Hola en este dia especial! y como lindo regalo les traigo la continuacion de ¿Juguemos a ser novio? y como dia especial capitulo doble...
¿Jugamos a casarnos?
¿Más que un juego?
Reyna Cariño
Han pasado tres años desde que Naruto se fue por su trabajo de modelo dejando a Hinata en el aeropuerto.
Pero ahora Naruto ha vuelto con un propósito bien claro. Recuperarla, ser novios, de verdad, no más mentiras ni juegos…
Piensa que puede ser fácil, aunque estuvieron separados por mucho tiempo ocasionalmente se mandaban mensajes o hablaban, claro, cuando el trabajo de Naruto se lo permitía o la universidad de Hinata le permitía.
Todo parece estar a favor del modelo cuando llega a la ciudad y se encuentra a esa hermosa chica saliendo de la universidad, cuando se ven, cuando se sonríen, se abrazan, se besan… pero todo se irá al desagüe cuando Naruto se tope con un obstáculo que podría hacharle a perder todos sus planes.
No será fácil pero hará todo lo posible por enamorarla.
De nuevo.
¿Amigo?
Naruto sentía las manos heladas mientras sujetaba el volante de su auto, quería arrancar el auto y salir de ahí para calentarse frente al agradable calor de la chimenea de su casa pero no podía hacerlo, se lo había propuesto, llevaba más de un año con ese plan.
Mantuvo su vista fija en las puertas de la universidad al mismo tiempo que pensaba en algún lugar cálido. La suerte no había estado de su lado en ese día, pero sabía que todo cambiaría una vez que viera a Hinata.
¿Cómo estaría ahora?
¿Se habría teñido el cabello?
¿Habría crecido más?
¿Cómo estarían sus manos? O ¿Sus labios…?
Eso definitivamente lo animó a esperar un poco más, quería verla. No. Necesitaba verla.
Habían estado comunicándose con mensajes ocasionales por Twitter o por Facebook pero justo un año antes habían roto su comunicación, Hinata ya iba en un punto crucial en la universidad y el trabajo de Naruto había empezado a aumentar al grado de no dejarlo dormir durante días. Por lo que después de eso su comunicación había terminado.
Pero ya estaba ahí, después de tres largos años de trabajo había vuelto al lugar donde Hinata estaba.
Ambos con 21 años y cientos de experiencias en sus vidas adultas se podían considerar más maduros y esperarla no debía ser un problema aunque dentro su auto estuviera a menos 2 grados centígrados y afuera el camino estuviese cubierto por una capa blanca de nieve.
Retiró sus manos del volante y las frotó entre sí para poder calentarse.
A lo lejos se escuchó un timbre y fue sólo cuestión de segundos para que una manada de hombres y mujeres de diferentes edades empezaran a salir del edificio frente al que su auto se encontraba estacionado.
Todos salían colocándose abrigos, chamarras y bufandas que les cubrían todo el rostro, Naruto deseó que Hinata no usara nada que le cubriera su rostro o no podría reconocerla fácilmente y sí no la podía encontrar ese día se sentiría perdido.
Suspirando y dando un tropezón salió de su auto para acercarse un poco al edificio, rechinó los dientes al sentir sus manos como grandes copos de nieve, Sakura le había advertido que usara guantes pero él se había negado, bueno, en realidad a la mayoría de las cosas que le decía la chica se le negaba. Escondiendo sus manos, dentro de los bolsillos del pantalón negro de vestir que llevaba, dio unos cuantos pasos más mientras que con la mirada buscaba una cabellera azabache que con solo cerrar sus ojos la recordaba perfectamente.
Varios estudiantes lo golpearon al pasar junto a él, extrañamente nadie lo reconocía aunque ni siquiera se había molestado en esconder su apariencia y digamos que ahora era aun más conocido de lo que fue años atrás.
Un grupo de estudiantes salió gritando y lanzando silbidos de victoria. Eran muchos, entre hombres y mujeres que vestían como si acabaran de salir de una película antigua, las chicas con vestidos largos y esponjosos, la mayoría cubriéndolos con abrigos y los chicos con trajes elegantes de color marrón, algunos llevaban sombreros, bigotes falsos y anteojos antiguos. Todos se detuvieron a unos metros del muchacho.
Por alguna razón Naruto no pudo apartar la vista de ese grupo aunque su prioridad era buscar a Hinata entre tantos estudiantes pero ellos no eran lo más fácil de ignorar en ese lugar, no solo sus vestuarios llamaban la atención también llevaban cargando cajas, bolsas de tela negras y grises y una pelirosa tenía una cesta de frutas falsas, como las que usan en las películas.
La vista del muchacho se quedó más tiempo observando a la pelirosa que era la única que no usaba ninguno de esos vestuarios extravagantes. Su sonrisa era hermosa…
Agitó su cabeza y cuando iba a regresar la vista hacia el edificio los chicos volvieron a reír escandalosamente atrayendo su atención de nuevo.
—Ahora vamos a celebrar al club —dijo una chica saltando de emoción.
—Ustedes vayan, me siento tan cansada que hasta la nieve me parece un excelente lugar para dormir en este momento —dijo una voz realmente conocida.
¡Rayos!
La vista de Naruto buscó desesperadamente a la dueña de esa voz pero alguien dijo algo y todos volvieron a reír, al parecer sólo eso sabían hacer. Las chicas negaron con una sonrisa en sus rostros y empezaron a moverse para continuar su camino. Las manos del modelo temblaron y sus ojos se posaron en la pelirosa de la hermosa sonrisa, cuando dieron un paso los ojos de la chica hicieron contacto con los de él y entonces entendió. ¡La había encontrado!
Los ojos de Hinata se abrieron tan grandes como pudieron en ese momento, olvidó por completo que tenía una cesta de frutas de utilería en sus manos y la arrojó a alguna parte dejando a unos de sus compañeros con la palabra en la boca.
No se detuvo a esperar que la reconociera simplemente corrió hacia él.
Al parecer si la reconoció ya que cuando ella se abalanzó sobre él y lo abrazó él le devolvió el abrazo aun más fuerte de lo que soportaba, le dolió un poco pero no se quejó, sólo se dejó consentir por los brazos de Naruto, los cuales había extrañado mucho.
—¡No puedo creer que estés aquí! —dijo Hinata después de que ambos soltaran su abrazo.
Él hubiera querido sostenerla de esa manera durante todo el día pero ella se alejó rápidamente manteniendo una distancia que a Naruto le molestó.
—Aquí estoy —dijo con una enorme sonrisa.
Muchas cosas habían cambiado, en primer lugar… ¡dios! Hinata había desarrollado un buen cuerpo, tres años atrás el muchacho pensó que apenas si era copa "A" y ahora…
—¿Por qué no me avisaste? —preguntó la chica sonriendo y golpeándolo ligeramente en el hombro, algo que él definitivamente no se esperaba. Logró ver como ella contenía toda su emoción—. Me hubiera hecho un tiempo para ir…
—¡Hinata! —gritó un chico quitándose el sombrero del vestuario de época que vestía y lo agitó en el aire—. ¿Todo bien?
—Sí —le gritó de vuelta, el cabello rosa se levantó un poco cuando una ventisca helada los rozó—. Me voy a casa, nos vemos mañana —les gritó, no es que estuvieran demasiado lejos pero había tanto ruido de todos los estudiantes que sus voces se perdían aun en corta distancia.
—¿Segura? —preguntó el mismo chico no muy seguro de dejarla con ese grandote musculoso que parecía modelo sacado de revista. Si supiera…
—Sí, mi amigo me llevará —y más valía que Naruto la llevara porque ni loca tomaba el transporte en ese clima tan feo.
—No se preocupen —gritó Naruto reposando una de sus manos sobre un hombro de Hinata—. Yo me aseguraré de que llegue a su casa.
Los ojos de las muchachas brillaron, al parecer lo habían empezado a reconocer, y después sonrieron tontamente mientras unas de ellas empezaban a jalar a los chicos para que desaparecieran lo más pronto de ahí.
Hinata no esperó a que ellos se fueran antes de voltear nuevamente hacia Naruto y regalarle una cálida sonrisa que prácticamente podía derretir toda la nieve del lugar, ya lo había derretido a él.
—Entonces ahora me tendrás que llevar a casa o me robo tu auto —dijo sonriendo.
Ambos entraron al auto sacudiéndose la nieve de los hombros. Naruto encendió la calefacción y fijó su vista en Hinata.
—En serio, no puedo creer que estés aquí —dijo sonriendo, sin voltear a verlo.
—Y yo no puedo creer que estés pelirosa.
Ella frunció el ceño antes sus palabras confundiéndose por un segundo, lentamente se fijó en el espejo lateral del auto para observar la peluca en su cabeza.
—Esos… están muertos —susurró entre dientes mientras llevaba sus manos a su cabeza para empezar a retirar la peluca pelirosa—. Olvide quitarla, como siempre, pero ellos me debían recordar que le tenía puesta. Cuando los vea mañana los torturaré lentamente a cada uno para que no se vuelvan a olvidar decirme… —murmuró y manteniendo las últimas palabras sólo para ella. Sí, seguía siendo la misma.
Naruto no dijo nada, solo la observó quitarse la peluca dejando a la vista una malla negra que atrapaba todo su cabello, dejó el cabello falso sobre su regazo y después retiró la malla ahora sí dejando ver su cabello azabache que estaba en dos trenzas. Qué alivio, pensó. No es que no se viera bien de pelirosa, por dios, se veía sexy, pero la Hinata azabache era aun más hermosa. Rápidamente deshizo las trenzas dejando su cabello rizado caer sobre sus hombros, ¿sobre sus hombros? había cortado su largo cabello.
—Te ves hermosa con tu cabello así —dijo Naruto sin poder retener sus palabras. De igual manera no había tenido la intención de retenerlas.
Las mejillas de Hinata se tornaron de un rojo intenso mientras alejaba su mirada de la del muchacho e intentaba esconder su rostro con su cabello, nadie le había dicho que lucía hermosa con ese corte, el día que se lo cortó solo obtuvo unos "¿Qué pensabas cuando cortaste tu cabello?" o "Tu cabello era tan largo" y cientos de cosas más que le hicieron sentirse mal al hacerse ese corte, durante casi tres meses había estado esperando a que su cabello creciera pero en ese momento, al escuchar esas palabras viniendo de él ya no le importó más.
—Gr… gracias —dijo y aclaró su garganta.
—De nada —ambos permanecieron en silencio, Naruto con la vista sobre ella y ella con la vista perdida hacia el frente.
Estaba tan feliz de volver a verlo que no sabía exactamente como hablar o de que hablar.
—¿Cuánto tiempo te quedarás aquí? —le preguntó finalmente.
—Amm, bueno… —suspiró y Hinata se temió que no fuera a quedarse mucho tiempo en la ciudad. ¡Maldita España! Ya se lo había quedado durante más de dos años y Roma también lo había tenido durante muchos meses, era justo que ahora se quedara más tiempo en su país de origen.
—Oh —pronunció mientras tragaba, su garganta estaba repentinamente seca—. ¿No será mucho tiempo?
Él negó.
—Todo lo contrario —contestó y el corazón de la muchacha dio un repentino brinco—. Estudiaré los últimos dos años de la universidad aquí.
—Júralo —dijo inmediatamente.
—Te lo juro —contestó posando una mano sobre su pecho.
—Eso es maravilloso, mi día ha estado lleno de buenas noticas y luego llegas tú para hacerlo el mejor de mis días de universidad —aunque lo intentara no podía esconder su sonrisa de felicidad, era tan tontamente feliz en ese momento.
—Eso realmente signifi… —fue interrumpido por el sonido de un celular.
Hinata se removió en el asiento del auto hasta que logró sacar su celular de uno de los bolsillos internos del delgado suéter que llevaba puesto, tocó la pantalla un par de veces y luego sonrió.
—Cierto, tengo que ir a casa rápidamente —dijo sin ver a Naruto—. ¿Me llevarás?
No tenía que preguntarlo dos veces. El auto ya estaba encendido.
—Claro que sí.
—Por cierto —dijo Hinata atrayendo la atención del modelo que había mantenido su vista fija en la carretera—. Hoy es el cumpleaños de Hizashi, mis padres le organizaron una fiesta y estás invitado.
—¿Crees que tu hermanito me quiera en su fiesta? Seguramente no recuerda mi rostro.
—Vamos, tienes que venir, estoy segura de que Hizashi te recuerda. Es decir ¿Cómo olvidaría al chico que amaba golpear con sus juguetes? —ambos rieron ante el recuerdo.
—¿No se debe celebrar en familia?
—Irán también sus amigos así que yo tengo derecho de llevar uno —¿amigo? Naruto tragó y asintió.
—¡Perfecto! —dijo victoriosa.
Su celular nuevamente volvió a sonar pero esta vez fue un tono diferente del primero, uno personalizado y cuando los ojos de Hinata se clavaron en la pantalla en su rostro se dibujó una sonrisa diferente, una de esas sonrisas que ponen las chicas cuando reciben un mensaje de la persona de la que están enamoradas. Naruto la observó de reojo y creyó entender el por qué ella usó esa palabra "amigo".
