos y siguió caminando a paso seguro pero tranquilo. El joven se dio la vuelta para mirar restos del té en el suelo y las huellas liquidas que el mismo había dejado.


Ya 20 minutos habían pasado desde que subió a su cuarto y lo arregló todo. Velas aromáticas encandilaban el ambiente mientras un irresistible olor a vainilla era emanado por un incienso colocado en una esquina, para que inundara toda la habitación.

Un plato hondo con agua y un paño yacían al lado de una botella con aceite para masajes. El futón abierto en el suelo lleno de cojines hacía más apetecible aun la habitación de la chica.

Suspiró nuevamente seguido de un gesto de desaprobación. ¿En qué pensaba? Yoh no era ese estilo de hombre y por Kami que ella no era ese estilo de mujer, pero sintió la curiosidad de intentarlo. No la iban a meter presa por eso ¿O si?

Decidió guardar todo antes de que Yoh se percatara, pero como siempre. Kami se negaba a lo que ella quería.

Sintió como unos fuertes y reconocibles brazos se arremolinaban en torno a ella, apretándola suavemente contra su cuerpo mientras inhalaba profundamente la esencia del cabello de la chica.

Ella solo cerró los ojos, disfrutando mientras el acariciaba su vientre, subiendo por su estomago y desviándose a su cintura.

"Quítate la yukkata"

"¿Qué?"

Anna abrió los ojos desmesuradamente mientras se volteaba a ver a Yoh con el rostro lleno de sorpresa. Nunca había sido tan directo.

El solo se dignó a soltar su típica risita estúpida, aunque agradable a la vez.

"Para poder darte el masaje¿No?"

"OH… Claro…"

Se apartó del muchacho para luego desatar el nudo de su yukkata. Se arrodilló en el futón para luego acostarse boca abajo delicadamente. Una vez abajo, la chica quito la tela de sus hombros y la bajo hasta su cintura, dejando ver su blanca espalda desnuda.

El moreno se hincó junto a la rubia al mismo tiempo que apoyaba sus manos en ella. Sus dedos suaves apenas rozaban la blanca piel mientras pasaban pos el cuello, entre los omoplatos, en los omoplatos, bajando por la columna vertebral hasta expandirse en los lados, rozando su cintura robando leves suspiros de la chica.

Yoh sonrió a si mismo mientras continuaba con sus ejercicios, viendo con cautela la decorada habitación. Su mirada se fijo en la botella de aceite. Otra vez su risita retumbaba en el cuarto, apartando las manos de Anna.

Los ojos onix de la chica se posaron sobre el chico, girando un poco su cuerpo pero cuidando de que no se le vea nada que no sea debido.

El shaman vio eso como una oportunidad.

Balanceaba entre sus manos la botella, sin apartar la vista de su prometida quien lo miraba en tono amenazante.

"Si llegas a botar eso, yo-"

"¿Tu me que?"

Anna abrió la boca sorprendida. Su rostro fue invadido por la furia y la frialdad al mismo tiempo, lanzándole una mirada asesina a su prometido.

El menor de los Asakura se mostró sorprendido consigo mismo, sin embargo su rostro seguía riendo y la botella seguía danzando entre sus manos hasta que en un simulacro, la soltó.

Para evitar que cayera y se quebrara, Anna se reincorporó y la atrapó, suspirando aliviada. Sus ojos llenos de furia maldiciéron a Yoh mientras este parecía embobado con algo que estaba más debajo de su cara, pero sin duda más arriba de su cintura.

Fue cuando la golpeó. Estaba semidesnuda frente a él como si nada. Sintió como la sangre le subía a las mejillas mientras dejaba caer la botella, la cual quedo ilesa después del golpe, y se tapaba con recelo.

"¿Por qué te tapas?"

"¿Qué te importa?"

Yoh sonrió maliciosamente mientras tomaba las muñecas de Anna y abría sus brazos, luego apoyaba su peso en ella y ambos caían en el revoltijo de cojines.

"¡Hentai!"

"Annita… no es como si no te hubiese visto antes"

Acomodó las manos de la itako sobre la cabeza de esta, mientras se acercaba para darle un tierno beso.

"Ahora, sigamos con el masaje. Pero quédate así¿Si?"

"Hentai"

"Me parece bien, también"

Otra de sus estúpidas risitas hizo suspirar nuevamente a Anna. Esta vez… dejaría que Yoh jugase un poco.


Holaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!... déjenme adivinar…. No querían verme¿no? xDD

Bueno chicas y chicos... que estoy casi segura que son solo chicas, mañana actualizo el segundo cap. porque estoy re cagada de sueño. Son las 2:32 de la madrugada y yo sigo despierta Juo!!!

Solo es algo de 2 capis, por lo de san Valentín como ya dije arriba.

Bueno…. Ven ese botón piadoso que dice "Go"? pues los invito a presionarlo y dejarme aunque sea un reclamo… bueno… ya me voy… bye bye xDD