Hola a todos! aquí vengo con un fanfic de Vampire Knight que espero que les guste =)

Disclaimer:Los personajes de Vampire knight no me pertencen, son propiedad de Matsuri Hino, y esta historia está escrita con meros fines de diversión y no de lucro.

Advertencia:Este capítulo tiene contenido sexual(Lemon)

El muchacho se encontraba sentado en el suelo, esperando la hora en que los estudiantes de la clase nocturna salieran, y él tuviera que espantar a la multitud de adolescentes con hormonas revolucionada, que venían a presenciar el desfile de aquellos enigmáticos y hermosos personajes.

Era extraño que él estuviera ahí a la hora, casi siempre llegaba más tarde o simplemente no se aparecía por allí; pero debido a los constantes reclamos de Yuuki, decidió que llegar temprano, aunque sea una vez, no era tanto problema.

Apoyó la barbilla en su puño, mirando a Yuuki; viendo como ella intentaba aplacar a la multitud eufórica.

Al posar sus ojos en ella, una leve sonrisa atravesó su rostro; ella era tan…alegre, tan llena de cariño hacia él, a pesar de que él no le demostrara lo mismo a ella, aunque eso no quería decir que no lo sentía, pues si que lo hacía: él la amaba.

De pronto la imagen del cuello de la chica rodeado por una venda lo sacó de su estado de bienestar; no podía perdonarse el hecho de ser culpable de aquella herida, de depender de su sangre para no perder el control.

Y se sintió asqueado. Asqueado por comportarse de ese modo tan animal, y por ser uno de los seres que más odiaba: Los vampiros

Yuuki ahora trataba de hacer que el gentío de fans no obstaculizara el paso de los estudiantes, en lo cual no tenía éxito, y recibía las mismas respuestas de siempre:

—¡Cross-san! ¿No será que los quieres a todos para ti?

—Sólo porque eres la hija del director

—¿Por qué tienes un trato especial con Kaname-Sempai?

Entre otras quejas, que se repetían sin cesar, todos los días, lo cual era agotador

La muchacha se defendía con un tono nervioso en su voz.

—No es así, es mi deber, soy la delegada.

Pero las chicas no se rendían y la trataban de quitar del camino, sea como sea.

Zero estuvo sin hacer nada, sólo mirando el espectáculo, pero finalmente decidió pararse y poner orden.

—¡Ustedes vuelvan a sus cuartos! —gruñó, poniéndose entre Yuuki y ellas.

A diferencia de Yuuki, a él si le tenían respeto, y apenas él hizo acto de presencia el desorden de calmó, hasta que todas las chicas estaban quietas y expectantes por los misteriosos estudiantes en un insólito silencio.

De pronto ellos salieron, como súper estrellas, caminando triunfantes por el camino que se extendía largo ante ellos.

Todos y cada uno de ellos divinos, magnéticos de un modo en que los humanos no podían comprender, el cual sólo era relacionado por ellos con su evidente atractivo.

—¡Hola a todas! —Saludó animadamente Aidou, haciendo diversos gestos y lanzando besos a sus alocadas fans.

Las chicas empezaron a gritar conmocionadas otra vez, tratando de entablar conversación con cualquiera de ellos.

Kaname Kuran pasó delante de Yuuki, volviéndose hacia esta, dirigiéndole una mirada de afecto a la que ella respondió tímidamente con una ligera sonrisa.

Esto molestó a las muchachas, que no se explicaban el porqué de la cercanía de su compañera con el sexy e inalcanzable Kaname. La muchacha intentó excusarse:

—Es sólo una relación de respeto, delegada a presidente del dormitorio.

Zero, que estaba a un lado de Yuuki, observaba con disgusto como ella le sonreía a Kaname , colocando una de sus caras de malos amigos que hizo que las estudiantes rápidamente abandonaran el lugar, con temor de que él les diera una reprimenda.

Odiaba ver el rostro de enamoramiento que ponía la muchacha cuando hablaba con Kaname, él sabía que la chica lo amaba, pero no sentía necesario que se lo restregaran en la cara, haciéndole sentir un dolor agudo en el pecho, un malestar muy incómodo que lo llenaba de amargura y más odio contra la maldita raza de los chupasangres.

Se llevó la mano al pecho, sintiendo como su corazón latía más rápido por la rabia que había experimentado en aquél momento.

—¿Pasa algo? —quiso saber Yuuki, al ver la expresión dolida de Zero.

—No-respondió secamente Zero para luego irse, sin más.

Yuuki se quedó de pie unos instantes, viendo como se alejaba a paso rápido de ahí. Siempre la desconcertaban sus cambios de humor violentos, y le dolía en cierta parte que él no quisiera confiar en ella…Después de tantos años juntos, y todos los esfuerzos de su parte por sincerarse con él.

Unas horas más tarde, Yuuki se encontraba en el baño, secándose el cabello después de una relajante ducha.

Se quitó con cuidado la venda que estaba pegada en su cuello, para cambiarla por una nueva.

La puerta se abrió de pronto, y Zero entró repentinamente, sin aviso, como de costumbre.

—No es que me sorprenda—dijo Yuuki— ¿Pero podrías tocar la maldita puerta antes de entrar?

El chico se encogió de hombros.

—No dejas con pestillo, así que asumo que está desocupado.

Yuuki dio un suspiro largo, ya que esta escena la había vivido muchas veces, pues Zero siempre entraba así, desvergonzadamente, mientras estaba en el baño.

Se siguió secando el cabello, dejando al descubierto la cicatriz de mordedura que le había dejado el chico hace unos días atrás, en ese mismo baño.

—¡No te desvistas delante de mí!- se quejó Yuuki al ver como el muchacho comenzaba a quitarse la ropa, quedando desnudo de la cintura hacia arriba, lanzándole una botella de Shampoo que el chico hábilmente atrapó.

Zero hizo como que no la oía y luego le indicó la salida.

—¡No puedes echarme de aquí!-replicó Yuuki, poniéndose se pie y dando pasos largos hacia él—Yo estaba primero.

El muchacho rodó los ojos.

—Yuuki…

La chica tomo por los brazos a Zero y lo intentó empujar hacia la salida, sin éxito, pues él no se movía ni un centímetro de la posición en la cual se encontraba de pie.

Al chico le divertía ver la cara de esfuerzo que colocaba tratando de moverlo, y la frustración que le causaba el no lograr que se fuera de allí.

Finalmente, la joven se rindió en la tarea de sacarlo del baño, y se dio media vuelta cruzando los brazos sobre el pecho, dándole la espalda al muchacho.

—Sé que piensas que soy una chica débil—le dijo a Zero.

El aludido suspiró, y acortó la distancia que había entre ambos, llegando a estar muy cerca de ella, rozándole las delicadas manos con sus robustos dedos.

—No pienso que seas débil—le susurró al oído.

El calor del aliento de él deslizándose por su cuello le mandó descargas eléctricas por todo el cuerpo, haciendo que comenzara a temblar.

El estar tan cerca de la muchacha despertó en él aquel deseo enfermizo de su sangre, haciendo que otra vez perdiera el control de sus actos

Yuuki no fue capaz de decir nada más, y sólo pudo sentir como Zero apartaba sus cabellos del objetivo; su frágil cuello: su dulce sangre.

Se imaginaba que el chico debía estar sediento, ya que esas pastillas no surtían efecto en él; y ella haría lo que fuera para que él se sintiera mejor; aún cuando no se acaba de acostumbrar a esto; aún cuando ella sabía que Zero odiaba hacer esto…decidió no hacer nada por detenerlo.

El muchacho se inclinó más hacia ella, pasando sus labios por la curvatura de su cuello, llegando hasta donde estaba la marca de la mordida anterior.

Yuuki apretó los ojos con fuerza, preparándose para lo que venía. Sus piernas no le permitían seguir de pie, pues las sintió débiles de pronto, así que se sentó lentamente haciendo que el chico descendiera con ella.

Ya sentados, Zero tomó a Yuuki por la cintura, y clavó rápidamente sus afilados colmillos en la delgada piel de la chica, sintiendo como la sangre tibia corría satisfactoriamente en su boca. Advirtió el estremecimiento de la muchacha cuando introdujo sus dientes, pero en ese momento no podía pensar en nada más que seguir bebiendo de aquella sangre tan deliciosa, hasta quedar libre de aquella sed atormentadora que lo perseguía, hasta el punto de enloquecerlo.

Casi instantáneamente, después de liberar a Yuuki de su mordida, se sintió miserable, como una bestia; y quiso salir de allí en el acto, pero la chica no se lo permitió.

Cuando ella sintió que Zero se levantaba para salir huyendo, se giró hacia él y le dio un abrazo, lo cual inmovilizó completamente al vampiro.

Estaba mareada, pues él había bebido mucho esta vez, dejándola algo enfermiza y pálida; pero en los brazos de él se sentía segura otra vez, y todo lo mal que estaba desaparecía por completo.

Era irónico, puesto que se sentía segura con el que siempre le mordía y la llevaba a estas situaciones.

Entró en un estado de somnolencia, donde no sabía a ciencia cierta si estaba despierta o durmiendo, y lo único que deseaba era ser abrazada por su Zero.

—Perdóname—le susurró él con una voz llena de dolor, devolviéndole el abrazo pasando sus manos por la espalda de ella.

—No hay nada que perdonar—aseguró Yuuki, que reposaba su cabeza sobre el pecho desnudo del chico, apenas consciente de aquello.

De pronto, Zero tomó la barbilla de ella, haciendo que lo mirara a los ojos. No quedó muy feliz con lo que vio: Yuuki estaba blanca, casi a punto de desmayarse…todo por su culpa.

Siguió observándola por unos segundos más, y ella le dedicó una sonrisa, una de aquellas que lo hacían sentir bien, a pesar de todo.

Con un impulso que tuvo en aquél momento, Zero se acercó más y más a la chica, elevando su mentón con su mano, hasta que sus labios se juntaron en un tierno beso.

Ella no comprendía del todo la actitud que estaba teniendo, ni porque la estaba besando; pero este beso sabía tan bien, este beso la estaba transportando al éxtasis.

Ella estaba convencía de que esto era un sueño , pues no había forma de que algo como eso estuviera pasando, y menos en esa situación;

"Seguramente me desmayé"-pensó.

Zero recostó a la muchacha en el suelo, sin dejar de besarla, acariciando sus elegantes brazos con ambas manos, mientras que ella le acariciaba la espalda y lo acercaba cada vez más a su cuerpo.

Hace tiempo que deseaba tenerla entre sus brazos, poder besarla, poder ser dueño de sus pensamientos y sacar a Kaname de su cabeza, aunque fuera por unos instantes.

Yuuki aún se hallaba confundida, entre la reciente mordida que se había convertido en un conjunto de besos y caricias, haciendo que ese sueño se volviera cada vez más precioso.

Zero estaba sobre ella en ese momento, y abrió los ojos para contemplar su hermoso rostro y convencerse de que era verdad lo que estaba ocurriendo, pero todavía no estaba cuerda, y veía todo como parte de una locura, una fantasía que estaba experimentando.

El beso se intensificó más, hasta que sus lenguas se juntaron y sus alientos se mezclaron en uno solo, fundiéndose cada vez más hasta que las ropas de ambos empezaron a ser un estorbo en la tarea de unirse por completo.

Ella no estaba segura de lo que hacía cuando le quitó los pantalones, no estaba pensando con claridad; el mareo y la lujuria le cegaban la razón.

Le acarició el pecho desnudo, llegando hasta su masculino cuello, besándolo.

—Yuuki—Masculló Zero en su oído, a la vez que la chica le llenaba de besos su cuello—esto, no está bien.

Hizo caso omiso de sus palabras y siguió besándolo, pasando sus manos por la ancha espalda del joven, por sus brazos, presionándolo más hacia ella, como queriendo fusionarse con él.

El chico comenzó a quitarle la bata de baño que traía puesta, deslizándola suavemente por sus brazos, cuerpo y finalmente sus estilizadas piernas.

Se apartó un poco de ella para poder contemplar su cuerpo desnudo, fino, de una nívea piel, hermoso; tal como la había imaginado, o incluso mejor.

La levantó del suelo , rodeándola con sus fuertes brazos, queriendo decirle cuanto la amaba y deseaba , lo cual no pudo convertir en palabras, pero lo demostró con un profundo beso , apasionado y tierno a la vez.

Ambos yacieron totalmente desnudos en el frío suelo del baño, y con cada caricia se iban descubriendo el uno al otro, sofocándose en el calor exasperante que producía el contacto de sus pieles, hundiéndose en la fragancia que emitía el compañero.

Yuuki, sin embargo, estaba todavía en trance, y aún no despertaba de este sueño, un dulce sueño donde era sostenida por su adorado Zero, y era presa de sus besos y caricias.

Hasta que de pronto sintió un agudo dolor entre sus piernas, algo que bruscamente entraba de pronto en ella llevándose su inocencia de niña, algo que la despertó completamente.

El chico se movía sobre ella, aumentando el ritmo a la vez que el placer subía. Ella, ya consciente de lo que ocurría, no supo que decir, y decidió seguir ,lo ya había empezado.

Pero no pudo remediar el dolor que le causaba aquello, y dolía más cada vez que él embestía más rápido.

No sintió miedo, pero si estaba desconcertada e intentó hilar los recuerdos del supuesto sueño que había tenido, llegando a la conclusión de que todo formaba parte de la realidad, lo que le trajo una gran vergüenza pues recordó como él la contempló desnuda.

Unas lágrimas comenzaron a aflorar de sus ojos, sin saber si era por el dolor o la vergüenza, aunque esto dolía muchísimo menos que cuando él tomaba su sangre, y colocó sus brazos alrededor de Zero, apoyando el mentón en su cuello, inhalando su embriagante aroma masculino, sintiendo como él gemía de placer.

—Yuuki—suspiraba su nombre.

El corazón del vampiro parecía querer explotar, su respiración alcanzaba niveles muy altos. De pronto el dolor que había en la chica evolucionó a un ligero placer que, no obstante, no alcanzó a experimentar mucho pues el muchacho ya había acabado.

La abrazó tiernamente, dando un beso corto en su mejilla. Luego, la levantó del suelo, descubriendo que Yuuki estaba llorando.

—¿Te hice daño? —le preguntó, asustado.

—No—respondió, secando sus lágrimas rápidamente—Me dolió sólo al principio, un poco—se excusó, sonriendo.

Después de eso se vistió rápidamente, aún un poco mareada, y se fue dándole un rápido beso de despedida a Zero, dejándole anonadado sentado en el suelo, después que ambos se habían tenido el uno al otro en un extraño encuentro inesperado.

Los espero en el siguiente capítulo =D