Bueno, ya se que me direis soy la chica mas pesada del mundo con vocaloid Rin y Len, o pensareis que os gustan, en fin en esta hirstoria me vino la inspiración.

Me ayudo mi amiga Laura Excla love Nagumo Haruya.

Capítulo 1: los revolucionistas

En un lugar del país de Japón, se encontraba un pequeño pueblo de no menos de 10.000 habitantes, exactamente son 9.000.

En ese pueblo, se encontraba la comisaria, un hospital y un Ayuntamiento con sus políticos, su alcalde, etc. Uno de los políticos llamado Honi Furunawa, tenía una hija con 14 años recién cumplidos, ella era una chica de cabellos rubios, el pelo corto, con los ojos grandes de color azul, normalmente iba vestida con un vestido de color amarillo, con un cinturón de color naranja claro, la chica se llamaba Rin Furunawa.

A ella se le tenía prohibido ir a la casa de los revolucionistas, ¿porque?, por que los revolucionistas están en contra de los políticos, cada uno tenía sus razones para están en contra, sobre todo el capitán del grupo.

Un día, Rin se despertó, al bajar las escaleras se encontró con su hermano mayor: Rinto Furunawa, el era muy sobre protector con ella, si algún chico se le acercaba ya tenía claro donde iria a parar.

-Rin, Rin ¿a dónde vas?, ¿no tenías que ir con la abuela a la iglesia?- Dijo Rinto muy extrañado, porque Rin era muy religiosa, ya que su abuela era monja y su madre también.

-Ya, ya se que hoy tengo que ir a la iglesia- Contestó Rin con pesadez.

-Entonces..-

-Espera, podré desayunar-.

-No te aconsejo bajar, papá esta intentando descubrir quien es el que ha empezado la revolución-. Dijo Rinto con muchísimo miedo.

-Ya, también lo se, ¿pero alguna vez has visto el que ha liado todo esto?-.

-Nidea-. Dijo Rinto mintiendo, él sabía perfectamente quien era, pero no quería decírselo.

Llamaron a la puerta, la sirvienta se fue a abrir, allí apareció la abuela de Rin y Rinto.

-¿Señora, que hace aquí?-. Dijo extrañada la sirvienta.

-Vengo, para recoger a mi nieta para ir a la iglesia-. Contestó la abuela, que miraba a su alrededor para encontrar a su nieta.

-¿Suegra, que hace aquí?- Preguntó el padre de Rin y Rinto.

-Otro, vengo a por Rin-. Contestó con mucho enfado la abuela de ellos- ¡Rin!, ¡Rin!, venga que nos vamos-.

-Vo-voy, abuela-. Rin cogió su abrigo y salió corriendo con su abuela.

Por la calle, las casas eran muy viejas y muy feas, ellas miraban de un lado a otro, hasta que Rin miró para enfrente y vio a mucha gente reunida, después miró a su abuela:

-Puedes ir, tu a la iglesia sola, por favor, es que...-.

-No te preocupes-. Contestó la abuela.

La abuela se fue, y Rin se quedó sola. Ella llena de curiosidad se acercó y se adentró entre la gente, al entrar había un chico que no paraba de moverse, saltando y hablando demasiado:

-Chicos, os pregunto una cosa ¿no estais hartos de que el gobierno se quede nuestro dinero?-. Dijo el chico gritando con un megáfono.

-¡SI!-. Gritaron todos ecepto Rin.

-Entonces, uniros a la revolución, yo vuestro capitán estaremos en contra de el único político corrupto: Honi Furunawa- Después de esto, todos aplauidieron, el chico también, él era de estatura baja, su cabello estaba recogido en una coleta y el flequillo revuelto el color era rubio,los ojos eran parecidos a los de Rin grandes y de color azul y iba vestido con una camiseta blanca ancha y sucia y unos pantalones de color marrón rotos.

El chico al salir se chocó con Rin, y él cayó encima de ella.

-perdón, esto... es que...-. Dijo el chico muy nervioso.

-Podriamos, hablar si te quitaras de encima-. Él chico asintió y le ayudó a levantarse.

-Hola, me llamo Len Kagamine-. Dijo sonriendo y eso hizo que Rin se sonrojara, el chico era bastante mono.

-Y yo Rin Furunawa-. Dijo una Rin muy nerviosa.

-¿Quieres venir conmigo a la casa de los revolucionistas?-. Rin recordó las palabras de su padre, pero parce que no le hizo mucho caso, ya que ella había asintido.-Pues sígueme.

Ellos se adentraron en un bosque, y allí se encontraba una pequeña casita, un poco vieja, de color blanco y por abajo rodeada de ladrillos.

-Bien, es esta- Él iba a entrar pero se dio cuenta de que había una señorita.-Perdón, las damas primero-.

-Sí- Dijo sonriendo.

Al entrar...

Aquí esta el primer capítuloooooooooooo, espero que os gusteeeeeee