Disclaimer: Quiero aclararles que, como todos sabemos, los personajes, lugares y el mundo maravilloso de magos sobre los que trata mi historia no son producto alguno de mi imaginación! Harry Potter es producto de JKR.

Buenos días/tardes/noches a todos/as! Cómo están? Yo, realmente emocionada! Es mi primer historia por aquí, así que espero que la disfruten, y que les guste :)

Es un fandom sobre Scorp y Lily, como habrán notado. No sé si tendremos buenos resultados, pero lo que importa es ir aprendiendo y logrando una buena historia, no? Espero poder leer sus comentarios a medida que suba los capítulos, si no es mucha molestia, me encantaría saber todo lo que les parece! Si les gusta o prefieren que me dedique a otra cosa, jajaja.

Antes de que me olvide, me gustaría aclarar que cambié algunas edades o hechos del original de JKR, sólo porque me convenía para el desarrollo, espero que no les moleste!

Y hasta aquí esta pequeña presentación. El número de capítulos no lo diré, sólo puedo adelantar que es una historia bastante larga, y llena de sorpresas. Como es la vida, en fin.

Gracias, gracias, gracias! Y hasta el próximo capítulo!


Scorpius & Lily.

Capítulo 1: No estaba preparada.

La primera vez que Lily Luna Potter vio en persona a Scorpius Hyperion Malfoy no estaba preparada para la reacción de su cuerpo, ni para lo que sintió, al contrario de lo que suponía. Por supuesto, sabía de su existencia desde hacía años. Conocía su historia, su familia, sus creencias, gracias a las incontables veces que se hablaba sobre estos temas en su propia familia. Y, sobre todo, tenía incorporada la idea del odio mutuo que debían profesarse, especialmente sostenida por su tío Ron y, en menor medida (aunque la mayoría de las veces coincidía con su tío) por su padre, Harry.

Además, había visto muchas veces a sus padres, Draco Malfoy y Astoria Greengrass, en el Ministerio de Magia, cuando acompañaba a su padre o a su tío al trabajo (ambos pertenecían Cuartel General de Aurores, del cual Harry Potter era el Director). Sabía que la madre de Scorpius era una mujer elegante, bastante alta, delgada y esbelta, de cabellos oscuros y lacios, siempre llevados en orden en un peinado. Lily hasta la había considerado bonita. Su esposo, el tan conocido Draco Malfoy, en cambio, le había parecido que llevaba un porte de aristócrata engreído y superficial, aunque claro, sus facciones eran perfectas, angulosas y tirantes, siempre enmarcadas por una expresión seria, como de desdén. Su tía Hermione le había dicho que era peor cuando iban al colegio, y cada vez que Lily lo veía intentaba imaginárselo.

Hasta hacía poco, sólo una semana, en la revista Corazón de Bruja, habían dedicado una nota a la familia Malfoy, algo sobre la pequeña herencia, ya que pronto Scorpius iniciaría sus estudios en Hogwarts. No había sido una nota muy bonita, principalmente porque había sido escrita por la reportera tan horriblemente reconocida Rita Skeeter, quien según su tía Hermione "sólo se dedica a retorcer cualquier historia e inventar hechos sumamente estúpidos, con su ignorante cerebro diminuto y su maldita pluma a vuelapluma"; intuía Lily que viejos rencores se sumaban a esta descripción, pero era gracioso repetirlo, ciertamente.

El caso es que la nota hablaba sobre si el legado de la antigua familia de mortífagos Malfoy (palabras que gustaron a su tío Ron y a su tío George, pero que provocaron una gran indignación en el resto) iba a seguir los pasos de su padre en el colegio, haciendo referencia a sus creencias sobre el estatus de sangre de los magos, y la denigración a todos aquellos que fueran mestizos o sangres impuras. Lily recordaba que su tía Hermione se había escandalizado tanto que multó, gracias al alto puesto que ocupaba en el Departamento de Seguridad Mágica (y como venganza, había aclarado) a Skeeter por "utilizar palabras claramente inapropiadas en un medio público, que podría ser leído por cualquier mago o hechicera, haciendo referencia a usos ya olvidados de los términos en cuestión, incentivando a emplearlos nuevamente en estos tiempos". "¡Esa es mi Herms!" había dicho tío Ron con cara de grindylow enamorado, como se burlaba su padre cada vez que su tío decía algo así.

Y aún así, con todo esto, Lily no estaba para nada preparada.

Ocurrió un 1° de Septiembre, día que acompañó a sus padres a despedir a sus hermanos James y Albus, que comenzarían su tercero y segundo año en Hogwarts, respectivamente. A Lily (al igual que a su primo Hugo, y a su amigo Lysander), por desgracia, como ella pensaba, aún le quedaba un año más para comenzar lo que sería, según sus padres, hermanos, tíos y primos, la mejor etapa de su vida. Y Lily no tenía absolutamente ninguna duda de que así fuera.

Estaban todos reunidos en la estación de King's Cross, en el andén 9¾. Una locomotora de vapor, de color escarlata, el famoso Expreso de Hogwarts, emitía un fuerte sonido a la espera de la hora de partida. Lily observaba maravillada todo a su alrededor, cada año que pasaba era como si hubiese algo nuevo por lo que asombrarse, y suponía que siempre sería así en un mundo tan increíblemente fantástico.

Se acercó a su prima Rose, que al igual que Albus comenzaba su segundo año; y eran mejores amigos, junto a Louis (el hijo más pequeño de su tío Bill y de su tía Fleur). Era un trío perfecto, según Lily: Rose era la inteligente, Albus era paciente pero a la vez divertido, Y Louis se llevaba toda la fama como rompecorazones (cabe destacar que tenía por bisabuela a una veela, la abuela tan renombrada de Fleur).

-Rose, ¿se puede saber qué estás haciendo?- Lily estaba conteniendo la risa, al verla agarrar un libro considerablemente voluminoso de su bolso, que comenzó a leer como si fuera una simple receta de cocina.

-Leo- respondió Rose, restándole importancia. -¿Acaso no se nota?

Lily agachó su cabeza un poco, de forma que pudiera ver el título de aquel libro que parecía tan importante que Rose debía leer sí o sí. -Últimos avances de encantamientos- repitió el nombre pausadamente. -¿Es necesario que lo leas ahora, Rose? ¡Aún ni has subido al Expreso!

Rose miró la Lily poniendo los ojos en blanco, como si su prima estuviera siendo un estorbo para su preciada concentración en ese preciso instante. -Lo leo sólo por gusto, Lily. Aún es muy avanzado para los cursos de segundo, pero mi mamá me lo regaló para que pudiera entretenerme un poco en caso de que estuviese aburrida, como ahora.

Lily miró a su prima sonriendo y poniéndose en puntas de pie (ya que Rose le sacaba considerablemente algunos centímetros), le depositó en la mejilla un sonoro beso, haciéndola reír. -Yo igual te quiero, primita mía.

-Yo también, yo también- repitió Rose con una media sonrisa, volviendo nuevamente los ojos a su lectura, según ella, entretenida.

Lily regresó donde estaban sus padres hablando con todos sus tíos. Sinceramente, si tenía que admitir algo, su familia debía ser la familia más numerosa de magos del mundo, teniendo en cuenta que, sólo allí reunidos, serían en total más de unos quince. Sin meterse en las conversaciones, escuchó que su madre pedía a sus hermanos James y Albus que no se metieran en tantos líos este año; mientras que su tío Ron, su tío George y su padre, los obligaran a ganar todos los partidos de Quidditch, especialmente contra Slytherin. Su tía Hermione, mientras tanto, hablaba con su tío Percy y con su tía Audrey, seguramente sobre algún asunto del Ministerio.

En ese momento, se acercó Hugo, con el micropuff anaranjado que Lily le había prestado, al que bautizaron Arnold II, en honor al primer micropuff que había sido de su madre. -Casi se me escapa-, le dijo su primo en un susurro, ya que parecía haber cerrado los ojos. -Es bastante travieso, pero creo que mi mamá va a dejar que tenga uno. Dice mi papá que sólo sería problema el gato, porque armaría mucho lío si empieza a perseguirlo.

-Para matar el aburrimiento, sirve de algo- le respondió Lily tomando con cuidado el micropuff con su mano, mirándolo con una sonrisa. -Además son bastante mimosos y simpáticos, seguro que se terminan encariñando.

-Eso espero- le respondió Hugo devolviéndole la sonrisa. -¿Vamos a tomar un helado a Florean Fortescue el Sábado si nos dejan?

-Sí, sería una buena idea- confirmó Lily. -Y podemos pasar por el local de tío George, ¡desde que compré el micropuff que no voy!

-Genial, Lily. Avísame después por lechuza, así yo también le pregunto a mamá-, le dijo Hugo dando luego media vuelta y yendo hacia donde estaban James, Fred y Albus, seguramente para despedirse de ellos y pedirles que no se olviden de escribirle y contarle todo lo grandioso que hicieran en Hogwarts.

Lily se distrajo un segundo observando la escena cuando repentinamente sintió que el calorcito que dejaba Arnold II en su mano desaparecía. Parece que está con ganas de escabullirse hoy, pensó Lily. Soltando una risa, se dispuso a correr a su micropuff que, entre saltos, se dispersaba entre la gente de la estación, evitando por muy poco algunas pisadas.

-Arnold… ¡Arnold más vale que no te alejes más o voy a enojarme!- exclamó Lily, medio encorvada intentando observar hacia dónde había ido su puff. -¡El trato era que si te traía, ibas a comportarte!

Esquivando a las personas que estaban allí despidiendo a sus familiares, Lily observó como una mancha naranja saltaba torpemente sobre el baúl de un chico rubio, que se encontraba de espaldas. -¡Arnold!- susurró Lily un poco avergonzada por la situación. Esperaba acercarse, tomar su puff y pasar de ser percibida. -Te estás portando mal-, terminó acusándolo con un dedo.

Al terminar aquella frase, Lily observó con estupor como el chico en cuestión giraba sobre sus talones, y la miraba desde una altura superior (por supuesto, siempre enana en comparación con los demás, pensó Lily). Su cabello rubio platinado estaba perfectamente peinado, y sus ojos eran de un color gris claro, que a Lily le hicieron acordar a la niebla de una mañana temprana, sobre el océano calmo. La observó detenidamente, tanto que Lily se sonrojó, y de pronto su expresión cambió a una de esquivez y sorpresa, a la vez, como si no se esperara aquel encuentro. Lily lo contempló, con sus ojos enormes y castaños, y notó que conocía aquellas facciones, las tenía guardada en su memoria. Sus rasgos eran aristocráticos, y casi angulosos, salvo por el hecho de que adquirían una expresión elegante de esa forma.

-Mi…- las palabras se le trabaron al querer ser pronunciadas, y sus manos temblaban levemente, como si estuviera a punto de ser evaluada en la Cena de Bienvenida por el Sombrero Seleccionador. Su corazón dio un vuelco al notar como el chico levantaba su mano y la dirigía hacia el micropuff que se había quedado paralizado. Lily rápidamente alzó su mano también y, en la torpeza de tomar el puff, rozó sus dedos con los del chico, el cual retiró la mano mirándola con aún más sorpresa, duda y desdén. -Mi… mi… micropuff- completó Lily finalmente, sintiéndose completamente estúpida.

No podía despegar sus ojos de aquel rostro. Lo recorría frenéticamente, como queriendo grabarlo en su memoria. Estaba hipnotizada, y a medida que los segundos pasaban, se dio cuenta que su corazón latía más y más rápido. Una corriente eléctrica la recorrió, de pies a cabeza, y supo en ese instante que no podría olvidar la súbita conexión que había sentido con ese chico del que no sabía ni siquiera su nombre... Como en un sueño, vio como él giraba nuevamente y respondía a un llamado, algo que Lily no podía entender. Tomaba su baúl y, mirándola una última vez, casi tan efímeramente que Lily pensó que lo había imaginado, se alejaba de allí.

-¡Lily!, ¡LILY!- escuchó como repetían su nombre una y otra vez entre la multitud, y a lo lejos divisó a James que la llamaba bastante apurado. Despertando del ensueño, se dirigió apresuradamente hasta su familia, la cual parecía que la habían estado buscando desde hace unos momentos. -¡Lily, ya casi es hora de irnos!

-Lo sé, James- respondió, llegando rápidamente y abrazando a su hermano. -No olvides escribirme, ¿está claro?

James le devolvió el abrazo a "su pequeña" (como solía decirle), y la elevó por los aires, mientras reía. -Claro que voy a olvidarme, tonta.

-En serio, ¡no me olviden!- repitió Lily, dando un beso sonoro y un abrazo a su hermano Albus, a su prima Rose, a Louis, y a todos los miembros de su familia que abordarían el Expreso. -¡Especialmente ustedes dos que me abandonan por primera vez! -dijo entre risas, dirigiéndose ahora a sus primas Roxanne y Lucy, las cuales se iniciaban ese día en el largo camino del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Roxanne a modo de respuesta le revolvió su cabello tan particular, de un color rojo cobrizo, y Lily las observó una última vez, antes de que subieran emocionadas hasta la médula al tren. Antes de que este partiera, vio como James la llamaba desde la ventana de uno de los compartimentos, y se acercó sonriendo ampliamente. -¿Qué? ¿Ya me estás extrañando?- le dijo a su hermano con un tono de burla, el cual la miró preocupado.

-No, no. Lily, ¿Malfoy te estaba molestando?- preguntó precipitadamente.

-¿Quién?- Lily lo miró intrigada, no sabiendo a qué se refería con tan extraño cuestionamiento.

-¡Malfoy, Lily!- Repitió James. -¡Malfoy! El rubio estirado que estaba contigo cuando te llamé.

Lily sintió que su alma se le escapaba, y notó como repentinamente las sensaciones que le había provocado el chico rubio misterioso volvían a resurgir en su pequeño cuerpo. -Ese… era… ¿Malfoy?- preguntó pausadamente, ya que le costaba respirar.

Malfoy…

-Sí, sí, Lily-, dijo James perdiendo la paciencia, -¡Por Merlín que estás tonta hoy!

Cuando James terminó de decir aquellas palabras, el Expreso ya había emitido un ruido ensordecedor, y había comenzado su marcha, alejándose del andén 9¾. Aún conmocionada, y sabiendo que su hermano creía que Malfoy la había estado molestando, le respondió rápidamente y a los gritos: -¡NO, JAMES, NO! ¡SÓLO ME DIO A ARNOLD QUE SE ESCAPÓ! –pero Lily dudaba que haya escuchado algo.

Aquel chico era Scorpius Malfoy…


Resignadamente, Lily se dio cuenta que, de todas las personas y magos en el mundo, ella se había encontrado súbitamente con Malfoy. Scorpius, pensó Lily, con una tímida sonrisa en el rostro. Y no, al contrario de lo que debía sentir, como odio, o repulsión, o siquiera una enemistad mínima, Lily se descubrió sintiéndose torpemente atraída y hipnotizada por sus ojos. Y, si bien no iba a admitirlo frente a nadie, no tenía ni la menor intención de dejar de pensar en él.

-Lily- la llamó su madre, -¿estás bien?

-Si…- respondió girando su rostro hacia ella, aún risueña. -Un poco cansada de tantas corridas, ¿volvemos ya a casa?

-Sí, mi niña- respondió ahora su padre. -Nos despedimos de tus tíos, y vamos directo a comer algo riquísimo que se te ocurra.

-Claro- retrucó Ginny, su madre. -Porque imagino que eso riquísimo vas a prepararlo tú, ¿no?

-Con mis dotes culinarias- admitió Harry, riéndose ante la mirada escéptica de su mujer.

Acompañó a sus padres a despedirse de sus tíos, y primos, sin poder abandonar el recuerdo de su encuentro inesperado con Scorpius Malfoy. Sentía aún como éste atravesaba su cuerpo y la doblegaba a piedad, sin poder contenerse. En realidad, Lily no quería contenerse y tampoco deseaba olvidarlo.

Sí... Supongo, se dijo a sí misma Lily, que realmente no estaba preparada.