Hey, um, ¿hola?

LOL!

Vengo con una nueva historia, algo distinta a todo lo que he escrito, ya sea de Fairy Tail o cualquier cosa, se me ocurrió mientras escuchaba una canción, razón del título… y bueno aún no puedo creer que realmente haya escrito algo así, en serio no puedo creerlo xD.

Esta historia es algo especial, está ubicada en el universo de Fairy Tail, pero además tiene una historia paralela y no sólo eso, también flashbacks que le dan forma a la historia líneal… y todavía más especial, por algo que les diré más adelante.

Originalmente era un one-shot, pero quedaba enorme siendo un solo capítulo, así que decidí dividirlo en varias partes y he aquí la primera...

Cualquier comentario, crítica o amenaza de muerte, me encantara leerlo, ya saben que amo saber que opinan.

Besos y gracias por leer… espero no matarlos en el proceso…


Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es obra de Hiro Mashima, yo sólo creé esta historia, soy un monstruo, por favor alguien máteme (':


La historia

«The story»

Parte I

"… esas historias no significan nada, cuando no tienes a quien contárselas…"

«The story; Brandi Carlile»

"Hace mucho existió una doncella, protegida por los cuatro muros de una torre de piedra. No conocía nada y no sabía de nadie, no recordaba como era un rostro humano y ni siquiera podía recordar su nombre, sólo era capaz de mirar un trozo de cielo como única fuente de cambio. Vivía sin siquiera entender el verdadero significado del pasar de las horas o las estaciones; sola, protegida e ignorante.

Un día como otro cualquiera, en el que simplemente observaba los bordes de piedra, un temblor la sobresaltó. Un rugido se escuchó en el momento siguiente y un nuevo temblor la hizo caer de rodillas. Levantó la cabeza apenas a tiempo para ver como una de las pocas cosas que se le había permitido conocer se derrumbaba ante sus ojos, mostrando algo que una persona común jamás llegaría siquiera pensar en conocer.

La bestia la miró, sintió los ojos oscuros y profundos escudriñar al fondo de algo que no sabía que tenía y que ni siquiera podía nombrar.

Una persona normal hubiera corrido asustada ante la imagen de aquella criatura, pero la muchacha hizo simplemente lo que su escaso conocimiento y aquella cosa haciendo ruido en su pecho le indicaron. Temblando y llena de inseguridad tocó a la bestia, adoptándola, reconociéndola, amándola como la primera cosa que, después de su encierro, se le permitía conocer…"


—¿Lo quieres? No como amigo, quiero decir, ¿realmente lo quieres? —preguntó en un suave y casi imperceptible susurro. Sabía que no podía hablar muy fuerte, después de todo en su gremio había cuatro personas que podían oír perfectamente las conversaciones de los demás a la distancia y curiosamente su charla involucraba a uno de ellos.

La chica a la que fue lanzada la pregunta, dirigió su vista a sus manos vueltas puños sobre la barra, un momento antes de levantar el rostro y enfrentar las palabras que su amiga le había conferido… más nos dijo nada, simplemente sonrió de lado, inquietando el corazón de Levy en el proceso.

—Lu-chan… —dijo sin evitar conmocionarse por las palabras no dichas de la maga.

—No es nada, Levy-chan, ya se me pasará —respondió sonriendo e intentando restarle importancia, tal como si fuera un resfriado de lo que hablara.

La joven frunció el ceño.

—Lucy Heartphilia —espetó autoritariamente en reproche. La rubia no pudo evitar sonreír a su actitud maternal—, ¿cómo puedes hablar así?

La muchacha soltó un bufido y tomó las manos de la peliazul en las suyas, apretándolas confidentemente.

—No es nada, es platónico, no espero nada de él. Jamás esperaría nada más de él aparte de lo mucho que ya me da, es sólo mi amigo —sonrió de nuevo y Levy le hubiera creído, su actitud despreocupada, su voz modulada y tranquila, su sonrisa cálida, todo ello en conjunto decían que estaba perfectamente, que todo estaba en orden, pero sus ojos, aquél brillo triste repleto de anhelo cuando hablaba de él le decían que mentía.

La pequeña maga tragó y no pudo evitar sentirse herida por el hecho de que su amiga le mintiera. No lo entendía. Lucy siempre había sido fuerte, alegre, decidida y nunca se rendía, pero por la cosa que involucraba más a su corazón simplemente había optado claudicar. Ella sabía que su relación con Natsu era especial, todos lo sabían, ¿entonces por qué estaba haciéndose eso? ¿Por qué estaba actuando de esa forma si la lastimaba?

—¡Levy! —la voz cantarina de Mirajane la llamó desde el lado contrario del gremio, sacándola de sus pensamientos—. ¡El maestro quiere que le hagas un favor traduciendo un libro! ¿Podrías ir a verlo a su oficina?

La joven volteó a ver a su amiga con preocupación. Lucy resopló en falsa exasperación antes de dedicarle una sonrisa tímida.

—Ve —dijo apretando una vez más sus manos para después dejarlas ir.

—Pero… —vaciló, realmente no quería irse sin desentrañar los pensamientos de la rubia y de ser posible de alguna manera ofrecerle su apoyo.

—Estoy bien, Levy-chan, ¿no te lo dije ya?

La muchacha frunció el ceño en preocupación antes de suspirar resignada.

—Bien, nos vemos luego —dijo no muy convencida, recibiendo un alegre asentimiento como respuesta.

Lucy vio voltear a su amiga una vez más hacia ella antes de desaparecer en una esquina, no pudo más que reír un poco, agradecía y atesoraba su preocupación, sabía que Levy la quería como una hermana y ella a cambio la quería de la misma forma, en realidad, amaba a el gremio entero, el desorden y las peleas, el olor a madera de la construcción impregnado ligeramente de cerveza, amaba las risas y el bullicio, amaba la alegría y la lealtad, amaba a sus amigos casi hermanos, pero sobre todo… lo amaba a él. Y por primera vez no lo había negado cuando alguien se lo había preguntado, en ese momento se había permitido mostrar ese sentimiento.

Sólo esta vez, se había dicho, sólo en ese instante no había negado que realmente lo amaba como algo más que un amigo. Luego le quitó importancia para conservar su amor oculto, encerrado bajo llave y sin que nadie lo viera. Debía guardarlo para ella y sólo para ella. Sin importar cuanto doliera.


¿Qué fue lo que viste?

Vaciló un poco, sin saber si había sido buena idea llamarla, pero con el tiempo aprendió que el futuro era algo con el que no se podía jugar, a veces era difícil dilucidar entre las cosas que se podían decir y las que no, las que debían permanecer ocultas para que así el futuro no se torciera o se transformara en algo mucho peor, pero también había momentos en los que sabía, debía decir lo que veía, que sólo quizá así las cosas realmente horribles se podrían cambiar. Tragándose las pequeñas lágrimas, levantó la cabeza y la miró a los ojos.

A ti… muriendo.