—¿Amor dices? –preguntó el corpulento Matsumoto.

—Hummmm, nunca escuché que Sakurai esté enamorado –comentó el joven Sugira.

—Bueno puede ser que lo esté, pero de seguro ya ha de haber muerto –continuó el anteojudo de Katsura.

—Dejen de comentar sobre eso, ahora lo principal es hacer entrar en razón a ese idiota –dijo un Hana serio mientras se levantaba del suelo y la sangre en su frente al igual que el agujero desaparecían por su propia voluntad.

—¿Qué vas a hacer? Hana-kun. Ya has muerto en ese lugar, no creo que puedas volver a entrar –siguió Sugira.

—Este es el infierno, un lugar que se mueve a partir de la voluntad de las almas… -explicó el rubio.

—Aunque pudieses ir, se te será difícil conversar con él, en estos momentos es como un dios de la muerte.

—No te preocupes, Paku –Hana comenzó a caminar para alejarse un poco de los hombres

—¿Eh?

—Ya verás que encontraré una solución al problema.

Luego de decir dicha frase, el alma de Hana se esfumó de ese ambiente blanco y vacío, dejando a toda la 801ava división en duda.

Mientras tanto, en el mar de Peleliu, Yosuke observaba como un avión Zero semi destruido volaba sobre el agua. El azabache estaba observando por la ventana del barco en donde siempre había estado durante la masacre. Seguía teniendo esa sonrisa con los ojos bien abiertos y las pupilas redondas, viendo con una aterradora admiración al Shinigami que pilotaba el avión.

—¿No te parece fantástico? Hana-kun –dijo al parecer a la nada, sin desviar sus ojos de la ventana.

Hana se había manifestado a unos metros detrás de él. El rubio seguía con la playera blanca y el pantalón negro como vestimenta. Su semblante era de seriedad pura, sin ningún rastro de enfado, algo raro en él.

—Estás loco…¿Cómo te puede fascinar la crueldad de asesinar a cientos de personas sin necesidad? –comentó el menor, sin moverse.

—¿Por qué no? Debes estar orgulloso de tu nuevo espíritu. Un humano que ha perdido la cordura y no tiene piedad a la hora de matar.

—No puedo estar orgulloso por eso –lentamente, Hana se acercó a la ventana, quedándose a un lado de Yosuke –Es muy fuerte, eso lo admito. Pero…no tiene nada de fantástico alguien que mata sin piedad –se quedó viendo a Sakurai, sin cambiar esa seriedad.

—Esto es la guerra…Hana-kun –comentó el azabache, entrecerrando sus ojos y sonriendo levemente, viendo a Hana –En la guerra es matar o morir.

—Esto no es la guerra –dijo muy decidido, viendo de esa forma al otro –La guerra terminó hace mucho tiempo.

—Te equivocas, la guerra continua. La guerra jamás va a terminar, solo cambian los protagonistas –decía con cierta malicia en cada una de sus palabras. Se acercó lentamente a Hana, hasta estar a menos de dos centímetros., para luego inclinarse un poco y así poder susurrarle con malicia al oído. –Ahora te toca a ti participar en esta nueva guerra, la guerra de la Flor de Maíz.

El rubio no se inmutó, pero sí lo hizo Yosuke. Su semblante se contrajo al sentir un gran dolor en el estomago. Hana le había dado un tremendo puñetazo con la Legendaria Izquierda, haciendo que el mayor retroceda, presionando en la zona del golpe.

—Tal vez tengas razón, y esto sea una guerra. Pero eso no significa que deban morir personas. Hay otras maneras de ganar una guerra.

—Hum…hum hum…jajajaajajaja –El azabache empezó a reírse, al principio entrecortado por la falta de aire y el dolor –Con que así piensas. Hana-kun, nadie decide a un vencedor si no es mediante la violencia. La democracia no funciona en estas circunstancias.

—Lo sé perfectamente, pero yo descubriré otro método para ganar una guerra.

—Si te niegas, los reyes shamanes te matarán, lo sabes.

—Sí que lo sé, pero ya se me ocurrirá algo.

—Veo que ese pensamiento de querer cambiar al mundo de tus padres se pasó a ti.

—No seas idiota, yo no pienso cambiar al mundo, solo quiero evitar que mueran personas.

—Y con un shinigami como mochirei ¿Cómo harás eso?

—Verás que lo resolveré fácil.

En ese momento, el alma de Hana se esfumó, reapareciendo en la parte más alta del USS New Jersey. Veía como el avión daba vueltas en el aire, buscando a otra víctima. Ahora, Hana debía pensar cómo hacer reaccionar a Sakurai. Estaba muy complicado, no entendía por qué Gennou se había vuelto de esa forma, y si quería hacerlo reaccionar debía entenderlo. En una de las vueltas, el piloto divisó al menor. Pero ese ya no era Sakurai, sino que era el esqueleto vestido con ropas de aviador, el dios de la muerte, Death Zero. El shinigami dirigió su avión semi destruido hacia el rubio, apuntando, como de costumbre, a la cabeza. Aunque se le hizo familiar ese rostro joven, no lograba reconocerlo.

El rubio tragó un poco de saliva, estaba nervioso. Si bien sabía que no iba a morir realmente, no podía evitar tener miedo. "La verdadera fuerza no es ser imprudentemente seguro. No puedes engañar a tu corazón, no importa cuán duro pretendas ser." Fueron las palabras que su padre le dijo en su enfrentamiento, y las recordó precisamente en este momento por tener miedo. Creyó haber encontrado una solución, una forma de entender esas palabras. Cerró sus ojos, tratando de estar tranquilo.

"Ya estoy muerto, ya me ha disparado en la cabeza" Se decía a si mismo entre pensamientos, convenciéndose de algo. Mientras que Sakurai se acercaba cada vez más "Me va a doler, me va a lastimar, pero…"

En ese momento, el sonido de los disparos de la ametralladora del avión resopló en el aire, mientras las balas golpeaban la cabeza y todo el cuerpo de Hana. El dolor era insoportable, la sensación era idéntica a que si le hubiesen disparado de verdad. No lo pudo evitar y terminó gritando, estirando todo su cuerpo hacia atrás por el dolor. El shinigami creyó que lo había matado, por eso cesó el fuego. La sangre emergía fluidamente de los agujeros del cuerpo de Hana. Sin embargo, antes de caer de espaldas, se estabilizó, tambaleándose un poco para luego pisar mejor y quedarse con el cuerpo tendido.

Hana intentaba calmarse, el dolor solo era "psicológico" por así decirlo, pero era muy doloroso. Respiró muy hondo para después, lentamente, erguirse mientras las heridas se cerraban. Finalmente, alzó su vista hacia el avión, teniendo un semblante de neutralidad.

—Eso dolió, Sakurai. ¿No te dijeron que dispararles a tus amigos es malo? ¿O es qué no me consideras tu amigo? –mencionó con total calma y algo de broma.

El mencionado lo veía sorprendido. Era la primera vez que veía a alguien sobrevivir y recuperarse de tal forma de los disparos del gran Death Zero. Dobló su avión para hacer un círculo y volver a tomar distancia con el rubio. Nuevamente lo apuntó a la cabeza y disparó. Pero fue el casi mismo resultado. Hana gritando de dolor pero luego se recuperó con mayor rapidez que la vez anterior. Tal vez estaba entendiendo la situación en la que estaba.

—Ya te lo dije, estamos muertos. A partir de ahora es "la voluntad del más fuerte" –mencionó con calma el rubio. Le estaba costando tomarlo con calma y no ser imprudente.

Dio unos pasos hacia el avión para seguir hablando.

—Ya no tiene caso que continúes peleando, la guerra terminó hace años. ¿Por qué lo haces?

—M…mocoso –murmuró el enorme esqueleto con una voz de ultratumba. Volviendo a apuntarle al menor.

—¿Sabes? Tus balas ya me cansaron –mencionó con algo de fastidio, manifestando una katana.

Sakurai volvió a dispararle al menor, sin embargo, Hana logró detenerlas al crear un Oni Kabuto. Las balas chocaron contra el enorme escudo, cayendo todas al suelo del barco. Esa arma se le hizo familiar al shinigami, pero seguía sin recordar nada.

—Una vez más que me dispares, y ataco yo –aseveró el rubio. Pero nuevamente volvió a ser ametrallado, claro que las detuvo con el O.S –Muy bien, tú lo pediste así.

La O.S se destruyó en pedazos, reacomodándose para tomar la forma de la Oni Kabuto Tough. Al blandearla, el rubio liberó una cuchilla roja directo hacia el avión, pero Sakurai logró evadirla. Mientras volaba, el shinigami le disparaba las ráfagas de balas hacia el rubio, pero Hana corría para evadirlas. Aunque a veces se detenía para liberar otro Shinkuu Buddha Giri, destruyendo la balacera pero sin lograr tocar a Sakurai.

—Eres terco. ¿Por qué sigues con esto si ya se ha cumplido tu misión? –gritaba Hana.

Cuando vio que el puente del barco ya no le alcanzaba. Saltó de este para llegar a una de las partes de los aviones caídos que flotaba en el mar. Aunque veía como el avión de su futuro mochirei (espíritu acompañante para el que no sepa) se acercaba con velocidad hacia él. Las ráfagas volvieron a ser disparadas, mientras Hana se defendía con el escudo. Pero como dijo Hana, es la voluntad del más fuerte, y podía sentir como las balas comenzaban a dañar peor a su O.S. Los disparos comenzaban a reflejarse en el alma del rubio, y parecía que entendía la razón.

—Rayos…siento como si las balas me golpeasen a mí. ¿Tanto es el deseo de asesinarme que tiene? –se decía a sí mismo, sintiendo un poco de pena por el piloto.

—¡Hana-ku~~~n! –un fuerte gritó se oyó desde el lado izquierdo de Hana, junto con otra ráfaga de balas.

Las balas no iban hacia Hana, sino que casi impactaban en el zero destruido de Sakurai, solo que este logró evadirlas, liberando también a Hana de la balacera. Cuando el rubio alzó la vista para ver a su salvador, sonrió de alegría al reconocer otro avión de combate Zero y el piloto.

—¡PAKU! –Gritó con felicidad.

Efectivamente, el corpulento Paku había logrado regresar a ese escenario, y era quien disparó a Sakurai para salvar al menor. Dirigió su avión lo más cerca del agua, bajando un poco la velocidad para que Hana logre saltar arriba de este. El rubio entendió lo que quería hacer, así que saltó lo más alto que pudo, logrando agarrarse del ala del avión. El hombre sonrió sin abrir sus ojos a Hana, inclinando levemente el avión para que este pudiese resbalar por el ala hasta llegar a la cabina y sostenerse desde afuera.

—Gracias Paku, ¿Cómo hiciste para llegar hasta aquí? –preguntó a los gritos Hana para que pudiese oírlo a través del vidrio.

—Tú mismo lo dijiste Hana, este lugar se mueve mediante la fuerza de voluntad, y me imaginé que necesitarías ayuda –le respondió –Sostente.

Sakurai había vuelto a perseguir a ambos, por lo que Paku tenía que implementar maniobras evasivas. El rubio clavó la espada en el ala del avión, de esa manera se podría sostener con firmeza, obvio que procuró no dañar tanto el vehículo. Era impresionante ver las maniobras que los dos pilotos realizaban en la persecución, incluso a Sakurai le costaba llegar a atinarle a Paku. Pero no iban a tener demasiado tiempo.

—Hana-kun, recuerda que Sakurai es un shinigami en este momento, su principal deseo es matar. –le aclaró Paku.

—Con que eso pasó –Hana lo había entendido –Sakurai estaba asesinando mi poder espiritual, por eso aunque me defendiese con el Oni Kabuto me hería.

—¿Tienes alguna idea? No puedo esquivarlo por mucho tiempo.

—Estuve pensando, pero no sé si la razón por la que él está en este infierno sea la que creo –cabe aclarar que en toda la conversación, ambos se gritaban entre sí para poder oírse.

—Dijiste que el peleaba por amor ¿no?

—Si… ¡eso es! –Gritó con mayor fuerza al descubrirlo –Paku, acércate de manera que pueda hablar con Sakurai. No te preocupes voy a poder defendernos.

—Como digas chico, ¿Qué puede ser peor? ¿Morirse? –bromeó.

Paku giró el avión de manera que quede fuera del rango de visión del shinigami. Para luego aparecerse desde detrás de él, colocándose al lado del avión semi destruido. Hana seguía sosteniéndose con la espada, pero en su posición lograba ver con claridad la apariencia de Sakurai. Le daba miedo y tristeza ver a ese esqueleto en el que se había transformado su amigo. Pero tomó valor desde donde no existe, inhalando mucho oxígeno para gritar.

—¡Sakurai! ¡Sé que quieres seguir peleando para algún día poder volver con esa mujer! –gritó con todas sus fuerzas. Y parecía que estaba funcionando, porque el esqueleto giró su cráneo para ver con esas cuencas vacías al menor. -¡Escúchame, si sigues así solo continuarás encerrado y no podrás salir nunca!

Lamentablemente, Sakurai ignoró sus palabras, o eso parecía, ya que dobló su avión para intentar estrellarse contra Paku. Sin embargo este logro evadirlo por los pelos. Pero Hana supo que iba por buen camino, por un segundo había percibido en esas cuencas vacías un pequeño destello, un destello que le decía que su amigo seguía ahí, y que podía hacerlo entrar en razón. En cuanto a Sakurai, las palabras de Hana habían llegado a su mente. Unos borrosos recuerdos se manifestaban dentro de él, donde alguien rubio le recriminaba algo…"La chica de la cafetería…ella está esperando tu regreso". Inmediatamente la figura borrosa de una mujer castaña se implanto en sus pensamientos, sonriéndole amablemente a alguien "Finalmente volviste, Sakurai" Al pensar eso, el Death zero por poco se estrella contra el agua al perder el control por distraerse en esos pensamientos. Pero por suerte, o no, logró evitar el choque.

—Hana-kun, parece que está funcionando. Te dejare hablar a solas con él, pero tendremos que abrirte el camino–dijo Paku.

—Entiendo, acércate un poco –bien supo interpretar el mensaje.

Los dos dirigieron el avión hacia Sakurai pero esta vez de frente. Como el zero estaba estable, Hana quitó su espada para blandearla y liberar el Shinkuu Buddha Giri. Y vaya que Sakurai estaba distraído, porque no pudo esquivar muy bien la cuchilla, haciendo que esta corte el techo de la cabina. Sin embargo, el shinigami se distrajo al ver la hermosa luna llena que había esa noche.

"Que bella que está la luna en esta noche…lástima que no la volveremos a ver juntos"

Sakurai pudo oír una voz femenina dentro de su cabeza pronunciando esas palabras. Desvió su mirada para ver a dicha luna con nostalgia. Hana y Paku notaban ese cambio en su actitud, y sabían que estaba dando en el blanco.

—Paku, sitúate encima de él y déjame caer dentro de la cabina –propuso el rubio.

—Entendido, capitán Asakura.

Al decir eso, Hana miró con sorpresa a su compañero, mientras este le sonreía muy amablemente.

—Ya eres parte de la 801ava división, Capitán Asakura.

—Pa…ku –Hana sonrió complacido al escuchar eso. Para luego aseriar su semblante y ver con determinación a su objetivo –aprovechemos que está distraído.

Paku dirigió su propio avión hasta quedar encima del de Sakurai. Sin darle tiempo a que este reaccione, giró en noventa grados, permitiendo que Hana caiga de manera no tan calculada encima del avión. Lo había hecho detrás de la cabina, por lo que tuvo que clavar su espada para no resbalarse y caer al vacío. El shinigami, al verlo, intentaba librarse del rubio, girando una y mil veces su avión. Pero nada, Hana se sostenía con fuerza.

—¡Sakurai, escúchame! ¡No sé cómo se siente la terrible pena que tu alma debe estar pasando¡ -comenzó a gritarle para que pueda oírle –¡Pero sé que si sigues luchando no podrás salir! ¡Escúchame, esa mujer, no importa que haya muerto, ella debe seguir esperándote. Está ansiosa que vayas a su encuentro, pero si no abres los ojos y entiendes, ¡jamás la verás!

—¡Cállate! –se oyó como Death Zero le respondía con una voz de ultratumba. Parecía que estaba a punto de lograr hacerlo entrar en razón.

—¡Sé que sigues peleando para poder regresar con ella, sé que te mantuviste vivo todo lo que pudiste para cumplir esa promesa de volver a verla! ¡Pero luego te diste cuenta que eras usado como una herramienta, que eras manipulado para matar a otras personas manipuladas! ¡Te convertiste en lo que más odiabas, por eso estás aquí! ¡POR CULPA, POR ODIO, POR ARREPENTIRTE DE HABER SIDO EL DEATH ZERO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, POR ESO ESTÁS ENCERRADO EN ESTE ASURA!

El shinigami gritó de rabia al oír la verdad, lentamente estaba recobrando la cordura. Por el ajetreo que realizaba el avión, la espada estaba comenzando a aflojarse, amenazando con soltarse y hacer que Hana caiga al vacío. Pero pudo notar como algunas lágrimas volaban hacia la nada, mientras Sakurai balbuceaba un nombre "Chiharu". La última herramienta que Hana necesitaba acababa de oírla.

—¡Pero eso ya no importa! ¡Ya estás muerto, y esos sentimientos que te atan a este lugar solo tú puedes borrarlos! ¡Chiharu está esperándote todavía, no le interesa lo que hayas hecho! Solo…-se detuvo para poder tomar una gran bocanada de aire para gritar la última frase -¡SOLO LE INTERESA QUE TU VUELVAS!

En ese momento, la espada terminó cediendo, haciendo que Hana quede a la deriva. Al principio se chocó la espalda contra la cola del avión, causando que la O.S se deshaga y luego empiece a caer al vacío. Estaba muy desorientado y adolorido, por lo que no lograba concentrarse para realizar otra posesión. Caía en picada, directo a unos escombros de aviones que flotaban en el mar.

—¡Sakura~~~~~~~~~~~i! –gritó con todas sus fuerzas, llamando a su mochirei.

—¡Hana-kun! –gritó Paku, intentando alcanzarlo, pero no lo lograría.

Para la sorpresa del corpulento, el avión semi destruido pasó a gran velocidad a su lado, dirigiéndose directo a Hana. Algo había cambiado en Sakurai, tal vez las palabras de Hana terminaron de hacerlo entrar en razón, o iba a aprovechar para matar al rubio. Sin embargo, cuando estaba a unos metros al lado del rubio, el enorme esqueleto saltó del avión, haciendo que este vuele hacia el otro lado, mientras él alcanzó a Hana, tomándolo en sus brazos. El rubio podía sentir la frialdad del cuerpo esquelético del shinigami, pero también una cálida sensación que provenía de su interior.

—¡Sakurai! –dijo con alegría.

Sin embargo, el esqueleto también cayó en los escombros de los aviones, haciendo que estos exploten. Parecía que habían muerto los dos, o eso creía Paku. Pero grande fue su sorpresa cuando vio entre las nubes negras una silueta. Sobre una placa de metal, el shinigami estaba parado, teniendo a sus brazos al rubio que tenía los ojos cerrados por el susto. Lentamente, Sakurai tomó su verdadera forma, pero teniendo la apariencia de la primera vez que había conocido a Sakurai.

—Nunca dejas de meterte en problema ¿no? Hana-kun –mencionó el azabache con un tono de regaño.

—Y tú nunca dejas de parecer un piloto amargo y mal pagado –bromeó Hana al ver a su salvador. Obviamente, tenía una sonrisa al ver que había logrado rescatar el alma de Sakurai.

—Gracias, Hana-kun –agradeció Gennou, teniendo una de esas pocas sonrisas de tranquilidad que usaba –pero…-bajando un poco el tono, depositó a Hana en el improvisado suelo –Dudo que Death Zero se haya ido.

—No se fue –respondió Hana.

—¿Eh?

—Death Zero eres tú, no puedo quitarte algo que eres. Solo pude hacerte entrar en razón…tal vez puedas convertirte en ese shinigami sin perder la cordura.

Al decir eso, Hana no solo pensaba en Sakurai, sino también en su setsubun. Esos onis eran algo que se acoplaban a él, y se imaginaba que era imposible eliminarlos de su alma. Así que, solo tal vez, esas palabras no solo iban dirigidas al subteniente, sino también a él mismo.

—A partir de este momento…eres mi espíritu acompañante –le avisó a Sakurai, apuntándolo con el dedo.

—¿Hay una especie de ritual o algo así?

—¿Cómo que un ritual, que estás pensando?

Así se inició una conversación entre shaman y espíritu, tratando de hacer entender a Sakurai su nueva labor y demás. Mientras tanto, Yosuke jamas había dejado de ver la pelea, y seguía en ese barco, sonriendo como siempre lo hacía.

—¿No te parece asombroso Yabisu? Hana-kun no dudó en ningún momento en llevar a cabo lo que tenía pensado.

—Yo lo noté nervioso –fue la respuesta de la pirámide.

—Pero estaba nervioso por equivocarse y no encontrar las palabras correctas. Hana-kun posee un gran valor y determinación, está más que claro que sería un rival digno de desconfiar si no se nos une en la F.O.M

—Creo que olvidas algo Yosuke. Ese mocoso no quiere saber nada de ti.

—Lo sé ¿sabes? Estoy pensando que él realmente encontrará una manera de liderar esta guerra sin la necesidad de matar a otros.

—Eso no es posible.

—¿Quién sabe? Ya vimos como hizo reaccionar a su espíritu acompañante sin enfrentarlo seriamente. Tal vez si pueda cumplir lo que dijo.