Algunos sueñan con enamorarse, con el hermoso bienestar producto de ese sentimiento que siquiera conocen. Otros, dicen estar enamorados, creen que por repetirse mil veces que aman a una persona, esto sucederá. Pero lo cierto es que el amor es un sentimiento verdadero que se da en muy pocos casos. Yo fui víctima de ese amor, fui su horrenda esclava, y hoy puedo afirmar que es el sentimiento más repulsivo que existe.
Maldigo el día en que te conocí, cuando vi por primera vez tu corto y negro cabello, cortado de manera tal que asombraba a cualquiera. Recuerdo admirar tu estilo, tu belleza, tu persona. Probablemente fui tu primera fan, aunque eso sólo nosotros lo sabíamos. Tu amistad para mí fue lo más importante en la vida, admito que mi infancia no habría sido feliz sin ti. Éramos inseparables, dijimos que estaríamos juntos por siempre, que jamás nos separaríamos. Obviamente, fue otra más de tus mentiras.
Aún hoy, tantos años después, recuerdo con lágrimas en los ojos nuestro primer beso juntos, fuiste mi primer "te amo", fuiste mi único amor. Las imágenes de aquellos esos meses, entre la pre adolescencia y la pubertad, cuando tú eras mi mundo y yo formaba parte del tuyo, aún siguen en mi memoria, guardados como la reliquia de mayor importancia. Añoro las decenas de ensayos a los que te acompañé, recuerdo tus hermosos ojos que brillaban al cantar en frente mío, y mi sonrisa al ver tal maravilla ante los míos.
Fuiste mi felicidad, mi verdadero amor, fuiste mi todo, mientras que yo apenas formo parte de tu lista. Me cambiaste por la fama y la fortuna, ni bien comenzaste a tener fans admiradas con tu belleza, ni bien viste tu rostro en las disquerías y oíste tu nombre siendo aclamado por la multitud en cada concierto, te olvidaste de la única persona que te amó por quien eras detrás de aquel maquillaje y de esa voz perfecta.
Recuerdo tu simple "Adiós", aquel adiós que significaba un "hasta nunca", también recuerdo mi rostro, las miles de palabras que quería decirte, pero sólo lograba desparramar millones de lágrimas sin sentido. Esa fue la última vez que te vi, cuando tú, ante mis lágrimas, sólo sonreías y me decías que todo iría mejor sin ti en mi vida.
Pero no fue mejor, traté de olvidarte, lo intenté con toda la fuerza de mi alma, pero no pude. En cada canal, aparecía tu rostro, negando mi existencia, asegurándome que nuestro hermoso edén fue apenas un jardín, pequeño e insignificante. Y con cada palabra tuya, un fragmento de mi alma moría.
Hasta el día de hoy, el día en el que digo basta, ganaste la batalla, te llevaste contigo mi vida entera. Y ahora de mí no queda nada, soy sólo un cuerpo condenado a vivir con el sufrimiento de tu abandono. Pero me rehúso a esto, me rehúso a mi condena, prefiero acabar con todo este sufrimiento esta misma noche, antes que vivir una eternidad entre lágrimas.
Espero que algún día veas esto, que sepas por qué me quité la vida, para que al menos un poco de remordimiento inunde tu alma y así, sentirte un poco humano. Lo último que me queda es decirte adiós, y confesarte que jamás te podré olvidar, ni en la vida ni en la muerte, pero al menos, en la muerte, este horrendo sentimiento no mutilará mis venas.
Te amo, Bill Kaulitz, ahora sí,
Adiós.
