Como ya sabréis algunos de vosotros, mi traducción de "La Flor Secrète" está actualmente parada debido a ciertas circunstancias... Y aunque estoy casi segura de que voy a seguir con ese fic, también quiero tener otro fic para ir traduciendo. He elegido uno que a mí me gusta mucho ya que es bastante diferente a las demás cosas que he traducido. Se llama "Runaway Love" y lo escribió "WhtChoc."

Una recomendación de la autora: dadle una oportunidad al fic aunque no soláis leer AUs. Tal vez cambiéis de idea. Este era mi caso y os aseguro que me alegro de haberlo leído.

Espero que lo disfrutéis. Os dejo con el primer capítulo.

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Resumen: AU. En la prestigiosa universidad privada "Percy Academy," James Potter es un estudiante rico y atractivo de segundo curso que no tiene ni tiempo ni paciencia para tratar con marginados de los bajos fondos como Lily Evans.

Aviso: Este fic es maduro, lo cual significa que habrá algunas cosas que tal vez no sean apropiadas para aquellas personas que se encuentren a disgusto con temas como, sobre todo, sexo. Si eres una de esas personas a la cual no le gustan estos temas, por favor no sigas leyendo.

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Sobre fiestas y rechazosPrólogo: En la fiesta

Me encanta la forma en que bailamos en un rincón del club

Y sabes que me vuelves loca

Cuando acercas tu cuerpo al mío

Me hace sentir que soy tu chica

- Mashonda-

- Pero que asco. ¿Se puede saber que está haciendo?- le preguntó Bella a su hermano mayor, frunciendo el entrecejo disgustada.

James Potter miró en la dirección que señalaba su hermana. En el centro de la tenue sala, bailando muy pegada y provocativamente con Damek Jacobs, estaba la marginada social y zorra del campus: Lily Evans. Parecía estar completamente borracha y no le importaba que las manos de Damek le masajearan el trasero abiertamente mientras empujaba su entrepierna dura contra los muslos de la joven. La pareja tampoco parecía ser consciente de las miradas asqueadas dirigidas a su apareamiento.

James se mofó, fijándose en la ropa de la marginada. Taconazos negros, una falda vaqueta muy, muy corta y una camiseta sin mangas que ni siquiera tapaba lo que debía cubrir. Se dio cuenta de que Damek le había visto mirando y, con una mano, hizo un gesto obsceno sobre Lily antes de meter las manos debajo de la "falda."

James se giró de vuelta hacia su hermana, asqueado.

- ¿A quién coño le importa?

Exacto. Le daba igual si violaban a Lily Evans aquella noche. Era ella la que tomaba sus propias decisiones, eligiendo convertirse en una zorra. Ya la había visto antes en fiestas como esta, y en condiciones mucho peores que las de esta noche incluso le había bajado los pantalones a algún chico un par de veces en un cuarto repleto de gente. Aunque sea, esta noche el chico seguía con los pantalones puestos. De todas formas, la reputación de Evans estaba completa e irreversiblemente jodida.

La universidad Percy Academy era una de las más caras y prestigiosas del país. No hace falta decir que también era muy meticulosa a la hora de elegir estudiantes y cuerpo docente. Tan sólo los mejores de los mejores y los más ricos de los ricos tenían el privilegio de asistir a PAU. Si ibas a PAU, tenías garantizado un futuro próspero. Punto y final. Cómo Lily Evans había conseguido entrar en la universidad eran el más grande de los misterios en el precioso campus de Los Angeles, California.

Pero el tema era que James Potter sabía exactamente cómo la marginada había logrado mezclarse con la élite del país.

La madre de James era la Consejera y Directora del Departamento de Becas y Ayuda Financiera para Estudiantes de la universidad. Tenía su cuartel al otro lado del campus, en Jamison Hall, en una especie de Refugio para los pobres y desafortunados que vivían en las calles de las zonas bajas de Los Angeles. Su madre conoció a Evans, la cual se sospechaba que por entonces ya vivía en la calle, e hizo un pacto con ella que incluía recibir los beneficios de una de las mejores educaciones en todo el país. James suponía que a la pelirroja le había gustado la idea por lo que había empezado a asistir a la universidad mientras se dedicaba a convertir el ánimo fiestero de los estudiantes en un desastre descontrolado.

No había ni un chico en todo el campus que no hubiese oído hablar de Lily Evans. Aproximadamente tres cuartos de los estudiantes habían tonteado con ella, la mitad se habían acostado con ella y... ninguno lo admitiría jamás y negaría siquiera haber querido algo semejante. Evans era ese tipo de chica y, durante un tiempo, James había sentido lástima de ella hasta que empezó a comprender que tal vez ella tenía algo que ver con su pésima reputación.

- Bueno, a mi no me importa, - Bella apretó la mandíbula, apartando la mirada de la pelirroja y centrándose en los ojos avellana de su hermano, - pero es bastante obsceno, ¿no te parece?

James prefirió encogerse de hombros y no responder. No había venido a esta fiesta para ver como Evans se destrozaba a sí misma como siempre y, definitivamente, no había venido para escuchar a Bella quejándose sobre dicha zorra. Había venido principalmente para pasarlo bien y olvidarse de---

- ¡James!- oyó una voz chillona que le llamaba por encima del jaleo general.

El joven se quedó congelado y Bella sonrió con suficiencia.

- Me parece que alguien te ha encontrado.

Él la fulminó con la mirada.

- Cállate.

Entonces Bella empezó a retroceder, dándose cuenta de cómo esto parecía aterrorizar a su hermano.

- Supongo que es mejor que os deje a los dos que habléis a solas para poder aclarar vuestras diferencias...

- Por favor, no me dejes solo con ella... - suplicó James mientras la agarraba del brazo.

Bella se encogió de hombros y sonrió inocentemente.

- Es algo entre vosotros dos. No puedes seguir huyendo de ella para siempre, James. Dile la verdad o sufre su actitud obsesiva y posesiva.

James observó a su hermana pequeña mientras se perdía entre la multitud, dejándole para defenderse por sí solo. Suspiró, sacudiendo la cabeza y volvió a oír como la voz chillona gritaba su nombre una y otra vez, causándole escalofríos. Contó hasta diez antes de girarse y plantó una sonrisa muy amplia y muy falsa en su rostro, dirigida a la chica que ahora estaba delante de él.

- Shauna, - dijo a modo de saludo en un tono alegre bastante forzado.

- Por fin, - jadeó la aludida, - ¿Se puede saber dónde has estado?

Él se encogió de hombros, metiéndose las manos en los bolsillos del vaquero en un gesto casual.

- Bella y yo acabamos de llegar.

- Ah... - dijo Shauna en voz baja.- Es que le pregunté a Remus dónde estabas y no lo sabía. Y luego me encontré a Sirius a punto de acostarse con una chica y le pregunté ¡y me tiró su bota!

James procuró no reírse. La imagen de Sirius tirándole una bota a Shauna cuando estaba a punto de pillar cacho le hizo sentirse mejor. Sirius era uno de sus mejores amigos y sabía exactamente cómo se sentía James respecto a Shauna. Sin embargo, al igual que Bella, Sirius opinaba que James debía tratar con Shauna por su cuenta, como lo haría un hombre. En momentos como este, James no quería ser un hombre.

- Díos mío,- gruñó entonces Shauna, mirando más allá de James hacia la escena que él y Bella habían observado antes.- ¿Puede llegar a ser más guarra? Se están metiendo mano en medio de la pista de baile.

James suspiró:

- ¿Podemos hablar sobre una cosa?

- ¿Ahora? ¿Tiene que ser aquí?- le preguntó ella sorprendida.

El volumen de la música aumentaba por lo que James se inclinó hacia Shauna para que pudiese oír lo que decía.

- Bueno, sí. Estaba pensando dejarlo para mañna pero...

- ¡Díos mío!- chilló de repente la chica en el oído de James. Este hizo una mueca de dolor y retrocedió, frotándose la oreja.

James la miró para darse cuenta de que la chica volvía a estar distraida con algo a su espalda y sonreía alegremente. Él gruñó al comprender que esta no sería la noche en que podría por fin romper con Shauna. Se le ocurrieron muchos tacos apropiados para el momento pero decidió callarse cuando la chica se acercó a él y le dio un rápido beso en la mejilla.

- ¡Ese es Chris Amiet!, el cantante de la banda local de la que te hablé el otro día.- Le explicó mientras señalaba hacia un punto de la multitud.- Díos mío, es mi oportunidad. Voy a saludarle.

Empezó a alejarse de James y luego se giró de repente, mirándole extrañada.

- ¿Vienes?
James se encogió de hombros, negando con la cabeza.

- No... creo que voy a...um, buscar a alguien.

Shauna se le quedó mirando durante un instante más antes de perderse entre la multitud, en dirección a la entrada. James recordaba haber oído a Shauna mencionar a aquel tipo "super guapo" que cantaba en un grupo de Los Angeles. La gran mayoría de los novios a los que les importaba que sus novias ficharan a otros chicos podrían sentirse ofendidos o enfadados pero James veía esto como una oportunidad. Con un poco de suerte, pensó James mientras avanzaba a través de la multitud, Shauna y ese tal Chris Amiet harían click y entonces sería ella la que rompería con él.

James subió las escaleras, esquivando a las chicas que le arrinconaban de vez en cuando para invitarle a otras fiestas. Normalmente, les decía que intentaría asistir o se inventaba alguna excusa que las chicas ignoraban con guiños coquetos antes de invitarle a otra fiesta.

James Potter era exitoso y popular en clase y en el campus entero. Todo el mundo le conocía. La mayoría de los chicos le respetaban y envidiaban mientras que las chicas se derretían por su atractivo físico y su gran personalidad y encanto. Tenía su propio apartamento fuera del campus, un regalo de cumpleaños de su padre. Su madre no había estado de acuerdo, alegando que James y Bella nunca conocerían los apuros por los que pasaba la gente normal si su padre les hacia regalos grandes y caros. James quería mucho a su madre y eran bastante cercanos, pero el resto de la familia nunca había comprendido esa necesidad suya de ayudar a la sociedad.

Tal vez era porque Annette Potter provenía de los guetos de Long Beach, California. Ella y sus cinco hermanos mayores habían vivido con su madre alcohólica y su padrastro, intentando sobrevivir el día a día. Asistían el viejo colegio público en la esquina de su calle, a tan sólo unas manzanas del edificio de apartamentos de ladrillo donde vivían. Tenían que ir andando a todas partes porque no podían permitirse el lujo de tener un coche y, en muchas ocasiones, el dinero tampoco les llegaba para coger el bus.
Annette Potter era una de las mujeres más empáticas que Nicholas Potter había conocido jamás. El padre de James se había sentido intrigado al instante por la forma en que Annette hacia las cosas, su ingenio afilado y su belleza obvia. El abuelo de James tenía debilidad por ayudar a los necesitados y había apuntado a su hijo como voluntario en un refugio local, donde conoció a Annette. Se enamoró de ella de inmediato pero a Annette le costó un tiempo aceptar que un hombre muy rico estaba enamorado de ella de verdad.
Tras la declaración de amor por parte de Annette hacia el noble y rico Nicholas Potter, este no tardó mucho en pedir su mano. James había oído la historia del hombre rico que se enamoraba de la pobre chica demasiadas veces, ya que era exactamente la historia de amor de sus padres. Aún se amaban con locura... su pasión y compasión mutua era obvia para cualquiera. Eran compañeros. Eran amantes. Eran mejores amigos.
Eso era lo que James esperaba llegar a conseguir algún dia. Y tras haber sufrido las constantes quejas, protestas y rabietas de Shauna, James supo que lo mejor sería dejarla cuanto antes. Aún no había empezado su búsqueda de la mujer con la que pasaría el resto de sus dias pero sabía que tontear con la chica inadecuada tampoco le llevaría a ninguna parte. Sabía que Shauna pensaba que el hecho de compartir una relación seria con James era un signo de que ella era la elegida.
Sin embargo, esa no era su intención. Ni siquiera la había dicho que era su novia seria. Se habían conocido en una de estas fiestas y, como había química, James se había empezado a encontrar el cepillo de dientes, las toallas y practicamente todo el armario de Shauna en su apartamento cercano al campus. Recordaba cómo Sirius, Remus y Bella se habían reído de él por decir que le preocupaba herir los sentimientos de Shauna.
No era que le "preocupase," exactamente. Simplemente no tenía demasiada experiencia cortando con novias serias.
- Cornamenta,- oyó una voz familiar que le llamaba desde una de las habitaciones de la planta superior,- ¿eres tú?
James frunció el entrecejo y abríó la puerta. Sirius le esperaba recostado en una silla cerca de la ventana, sin camisa y con los vaqueros medio abrochados. Sonrió al ver que la chica con la que Sirius se suponía se estaba acostando no estaba por ninguna parte. James se acercó más a Sirius mientras este se giraba hacia su viejo amigo.
Se habían puesto apodos entre ellos cuando aún estaban en primaria, creciendo juntos. James era Cornamenta, Sirius era Canuto y Remus era Lunático. Por alguna razón, se habían acostumbrado a usar esos nombres y todavía los usaban de forma habitual. El resto de los estudiantes admiraban a los Merodeadores (les llamaban así al ser los chicos más guapos y ricos de todo el campus) e incluso pensaban que sus apodos molaban o eran monos.
- Tu maldita novia obsesiva te estaba buscando hace un rato. Tenía una sorpresa para ti o algo así,- comentó Sirius de mala gana, mientras encendía un cigarrillo.
James frunció el cejo y se sentó en un sillón enfrente de Sirius.
- Sí, me encontró pero no dijo nada de una sorpresa,- sonrió ampliamente.- Seguro que lo dijo sólo para que sonase como si fuese algo urgente.
Sirius soltó una carcajada seca.
- Maldita sea,- exhaló y una nube de humo se esparció por el aire.- Le tiré una bota por interrumpirme a mitad de mi negocio.
- ¿Tu negocio?- rió James.
Sirius asintió e inhaló lentamente.
James miró a su alrededor.
- ¿Así que dónde está la chica con la que estabas... negociando?
Sirius puso los ojos en blanco y se levantó, acabando de abrocharse los pantalones.
- Nos interrumpieron demasiadas veces.
- ¿Quién?
- Bueno, primero vino Shauna,- su voz se volvió muy aguda mientras intentaba imitar la de la chica.- Y luego tu querida hermana...
James alzó las cejas.
- ¿Bella subió aquí?- su expresión se volvió sospechosa,- ¿con quién?
Sirius se encogió de hombros.
- No tengo ni la más mínima idea. La tia entró aquí riendo con algún sabelotodo y se fue antes de que pudiese hacerle ninguna pregunta.
James se levantó también.
- ¿Parecia que hubiese estado bebiendo?
Sirius negó con la cabeza.
- No, sólo parecía apunto de pasar un buen rato.- Miró a James, con la expresión seria.- Seguro que está bien, James. No le hace falta que andes siempre rescatándola, ya es una chica grande.- Luego Sirius bajó la voz.- Créeme que lo sé.
James quería hacer más preguntas. Si alguien estaba intentando tirarse a su hermana pequeña, quería saber todo los detalles. Joder, mataría a cualquiera que intentase aprovecharse de Bella sin importarle quien coño fuese. Pero en algún rincón de su mente sabía que Sirius tenía razón. Bella podía cuidarse por sí misma y, si no podía... ya se encargaría él.
- Y luego,- continuó Sirius,- llegaron Evans y Damek, arrancándose la ropa por el camino. Ni siquiera se dieron cuenta de que la habitación ya estaba ocupada.
James no dijo nada mientras Sirius se ponía su camisa.
- Así que arruinaron el humor de mi chica. Me dijo que ya seguiríamos en otro momento y se fue. Ni siquiera se llevó el tanga. Simplemente se fue,- soltó una carcajada.- Te juro que la Evans esa consigue cualquier cosa que quiere, ¿no crees?
- ¿Cómo conseguiste que se fueran?- preguntó James, decidiendo mostrar interés en lo que decía Sirius sobre la marginada.
- Conseguí que Damek se diese cuenta de lo que estaba apunto de hacer y salió corriendo. Evans se puso toda ofendida y me soltó algún que otro taco pero también se fue.- Dijo Sirius mientras su mirada se empezaba a perder en la distancia.- Evans es una tia dura... aunque sea fácil de conseguir pero... ese cuerpo se puede doblar en cualquier dirección, mm mm mm.- Rió, mirando a James.- Y te lo dice alguien que sabe de que habla... he estado un par de veces muy buenas con ella. Aunque no estaría mal probar cuando no estuviese borracha. Seguro que es diez veces mejor.
Sirius vio la mirada asqueada de James y volvió a reir, dándole una palmada en el hombro.
- Oh, venga ya... eres el único tío en un radio de treinta quilómetros que no ha hecho nada ni quiere hacer nada con Evans. Yo no soy el raro aquí.
James se encogió de hombros mientras salían de la habitación.
- Simplemente no estoy interesado en marginadas borrachas, guarras y de mala vida como Lily Evans, Canuto. Sólo es eso. No le veo el atractivo.
- Para ser sinceros, el atractivo para tíos como yo es un buen polvo. Evans puede pasarse toda la noche despierta y además tiene una boca como un... puff,- sacudió la cabeza antes de continuar.- Y para tíos como Remus, es el tipo de chica que necesita un principe azul que la rescate y ayude a cambiar su rumbo de vida. Sólo tienes que decidir qué tipo de hombre eres. El realista que ve a Evans como la clase de chica que es o el soñador que ve a Evans como la clase de chica que nunca será.

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Nota de la autora: Vale... hay un par de cosas que quiero aclarar. Seguramente, algunos de vosotros estáis pensando que los Merodeadores son bastante crueles y, al principio, se podría decir que así es. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los personajes de James, Sirius y Bella (y cualquier otro que os parezca mala persona) van a cambiar mucho durante los siguientes capítulos. Lily también está pintada como una zorra, una marginada y como alguien que no tiene ninguna posibilidad de mejorar. Pero os aseguro que su personalidad es mucho más compleja y amplia que eso y, poco a poco, se irá convirtiendo en un personaje mucho más interesante y bello. Por ahora, por favor, esperad un poco más ya que las cosas mejorarán y se harán más ligeras. Simplemente, tengo que mostrar como son los personajes ahora antes de poder meterme en todo el lío de hacer que James se de cuenta de su amor por Lily, etc. ¡Quedaos conmigo!