Junjou Romantica no me pertenece ni sus personajes.

Oficialmente estaba exhausto, después de una laarga semana de exámenes, en los cuales estudie día y noche para poder pasarlos, tanto estrés recorre mis venas aún.

Auggh.

Me dejó caer en la gran cama de Usagi-san, hacía poco que dormimos donde mismo, la razón fue que… Lamentablemente cada vez era más frecuente que me quedara a dormir aquí, me sorprendí en una ocasión cuando guardaba algunos cambios ¡Eran necesarios! Como pijamas o ropa para el día siguiente en sus muebles, pero poco a poco… Para ser más precisos un día que estaba en la escuela mi tonto casero movió todas las cosas de mi cuarto al suyo, diciendo que de igual manera sucedería.

Bueno intentó olvidar aquellos dolorosos recuerdos y me concentro en la comodidad de la cama, suelto un ligero gemido de comodidad, mi espalda que estaba toda tensa y ahora estaba completamente relajada, respire hondo y abrí los ojos lentamente. Hacía dos días que no veía a Usagi-san para nada, no era raro a eso ya estaba acostumbrado, recordé que mencionó que dormiría conmigo hoy, yo le dije que no era necesario habría más tiempo para dormir después, pero se escuchaba bastante seguro de eso.

No le creía, pero no me quejaría si era verdad, dormir solamente, yo estaba cansado y lo más seguro es que él también lo esté.

Ablande la almohada con mi nariz para acurrucarme en ella, me acomode de costado, ya los parpados me pesaban. En esa posición bajo de las cobijas en la suave cama, me dejaba vencer por el sueño. Sentí un peso en la cama lo que me sorprendí porque no escuche la puerta ni abrirse ni cerrarse, pero mi cuerpo cansado no tuvo la energía suficiente como para sobresaltarme, me tocó el hombro a lo que reconocí el tacto.

Su mano recorrió suavemente desde mi hombro, todo mi brazo con suavidad, luego mi cintura, las caderas hasta mis piernas, se sentían extrañamente bien esas caricias, no sentí ni el deseo de apartarlo o de reírme porque cabía decir que me causaba a veces algo de cosquillas.

Se detuvo y sentí claramente como su peso se distribuía en la cama, se había acostado, lo noté porque jaló algo las sabanas. Pasó un brazo por la hendidura de mi cuello, que, por la posición por cómo estaba amoldaba perfectamente y podía usarlo yo como una almohada.

Su otro brazo me tomó por la cintura y me trajo hacía él, sintiendo todo su pecho y su respiración en mi espalda, enrojecí levemente, lo sentía en mis mejillas. Aun así en mi opinión era una manera para dormir muy cómoda.

—Usagi…san—Dije con la voz arrastrada.

No me respondió pero hizo un sonido que me daba a entender que me escuchaba.

Mi cerebro creo que se había vuelto loco o simplemente no razonaba del sueño y cansancio que tenía encima.

—No…me has dado las buen…as noch..es— Dije sin ninguna vergüenza o remordimiento hacía lo que vendría.

—¡Ah! Claro…—Él tampoco pareció sorprendido a lo que conllevaban aquellas dulces palabras.

Me volteó con suma facilidad, le ayude a acercarme todavía más, no era difícil ya estaba familiarizado con el cuerpo de mi casero. Con los dos con los ojos cerrados formamos un dulce beso, fue algo torpe y corto, pero nunca había sentido besar así a Usagi lo que me hizo sonreír después de acabar tal muestra de afecto.

No regresé a mi otra posición, me acomode mejor en su pecho en aquella curvatura cercana a su cuello en la cual cabía perfectamente.

—Buenas noches—Susurró apresándome contra él de una forma débil, pasando una mano a mis cabellos.

—Buenas noches Usagi-san—Le respondí con el mismo tono que el suyo, prácticamente un susurro.

Definitivamente dormir con él, era lo más cálido que yo conocía.