Notas de autora: Le dije a Angie hace ya mucho tiempo que este era un one–shot, pero como siempre… me arrepentí. Este será el primer fic dedicado al reto de fanfic100es, con el número 032–Atardecer/puesta de sol. Lamento dejar a muchos con la intriga de saber algo más en Kakono to Mirai y La conquista del corazón, pero prometo actualizar pronto al menos KtM. Además, hace tiempo que le debía a Little Red un fic HxH y finalmente entendí el enfoque que debería darle.

Más al final…

Cuando tu vida ha sido solitaria, no comprendes cómo el estar acompañado puede volverse algo tan necesario.

APRENDIENDO A SONREÍR

Sentado en la ventana no podía hacer más que observar el atardecer. Había algo que le faltaba, algo que extrañaba, algo que se había vuelto una parte de él y ahora sólo existía un vacío… un enorme vacío dentro de sí que nada podía llenar.

Y es que había estado muy feliz de regresar al lado de su amigo, pero la alegría sólo había durado unos días. Había algo más que le faltaba, y eso era lo que no podía comprender.

Quizá era su motivación, pues la razón para estar en ese lugar había desaparecido por completo, pero con eso no lograba comprender por qué sentía ese enorme y solitario vacío por dentro.

Ni en ochocientos siglos vigilando Bifrost se había sentido tan… solo.

PRÓLOGO

Era un día como cualquier otro, Freyr estaba de compras, las Norns estaban en su carpa llena de visitantes, Narugami seguramente estaba en otro empleo de medio tiempo, Reiya probablemente paseaba en compañía de Mino o se dirigía a la agencia donde Loki debía estar con la chica humana y sus engendros…

Y él era el único que se quedaba en su casa. No porque Freyr no lo hubiera invitado a acompañarle como era su costumbre, sino porque no tenía ganas de salir. Había algo que le faltaba, una motivación pero no sabía en donde encontrarla.

Continuaba con su actividad favorita, observar lo que ocurría en la ciudad. Y es que esa pequeña ciudad era mucho más interesante que Asgard donde los gigantes de hielo no se presentaban con la frecuencia que a él le hubiera gustado, pues al menos tendría una distracción en la cual enfocarse.

Pero aquellos días no le parecían tan tediosos como estos. ¿Qué era lo que había cambiado?

Si, llegó a Midgard enviado por Odín para matar a Loki y a él lo motivaba su venganza pensando que él había sido el responsable de llevarse su ojo.

Su rivalidad con Loki excedía el tiempo y el espacio. Sólo había una cosa que odiaba más que la presencia de Loki, y eso era… verlo feliz.

No lo entendía, no podía hacerlo. ¿Cómo había sido capaz de olvidar todo su rencor? ¿Por qué había renunciado a su venganza?

Conocía la respuesta, tenía un nombre y ese era: Mayura Daidouji.

Pero no entendía cómo una chica humana podía ser más importante que su venganza, sobretodo después de lo que había pasado con Hel, su propia hija, puesta en su contra por parte de Odín.

Quizá lo comprendió un instante aquellos primeros días después de que Loki decidiera quedarse en el mundo humano. Se encontraba muy feliz de volver a pasar el tiempo con tranquilidad en compañía de su mejor amigo, observar desde su ventana a los curiosos humanos que seguían una rutina, casi exacta todos los días, molestar a Loki o a Thor de vez en tanto, visitar la biblioteca local…

Pero la alegría de esas situaciones ya no fue suficiente después de un tiempo, y el mal humor y la amargura comenzaron a dominarlo cada vez más.

Sobre todo, después de aquel día…

––––0––––

Reiya y Loki habían salido a hacer unas compras y descansaban con tranquilidad en el parque. Heimdall había salido a dar una vuelta tratando de ordenar sus pensamientos y al verlos no desperdició la oportunidad de molestar a Loki que había estado particularmente irritable los últimos días, sin motivo aparente.

– Así que tienen una cita, que tiernos se ven –dijo para molestarlo. Reiya se sonrojó pero Loki reaccionó tal y como Heimdall esperaba.

– ¡Lárgate Heimdall! –gritó enfadado.

Heimdall sonrió victorioso.

– As, así que quieres estar a solas con tu noviecita.

– ¡Ella no es mi novia! –volvió a gritar enfadado, pero luego reaccioné y volteó hacia Reiya que tenía la mirada triste. No tardó mucho en aparecer el resplandor dorado que le anunciaba la aparición de Freya.

Heimdall dio unos pasos atrás para contemplar el espectáculo que se acercaba.

– ¡Cómo que no soy tu novia! –reclamó –pero si tú y yo nos amamos, es natural que seamos novios.

Luego de lanzarle una mirada asesina a Heimdall, volteó sereno hacia Freya.

– Freya, ya no quiero que continúes creyendo que yo estoy enamorado de ti, te aprecio pero tú y yo sólo podemos ser amigos.

Ella hizo un gesto dramático intentando contener las lágrimas.

– ¿Cómo puedes decir algo tan cruel?

– Lo siento, Freya. No puedo dejar que continúes en ese error.

– No te perdonaré… ¡No te perdonaré por romperme el corazón! –dijo convocando su espada y atestando un golpe contra Loki que a penas pudo esquivarlo.

– ¡Espera Freya! –suplicó Loki.

Ella lo miró con rabia y los ojos llenos de lágrimas.

– Si no eres mío, no serás de nadie…

Loki tomó su forma original con la esperanza de hechizar a Freya y distraerla, pero no funcionó.

– ¿Por qué Loki? ¿Por qué dices eso ahora? –decía mientras continuaba atacándolo – Yo creí que me amabas, por tanto tiempo me dejaste creerlo.

Él la esquivaba con más agilidad ahora que tenía su figura adulta.

– Lo sé Freya, y lo lamento –dijo entre sus movimientos Es por eso que tenía que detenerlo de una vez.

Ella se detuvo y lo miró mientras las lágrimas caían por sus blancas mejillas.

– ¿Acaso es por ella? –dijo señalando a un punto en específico.

Heimdall y Loki voltearon hacia donde ella apuntaba y vieron a una muy asustada Mayura.

«¿Cuándo llegó ella aquí?» pensó Loki.

«Esto se pone interesante» pensó Heimdall «¿Cuánto habrá visto la tonta chica humana de Loki?»

– No te perdonaré –susurró Freya – ¡No te perdonaré! –volvió a gritar lanzándose sobre Loki que estaba distraído por la presencia de la Chica Misterio. Intentó esquivarla, pero ella logró herirlo con la espada y él cayó arrodillado.

– ¡Loki! –gritó Mayura olvidando su sorpresa y lanzándose frente a él tratando de examinar lo profundo de la herida.

– Así que hace tiempo que estabas allí –le dijo mirándola a los ojos con la expresión de su rostro que hacía cuando descubría un misterio, sin embargo, su voz le delataba el dolor que sentía.

Ella le sonrió de vuelta, pero sus ojos estaban claramente llenos de preocupación.

– ¡Quítate! –ordenó Freya apuntando con su espada a la pelirosada.

– ¿Cómo puedes pensar en matarlo? –dijo ella con la voz cortada y lentamente volteó hacia la diosa – Dices que lo amas pero… tomas su vida con tanta ligereza.

– No lo entiendes –dijo Freya – No puedo permitir que él sea feliz contigo y yo…

– ¡Entonces no es amor! –le gritó tomando por sorpresa a los tres dioses.

Su voz estaba entrecortada, como si hubiera estado guardando el sentimiento todo ese tiempo.

– Eso no es amor –murmuró y poco a poco fue levantando su voz a un tono audible – eso no es amor, el amor es desear la felicidad del ser amado y… aunque esa felicidad no sea contigo, tú eres feliz si él lo es.

Freya se sobrecogió por sus palabras pero, fingiendo dignidad, guardó la espada y se dio vuelta.

– ¿Qué puede saber una tonta humana como tú de todo esto?

Y se marchó.

Loki se puso de pié con algo de dificultad mientras Mayura volteaba de nuevo hacia él.

– Gran discurso –dijo él conteniendo la hemorragia con la presión de su mano. Ella agachó la mirada y dio un paso hacia él. Lentamente levantó el rostro hasta clavar sus ojos llenos de rabia en los ojos de esmeralda del dios del caos. Lo próximo que supo él fue que ella le había dado una bofetada tan fuerte que le había hecho voltear el rostro.

– ¡Cómo pudiste mentirme por tanto tiempo! –le reclamó.

Él volvió a verla con la mirada arrepentida pero, en los ojos de rubí de la chica misterio ya no había enfado, sino alivio y a pesar que las lágrimas brotaban de ellos, ella sonreía.

– Me preocupé tanto por ti –dijo lanzándose a abrazarlo – Creí que iba a matarte.

– Espera, Mayura, eso duele…

Pero por encima del dolor de la herida en su costado, el abrazo de Mayura causaba una sensación agradable en el interior de Loki, una sensación que nunca había conocido. Heimdall se marchó molesto, al final le había hecho un favor a su enemigo.

Sin embargo, había una sensación en su interior que le molestaba, algo que no había detectado antes y que no estaba seguro de qué era.

A partir de ese día, la amistad de Mayura y Loki se hizo más fuerte y él pudo contarle toda la verdad. Tampoco fue ya necesario que él regresara a su figura infantil.

––––0––––

– Ah, Heimdall. Hoy conseguí la carne de gallina en rebaja, así que comeremos asado de gallina. ¿Qué te parece? –dijo Freyr.

– Bah, está bien –dijo sin dejar la ventana.

– Heimdall, no entiendo porqué te la pasas de mal humor –dijo su atolondrado amigo –quiero decir, siempre estabas de mal humor pero… antes sonreías de vez en cuándo.

– Yo tampoco lo entiendo –murmuró para si mismo.

– ¿Acaso ya se te olvidó cómo era sonreír?

Una abeja zumbadora, un pequeño y susurrante arroyo
un par de halcones girando al vuelo
en clamorosa agitación alrededor de la cima
de una alta roca-su aérea citadela;
por cada una y todas estas cosas
gozó el oído pensativo en el silencio que siguió…

N.A: El texto final que está en cursiva es un fragmento del poema de William Wordsworth llamado Halcones (versión de Jaime Valdivieso)… me pareció muy apropiado para Heimdall ¿no les parece?

Opiniones, reclamos, tomates, ingredientes de ensaladas,