Ya hacía tiempo que había olvidado sentirse cual mujer que era.
Los halagos a ella nunca sobraban, principalmente a su fiereza en batalla y diversas habilidades que la hacían sobresalir por entre todas las guerreras, aunque sin siquiera recordar entre tanta alabanza la mención de belleza femenina, siempre bien agraciada por cualquier mujer, siendo combatiente o no.
Recordaba a su joven pupilo, el más poderoso maestro de todos, quien de vez en cuando solía elevar en lo que podía el ego de la chica en dulces frases de cariño y amor de juventud que con el tiempo pasó a ser mejor comprendido. Pero quien lo decía era el chiquillo confundido de 12 años al que había enseñado Agua Control. Ella se sentía en necesidad de algo más.
El ingreso de la Bandida Ciega al grupo pudo mejorar o empeorar su situación, con la ventaja de que su compañera lo último que deseaba era parecer una chica pudiendo ella llevarse las palmas; pero mal lograda la situación al momento de tener que maquillarla ante su incapacidad. Ciertamente nunca había tenido a una mujer mayor que le enseñara todo lo que a perfume y cosméticos correspondía, pero el viajar tanto tiempo rodeada de hombres y en toda desfachatez posible la habían hecho olvidar su calidad de chica entre los rebeldes.
Pronto su única distinción como mujer paso a ser las características notorias en su físico, perdiendo todo encanto en la despiadada guerra en la que ganar era la única opción, recurriendo a las acciones de guerrera aprendidas con el paso del tiempo y haciendo a un lado todo refinamiento femenino que en alguna ocasión pudo haber aprendido.
Abrió los ojos entre recuerdos, como en últimas noches. Siendo está vez ciertamente distinta a las anteriores.
La espaciosa cama ocupada por dos almas en un mismo cuerpo, sintiéndose ella rodeada por cálidos brazos en una sincera muestra de agradecimiento y amor. Sonrió complacida al enfrentarse a un par de dormilones ojos dorados ante ella, sintiendo ambos cuerpos desnudos en una incandescencia sublime.
"Creí te habías dormido" inquirió el joven en un susurro, asestando un casto beso a la frente de su amada, quien negó amablemente con la cabeza.
"Recordaba…" atinó a decir, aún sumergida en el mar ámbar ante ella "…Creo que jamás he lucido como la mujer que todos desearían" el Maestro Fuego no pudo evitar sorprenderse ante la declaración de la chica, para abrir paso inmediato a una sonrisa confidente de mera comprensión.
Pudo sentirlo entonces de nuevo por sobre de ella, como hacía unos cuantos minutos, sin apartar la mirada a menos que el beso afectuoso a labio limpio interrumpiera por instantes el contacto visual.
Se separó a poca distancia, pudiendo su respiración ser una con la del otro.
"Para mí no hay mujer más perfecta" terminó por decir para regresar de inmediato a completar cualquier trabajo inconcluso.
N/A. Un cortito-cortito One Shot Zutara con fluff en exceso y un lindo final abierto para que piensen lo que gusten 8D -aunque creo que es obvio para donde va esto XD-. Surgido de mí insomnio proveniente de no-se-donde, desesperación por no tener internet, las ganas de hacer algo sexy con estos dos - y que mejor que Lime para ello- y pedirles un poco más de paciencia en espera de mis demás fics. Espero les haya gustado!
