¡Hola! Seguramente alguien se preguntará por qué borré esta historia. Pues bien, un día me metí en mi cuenta y me había desaparecido todo: mi foto de perfil, esta historia y la segunda parte. Cada vez que las intentaba volver a subir me daba error, así que he estado intentándolo durante mucho tiempo hasta que hoy por fin ¡lo he conseguido! He leído todos los capítulos, corregido algunos errores de haber escrito mal, por ejemplo, y en menos de dos semanas subiré la segunda parte, por exámenes principalmente. No tengo tiempo :S Lo dicho, siento muchísimo las molestias. Aunque los títulos de los capítulos no coincidan con los de la otra vez, perdonadme, que no me acuerdo del que les puse a algunos :D

CAPÍTULO 1- VUELTA A TOKIO

En Australia, una joven de 25 años se acababa de levantar para empezar, como de costumbre, el lunes, soleado y bastante caluroso. A su lado dormía su novio y una habitación más allá, una niña de pelo marrón y ojos azules de unos siete años

-John, las siete, es hora de levantarse- La chica estaba algo despeinada, sus mechones caían sobre sus perfectos hombros- ¡John!- Lo mecía para que se levantase

-Mmmhpph...Ya voy, Ran- El chico, castaño y de ojos verdes, se levantó a duras penas- Ya voy...- Bostezó

-¡Venga!- Dijo cariñosamente- Voy a despertar a Keiko- Ran se puso su corto gris y fino albornoz, se calzó las zapatillas para andar por casa y se dirigió a la habitación de la niña- Cariño- Dijo en tono suave- Keiko, tienes que ir a clase, despierta- Le besó la frente. La niña, ante ese beso lleno de cariño de su madre, hizo el intento de levantarse, pero volvió a caerse a la cama del sueño que tenía- ¡Pero bueno!- Ran se volvió y empezó a hacerle cosquillas por todas partes, los brazos, el cuello, la tripa...hasta que al final su hija no tuvo más remedio que levantarse de la cama- Te esperamos abajo, no tardes, hija- Le cerró la puerta y bajó las escaleras- Ya se está levantando- Dijo Ran mientras se hacía una coleta y entraba en la cocina. En ella se encontraba su novio, John, preparándose un café

-Perfecto...

-¿Estás con el café? Iré a hacer las tostadas- Ran se estiró para coger, de un mueble de arriba, unos platos. Se vio, sin embargo, sorprendida por unas manos que le oprimían las caderas- Oh...

-Vamos, mi Ran, ya sabes que me apetece mucho, no puedes negarte

-...Hoy tengo un caso, hace poco que me saqué la carrera de derecho y necesito coger práctica yendo a casos, ¿recuerdas?

-Ya, pero...- John posó su cara en el hombro de la chica, aspirando su aroma y su fragancia, a frutas- dentro de poco seremos marido y mujer, más te vale complacerme...

-Que...no...- Keiko bajaba las escaleras y se oían sus pasos desde la cocina, por lo que John se separó de Ran- Keiko- La niña apareció por la puerta- Ya estás aquí, cariño. Siéntate o llegarás tarde, ¿me oyes?- La niña, todavía bastante somnolienta, asintió y se sentó para comerse su desayuno apresuradamente puesto que no faltaba nada para que el autobús del colegio pasara a recogerla.

Pasaron cinco minutos en silencio. Únicamente se oía cómo mordía Keiko. Cinco minutos de tensión entre los dos adultos, en los que Ran intentaba no mirar a John, por lo que empezó a lavar los platos, aunque esa tarea se la dejaban normalmente al lavavajillas, pero todo por la causa '¡PI PI!' El autobús

-Corre cielo, ya está aquí el autobús- Ran cogió su mochila y se la puso en los hombros a su hija. Por fin, salió por la puerta pegando un portazo bastante sonoro. Ran retomó su tarea de lavar los platos.- Ah...- John volvió a cogerla por la cintura

-Ran...Vamos, sabes que lo estás deseando- Él la obligó a que le mirara de frente. Ella intentó pegarle un bofetón en plena cara pero él, que fue más rápido, le sujetó las muñecas- No, no, no...Mala chica...- Él le apretó con más fuerza la muñeca y la cintura y le estampó contra una encimera, haciendo que se subiera encima

-¡No! ¡Suéltame!- Pero él no tenía intención de dejarla- ¡He dicho que me sueltes!

-Jamás...- Él le besó los labios con gran fiereza, devorando cualquier palabra de negación que ella pudiera articular

-Para..., por favor- Ran intentaba zafarse por todos los medios. Él volvió a besarla- John...he dicho que me sueltes y que pares. Alguien podría vernos en la cocina, u oirnos

-Tranquila...no lo creo- Él bajó la cortina de la ventana de la cocina- Solucionado. Tú solamente relájate y disfruta del momento, ¿de acuerdo?

-Ah...qui...quieto- La voz de Ran se tambaleaba por las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos y por cómo estaba empezando a temblar

'DING DONG' Llamaron a la puerta

-¿John? Tenemos que irnos- Era su socio del trabajo- Tenemos una reunión a primera hora, ¿recuerdas? No te hagas el remilgado, tenemos que darnos prisa

-Es verdad- John soltó a Ran- Lo siento, nena, pero tengo que irme a trabajar. Quéhaceres de un hombre poderoso, de un jefe de una gran multinacional del país- Cogió su chaqueta y se la puso, agarró su maletín y se dirigió a la puerta- Pero esta noche, tú y yo tenemos una cuenta pendiente- Le guiñó un ojo y salió de la gran casa. Ran, ya sola, se dejó caer ya que del susto no podía mantenerse en pie, sus piernas no le hacían ningún caso. Se quedó llorando en el suelo, totalmente desmoronada y aterrorizada, sola.

Un mes después, una rica heredera se encontraba en el aeropuerto esperando a su mejor amiga

-¡Ran!- Movía la mano en el aire- ¡Ran! Qué bien que ya has llegado- Le dio un gran y fuerte abrazo- ¿Keiko?- Ran asintió- ¡Tu hija!- También le dio un gran abrazo, se puso a su altura y le dijo-: Soy tu tía Sonoko- Le sonrió y se volvió a levantar- Por cierto, menos mal que al final no te casas con ¿John?

-Sonoko, es un tema delicado que me gustaría hablar en otro momento, si no te importa. Además, ahora me queda una intensa jornada de mudanza. Menos mal que mi amiga me va a ayudar, ¿verdad?

-¡Pues claro! Para eso he venido

Cerca de la antigua agencia de detectives Mouri, Ran se compró por internet un adosado totalmente nuevo de estilo completamente occidental

-¡Uau! Ran, esta casa es impresionante. ¡Ya me estoy imaginando aquí una gran fiesta de inauguración con todos los muebles de último modelo que vamos a comprar!

-Sonoko

-¡Y con los papeles de pared...!

-Sonoko...

-¿Eh?

-No va a haber ninguna fiesta

-¿Cómo que no...?- Sonoko mostró su cara de desilusión

-Mamá...- Keiko dijo

-¿Sí? ¿Qué pasa, cielo?- Se agachó

-¿Dónde estamos?

-Estamos en Japón, cariño- Ran le acarició el pelo- Mira, ese- Ran señaló una habitación- va a ser tu cuarto. ¿Te gustaría verlo?

-¡Sí!- La niña se precipitó a lo que sería su nuevo cuarto

-Pueden ser terriblemente agotadores, ¿eh? Por cierto, ¿qué tal tu hija? Que no te he preguntado

-¡Perfectamente! Ahora está haciendo deberes, me ha salido estudiosa, ¿qué le vamos a hacer? Pero dime, después de que te intentara forzar la última vez

-¡Shh! Más bajo. Keiko está aquí al lado

-Perdona. Bueno- Sonoko bajó la voz- desde la última vez que intento forzarte, ¿qué pasó? Dijiste que me lo dirías cuando llegaras, y de eso ya hace un mes

-Verás...

FLASHBACK

Ran llegó a su casa bien entrada la tarde. Como todos los días, dejó las llaves en el estante de la entrada y el abrigo en un perchero cercano a la puerta. Concretamente ese mismo día, después de todo lo acontecido esa mañana, se sentó en uno de sus sofás a pensar sobre su vida. ¿Por qué? ¿Desde cuándo había cambiado John? Cierto, no había cambiado, siempre había sido así. Ahora, le ofrecen a ella un traslado a Japón para continuar allí su trabajo. No sabía qué hacer, quería volver y salir de allí, con su hija, claro pero a lo mejor John se lo impedía. Resignada, se levantó y se fue a la cocina, donde se abrió una botella de vino y se sirvió un poco en una copa. Se sentó en una de las sillas de la cocina mientras los últimos rayos de sol del día alumbraban su cara. Pronto se casarían, es decir, sería su esposa. ¿Por qué había aceptado? Ah, ya, por su hija, para poder darle una vida digna

'DING DONG'

-¿Quién podrá ser?- Se quejó Ran en voz alta un poco borracha. Se dirigió a la puerta y la abrió de mala gana

-¿Ran? ¿Ran Mouri?

-Sí, ¿quién es?

-Soy Matthew, un compañero de trabajo de John. Tenía que decirle a usted que, sintiéndolo mucho, su marido...su futuru marido...ha fallecido en un, en un accidente de tráfico. Lo siento mucho

-¿Qué?- Ran no sabía si lo que sentía era pena o alegría. En teoría tenía que estar triste, ¿verdad? Pues no. Estaba más que feliz, por muy feo que suene eso

-¿Necesita ayuda o algo?

-No, gracias, estaré bien- Cerró la puerta dejando al hombre descompuesto por la reacción tan rara de Ran

FIN FLASHBACK

-Ya si que no podía quedarme allí. Lo tenía claro, tenía que volver a mi país, a Japón. Además, era lo que más deseaba en este mundo

-Pero si lo que querías es volver, ¿por qué te fuiste?

-Ya te lo dije, ¿no? Mi madre me dijo que me fuera a estudiar derecho al extranjero, más concretamente a Australia, allí tenían un gran programa de estudios; y para allá que me fui

-...¿Cómo le vas a decir a Shinichi que Keiko es en realidad su hija?

-¿Cómo? Muy fácil, no tengo en mente decírselo

-Pero...- Ran se reincorporó- Ran- Ella miró a su amiga

-Dime

-Aquí estoy, para lo que quieras y lo que necesites- Sonrió levemente al tener a su amiga tan cerca otra vez

-Gracias, de verdad. ¡No sabes cuánto te he echado de menos!

-¡Podrías haberte puesto en contacto conmigo!

-John no me dejaba llamaros ni nada por el estilo; ni mensajes, ni cartas...Lo tenía controlado todo. Sabía que como Keiko no era hija suya, podría manipularme con eso. Y lo consiguió- Sonoko miraba a su amiga apenada

-¡Mamá!- Keiko salió de su habitación- ¿Por qué hemos venido a Japón? ¿Es ya definitivo?- Las dos se sobresaltaron

-Sí y el por qué...Verás, cielo, papá John no es tu padre. Tu verdadero padre es japonés, detective- Le tocaba el pelo mientras le explicaba el tema tan delicado, más o menos- Tú te pareces bastante a él. Cada vez que te veo me recuerdas a él- Ran sonrió melancólica- Pero no te preocupes por eso ahora

En otra parte de Tokio, un detective con la capacidad de enamorar a cualquier chica por su atractivo natural, estaba ordenando su cuarto cuando alguien llamó a su puerta

-¿Se puede?

-¿Eh? Sí, pasa, Megumi- Megumi era la novia de Shinichi, pelirroja con ojos claros y solía llevar siempre ropa que reafirmara sus curvas. En este caso llevaba un vestido azul ajustado de tirantes

-Jo, ¿aún no estás listo? Se supone que iríamos al cine hoy

-Sí, disculpa, me he retrasado un poco- Shinichi dejó de ordenar- Dame cinco minutos. ¡Diez! Como mucho

-Claro... Te espero abajo, ¿de acuerdo?- Le besó la mejilla al detective y se bajó a la calle. En realidad Shinichi dejó de buscar, no de ordenar. Dejó de buscar algo muy significativo para él