Hola a todos. Este fic que va a tener varios capítulos, pero aun no decido cuantos, 3 o 4 probablemente, no demasiados para no aburrirlos jajajajaj. Advierto que es puro lemon.
Espero que les guste y por favor dejen comentarios para saber si les gusta. Gracias
EL PROBLEMA ES QUE TE EXTRAÑO
No debería estar molesto. Si era fiel a la realidad debía reconocer que no tenía un motivo verdaderamente valido para estar molesto con ella. Además del hecho que era terriblemente inmaduro de su parte estar molesto.
Pese a saberlo no podía evitarlo y cada minuto que pasaba en medio de ese ensordecedor silencio su enojo y culpa crecían por partes iguales.
La culpa era de Harry pensó contando por enésima vez las manchas de humedad en la pared más cercana a su vieja cama en la buhardilla de La Madriguera, la que pocos meses atrás era su habitación. No, se corrigió, la culpa era de Ginny, mejor echarle la culpa a su hermana.
Movió los dedos de la mano izquierda, donde tenía apoyada la cabeza, para rascarse la nuca. Esa posición en la que estaba hacia más de veinte minutos comenzaba a ser incomoda, pero cualquier movimiento posible implicaba que se diera de bruces con la imagen de ella y, entonces, adiós a su orgullo… junto con su cordura.
Ya bastante lo había atormentado su recuerdo los últimos meses, aún ahora sabía que si necesitara hacer un dibujo de ella (y tuviera el talento para ello) podría hacerlo sin mirarla una sola vez. No por nada había estado revoloteando a su alrededor desde que alguien menciono un baile de navidad; si era sincero consigo mismo, desde mucho antes.
Conocía todo de ella. La exacta tonalidad de su pelo furiosamente castaño, la hora y la cantidad de luz solar que se necesita para arrancarle destellos bronces y dorados, la distancia a la que deben la velas o las llamas de la chimenea para que los destellos sean cobrizos, la textura de sus rizos (suaves y ligeros) y, por sobre todo su aroma. Siempre olía a vainilla y canela, sus favoritos.
El color de sus ojos dependiendo de la hora del día: chocolates por la mañana, cafés por la tarde y pardos por la noche. Siempre brillantes, sinceros y apasionados.
Su altura, peso, formas, todos y cada uno de los detalles. Si lo quisiera podría enumerar donde estaban cada uno de sus lunares porque pensaba en ella, porque estaba enamorado de ella. No es algo que hubiese planeado, más bien en su momento Ron movió cielo y tierra por evitarlo, porque definitivamente enamorarte de tu mejor amiga no podía ser para nada algo sensato.
– ¿No vas a decirme por qué estas tan enojado? –su voz le llego con más claridad de la esperada considerando el tono suave con el que Hermione hablo. No giro para verla, tampoco respondió con algo más que un osco silencio pero podía imaginarse a la perfección en que posición estaba: sentada en el borde de la cama de Harry con las rodillas minúsculamente separadas , con las manos a cada lado de sus caderas aferrando el borde de la cama con tanta fuerza que los nudillos se la ponen blancos.
–Ron. –y ahora sonaba tan triste y apenada como si fuera responsable de su estupidez. La culpa lo corroía por dentro y se sentía un ser despreciable.
–No estoy enojado. –gruño en una voz baja que le sonó ronca y áspera.
El silencio volvió a levantarse entre ello como una solida muralla imposible de escalar. Luego escucho un leve crujido señal de que Hermione se había puesto de pie.
–Me voy. – dijo firmemente. Las palabras lo golpearon con la fuerza de una bludger y se quedo sin aliento por un momento a la espera del sonido de sus pasos, pero este no llego. –Me voy. – repitió pero siguió sin moverse.
Ron reunió el valor suficiente para mirarla de frente aun sin saber que decirle, pero al instante se arrepintió de su osadía. Hermione estaba de pie cerca de su cama con los brazos pegados al cuerpo y los puños fuertemente cerrados, furia pura brillaba en sus ojos y oscilaba en su voz cuando le espeto.
–No puedo creer que me trates así. Es la primera vez que tenemos un momento, en casi cuatro meses, para estar juntos…y solos – se sonrojo levemente al aclarar eso. – y tu no me hablas, ni siquiera me miras. No me dices que es lo que te molesta ¿Qué te hice? – finalizo y sus ojos seguían brillantes pero esta vez por las lagrimas que no ha derramado aun pero que no tardaría.
–No hiciste nada. – logro articular milagrosamente, nunca había sentido su garganta tan añudada.
– ¿Entonces qué pasa? – rogo ella a punto de quebrarse. – ¿Por qué me tratas así? Desde que llegue ayer apenas das muestras de saber que existo.
Se quedo mudo nuevamente ¿Qué tan estúpido podría sonar si le decía "estoy furioso contigo porque te extraño"?
Mucho, seguramente.
–Me voy. – sentencio Hermione dolida y esta vez sí se encamino hacia la puerta.
Como si tuviera resortes Ron salto de la cama (que chirrió ruidosamente) y la alcanzo en dos zancadas. Tomándola de un brazo la giro hacia él pero al no medir su fuerza en el afán de impedir que huyera, acabo empotrándola contra su pecho. Contuvo la respiración al sentirla tan cerca, luego dedico los siguientes momentos a dejarse llevar por su aroma y disfrutar del calor que desprendía su pequeño e incitante cuerpecito.
Hermione apoyo la frente contra su pecho y su cabello le hizo cosquillas en la manzana de Adam. Lentas pero firmes las manos de Ron la fueron envolviendo y cuando ella estuvo segura que no había una sola fuerza sobre la faz de la tierra que pudiera hacer que él la soltara y el momento no se haría pedazos, levanto el rostro hacia Ron.
–Qué es…
–Teextraño. – murmuro a prisa porque si no lo decía entonces no lo diría jamás.
Una expresión de completa confusión se extendió por el rostro de Hermione.
–Te extraño. – repitió Ron con el fin de aclararse. Luego pensó que probablemente ella ya lo había escuchado pero que, en realidad, lo que no entendía es porque eso lo ponía tan furioso.
Hermione asintió suavemente antes de preguntarle. –Y no quieres extrañarme? –
Ron deslizo las manos lentamente, para no asustarla, por su espalda y las poso en su cintura, con toda intención de dejarlas allí. Sus ojos se encendieron por una pasión tan intensa y abrazadora que por un momento (un instante minúsculo, verdaderamente) Hermione se arrepintió de haber preguntado. Solo hasta entonces de lo cerca que estaban, Ron la tenia firmemente cogida por la cintura y no existía espacio entre sus cuerpos… igual que aquella noche.
Repentinamente todas esas imágenes que la acosaban por la noche, cuando todas las responsabilidades y deberes del día se desvanecían como si no pudieran seguirla hasta la cama, se agolparon en su mente. Y como en todas esas noches de soledad insoportable, el cuerpo le hirvió de deseo y la piel, ahí donde él la tocaba, le hormigueo. Hermione se sonrojo hasta la raíz del pelo pensando que quizá Ron podría saber lo que estaba pensando.
Pero Ron estaba demasiado ocupado, disfrutando de la sensación de tenerla entra sus brazos, como para reparar en su bochorno. Movió sutilmente sus manos, rozándole la piel de la cadera, apretándola más (si era posible) contra su cuerpo firme y duro.
–No debería tener que extrañarte. – dijo Ron en un tono que era poco más que un gruñido. Hermione se humedeció los labios resecos, absorta en sentirle, manos sobre su cadera, pelvis contra pelvis, abdomen contra abdomen, pectorales contra su pecho, aliento contra su boca, que apenas escucho lo que él dijo. No entendía a que se refería, no entendía nada de absolutamente nada.
–Qué? – pregunto con voz trémula a punto de quebrarse. Odiaba sentirse tan inestable, como si con una sola caricia Ron pudiera desarmarla y lograr que hiciera cualquier cosa. Odiaba aun más el hecho de que él realmente pudiera desarmarla y hacerle hacer cualquier cosa.
–No debería tener que extrañarte. Deberías estar conmigo. – explico mirándola con intensidad y deseo. –Deberías estar a mi lado. – había tanto reproche en su voz que Hermione sintió como se le contraía el corazón.
Y otra cosa. Mucho más abajo donde algo palpitaba furiosamente contra ella, frotándose sensualmente y haciéndola temblar.
–Ro-Ron… – murmuro cerrando los ojos y se movió también contra él.
Lo último de lo que Hermione fue consiente es de que Ron bajo la cabeza para sellar su boca y acallar cualquier posible protesta, luego su cerebro fue inmerso en ese denso ensueño en el que se sumergía cada vez que él la tocaba y se dedico a sentir, a tocar, a besar y a dejarse ser besada y acariciada.
Ron supo, sin ninguna dificultad, el momento exacto en que Hermione se rindió. Supo también que si decidía dar la vuelta y tumbarla sobre su cama para tomarla de todas y cada una de las formas en que estuvo deseando hacerlo desde aquella (y aparentemente lejana) primera vez en el cobertizo, antes que tuvieran que ir por sus padres y luego ella a Hogwarts, ella no opondría resistencia. De hecho seria una participante de lo más entusiasta, pero estaban en la casa de sus padres y cualquiera de sus hermanos o Harry podría subir a buscarlos. Hermione no le perdonaría jamás si alguien los encontraba en una situación comprometida. Por no decir, además, que ya bastante precaria había sido su primera vez.
Lo recordaba como si hubiera sido ayer. Ron había salido de la casa porque el calor, las pesadillas y su conciencia eran insoportables. Su cama era un campo de batalla por el sueño que el perdió estrepitosamente.
Llevaba más de media hora apoyado contra una de las columnas del cobertizo cuando escucho la suave voz de Hermione decir su nombre. Giro a verla y la encontró a escasos pasos de él, vestida únicamente con una camiseta sin mangas de los Chudley Cannons. Su camiseta, se recordó tragando saliva. Quizá por la falta de sueño o los recuerdos de horrores de una guerra que creía lo perseguirían por el resto de su vida o por la convicción de que la vida es una y hay que vivirla mientras se pueda, se dio el lujo de observarla de arriba abajo, de abajo a arriba y hacer un comentario guasón sobre lo sexy de su aspecto y lo lindas que eran sus piernas, que ya no recordaba con claridad, pero que la hicieron sonrojar y sonreír tímidamente. Luego Hermione se acerco él y como si supiera (probablemente sabia) que era lo que lo atormentaba, lo abrazo con fuerza.
Lo demás sucedió como si hubiera sucedido un millón de veces antes, con soltura y naturalidad. Besos largos y sensuales, cortos y apasionados, caricias fogosas y demandantes. Cuerpos buscándose y encontrándose, partes que nunca se tocaron uniéndose. Ron levantándole la camisa hasta quitarse la por la cabeza, contemplándola en todo su plenitud tendida sobre una telas viejas desperdigadas sobre el suelo. Hermione bajándole el pantalón del pijama descubriendo y conquistando nuevos territorios. Y todo termino entre gemidos y jadeos, sudor y lágrimas, besos y carisias.
Esta vez debía ser diferente. Tal y como ella se lo merecía, en una cama con sabanas limpias, con tiempo para ser cariñoso y tratarla con suavidad.
Con el deseo de su cuerpo causándole dolor detuvo el beso percatándose de baja a saber cuando habían caído en la cama. Se quito de encime de ella y se acomodo a su lado tratando de tranquilizar su respiración desbocada. La miro fijamente hasta que Hermione abrió los ojos, estaban nublados por la pasión y su resolución de ser un caballero casi se va al diablo.
–No podemos hacer nada de esto aquí. – murmuro Ron con voz ronca.
Hermione suspiro. –Lo sé. – lo dijo con tanta tristeza que ron no pudo evitar reír, aun cuando comenzaba a creer que si no la tomaba allí mismo explotaría, después de todo llevaba cuatro meses volviéndose loco de deseo, por Merlín.
–Podría encontrarnos cualquiera y te morirías de la vergüenza.
–Tú no? – pregunto ella frunciendo el ceño.
Ron sonrió de lado paseando distraídamente una mono por su abdomen, luego por sus costillas y (Hermione contuvo el aliento) le acaricio uno de sus senos masajeándolo lentamente hasta que el pezón se puso duro, presionando tentadoramente sobre la tela de su camiseta.
–No. – dijo disfrutando de las expresiones de placer que le surcaban el rostro a Hermione. –Yo no.
Continuo un momento más con su caricia, después retiro la mano arrancándole un gemido de protesta que lo hizo sonreír arrogantemente.
–Esta noche… – comenzó con tono resuelto y autoritario. –…cuando todos estén durmiendo, baja al salón y espérame.
Hermione lo miro con ojos brillantes por la expectación. –Dónde iremos?
–A mi habitación en el 12 de Gimmauld Place. – sonrió sensualmente. –Voy a hacerte el amor en la cama donde llevo noches y noches deseándote. – se acerco a sus labios y agrego en un susurro ronco. –De todas las formas en que he deseado hacértelo.
Las mejillas de Hermione se cubrieron de un intenso rubor, pero asintió y tras arreglarse medianamente bien la ropa y el cabello (que Ron estaba muy orgulloso de haberle desarreglado) salió de la habitación, dejándolo solo con sus planes.
Uf! Ahí está! Al fin lo termine jajajajaj, es un capitulo muy largo, lo admito pero ha salido así.
El próximo no será tan extenso y habrá algo más de "acción". Espero que les haya gustado por favor dejen comentarios! Besos
