Hiccup: 15 años

En ese momento no sabía si gritar de alegría o de frustración, había tenido recién, la mejor cita de su vida (en realidad la única que había tenido), con la persona más linda que había conocido y todo gracias a Toothless, su mejor amigo, que también resultaba ser un dragón, la raza de seres con los que su tribu estaba en guerra. Como si eso fuera poco, acababa de conocer el lugar que su padre había estado buscando desde hace 15 años, el lugar donde vivía un monstruo gigante con tamaño suficiente para arrasar la aldea con un par de golpes.

Ohh y por ultimo y para cerrar con una nota feliz, al día siguiente tenía que presentarse ante toda la isla y matar a un dragón solo para formar parte de una comunidad en que ahora estaba más que 100% seguro de que no quería participar. Ahh y solo para que quede claro, él no planeaba matar al dragón.

Fue en ese minuto cuando se dio cuenta de lo cansado que estaba, había tenido un día rebosante de emociones y, por lo tanto, lo único que quería hacer ahora era acurrucarse en un lugar cómodo y calentito, y echarse a dormir.

Justo después de haber pensado en eso, una luz, diez veces más brillante que la de una antorcha apareció, obligándole a taparse los ojos.
Él no lo supo hasta mucho después, pero al mismo tiempo, una luz muy similar aparecía ante todos los habitantes de Berck, ya hayan sido humanos o dragones. personas o animales, incluso creo que apareció frente a una oveja negra con bastante mala suerte.
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Hiccup: 22 años
salió del comedor donde había estado conversando con los demás ancianos, decidiendo que hacer a continuación: llevaba más de dos años dirigiendo la reconstrucción de Berck y después de todos ese tiempo parecía que los planes estaban llegando a su fin. todos las áreas publicas y la mayoría de las casas estaban de nuevo en pie. Habían logrado arreglar los sectores pertenecientes a los dragones e incluso habían hecho mejoras para prevenir los incendios y todo tipo de desastres. había pasado mucho tiempo desde el ultimo ataque, pero aún así le parecía como si todos los cambio que habían ocurrido desde entonces hubieran sucedido ayer. El cambio al que más difícil se le había hecho adaptarse, claramente, había sido la muerte de su propio padre, Stoick. Que por intentar salvarlo había muerto dejándolo a él al cargo de la tribu.

bajó los escalones que conducían al centro de la aldea con cara de cansancio y los hombros caídos, atravesó la plaza central casi desierta con la llegada de la noche y siguió caminando hasta meterse en un camino angosto entre dos edificios. No llegó a notar la oscura sombra que lo miraba desde el tejado de una de las casas vecinas.

cuando salió del otro lado del callejón por el que iba caminando, súbitamente una monstruosidad negra se le echó encima y comenzó a lengüetearlo hasta que quedo completamente bañado en saliva.

- Toothless... - reclamó mientras salía de debajo del dragón - sabes que tu baba no sale.

intento sacar el exceso de saliva de su ropa pero estaba claro que no tenía ningún uso, sacudió las manos frente a la cara de su amigo salpicándolo. Esté ultimo dejó reírse abruptamente y procedió a dirigirle una mueca exasperada a su jinete.

cuando ya comenzaba a retomar el camino que llevaba a su casa, sintió que Toothless lo empujaba con el morro, pidiéndole silenciosamente ir a volar.
Él mismo no se pudo resistir por mucho tiempo a la mirada suplicante de su amigo, y a pesar del cansancio y agotamiento se subió a lomos de este y encajó su prótesis en su lugar correspondiente, mientras se amarraba por la cintura a la montura en que iba sentado.

Con un grácil salto, los dos despegaron hacia el cielo, cada vez más alto, con una ansiedad creciente por tocar las nubes.

Unas horas después aterrizaron junto a su nueva casa, donde Hiccup se había ido a vivir tras su matrimonio hace 3 meses. fuera de está estaba Astrid jugando con Stormfly.

apenas se bajó de Toothless, Astrid le dirigió una mirada de desaprobación.
- ya era hora - dijo con un tono enojado pero con un asomo de sonrisa en sus labios.

Hiccup decidió que le convenía no responder a esa frase, ya que de cualquier manera iba a salir perdiendo. Así que en ves de responder, se acerco a su señora y le dio un beso en la frente a modo de saludo.

Ella solo respondió con un resoplido y unos ojos en blanco. Ante la reacción de su mujer él solo la abrazo con un brazo y le dirigió una sonrisa torcida que sabía que a ella le molestaría.

- ¿Cómo estuvo tu día?- le preguntó mientras comenzaban a subir las escaleras de la casa - Umm regular- contestó ella- me pasé la mañana ayudando a tu mamá en la academia de dragones, y luego, la tarde ayudando a unos granjeros que tuvieron problemas con unos Nadders salvajes.

en ese momento se dio la vuelta para mirar a Astrid a los ojos.

- siento no haber estado ahí para ayudarte- le dijo abrazándola un poco más fuerte

- Hiccup...- empezó ella con tono de reproche

- ... ya se ya se, yo tengo mis tareas, y tu tienes la tuyas

- no es solo eso, Hiccup, yo me puedo encargar de esas cosas. Además tu eres el jefe ahora, tienes otras cosas de las que preocuparte

- ya lo se - le respondió él apartando la mirada - lo que pasa es que todo el mundo se pasa haciendo las cosas que yo solía hacer. En las que yo era bueno ayudando, y yo siento como si no hiciera ningún bien para el pueblo... hay días como... como... como hoy por ejemplo - dijo mientras empezaba a subir el tono - como hoy, que solo me siento a discutir con los ancianos sobre temas totalmente irrelevantes, mientras allá afuera pasan cosas, cosas en las que debería estar ayudando.

Astrid paró los pies en el suelo obligando a su marido a detenerse y a mirarla a los ojos - tu haces lo que puedes- le dijo mientras ponía la mano en su mejilla - no puedes hacer todo solo porque eres el jefe. Hiccup, tu eres solo una persona, y los habitantes de Berck saben eso, todos sabemos eso.

Hiccup no estaba tan seguro de eso, sabía que había gente que estaba descontenta con la forma en que estaba manejando las cosas. Pero aún así pensó en su esposa, y en todo el esfuerzo que estaba haciendo por levantarle el animo. Se prometió que por lo menos por lo que quedaba de día (más bien noche) iba a tratar de no pensar más en el asunto y disfrutar el poco tiempo que quedaba hasta la mañana siguiente.
La abrazo un poco más fuerte, y con su brazo al rededor de la cintura de ella, entraron a la casa.
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- ¿pero qué...?- eso fue lo primero que se le vino a la mente al abrir la puerta.

- ¿ qué le pasó a la casa?- fue la única respuesta de ella mientras miraba alrededor-¿ donde están los muebles?

claramente ninguno de los dos tenía idea de lo que había sucedido. Al frente de ellos, había una sala totalmente ajena para todos, la mitad de la sala estaba totalmente cubierta hileras de asientos que miraban hacia la pared opuesta a la puerta. la otra mitad se veía llena de tocones de madera o piedra como los que los dragones ocupaban para dormir.

todas las paredes estaban tapizadas con un color rojo igual al de los asientos, lo que daba un aspecto totalmente extraño a la sala.
en ese momento Toothless se asomó por una ventana que daba al jardín, lo único que parecía parte de la construcción original de la casa, y comenzó a olisquear con curiosidad el interior de la sala. Poco tiempo después se le unió el Nadder de Astrid y ente los dos empezaron una pelea juguetona para ver quien podía entrar primero a la antes entrada y recibidor de la casa.

Finalmente el furia nocturna logro escalar hasta el marco de madera y saltar finalmente hacia el interior para ir a acomodarse en un tocón en primera fila. En ese momento Hiccup salió de su aturdimiento, se acerco a Toothless e intento convencerle, por todos los medios que se le ocurrieron, de que saliera de la casa. Astrid, sabiendo que Toothless no le haría caso se corrió de la puerta y dejó entrar a Stormfly que alegremente se dejo acariciar por su jinete. después de ganarse una desaprobadora mirada de su marido, Astrid, por no tentar al destino que les haya puesto esa extraña escena al interior de su casa, se acercó a los dragones y se sentó entre ellos. Al cabo de unos segundos, Hiccup, la imitó y fue a sentarse con ella mientras se recostaba en el costado de Toothless.
justo en ese momento apareció una luz tan segadora, que tanto Hiccup como Astrid, se vieron obligados a desviar la mirada.