I Parte: Confusión

Capítulo I

Era una bella mañana de primavera y André ya se encontraba de pie y presto a recibir las órdenes del General quien lo había llamado al estudio. – Pasa André, necesito que prestes mucha atención a las órdenes que voy a darte. André se sentó en el asiento que estaba frente al escritorio del General Rene de Jarjayes. – Como sabrás Oscar fue ascendida al rango de coronel y está al mando de la guardia que custodia a los reyes de Francia de ahora en adelante y esto es una responsabilidad muy grande André. André ahora más que nunca necesito que la cuides y seas su conciencia, sabes que Oscar es muy temperamental e impulsiva y en ocasiones olvida cual es su verdadero deber y esto podría causarle problemas en la corte de Versailles. André debes cuidarla a toda costa!

André se tomó unos cuantos minutos para pensar muy bien la respuesta que le daría al general, ya le había jurado no apartarse del lado de Oscar cuando esta acepto ser el comandante de la guardia imperial 6 años atrás, cuando Maria Antonieta se iba a convertir en la delfina de Francia.

-Ud Sabe que cuidar de Oscar no es mi trabajo, cuidar de ella es mi vida, así que sus recomendaciones sobran General, además nadie más podría cuidar de ella con la devoción con la cual yo lo hago, Oscar es mi vida y eso usted bien lo sabe General, ahora Si me disculpa, debo ensillar los caballos pues Oscar debe inspeccionar las tropas esta mañana en Versailles.

-André, acaso quieres decir que tú?

-General, debo marcharme, con su permiso.

El general se quedó en su escritorio tratando de entender lo que acaba de ocurrir, en el fondo siempre sospecho que la devoción que André demostraba por Oscar no era simplemente una amistad cultivada desde la infancia. – André, pensó el General. Eres un gran muchacho y te has convertido en todo un hombre! Pero esto es imposible, las diferencias entre ustedes son gigantescas, además Oscar es mi Hijo y jamás podrá corresponder a tus sentimientos. Humm debo hacer algo al respecto… y muy pronto. No quiero ninguna clase de sorpresas, no en mi familia.

André estaba en los establos, no sabía por qué se sentía tan a gusto en ese lugar, de alguna manera sentía que allí era un poco más libre y podía hablar con los caballos acerca de su gran secreto sabiendo que ellos lo mantendrían a salvo.

Mientras alistaba a César para que Oscar lo montara ese día, le susurraba al oído cuan afortunado era, pues Oscar demostraba gran ternura cuando lo acariciaba antes de montarlo, era tal vez los únicos momentos de debilidad que Oscar se permitía.

-Con quien hablas André? Y por qué diablos te has demorado tanto en tener los caballos listos esta mañana, sabes cuanto me molesta esperar!

- Buenos días André, has tenido una buena noche? Estás listo para irnos juntos mi amor? Porque diablos no podía ser así? Pensaba André, acaso nunca se iba a dar cuenta de todo lo que él hacía por ella? Cuando iba ella a dejar caer esa mascara de rudeza que había decidido usar cuando acepto vivir como su padre le dictó?

- Lo siento Oscar, el general me llamó a su despacho muy temprano y no podía decirle que no. Pero ya estoy listo, podemos partir cuando quieras.

- Acaso no sabe mi Padre que tú estás bajo mis órdenes, no las suyas? Vámonos!

Cabalgaron rápidamente hacía Versailles pues la reina iba a ofrecer su primera audiencia real y le había pedido a Oscar que la acompañara antes de ponerse a cargo de sus oficios como coronel y pasar revista a sus hombres.

La audiencia fue larga y tediosa, cientos de personas se reunían en Versailles para acudir a la ayuda de la joven reina quien representaba una nueva oportunidad para la gente de toda Francia.

André miraba incesante a Oscar, podía casi adivinar lo que ella estaba pensando, había contado cuantas veces había bostezado e incluso él mismo comenzaba a aburrirse. De repente el gran chambelán entro en el salón y anunció: - El conde Hans Axel Von Fersen de Suecia. En ese momento todas las asistentes a la audiencia, Oscar entre ellas, entraron en un estado de admiración por el Joven conde. Hans Axel Von Fersen era un hombre delgado, alto con cabellos claros y brillantes ojos grises. André vio como Oscar no parpadeaba mirando al recién llegado y como sus ojos emitían un brillo especial que él nunca antes había visto en ella.

El Joven se presentó ante la joven reina y pidió una audiencia privada alegando tratar asuntos pertinentes a las relaciones entre Francia y Suecia. La reina dio por terminada la audiencia y se dirigió hacía el salón azul con el recién llegado.

-Vaya, creo que le agradeceré luego a aquel conde por haber terminado con la audiencia, estaba a punto de morir del tedio, no te parece Oscar? Musitó André.

-André no seas insensato! No ves que lo que acaba de hacer la reina puede traerle muchos problemas? Muchas personas viajaron desde muy lejos para presentarse ante ella y ese joven desconocido pide una audiencia privada y la obtiene al instante, debo hablar con ese sujeto prontamente y averiguar cuáles son sus planes en Versailles.

- Es eso realmente lo que quieres, Oscar? O acaso quieres averiguar un poco más de su vida? Vi como lo mirabas desde que se presentó y ese no es un comportamiento propio del joven coronel Jarjayes. Dijo André con un tono irónico.

- André no seas estúpido, mejor ve y dile a Girodelle que aliste a los hombres para pasar revista.

- como ordene coronel!

ahhh, por qué hacía eso, André sabia cuanto le molestaba que él se dirigiera a ella usando ese término. Oscar avanzo por el pasillo que daba a uno de los patios del Palacio y mientras caminaba pensaba .. cuál era la razón por la cual se molestaba tanto cuando André se dirigía a ella como lo hacían todos los demás, era cierto! ella era la Coronel Jarjayes, y así la llamaban todos en palacio, incluso en su mansión; pero André, él era su amigo, su hermano y de alguna manera Oscar sentía un leve rasgo de feminidad cuando André estaba junto a ella, André siempre le recordaba que en el fondo ella era una mujer

El día fue largo aunque sin mayores tropiezos y a las 7 de la noche marcharon de regreso a la mansión. Oscar seguía muy meditabunda pues lo sucedido en palacio con Fersen la preocupaba un poco. André cabalgaba justo detrás de ella. Nunca la dejaré sola, me lo prometí a mí mismo, además tampoco podría hacerlo…que sería de ella sin él? Y qué sería de él sin ella? La sola idea le provocaba escalofríos