Notas de la Autora:

Los que ya han leído mi historia, sólo tendrán que leer el final pues es lo que más he modificado.

Espero lo disfruten.


Naruto y su mundo no me pertenecen.

—Hablan—

"Pensamientos"

Recuerdos


LA DECEPCIÓN DE UN AMOR Y TÚ ÚLTIMO RECUERDO

Cerca del centro de Tokio, precisamente en una casa un tanto ostentosa, una joven de cabellos negro azulado, ojos perla y piel blanca derramaba lagrimas mientras empaca sus pertenencias en maletas y cajas que iba dejando en el recibidor, se paseaba por todas las habitaciones del primer piso asegurándose de haberse llevado todo lo suyo para finalmente subir al primer piso y adentrarse en su habitación, la cual compartía con el joven que amaba.

Paseo su mirada por aquel cuarto de colores claros, adecuada para la estancia de una pareja de casados; sus ojos fueron atrapados por un portarretratos que estaba sobre la cómoda de la cama, se acercó y sentó en la cama mientras tomaba el objeto entre sus manos. Su llanto se intensifico al acariciar con la punta de los dedos la superficie que exhibía la foto, sintió el frio del marco metálico y del vidrió que protegía el retrato inexpresivo de un moreno de ojos color carbón.

A pesar de que quería seguir llorando el dolor que le causaba su situación decidió dejar el retrato de lado y detener sus lágrimas pues sabía a la perfección que su rostro estaría hecho un desastre lo cual afectaría su meta, limpiar su rostro hinchado y sonrojado no fue tan complicado como lo fue ocultar su estado con maquillaje. Posteriormente de tranquilizarse se dedicó a empacar sus últimas pertenencias que se hallaban en el segundo piso.

Estaba decidida, lo dejaría e intentaría reconstruir su vida lejos de él, ya no aguantaba más esa vida que había decidido tomar para complacer a su padre, ya no soportaba hacerlo infeliz, estaba cansada del constante maltrato psicológico y de la satisfacción que reflejaba su rostro al verla sufrir. Nunca entendió porque actuaba así con ella, pero eso ya no importaba, lo importante era dejar todo y cobrar su libertad.

Tener que pagar por la libertad de ambos era lo que más le molestaba, arrugo la prenda que tenía entre sus manos por la rabia y frustración que sentía hacia las dos personas que los habían unido en matrimonio, ella nunca demostró tener emociones tan negativas, pero incluso alguien como ella podía llegar a odiar y tener rencor.

Suspirando terminó de guardar su ropa en las maletas que bajo y dejo junto a las demás en el recibidor, después de ir por las últimas cajas que había dejado en el segundo piso, se dispuso a acomodar todas sus cosas en el maletero, los asientos traseros y en el asiento del copiloto. Dio un paseo por toda la casa con una sonrisa amarga en sus labios convencida de que su decisión era la correcta mientras se cercioraba de no dejar ninguna de sus pertenencias en alguna de las estancias, camino hasta la puerta y antes de cerrar miro de soslayo el interior de la casa.

Mientras se dirigía a su auto observo su entorno, no había ni un alma en toda la calle, ningún vecino o agente de servicio, lo cual agradeció pues ayudaba a que su retirada fuera discreta y ajena a ojos curiosos. También se sentía afortunada de no contar con servidumbre y de poseer pocas cosas ya que si hubiese tenido que contratar un servicio de mudanza su situación sería más penosa

— Pronto serás libre Sasuke…solo espera un poco más— susurró mientras subía al auto que su padre le regaló por su cumpleaños hace año y medio, cuando cumplió dieciocho y se enteró de su compromiso con uno de los herederos Uchiha.

Puso las manos al volante mientras suspiraba, sabía que lo que haría dentro de poco no le agradaría ni a su padre ni a su suegro, sobre todo porque a ojos de esos prepotentes hombres año y medio de matrimonio insufrible no era la gran cosa para estarse quejando y no sería una razón suficiente para divorciarse, pero necesitaba acabar con todo de una buena vez…por el bien de Sasuke y por el suyo también.

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Conducía por las afueras de la ciudad de Tokio, no se le hizo difícil encontrar la residencia Uchiha, cuando estuvo frente a la reja de entrada de la mansión bajo el vidrio del auto para hablar por el micrófono y anunciar su llegada.

Al ver que habría la reja arranco nuevamente su auto hasta estacionarse frente a la entrada principal donde la esperaba el ama de llaves, bajó del auto tomando su bolso, la asistenta saludo cortésmente a la joven, la cual le regreso el saludo igual de educada, la mujer de unos cuarenta años la condujo hasta el despacho de su suegro.

— En un momento la atiende Uchiha-sama— dijo haciendo una reverencia para después salir y cerrar la puerta tras ella.

Tomo asiento en una silla de madera con forro de cuero frente al escritorio de caoba para esperar al padre de su futuro exesposo y observo el impecable despacho, era muy hermoso después de todo la caoba barnizada de color negro le daba un aire de profesionalismo junto con las paredes blancas y las alfombras de un rojo intenso, había 2 pequeños libreros pegados a la pared de la derecha y una estantería pegada a la pared izquierda adornada con antiguas espadas samurái, sobre el escritorio reposaba un ordenador, algunos documentos y un portarretratos de tres piezas con tres fotos diferentes, una era de los dos hijos del patriarca cuando niños, otra era de su fallecida esposa y la última era una foto con los cuatro integrantes de la familia.

No transcurrieron ni 5 minutos cuando la imponente figura de Fugaku hizo acto de presencia en la habitación.

— Hmp…espero que tu visita no me haga perder el tiempo— soltó con claro fastidio en su voz. La joven no pudo evitar compararlo con su aun esposo, a pesar de que Sasuke lo odiaba no podía evitar parecerse en actitud al patriarca Uchiha

El hombre se sentó en su silla de cuero y esperaba impaciente lo que esa chiquilla de ojos blancos le diría, después de todo tuvo que posponer una reunión de suma importancia para atender a la esposa de su hijo menor.

La joven logro reprimir su nerviosismo frente a ese hombre frio para no echar a perder su plan perfectamente estructurado.

— Estoy segura de que no será así Uchiha-sama…es más, lo que le diré lo favorecerá tanto a mi padre como a usted— se sorprendió de no tartamudear como lo hubiese hecho como es su costumbre y mal hábito, pero sabía que esa fortaleza la sacaba por él, porque le había prometido que no se permitiría flaquear para lograr su cometido…ser libres.

La joven sacó de su bolso un folder negro de piel y lo deposito frente aquel hombre de inquebrantable semblante, el hombre saco las hojas que se encontraban dentro, pero poco le duro la seriedad en la cara ya que al ir leyendo dicho documento su rostro expresaba sorpresa pura para después dar lugar a una que expresaba completa furia.

— ¡¿Qué significa esto?! ¡Estás loca si piensas que yo y mi hijo firmaremos esto!— gritó exaltado parándose de golpe de su asiento y pegando en la mesa, tomo el documento y prácticamente se lo aventó a la cara.

Agradeció a que las hojas se encontraran engrapadas de lo contrario hubiera sido un desastre para recogerlas.

— No tiene de que preocuparse, como leyó me divorciaré de Sasuke pero para no perder nuestra alianza empresarial le daré la mitad de mis acciones, pero a cambio su hijo me dará la cuarta parte de las suyas, es simple, solo es un intercambio—dijo relajada y con una sonrisa de tristeza al mencionar su divorcio, se sentía orgullosa de sí misma, hasta ahora había sido fuerte, solo esperaba seguir siéndolo cuando su esposo llegara y firmara el contrato.

El hombre lo medito, si se negaba a la propuesta de la ojiperla su empresa decaería un 20% de su valor en el mercado y tendría graves problemas económicos, en cambio Grupo Byakugan tendría una baja de un 5% aproximadamente; sin embargo, si aceptaba tal acuerdo ambas empresas saldrían beneficiadas y tal vez su empresa ascendería un poco más que la de su socio Hyūga.

— Pero tendrá que acatar las condiciones estipuladas para que la trasferencia de mis acciones sea válida, de lo contrario se impondrán las penalizaciones que están en el anexo— advirtió la peli azul, aun con su falsa seguridad, el hombre la observo con una ceja alzada sin comprender.

La Hyūga le dio nuevamente el contrato y le señalo un párrafo, el hombre suspiro derrotado, y comprendió todo, no solo esa niña que tenía enfrente estaba comprando su libertad si no también la de su hijo, si su esposa estuviera con vida seguramente se estaría riendo en su cara, pues tanto él como Hiashi habían sido derrotados por la persona menos pensada…Hyūga Hinata, rio sarcástico para sus adentros "¿Quién hubiera pensado que la deshonra de la familia Hyūga iba a ser tan perspicaz?" pensó con ironía.

— Bien, firmare en cuanto mi hijo llegue— dijo el moreno para tomar el teléfono y llamar a su hijo menor.

Esperaron aproximadamente una hora para que el Uchiha menor se dignara a llegar, durante ese tiempo el hombre le pidió sus razones para la decisión que tomo y le pidió que fuese sincera, la ojiluna le dio sus razones sin llorar o titubear en el intento, el ojinegro solo pudo suspirar pesadamente "Debí hacerte caso Mikoto, tu siempre tenías la razón" pensó un tanto arrepentido de no haber sido un mejor padre, cuando el menor hizo su aparición la morena se levantó de su asiento para recibirlo pero no el patriarca, él estaba meditando sus faltas como padre y deseando que existiese "El hubiera".

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Cuando llegó a la casa de su padre y entró al despacho se sorprendió de ver a su esposa allí; le dirigió una mirada de reproche a la joven de cabellos índigos, esta solo pudo desviar la mirada incomoda.

— Lo que sea que quieran, que sea rápido porque tengo cosas que hacer— soltó con frialdad a ambos presentes.

— Estar con tu amante no es una prioridad Sasuke— reprocho el mayor de los morenos que se encontraba en esa habitación.

Al escuchar nombrar a 'su amante' le dirigió una mirada de odio a la ojiperla la cual nuevamente desvió la mirada, "Me las pagaras Hinata" pensó con furia el moreno.

— No mires así a tu esposa, ella no me dijo nada…¿Crees que porque estas casado y tienes 19 años eres libre e independiente?...Sasuke, no hay nada de lo que no me entere— dijo con superioridad y mirando arrogante al joven.

— Hmp… Como sea, ¿para qué me llamaste?— dijo nuevamente con fastidio, evitando el tema de su otra mujer.

La Hyūga y el Uchiha mayor se decepcionaron internamente al no oír negación alguna sobre la mención de la amante del joven moreno, así que sin más que decir prosiguieron con lo planeado.

— Solo firma esto y puedes retirarte con Sakura, después de todo no queremos que espere mucho en el auto ¿no?— se burló el mayor pasándole el documento y un bolígrafo.

El joven solo bufo y comenzó a leer todo el documento, no lo podía creer, lo releía una y otra vez al mismo tiempo que miraba a su futura ex esposa y a su padre, estaba completamente perplejo.

— Bien…Más les vale no seguir molestando y de entrometerse en mi vida—ordeno con voz fría, se recargo levemente en el escritorio de su padre y firmo, sin saber que con esto sellaría un futuro doloroso que lo devastaría en unos años.

Al terminar de firmar solo le dio una vista rápida a su ya exesposa y a su padre antes de salir del despacho, pero al ver la mirada triste pero aliviada de la ojiperla sintió un nudo en la garganta y una punzada en el pecho, ignorando ese pequeño efecto que hizo la mirada de la morena salió del despacho, y así sin mirar atrás salió de la mansión, se dirigió a su auto y le conto a su amante pelirosa la nueva noticia.

La voz de la azafata la sacó de sus memorias, pues al parecer pronto aterrizarían y tenía que ponerse el cinturón.

Observaba por la ventana del avión la extravagante ciudad de Tokio, pronto llegaría a su ciudad natal y tendría que enfrentar los problemas que acarrearían sus decisiones en esa 'misión', sonrió con tristeza, esta era la segunda vez que se hacia un lado para dejarlo ser feliz, de ante mano sabía que ya no habría una tercera, no quería sufrir nuevamente, solo quería tratar de ser feliz y olvidarse de él definitivamente.

Trato de reprimir unas cuantas lágrimas, pero de sus hermosos ojos color de luna se escaparon esas traicioneras que demostraban su dolor. Limpio la evidencia de su falta de fortaleza y acaricio su vientre levemente hinchado, hace dos semanas se enteró que estaba embarazada y tenía cuatro meses de maternidad.

— Al menos me llevo un recuerdo tuyo— susurro sobándose su imperceptible pancita.

Llego al aeropuerto Narita que estaba un poco al este de Tokio, pero le daba igual, tomaría un taxi hacia su departamento y luego le llamaría su padre.

No demoro en abordar un elegante taxi color negro, el conductor le dio los buenos días y le pregunto su destino, ella le contesto el saludo y le dio la dirección del edificio donde viviría de ahora en adelante. Durante el trayecto observo las calles del barrio de shinjukun, era muy popular por los bares, veía a la gente ir y venir dejando su mente en blanco a tal grado de quedarse completamente ida.

— Señorita hemos llegado, señorita… ¿Señorita? ¿Me ha escuchado?— se sobresaltó al escuchar el llamado del conductor.

— Lo siento, me distraje— se disculpó con las mejillas levemente encendidas por la vergüenza.

— No se preocupe, le he dicho que hemos llegado…espero y tenga un lindo día— sonrió con amabilidad el hombre mientras le abría la puerta y le ayudaba a bajar su maleta, la peliazul le pago lo correspondiente e igualmente se despidió del taxista con cortesía.

Al entrar saludo al portero, subió al ascensor, apretó el botón del piso número 8 y espero, en su pequeño trayecto pensó en lo polvoriento que debería estar su departamento, pero grande fue su sorpresa al ver todo limpio y arreglado, pero más grande fue ver a su hermana allí sentada en la sala de la casa viendo televisión.

— Antes de que te alteres…Debes saber que padre me dejó tu departamento mientras tu estabas de "espía" en Industrias Sharingan— dijo desde su posición con una sonrisa traviesa antes de que la morena pudiera pronunciar palabra alguna.

— Es-esta bien, no…no hay problema— fue lo único que pronunció la mayor al tiempo que se dirigía a lo que, aun esperaba, fuera su habitación. Extrañada por su actitud la castaña pausó la película, que momentos antes miraba, y siguió a su hermana.

— ¿Qué te pasa? ¿Ocurrió algo?— cuestionó a la mayor entrando a la habitación— Volviste antes de lo planeado— dijo acercándose a la cama y tomando asiento, observo que la de cabello índigo estaba desempacando.

— Tenía entendido que regresabas en tres meses— pensó en voz alta al recordar la última reunión de la junta de socios a la que asistió la semana pasada. Vio a su hermana tensarse y como su rostro se ensombrecía, la castaña frunció el ceño ante esa reacción.

— ¿Me trajiste un regalo?— pregunto para tratar de llenar ese silencio incómodo que se formó, se asomó a la maleta con curiosidad.

— Sabes que siempre te traigo obsequios— la vio sonreír levemente y rebuscar en su maleta, sacando de esta: tres cajitas envueltas en papel regalo y dos bolsas de alguna boutique de Nueva York que le entrego a una excitada castaña— Espero te guste, lamento si la presentación no es la mejor— expresó apenada, la menor después de recibir y abrir sus regalos soltó un gritito de alegría al ver los fantásticos objetos, tal era su emoción que se lanzó a abrasar a su hermana que la recibió gustosa.

Por aquella impulsiva acción ambas cayeron sobre la cama con una enorme sonrisa de felicidad, se estrecharon entre sí con amor, tanto tiempo separadas las había hecho extrañarse mutuamente, después de todo sólo se tenían la una a la otra desde la muerte de su madre y el distanciamiento de su padre, claro que las dos querían a Neji como un hermano, pero él llego tres años después a sus vidas. Permanecieron así un rato, abrazadas, mirando el techo lila, sin decir nada, la menor de las Hyūga viró un poco su rostro sonriente dispuesta a comentar algún recuerdo que le vino a la mente sin embargo su intención y sonrisa se desvanecieron al ver el rostro calmo pero lloroso de su hermana.

— Hinata— llamo con seriedad sobresaltando a la aludida pero sin deshacer el abrazo— ¿Qué ocurrió allá con Sasuke?— pregunto sin titubeos— Y quiero la verdad— exigió afianzando el agarre de sus brazos y recostándose en el pecho de la mayor, sintiendo sus latidos acelerados y las leves convulsiones que sufría debido al llanto contenido.

Fue así como la morena inicio su relato sobre su estadía en Nueva York como interna en Rinnegan & Partners bajo la identidad de Yuhi Hana. Inició como practicante para posteriormente ocupar el puesto de asistente personal del vicepresidente de la compañía, el objetivo de su estadía era ganarse la confianza de los dirigentes de la empresa para poder filtrar información a los Hyūga, el espionaje industrial era necesario después de ceder la mitad de su patrimonio y afectar las finanzas de su familia años posteriores a su divorcio…o ese fue lo que el consejo familiar le reprocho e intento convencer cuando se le notifico que sería ella la encargada de hacer esas prácticas poco éticas, se rehusó en un principio pero al final fue obligada a hacerlo.

La castaña iba a intervenir para saber quiénes y con qué la habían chantajeado, pues en dos años ella ascendería como cabecilla de la familia y personalmente se encargaría de joderles la existencia a esos desgraciados, sin embargo, su hermana continuó con su relato.

— Eso pasó el día de mi graduación universitaria, después de la ceremonia de cierre— explico mientras acariciaba los cabellos de la menor —Sabían que Sasuke era el vicepresidente y que tomaría el lugar de Madara-sama como presidente en cuanto anunciara su retiro— la castaña hizo una mueca, aún después de todo lo sufrido su hermana seguía nombrando a ese imbécil con amor y agregando el honorifico a los insufribles miembros de la familia Uchiha.

— Me convertí en la asistente abnegada de Sasuke con muchos esfuerzos— confesó con amargura —No sabes las inmensas ganas que tenía de abrazarlo y decirle absolutamente todo cada vez que lo veía…contarle la situación actual y, lo más importante, decirle los sentimientos que he tenido por él desde la secundaria media— apretó el abrazo en busca de fuerza para continuar con su relato mientras algunas lágrimas corrían por su rostro sonrosado.

—A pesar de que tuve que volver a soportar su temperamento y actitudes me dio felicidad el poder conocer otras partes de él, sus reacciones cuando completaba exitosamente un proyecto o negocio, el orgullo con el que caminaba cuando adquirió el título de C.E.O. de la compañía que él mismo ayudo a fundar y consolidar— suspiro y la castaña pudo ver una pequeña sonrisa en el rostro de la azabache al recordar al dueño de su corazón —En ese entonces agradecí las clases de actuación que pagó padre para prepararme para mi papel— soltó con ironía —Fui perfectamente capaz de fingir frialdad y gran indiferencia hacia él o a cualquier situación durante mi estadía…fue así que me gané su confianza— la amargura en su voz no pasó desapercibido por la menor.

— Hermana…deja de darle vueltas al asunto y ve al punto— urgió un tanto desesperada la de cabello marrón al tiempo que se reincorporaba en la cama y observaba desde su altura a la mujer que se parecía tanto a su difunta madre—¿Qué fue lo que ocurrió para que volvieras antes?...¿Acaso te descubrieron?— cuestiono alarmada, viéndola fijamente a los ojos perla tan parecidos a los suyos, en busca de una respuesta.

— Yuhi Hana no fue descubierta…ella…renunció— respondió no queriendo preocupar más a su hermana menor y al igual que ella volvió a tomar asiento en la cama. La más joven le miro confusa al seguir sin entender el panorama —Renunció como asistente presidencial y a ser la espía de los Hyūga…Renunció porque estúpidamente se entregó a Uchiha Sasuke iniciando así una relación que supuestamente la hacía feliz al creer que ella era suficientemente buena, renunció porque se fue a vivir con su jefe ya que era lo más conveniente para él…¡Renunció porque hace una semana descubrió que estaba embarazada!— soltó todas sus frustraciones de golpe mientras se soltaba a llorar su dolor, dejando a Hyūga Hanabi perpleja, helada de la impresión y eso era algo difícil de lograr.

— ¿Él lo sabe?— recibió una negación frenética y vio como la peliazul intensificaba su llanto.

— N-no s-se lo di-dije a na-nadie— hipó abrazándose a sí misma —Tengo miedo…tengo miedo que padre me obligue a abortar a mi bebé— declaró sin tartamudeos, la castaña se abrazó de nueva cuenta a su hermana en un intento de reconfortarla y demostrarle que ella estaba de su lado, a pesar de que seguía sorprendida por toda la información estaba decidida a ayudarla en todo lo posible y apoyarla si es que su familia la abandonaba por tener a un descendiente Uchiha en su interior.

— ¿Qué voy a hacer?, no quiero perder lo poco que me queda de Sasuke— pregunto mirando a la castaña con ojos suplicante y llenos de temor.

— No te preocupes, adelantare mi nombramiento como líder de los Hyūga, solo dame unos días y veras que todo saldrá bien… y-ya no llores por favor, lograré que te quedes con tu bebé— dijo con convicción tratando así de consolar a su hermana mayor.

Después de que la peliazul se tranquilizara decidieron comer algo pues el viaje de América a Japón era muy largo y en el estado de la mayor era esencial que se alimentara apropiadamente, aunque la futura madre no tuviera apetito. En el transcurso de preparar y comer los alimentos la menor le platicó de su noviazgo con el nieto de la famosa familia Sarutobi y su vida universitaria, luego de comer se dedicaron a ver la película que la menor de las hermanas había dejado en pausa, pero todo lo acontecido le paso factura a la mayor haciendo que se quedara dormida a mitad del filme. Cuando se aseguró de que su hermana estuviese profundamente dormida, tomo su bolso y su abrigo para ir con su padre, dejándole una nota a su hermana para cuando despertara no se afligiera por su paradero.


Disculpen las faltas ortográficas o de redacción, en caso de que encuentren alguna que se me pasará por alto por favor háganmelo saber, me ayudarían mucho.

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