Muy bien, muchos me han pedido que relatara mi historia, pero nunca he
tenido ánimo para hacerlo, así que vas a ser la primera persona que oiga la
oiga pronunciada por mis labios. Se que tu ahora me ves feliz, con mi
familia, mi marido que me quiere, mi casa, mi perro, mi trabajo... pero yo
no siempre he sido feliz. En mi vida ha habido mucho sufrimiento,
sufrimiento que se ha encargado de darle cierto toque helado a mi mirada,
la ironía de mis palabras y la forma hiriente que puedo llegar a usar
cuando lo necesito, solo con mis enemigos, eso si.
Todo comenzó un día de otoño de mi quinto curso en Hogwarts. Era más de media noche y andaba sobre un manto de hojas amarillas caídas de los árboles. Yo para aquel entonces era una pequeña niña buena y tenía miedo a ser descubierta por el ruido de las hojas bajo mis pies. Hice memoria para saber porque estaba a esas horas fuera del castillo. Yo entraba en mi sala común cuando vi que acababa de llegarle a mi hermano una carta que me sorprendió porque el correo solía llegar en el desayuno. Recuerdo que esa fue una de las pocas veces que le vi llorar hasta ese momento. Él levantó la vista buscando el apoyo de sus amigos, pero se encontró con mis ojos sorprendidos y aterrados buscando una explicación a su llanto. Vi como disimuladamente se enjugó las lágrimas y se dirigió a mi retomando de nuevo el contacto visual y manteniéndolo mientras intentaba que las lágrimas quedaran en sus ojos. Cuando llegó a mi altura puso una mano en mi hombro y me condujo sin decir palabra a las afueras del castillo, a un pequeño claro donde podría hablarme con tranquilidad. Para ese entonces ya temblaba como un flan por la incertidumbre. Me miro a los ojos y me dijo:
- Ginny... yo... no se como decirte esto...
- Dilo ya y punto, no busques ayudarme cuando no puedes hacerlo contigo mismo - le dije acariciándole la mejilla con el dorso de mi mano. Siempre había sido mi hermano favorito y uno de mis mejores amigos, y doy gracias porque eso no cambió cuando él entró a Hogwarts.
- Bueno, Vir, - él me llamaba así desde pequeña porque virginia se le hacía difícil de pronunciar y Ginny nunca le gustó - hubo un ataque de mortífagos en el ministerio y... bueno...-- en ese momento apartó la vista - Papá no salió demasiado bien parado y... , esto es demasiado difícil - comento en un susurro que logré oír como si hubiera gritado.
- Vamos nito - le llamaba así por no pronunciar toda la palabra hermanito, ideas de madres – si no lo has dicho quiere decir que no ha muerto, no creo que sea tan horrible, no?
- Veras Vir, ven aquí - yo me acurruqué en sus brazos para calmarle un poco, ya que estábamos acostumbrados a darnos consuelo - Papá no murió, pero Percy sí.
En ese momento yo me eché a llorar y me acurruqué más en su regazo si es que eso era posible. Es verdad que Percy era muy pedante en algunas ocasiones, pero era mi hermano y le quería con toda mi alma. Sin embargo allí estaba yo en un claro a las afueras de mi colegio llorando con mi hermano la muerte de un ser querido, creo que ese fue realmente el comienzo de mi transformación en la clase de persona que soy ahora. Recuerdo la frustración la impotencia y como ardía mi sangre por la furia y sed de venganza que sentía en esos momentos. No me hubiera importado usar un "crucio" o incluso un "avada kedabra" para castigar al asesino de mi hermano. Pensé en muchas cosas, ir inmediatamente a consolar a mi madre, a ver a mi padre y a despedirme como era debido de Percy, pero solo me quedé allí en el claro, llorando junto a mi hermano y sin ánimo ni fuerzas para hacer otra cosa.
No se como desperté un rato después en la sala común, mi hermano estaba dormido a mi lado en el sofá velando mi sueño. Siempre dije que Hermione tenía mucha suerte al tenerlo de novio. El caso, es que incapaz de poder estar más rato allí, me levanté y salí a caminar por los terrenos del castillo y a contemplar la luna, que en otoño se veía más espectacular que nunca, o quizá solo era mi imaginación. Se veía triste solitaria y melancólica, y yo me identifiqué con ella. De nuevo resbaló agua por mis mejillas y seguí caminando sobre el manto de hojas secas. Cuando estaba a punto de subir a mi habitación y preparar el equipaje para partir mañana por órdenes de Dumbledore, escuche una voz muy familiar, pero esta vez no tenía ningún sentimiento oculto, esta ves parecía realmente preocupada.
- Vaya Weasley ¿tu por aquí?, pensé que las niñas buenas se metían en la cama a las diez para dormirse pronto - Su tono iba cargado de ironía y yo solo me giré para verle un momento y fue cuando note la preocupación en su voz - ¿estás bien? No deberías estar llorando..
- ¡Cállate Malfoy! - le grité con todas mis fuerzas antes de susurrar - no te burles de mi por favor. Hoy no.
- Nunca me aprovecharía del dolor de nadie, ni del mismísimo Potter.
Yo me sorprendí porque en ese momento noté sus manos alrededor de mi cuerpo y como frotaba mi espalda en señal de ánimo. Él notó que yo estaba dolida e intentó consolarme, por lo visto es cierto que todo ser humano tiene su corazoncito por pequeño que sea. Noté como rozaba mi mejilla con su mano para limpiar mis lágrimas y como me apretaba cálidamente contra él para infundirme ánimo. El me preguntó el motivo de mi llanto y le conté toda la historia, a lo que él solo me dio un beso en el pelo y maldijo algo por lo bajo que yo no llegué a entender. Todavía recuerdo ese día porque fue la primera vez que hablé con él. Me acompañó hasta la puerta de mi sala común y cuando iba a entrar la puerta se abrió dejando ver la figura de mi hermano Ron. En un principio vi como se sorprendía, pero luego solo le dio las gracias a Malfoy, la mano y me ayudó a llegar de nuevo al sofá donde dormimos lo que restaba de noche.
A la mañana siguiente McGonagall vino a buscarnos y nos dijo que nuestros baúles estaban en casa y nuestro traslador saldría en un rato suficientemente largo como para desayunar. Nos dirigimos al gran comedor y en la puerta volvía a estar Malfoy, que me miró con ojos de pena y me dejó pasar delante. Yo le di las gracias por reconfortarme la noche anterior y el me dio un beso en la mejilla a modo de apoyo. Me dijo que lo sentía mucho y que en estos momentos papá y mamá necesitaban todo nuestro apoyo porque lo estarían pasando realmente mal. Sin duda alguna asentí con la cabeza y me pregunté por qué Ron no había montado una escena. ¿Habría madurado?, no, no podía ser. Bueno, luego le haría algunas preguntas.
Cogiendo el traslados llegamos al Hospital San Mungo que era donde estaban papá y el cuerpo de Percy. Mamá nos recibió con un abrazo y con el rostro bañado en lágrimas. Después del mareo provocado por el viaje pasamos a una habitación donde papá yacía en una cama cubierto de cables y cachivaches muggles porque estaban tan saturados que no podían hacerlo todo con magia. Se me empezó a nublar la vista, todo se puso negro, perdí los sentidos y la noción del tiempo noté como caía sin llegar nunca abajo y no supe nada mas...
Todo comenzó un día de otoño de mi quinto curso en Hogwarts. Era más de media noche y andaba sobre un manto de hojas amarillas caídas de los árboles. Yo para aquel entonces era una pequeña niña buena y tenía miedo a ser descubierta por el ruido de las hojas bajo mis pies. Hice memoria para saber porque estaba a esas horas fuera del castillo. Yo entraba en mi sala común cuando vi que acababa de llegarle a mi hermano una carta que me sorprendió porque el correo solía llegar en el desayuno. Recuerdo que esa fue una de las pocas veces que le vi llorar hasta ese momento. Él levantó la vista buscando el apoyo de sus amigos, pero se encontró con mis ojos sorprendidos y aterrados buscando una explicación a su llanto. Vi como disimuladamente se enjugó las lágrimas y se dirigió a mi retomando de nuevo el contacto visual y manteniéndolo mientras intentaba que las lágrimas quedaran en sus ojos. Cuando llegó a mi altura puso una mano en mi hombro y me condujo sin decir palabra a las afueras del castillo, a un pequeño claro donde podría hablarme con tranquilidad. Para ese entonces ya temblaba como un flan por la incertidumbre. Me miro a los ojos y me dijo:
- Ginny... yo... no se como decirte esto...
- Dilo ya y punto, no busques ayudarme cuando no puedes hacerlo contigo mismo - le dije acariciándole la mejilla con el dorso de mi mano. Siempre había sido mi hermano favorito y uno de mis mejores amigos, y doy gracias porque eso no cambió cuando él entró a Hogwarts.
- Bueno, Vir, - él me llamaba así desde pequeña porque virginia se le hacía difícil de pronunciar y Ginny nunca le gustó - hubo un ataque de mortífagos en el ministerio y... bueno...-- en ese momento apartó la vista - Papá no salió demasiado bien parado y... , esto es demasiado difícil - comento en un susurro que logré oír como si hubiera gritado.
- Vamos nito - le llamaba así por no pronunciar toda la palabra hermanito, ideas de madres – si no lo has dicho quiere decir que no ha muerto, no creo que sea tan horrible, no?
- Veras Vir, ven aquí - yo me acurruqué en sus brazos para calmarle un poco, ya que estábamos acostumbrados a darnos consuelo - Papá no murió, pero Percy sí.
En ese momento yo me eché a llorar y me acurruqué más en su regazo si es que eso era posible. Es verdad que Percy era muy pedante en algunas ocasiones, pero era mi hermano y le quería con toda mi alma. Sin embargo allí estaba yo en un claro a las afueras de mi colegio llorando con mi hermano la muerte de un ser querido, creo que ese fue realmente el comienzo de mi transformación en la clase de persona que soy ahora. Recuerdo la frustración la impotencia y como ardía mi sangre por la furia y sed de venganza que sentía en esos momentos. No me hubiera importado usar un "crucio" o incluso un "avada kedabra" para castigar al asesino de mi hermano. Pensé en muchas cosas, ir inmediatamente a consolar a mi madre, a ver a mi padre y a despedirme como era debido de Percy, pero solo me quedé allí en el claro, llorando junto a mi hermano y sin ánimo ni fuerzas para hacer otra cosa.
No se como desperté un rato después en la sala común, mi hermano estaba dormido a mi lado en el sofá velando mi sueño. Siempre dije que Hermione tenía mucha suerte al tenerlo de novio. El caso, es que incapaz de poder estar más rato allí, me levanté y salí a caminar por los terrenos del castillo y a contemplar la luna, que en otoño se veía más espectacular que nunca, o quizá solo era mi imaginación. Se veía triste solitaria y melancólica, y yo me identifiqué con ella. De nuevo resbaló agua por mis mejillas y seguí caminando sobre el manto de hojas secas. Cuando estaba a punto de subir a mi habitación y preparar el equipaje para partir mañana por órdenes de Dumbledore, escuche una voz muy familiar, pero esta vez no tenía ningún sentimiento oculto, esta ves parecía realmente preocupada.
- Vaya Weasley ¿tu por aquí?, pensé que las niñas buenas se metían en la cama a las diez para dormirse pronto - Su tono iba cargado de ironía y yo solo me giré para verle un momento y fue cuando note la preocupación en su voz - ¿estás bien? No deberías estar llorando..
- ¡Cállate Malfoy! - le grité con todas mis fuerzas antes de susurrar - no te burles de mi por favor. Hoy no.
- Nunca me aprovecharía del dolor de nadie, ni del mismísimo Potter.
Yo me sorprendí porque en ese momento noté sus manos alrededor de mi cuerpo y como frotaba mi espalda en señal de ánimo. Él notó que yo estaba dolida e intentó consolarme, por lo visto es cierto que todo ser humano tiene su corazoncito por pequeño que sea. Noté como rozaba mi mejilla con su mano para limpiar mis lágrimas y como me apretaba cálidamente contra él para infundirme ánimo. El me preguntó el motivo de mi llanto y le conté toda la historia, a lo que él solo me dio un beso en el pelo y maldijo algo por lo bajo que yo no llegué a entender. Todavía recuerdo ese día porque fue la primera vez que hablé con él. Me acompañó hasta la puerta de mi sala común y cuando iba a entrar la puerta se abrió dejando ver la figura de mi hermano Ron. En un principio vi como se sorprendía, pero luego solo le dio las gracias a Malfoy, la mano y me ayudó a llegar de nuevo al sofá donde dormimos lo que restaba de noche.
A la mañana siguiente McGonagall vino a buscarnos y nos dijo que nuestros baúles estaban en casa y nuestro traslador saldría en un rato suficientemente largo como para desayunar. Nos dirigimos al gran comedor y en la puerta volvía a estar Malfoy, que me miró con ojos de pena y me dejó pasar delante. Yo le di las gracias por reconfortarme la noche anterior y el me dio un beso en la mejilla a modo de apoyo. Me dijo que lo sentía mucho y que en estos momentos papá y mamá necesitaban todo nuestro apoyo porque lo estarían pasando realmente mal. Sin duda alguna asentí con la cabeza y me pregunté por qué Ron no había montado una escena. ¿Habría madurado?, no, no podía ser. Bueno, luego le haría algunas preguntas.
Cogiendo el traslados llegamos al Hospital San Mungo que era donde estaban papá y el cuerpo de Percy. Mamá nos recibió con un abrazo y con el rostro bañado en lágrimas. Después del mareo provocado por el viaje pasamos a una habitación donde papá yacía en una cama cubierto de cables y cachivaches muggles porque estaban tan saturados que no podían hacerlo todo con magia. Se me empezó a nublar la vista, todo se puso negro, perdí los sentidos y la noción del tiempo noté como caía sin llegar nunca abajo y no supe nada mas...
